A diferencia de los demás, sentí que el viaje fue mucho más largo y pesado está ves, a causa de la desagradable sensación de que jamás podríamos llegar. Tengo sensaciones inquietantes que me advierten que las cosas tarde o temprano tomarán un rumbo desagradable, igual que en las anteriores ocasiones; pero esta ves pienso hacer que todo sea diferente.
No tengo reglas y tampoco pienso imponer mí manera de pensar sobre los demás, porque confío que todos los que me apoyan son completamente conscientes de que no podemos continuar ocultándonos, pero también debemos tener límites.
Al llegar a New York, lo primero que pude ver fue demasiada propaganda anti-terroristas. Por un momento me sorprendió, pero luego me percaté de un catastrófico caos en medio de la ciudad. El Empire State fue reducido a escombros y la gente está terriblemente alterada.
Seamus se despidió de nosotros rápidamente al bajar del avión, y nos deseó toda la suerte del mundo porque no desea a formar parte de esta lucha. Claro que yo no lo culpo por eso, ya que esto es demasiado arriesgado y él podría llegar a perder todo lo que ha logrado durante sus años de vida como "humano común" ante los demás. No todos poseemos los mismos valores, y tampoco le damos importancia a las cosas que realmente lo valen. Pero por lo menos nos ha ayudado a llegar hasta aquí; algo es algo... creo.
Pasar por la revisión de seguridad fue la parte más desagradable. Fuerzas superiores se encuentran con perros rastreadores y chequean las maletas de todos sin excepción alguna, debido al temor que les ha causado los últimos acontecimientos que han estado atacando a las ciudades más reconocidas del mundo. Creen que son a causa de actividad terrorista, porque no son conscientes de la nueva y mayor amenaza: Zack.
- Muy bien, Neels. ¿A dónde diablos se supone que debemos ir? -preguntó Leila, apoyándose en su novio debido a la inquietud que inspiraba el tenso ambiente de la ciudad.
- Hmm... - balbuceó él como sí intentará recordar. Eso no fue del todo agradable de oír, y mucho menos en estos momentos...
- Sabes a donde es que debemos ir. ¿Cierto? -pregunté mirándolo a los ojos severamente, y él asintió.
- Lo sé, creo que lo sé... Sí lo sé, pero por el momento no recuerdo la ubicación exacta. Debemos ir a Manhattan.
- Ese "creo" me inspira tanta confianza como las palabras de Alberto. - dijo Louis, y nosotras dos apoyamos aquella observación completamente.
- Ustedes síganme y llegaremos antes de la medianoche. -comenzó a caminar, y entre los tres nos miramos de reojo con seriedad. Acabamos siguiendo su paso, pero no del todo seguros. No queremos separarnos, y mucho menos aquí.
¿Cómo chicos como nosotros podríamos llegar a sentir temor de un montón de gente común y corriente? Simple: no debemos revelar quienes somos o lo que podemos hacer aún. No hay que llamar la atención porque Zack y sus seguidores están al acecho, lo sé...
- Estos son los momentos en los que realmente me gustaría que Hudson estuviese aquí. - dijo Leila, y yo la miré de reojo por eso.- Necesitamos a un telépata que pueda dominar la mente de un vendedor callejero. Deseo desesperadamente comer un hot-dog, o tal vez unos beagles con café.
- Prefiero un combo grande de McDonald's. -opinó Louis. No pude evitar reír por eso, porque yo esperaba que dijeran que les gustaría tener a Edmund con nosotros para poder rastrear a los demás telepáticamente... Rastrear.
- ¡Ya sé! -chasqueé los dedos al instante que me di cuenta de lo tonta que soy.
- ¿Tú me comprarás un hot-dog? -preguntó Leila otorgándome su total atención.
- No, sé cómo encontrar a los chicos.
- Eso es mucho mejor. -festejó Neels con entusiasmo.- No quería admitirlo, pero realmente no tengo idea de cómo llegar a donde debemos ir. - dijo y tanto Leila como Louis quisieron golpearlo con fuerza.
- Eso no importa. - me apresuré a decir.- Ustedes síganme.
Cerré mis ojos durante sólo un instante, y eso bastó para que yo pudiese ver todo un panorama de ciudad solamente encontrando la forma de todos los elementos que nos rodean por la energía que poseen. Como un imán, un tipo de energía inusual me estaba llamando, energía perteneciente a un gran grupo de chicos como yo reunidos a exactamente 5 kilómetros desde nuestro punto actual. Tenemos bastante que caminar...
Llegamos a la peor parte de la ciudad, cerca del puerto. Siento que la energía proviene de un asqueroso edificio que parece ser el lugar perfecto para asesinar personas, porque nunca nadie se atrevería a entrar en él.
- ¿Estás segura, Coraline? -preguntó Leila nuevamente.
- Pues... más nos vale que así sea. Realmente dudo de estar equivocada.
Buscamos una puerta o abertura por la cual se poder entrar, pero la mayoría de ellas se encontraban hubieras por maderas y chapas gruesas. No habían indicios de que alguien haya podido entrar antes que nosotros... o puede que...
Me acerqué a un basurero que se encontraba en aquel callejón, y me llamó la atención ver que este pareció haber sido arrastrado. Habían marcas de mugre en el suelo que lo delataban.
- Creo que aquí es. -observé la pared de ladrillos de arriba hacia abajo.
- ¡Genial! Lástima que no somos Harry Potter. -comentó Leila con cierto tono burlista. Siempre hablando de más antes de tiempo.
- Sí, una pared. - quise apoyar mi mano sobre ella, pero esta pudo atravesar la misma como si no existiera nada. Es una ilusión.- Vamos a tomar el tren, tonta. - le devolví el comentario y decidí atravesar completamente la pared, seguida por los demás. Y una ves dentro me topé con la más agradable sorpresa que haya podido tener en estos últimos días... Gemma ha logrado encontrar y reclutar a más chicos de los que esperaba. El edificio era un gran hotel, y este se encuentra repleto de huéspedes.
- ¡T.J.! -exclamé al verlo pasar, y todos los chicos que se encontraban a su alrededor [supuestamente adentrados en sus propios asuntos] guardaron total silencio. Nos observaban felices y entusiasmados, pasmados de saber que ya estábamos aquí.
- Coraline. -suspiró con una gran sonrisa en su rostro, totalmente encantado y evidentemente complacido de vernos; porque supongo que no sólo se alegra de verme a mí, sino también a los demás que me trajeron hasta aquí.
- ¿Coraline? - dijo uno de los chicos presentes (quien obviamente no conozco) e inmediatamente todos se acercaron a nosotros y nos rodearon de tal manera que perdí casi instantáneamente a T.J. de vista. Muchos me hablaban a la ves y me apartaron de mis amigos, empujando y llevándome hasta el interior de la gran habitación, que alguna ves seguramente fue un vestíbulo impecable.
Puedo observar que hay tanto hombres y mujeres de mi edad como chicos jóvenes con energía y entusiasmo impresionante. Me preguntan cosas sobre mi pasado y lo que he hecho hace ya mucho tiempo, como si conocieran cada aspecto de mi vida. No sé quién les habrá contado de mí o cómo y porqué se enteraron, pero creo que esto podría llegar a gustarme. ¡Realmente sienten admiración por mí! No sé a qué se debe tanto entusiasmo, pero tantas voces y personas al mismo tiempo realmente me están abrumando...
- ¡A un lado! ¡Abran paso y guarden silencio! -pude oír la voz de Gemma imponiéndose por sobre la de los demás, e inmediatamente todos guardaron silencio y se hicieron a un lado obedientes, para permitir que pudiera llegar hasta mí.- Coraline Moune. - me observó totalmente complacida de verme.
- Es bueno volver a verte, Hudson. -comenté utilizando su mismo tono divertido de voz, por lo que ella se acercó rápidamente a mí para darme un fuerte abrazo entusiasta.
- Es bueno tenerte aquí. -se alejó de mí.- Por lo menos nos has ahorrado una misión. No tendremos que rescatarte antes de acabar con esa locura de allí afuera.
- Que poca fe tuvieron en mí. ¿No creyeron que soy lo suficientemente capaz de encontrar una manera de huir por mí misma.
- ¡Ya lo han oído y comprobado por ustedes mismos! -exclamó Gemma para que todos los chicos que nos rodeaban pudiesen oír.- ¡La Reina lo ha hecho una ves más! Ha demostrado nuevamente que ni Zack ni su maldita banda de bastardos son lo suficientemente fuertes e inteligentes como para poder contener a La Reina. Ella es nuestra líder; y tengan por seguro de que si hacemos las cosas a su manera, lograremos establecer la paz que siempre hemos querido, sin la necesidad de ocultarla más. -exclamó antes de tomar mí mano y levantarla hacia el techo, logrando así que todos comenzarán a aplaudir y gritar con emoción... Es una situación un tanto extraña, pero bastante agradable debo decir.
- Algo me dice que te está gustando mucho formar parte de una revolución. - tuve que elevar la voz para que ella pudiese oírme, y la sonrisa en su rostro fue muestra evidente de que me oyó con total claridad.
- No sabes lo ansiosa y feliz que estoy de verte aquí, Coraline. Tengo demasiadas cosas que contarte, pero antes que nada creo que lo más conveniente para ti será vestirte con algo mucho más cómodo. -observó al verme utilizar musculosa, chaqueta deportiva, jeans gastados y zapatillas viejas.- No luces como una líder. Acompáñame, y luego te mostraré algo que seguramente te emocionará mucho ver.
- ¿A qué estamos esperando entonces?