"Edmund fue quien te manipuló para que hicieras eso, ese vil traidor nos engañó a ambos y estropeó nuestra amistad. Él es el chico que te mencioné, él es quien me traicionó, o mejor dicho, nos traicionó a ambos" me dijo con total seguridad, y yo estúpidamente le creí.
"No seas tonta Hermosa, por supuesto que no será nada fácil y es por eso principalmente que primero quiero que entrenes bien, lo suficiente como para estar seguros de que nada ni nadie pueda ser rival para ti; de por sí eres casi indomable, pero yo quiero que seas imparable".
Solamente quería utilizarme, y logró nace el bastante bien durante mucho tiempo...
Él comenzó a destruirme desde el primer día que nos conocimos. Puso a Mark contra mí, y yo cometí el grave error de no haberlo salvado en lugar de defenderme a mí misma.
Perdí amigos, y maté a otros a causa de él. Pero no toda es su culpa, ya que yo fui la estúpida que se dejó manipular. ¿Cómo no llorar por eso? Duele, arde y quema terriblemente. Las lágrimas no compensan las vidas que tomé y tampoco las devolverá, pero no sé qué más hacer. Edmund dice que yo no soy la culpable en realidad solamente porque él no tolera verme llorar, pero es la verdad. ¿Acaso Zack me amenazó de muerte para asesinar? ¿En algún momento él me obligó de alguna forma a actuar de cierta manera. Puede que me haya manipulado muchas veces, pero yo me dejé llevar con facilidad. ¿Qué tonta no investiga por sí misma antes de sacar conclusiones? ¿Qué estúpida podría llegar a pensar que un maldito bastardo sin sentimientos como él podría llegar a considerarse una "buena persona"? Yo. Y me detesto a mí misma por ello.
En las noches puedo oírlo reír en mi cabeza, burlándose de mí. Tengo pesadillas que en realidad son verdaderos recuerdos que me lastiman, y a duras penas logro soportarlo. Le he arrebatado el sueño a Hudson, ya que él ha tomado la determinación de escapar de su habitación para hacerme compañía. No quisiera dormir, pero mi batalla mental es tan dura y constante durante el día que a la hora de tener que parar por un instante, me vengo totalmente abajo con facilidad.
¡Es involuntario! Si yo supiera cómo crear algún tipo de anestesia para dormirme como en la muerte, lo haría. Ahora mismo no me considero capaz de hacer nada bien, y es por eso que ni siquiera voy a pensar en intentarlo. Es inútil...
- Tú posees un admirable e inocente corazón dispuesto. Siempre tuviste ese deseo de mejorar y ayudar a las demás personas a poder tener una vida mejor, un a vida diferente a la que están obligados a tolerar día a día; por ende, tus actos fueron nobles. No puedes seguir culpándote por ello, Coraline. - Edmund besó mí cabeza mientras me aferraba a su cuerpo con fuerza, otorgándome su cálido y precioso apoyo incondicional.
Mis ojos y mejillas se encontraban húmedos aún, porque unas pocas lágrimas más insistían en salir. Yo mantenía la mirada perdida en un extremo de la habitación, con mi cabeza apoyada sobre su pecho y los dedos de mis manos entrelazados con lo de él. Mis sentimientos y pensamientos se negaban a colaborar oyendo sus palabras como deberían.
"Una persona de corazón inocente no mata a una persona a sabiendas de sus propios actos, y mucho menos a más de 20" respondí para mis adentros tontamente, como si él no pudiera oír mis palabras.
- Me estás derrumbado, Coraline. -gimió dolido con su nariz hundida en mi cuello, y el pesar de su voz me devastó.
Cerré mis ojos con fuerza, intentando recuperar la compostura y dejar de tener estos malos pensamientos que me consumen, pero es demasiado difícil.
He descubierto que mí carga más pesada jamás ha sido física, sino mental y emocional. Si yo pudiese tener un punto de vista positivo ante todo, podría lograr muchas más cosas de las que he hacho hasta el momento; más y mejores. Pero es demasiado difícil.
Me alejé de él lentamente, y él dejó de apoyar su cabeza sobre mí hombro. Elevé la mirada para poder encontrar sus bonitos ojos, y me obligué a "sonreír" con la intención de evitar que él se desmotivara más de lo que ya está. Tampoco deseo ser la culpable de perder al único idiota que pudo llegar a enamorarse tan profundamente de mí, a causa de mi propia estupidez e inestabilidad. Edmund no tiene la culpa de haber perdido la cabeza por alguien que no vale la pena, como yo...
En sus ojos podía ver dolor, pero también cariño; profundo y sincero aprecio.
- Eres terriblemente masoquista, Hudson. Debiste haberme dejado encerrada definitivamente allí abajo, porque así no tendrías que estar soportandome. -acaricié su cabello y él inclinó su cabeza para sentir mis dedos entrelazados con su suave cabello castaño. Es como un perro vagabundo necesitado de afecto y amor.
- No me impolrta. -gruñó dejándose llevar por mi tacto; luego, tomó mi mano para evitar que continuará haciendo eso, y la besó.- Si Alberto hubiese insistido en mantenerte allí encerrada, yo mismo habría cometido el peor delito imaginable para ser encerrado contigo. No estoy exagerando.
Yo sé que no. Ya ha demostrado muchas veces que es capas de todo con tal de estar a mí lado...
- Hmmm ya veo que jamás podré deshacerme de ti. -comenté intentando ser graciosa con él.- Me lleva el diablo.
- Aún si te lleva al infierno junto con él, yo también voy a ir. Cuando te sientas mal por todo lo que has hecho, recuerda que vas a pasar el resto de tu vida conmigo y seguramente eso te pondrá feliz nuevamente. - dijo, y yo fingí sentirme terriblemente triste por eso.
- Dios me está obligando a pagar por todos mis pecados de la peor manera. - gemí dramáticamente y él me lanzó una mirada muy disgustada por eso.
- Ya veremos quién paga por quién, maldita. Después de todo lo que hice por ti...
- Dale un discurso a tu padre, Edmund. Yo me voy a dormir.
Me libré se sus brazos para poder acostarme bien sobre mi cama, pero el imbécil se lanzó encima de mí y nos cubrio a ambos con las sábanas. Él comenzó a besarme una y otra ves lentamente, como sí fuera la primera ves. Desde que recuperé mis recuerdos él no ha desperdiciado ni una sola oportunidad para hacerlo. Siento que mis labios arden de tanto besar los suyos, pero no me importa; jamás me voy a cansar de hacerlo... Bueno, no literalmente. Talvez mañana lo mande a freír churros porque podría morir de diabetes.
Y pensar que cuando lo conocí, pensé que el idiota sería más ácido y amargo que un jodido limón...
✴✴✴
Debo obligarme a mantener una postura neutral y calma ante los demás. En la mañana al despertar me esfuerzo por mentalizarme en que nadie puede ver que estoy teniendo serios problemas para mantener la calma y no olvidar por completo que mi estadía temporal en este lugar depende de eso. Alberto nos ha amenazado, y no quiero meterme con él; talvez Edmund sí, pero yo no. Mientras más lejos tenga a ese hombre de mí, mejor.
- Edmund, levantate. - le ordené al verlo aún acostado en mi cama. Yo ya estaba lista para ir a desayunar, incluso me tomé el tiempo de ducharme y arreglarme; pero el maldito imbécil aún está durmiendo como un muerto.
Me acerqué a él para tirarle del cabello o golpearlo en las costillas, pero el imbécil fue más rápido que yo. Estaba despierto. Él me tomó de la mano, dio un tirón para que yo cayera sobre la cama y luego se colocó encima de mí para arrebatarme un fuerte beso apasionado.
- Buen día, Reina. -ronroneó el muy aprovechado, metiendo sus manos debajo de mí camiseta con la intención de acariciar mi cintura, hasta que le di una patada leve en el estómago como advertencia para que no se propasara.
- Buen día, pervertido. -sonreí con naturalidad y cariño evidente.
- ¿Pervertido? ¿Yo?
- No, el imbécil que está sobre mí con escasos atuendos "cubriendo" su cuerpo ahora mismo. - respondí sarcástica e irónica a la vez.
Aclaro: no me estoy quejando de eso. Me fascina sentir su formado cuerpo encima de mí... ¿Qué dije?
Unos minutos despues ambos nos encontrabamos desayunando con los demás; y allí pude descubrir algo bastante interesante, algo a lo cual no llegué a prestarle demasiada atención anteriormente. Mientras los de siempre balbuceaban, discutían y gritaban incoherencias, yo me dediqué a prestar cierto grado de atención a Gemma, quien últimamente [por milagro de dios] ha comenzado a asistir al comedor con regularidad; pero creo que este cambio se debe a alguien en especial...
Mi bonita cuñada ha estado demasiado entretenida charlando con Lucky de manera muy agradable. ¿Soy yo o ella se ve demasiado sonriente cada ves que está con él? Conozco esa mirada, y me huele a que alguien está desarrollando una serie de sentimientos muy interesantes... Creo. Tampoco quiero ser tan apresurada de sacar mis propias conclusiones y malpensar sin razón alguna, así que esta misma pienso deshacerme de la duda...
- Coraline. - dijo Edmund intentando capturar mí atención, y yo salí inmediatamente de mis pensamientos para poder oírlo a él.
- Dime.
- Necesito que me hagas un favor, Reina. -pidió con tanta seriedad que por un momento pensé que podría ser algo serio, que necesitaba mí ayuda para algún trabajo en especial.- ¿Tengo algo entre los dientes? - Me mostró su blanca dentadura con una extraña y exagerada sonrisa, y yo lo miré mal por eso.
Estúpido.
- No jodas, Edmund. No estás comiendo nada, estas bebiendo té. ¿Cómo podrías tener algo entre los dientes?
- No lo sé. - se encogió de hombros con una tonta sonrisa en su rostro, y yo tomé su mandíbula con una mano para acariciar su mentón.- Estás demasiado callada. ¿Te sientes bien?
- Aún estoy dormida. Para la tarde seguramente me sentiré mejor...
No mentí. Esta mañana al despertar aún sentía cansancio físico, pero mi mente no me permitía permanecer ni un segundo más. Siento que estoy necesitando liberar un poco de estrés, solamente que no sé de qué manera podría lograrlo.
En fin; luego de que el desayuno concluyera y todos vayamos a atender nuestros propios labores en el lugar, comencé a sentirme mucho mejor. Para hacer bien mi trabajo debo prestar total atención a lo que estoy haciendo, y olvidarme de los problemas. Gemma me ayuda bastante en ello...
- ¿Acaso tú y Lucky estuvieron trabajando en algo importante estos últimos días? - le pregunté por mera curiosidad con mi mirada sobre ella para observar su reacción, y ella levantó la cabeza rápidamente, luciendo un par de mejillas sorprendentemente rosadas. Con su tez tan blanca, dursnte mucho tiempo pensé que la sangre no le llegaba hasta su rostro (exagero).- Te he visto demasiado entretenida charlando con él cada ves que se ven. -canté mientras le mostraba una sonrisa burlista y divertida a la ves, disfrutando se que sus mejillas ardían aún más cada segundo. Incluso creo que, por estar un poco conectada con la energía de su interior (interna), su sistema cardíaco está reaccionando de manera diferente a la usual. Sus latidos son fuertes, y es debido a una reacción al estímulo de sus emociones.
Desde que desperté en el ala médica, puedo sentir realmente que mis células mutantes realmente han evolucionado. Mis poderes han cambiado de tal manera que me siento capaz de controlarlo todo, solo que aún no he intentado utilizarlo o descubrir realmente cuales son mis nuevas capacidades porque me siento bastante cómoda como estoy. Sí puedo sentir constantemente que estoy conectada hasta con elementos que nunca antes pensé que podría llegar a percibir con facilidad, pero intento no dejarme llevar. El poder corrompe, y yo soy de ese tipo de personas que no saben controlar sus emociones; puedo ponerme un límite siempre y cuando no haya probado los extremos...
- Gemma, no me has respondido. -insistí en saber, y me acerqué a ella para confirmar mis sospechas.- ¿Creiste que no me daría cuenta, tonta? Agradece que tú hermano respeta tus sentimientos y no se da cuenta de nada de lo que sucede a su alrededor, porque estoy segura de que no le resultará del todo "emocionante vuestra noticia.
- ¿Cómo sabías que Lucky y yo estamos saliendo? -preguntó asustada, y yo me quedé paralizada durante unas milésimas de segundo.
¿Saliendo?
- Yo no... ¿Realmente están saliendo juntos? -expresé totalmente sorprendida. Jamás hubiese podido llegar a esperarme que Gemma pudiese tener siquiera un mínimo grado de interés en Lucky. Admito y reconozco que él es un chico lindo, atractivo, agradable y demás, pero... ¿Porqué?
- No me juegues. Ya sé que soy unos... 5 o talvez 6 años mayor que él pero...
- No te juzgo, Gemma. - me apresuré a decir antes de que continuara.- Pero... es solo que... me has sorprendido. Literalmente es el último chico con el cual te habría podido imaginar... No, espera. - lo pensé mejor.- Corrijo: Austin es el último. -dije, y ella ladeó la cabeza totalmente de acuerdo conmigo.- ¿Cómo pasó? ¿Desde cuando? ¿Porqué? Me estoy entusiasmado con esta noticia, así que respóndeme rápidamente. -exclamé desesperada.
- Bueno... No sé cómo, lo cierto es que sucedió y nada más. - se encogió de hombros mientras analizaba la saliva ácida de un chico.- Cuando volví aquí a la Central luego de haber estado fuera durante meses, él me lo pidió. Estuvimos muy en contacto durante todo ese tiempo, debido a que él es uno de los portavoces más directos de mí padre junto con Neels, y resulta que con el tiempo dejamos de darle demasiada importancia al trabajo que debíamos realizar y... bueno, creo que es más que obvio que ambos comenzamos a conocer cuáles eran nuestras personalidades realmente. No puedo creer que hayamos crecido en el mismo lugar juntos y nunca antes hayamos llegado a conocernos tan bien. -expresó sorprendida y emocionada. Su tono de voz tan ilusionado y soñador era la mayor muestra evidente de que la tonta realmente estaba enamorada, incluso el brillo en sus ojos la delataba totalmente, la sonrisa en su rostro; todo en total.
- ¿Quién lo diría? Ge Hudson enamorada de Lucky "Copito" Frost... Okey, no. -comenté divertida y ella rió.
- Creo que nunca antes en mi vida me había permitido a mí misma sentir "algo" por alguien, y mucho menos por los estudiantes de mí padre. Siempre me mantuve tan centrada en trabajar para ellos, que perdí de vista que yo necesito tener emociones propias y disfrutar de ellas. Lucky es el primer chico con el que he estado...
- El primer y espero que sea el último. - le advertí.- Te voy a decir esto como tú mejor amiga y, si quieres, también como tu cuñada: no podrías haber escogido chico mejor; y no lo digo porque yo haya salido con él durante... no lo sé ¿Un mes? -hice una mueca extraña y ella rió.
- Cuando no sabíamos de que tú aún seguías con vida, él me reveló muchas cosas sobre ti que yo no conocía. Me dijo que, luego de unos meses que tú y él terminaron, él llegó a darse cuenta de que sus sentimientos hacia ti no eran demasiado fuertes; y cuando Edmund llegó un año después de eso, totalmente llegó a confirmar que no estaba realmente enamorado de ti y que lo de ustedes jamás habría podido funcionar. Admitió que al enterarse de tu desaparición algo llegó a quebrarse en su interior, pero que nunca habría podido llegar a estar tan mal como Edd. Edmund realmente sufrió, demasiado. - dijo, y yo bajé la mirada durante un instante. Creo que me siento tan conectada a él, que cada ves que me recuerdan lo terrible que fue para él soportar todos los días que pasó en mi ausencia, siento que puedo llegar a sentir una parte de su dolor; es un dolor amargo y desagradable que me revuelve el estómago.
- Y... ¿Cómo te enteraste de que realmente te estabas enamorando de él? -pregunté intentando evitar hacer evidente mi malestar.
- Creo que yo no me di cuenta de cuanto me estaba gustando, hasta que él me confesó su atracción por mí. -rió con un tono bastante curioso.- Siempre que sabía de él me entusiasmada y cada día esperaba un mensaje de su parte con desesperación y ansiedad, pero nunca se me ocurrió que eso era [o significaba] realmente un profundo interés personal. Recuerdo que, una semana antes de que tuviera que volver aquí, estuvimos incomunicados durante una semana completa. Creo que estuve a punto de volverme loca, ya que en lo único que podía pensar era captar un poco de sañal para; pero no para contactar a mí padre e informar lo sucedido a La Resistencia, sino a él.
- Owwww me estás dando tanta diabetes como tú hermano. -confesé entusiasmada y divertida a la ves, solo que oírla hablar a ella me resulta mucho menos empalagoso. Es mi amiga, y estoy feliz por ella. A Edmund tengo que maltratarlo para evitar que algún día decida revelarse y llegue a pensar que posee un mínimo grado de autoridad en nuestra relación.
- ¡Lo sé! Yo también me doy asco a mí misma. -admitió babosa pero muy orgullosa de sí misma.- A que no te imaginas qué es lo primero que él idiota me dijo al reencontrarnos después e tanto tiempo. -chilló entusiasmada con los ojos más brillantes que nunca, como sí estuviese a punto de llorar.- Pensó que, por todo lo malo que ha estado sucediendo últimamente y de los problemas, algo grave me había sucedido. Estaba realmente tan emocionado y feliz de verme que pude llegar a oír sus pensamientos en mi mente con total claridad, y allí pude confirmar cuan preocupado llegó a estar. Sus pensamientos eran... hermosos, definitivamente. Realmente estuvo pensando en mí durante todo este tiempo, y eso me conmovió demasiado debido a que nunca nadie en la vida se había preocupado tanto por mí; ni siquiera mí propio padre, quien es el único que alguna ves llegó a demostrar verdadera alegría al verme.
- ¡Hey! Yo siempre me he alegrado de verte, estúpida. -exclamé ofendida con ella, pero con el fin de ser graciosa.
- Sí, pero creo que un cactus posee una mejor forma de expresar entusiasmó y felicidad que tú. Si el pobre imbécil de mí hermano menor no tuviera esos poderes, el pobre idiota morirá de depresión por ti gracias a la insertidumbre de no saber si realmente lo quieres o no.
-... Auch. Eso dolió. -hice una mueca pensativa al darme cuenta de que es cierto.- Soy un asco de persona. -admití divertida, por lo que ambas reímos.
- Tú no eres una persona, eres un personaje salido de una historieta de ciencia ficción.
-... Carajo. -coloqué una mano sobre mi pecho y luego me sujeté con fuerza de la mesada para no caer, como si mis piernas se hubiesen vuelto de papel y mi vida se estuviera derrumbado totalmente ante mí.- Pertenezco a Marvel. -bromee, y ambas volvimos a reír.
- Seguramente. -oímos la voz de T.J. y ambas dirigimos nuestras miradas hacía la entrada al laboratorio, donde el musculoso y atractivo chico de bonitos ojos grises se encontraba de pie, observándome detenidamente...
- ¿Y tú qué haces aquí? ¿No estabas ocupado atendiendo los caprichos de tu gefe, Alberto? Oí que ahora quería que fueras parte de su guardia en el exterior. -comenté. Leila fue quién me lo contó, así que no estoy alucinando; todo chisme que provenga de ella, es real al 100%.
- Así es, pero decidí tomarme el día. - dijo, y yo levanté una ceja sin creerle ni una palabra.
- Ajá... ¿Te acosaron demasiado allí arriba?
- Demonios, las mujeres están dementes. -suspiró liberando toda esa frustración que llebava guardado en su interior, y tanto Gemma como yo nos burlamos de él.
- Es tu culpa por ser tan atractivo. Es tu condena. -opinó Gem, y yo asentí totalmente de acuerdo.
- ¿Por qué mi culpa? Yo no pedí hacer con este rostro y mi aspecto tan perfecto. -exageró.
- Okey, entonces comienza a hablar y demuéstrales lo engreído que eres. Estoy segura de que una ves que comiences a hablar, todas huirán como las moscas; y si eso no funciona, diles que eres pobre y duermes en una cochera. - dije, y Gemma me dio la razón chasqueando los dedos.
- Ha, Ha. Graciosas. - nos hizo mala cara y luego sonrió ampliamente mostrando su perfecta dentadura blanca.- Tú novio necesita verte en su oficina, Coraline. Me envió a llamarte, lo cual significa que también tendré que cubrirte con Alberto; así que, [por favor] no se tarden demasiado. Sean decentes y tengan en cuenta que deben respetar este lugar. No está permitido pervertir las habitaciones. - quiso bromear conmigo y yo acabé dándole un fuerte golpe puñetazo en el brazo por eso.
- Yo no soy así, estúpido.
Ni siquiera ne quité la bata blanca de laboratorio y salí rápidamente con cuidado del lugar para dirigirme directamente a la oficina de Edmund. No sé qué es lo que podría necesitar de mí ahora mismo; pero no podemos vernos, y él sabe eso, así que realmente debe de ser algo grave. No creo que me vaya a obligar a ir sin una verdadera razón, sabiendo que me estoy arriesgando tanto.
No quiero volver a tener problemas con Alberto.