Creo que existe un lado positivo en todo esto... la cama es mucho más cómoda. Bien, la intimidad es un poco menos estresante; pero aún así no veo las horas de salir de aquí.
No sé qué hacer. No sé si esperar a que alguien venga por mí o salir de aquí por mis propios medios. Espero no tener que escoger la segunda opción porque mi situación se ha complicado un poco más de lo que ya estaba.
No me quejo ni me arrepiento de haber tomado la decisión de alejar a Hudson de mí, pues soy bastante consciente de que eso fue lo más inteligente que pude haber hecho desde que llegué a este lugar. Si lo hubiese hecho antes hubiese sido mejor, lo sé; pero ese chico no fue nada fácil de convencer de que yo jamás podría llegar a traicionar ni burlar mis propias creencias y convicciones por unas cuantas palabras suaves, un par de ojos hermosos y ese físico tan...
Es exactamente por esa razón que espero no volver a verlo otra ves.
Si debo valerme de mí misma para salir de aquí, tendré que meditar muy bien mis movimientos e informarme completamente para saber qué hacer y cómo hacer.
Me pregunto si Hudson pudiese haber sido capaz de ayudarme a salir de aquí realmente... Parecía muy dispuesto a hacerlo...
¡BASTA!
Maldita sea. Ya me he dado por vencida y he decidido que me voy a morir aquí, así que voy a comenzar a hablar conmigo misma para adelantar el proceso de mi gran transformación a Golum. Ya estoy demente y padezco de muchos problemas nervioso, así que sólo necesito crear a mí segunda personalidad...
— Hola Coco.– me dije a mí misma sentada en un extremo de la cama, y rápidamente me crucé al otro extremo en el cual me senté como si estuviese enfrentada a "mi otro yo". Recogí mi cabello y sonreí ampliamente como una lunática.
— Hola, Coraline.–me respondí fingiendo una voz tan extraña que me espanté a mí misma y desistí de continuar así porque eso era demasiado extraño, hasta para mí.
Lo mejor es dejarlo en mi mente. Es menos perturbador...
Dos toques me sacaron de mis pensamientos e inmediatamente mi corazón saltó porque su nombre apareció casi automáticamente en mi cabeza.
—¿Quién?–pregunté de mala gana por si era él, pero luego de que la puerta se abriera me encontré con una pequeña y curiosa sorpresa.
No era él.
— Descuida, no soy Alberto y tampoco vengo a sacarte muestras de sangre. –comentó divertido pero con total seriedad aquel chico de los ojos grises que traía mi desayuno.
¿Cómo era su nombre?
No me siento decepcionada ni nada por el estilo. No, más bien estoy bastante feliz de que no sea ese maldito otra ves.
Si tengo suerte, ayer realmente fue la última ves que nos vimos...
— Que bien. Lamento si no doy saltos de alegría por verte pero él encierro no me pone tan de buen humor como a otros. –dije mientras él colocaba una pequeña bandeja sobre una pequeña mesita blanca que se encontraba junto a mi cama.
Al dejar eso, él se cruzó de brazos frente mí y me observó de una manera un tanto extraña e... inquietante.
— Bonito cabello. –observó divertido y yo hice una mueca extraña. Me toqué la cabeza y sentí que mi cabello se encontraba todo revuelto y enmarañado.
Es como tener un maldito nido de pájaros en la cabeza.
— ¿Acaso tú no has visto el tuyo? –le respondí bruscamente con mala voluntad, pero no pensé bien antes de hablar. Su cabello es sorprendentemente hermoso y brillante; ni muy corto ni muy largo, sino parejo y de un estilo masculino bastante sexy.
Ahora que me doy cuenta de sus rasgos, su rostro me resulta un tanto familiar...
— ¿Qué tiene de malo mi cabello? –preguntó mientras lo revolvía y volvía a peinar con sus manos frente a mí.
No pude evitar observarlo con profundo dolor porque él luce genial y yo soy un... un oso de peluche blanco estropeado por haber sido lavado con detergente barato.
—Ya dejaste lo que debías dejar, así que vete ahora mismo. Te odio. –lo reté señalando la puerta pero, a diferencia de Hudson, él no se ofendió conmigo y tampoco comenzó a frustrarse sino que lo tomó con humor.
—Siempre fuiste un ángel con los cumplidos. Te admiro por eso, Coco. –dijo y dio media vuelta dirigiéndose a la puerta para retirarse de mí habitación.
Me quedé congelada durante un par de segundos al oír cómo me había llamado, pero afortunadamente pude reaccionar a tiempo y...
—¡Espera! –lo detuve casi a punto de ponerme de pie y él se giró para observarse con una pequeña sonrisa en sus labios.– Cómo sabes que yo...
— ¿Realmente crees que no sé quién eres? Reina, has olvidado a tus verdaderos amigos. Eso duele. –dijo y se fue prontamente antes de que yo pronunciara una palabra más.
...
Okey. Si antes tenía un pequeño conflicto mental, creo que ahora tengo un gran conflicto bastante grave.
Me giré para ver la pequeña bandeja donde él me trajo mi desayuno. Té verde con galletitas de miel y avena... Que extraño, cuando estaba en la otra jaula solamente me daban una taza de té que parecía el agua de un calcetín sucio (no lo probé; pero eso parecía). No sé a que se debe tanta generosidad, pero me agrada.
Junto a la taza de té había una pequeña notita escrita a mano que llamó mi atención. Al principio dudé en leerla pero luego mi curiosidad comenzó a picar y no pude resistirme. Esta decía...
¿Creíste que iba a desistir tan fácilmente? Pues no. No voy a hostigarte con mi presencia porque sé que aún no deseas verme, sé que aún dudas de mí. Pero de todas formas voy a insistir en demostrarte que realmente deseo ayudarte.
Puedes dudar de mí, pero de todas formas voy a insistir solamente porque yo sé quién eres en realidad. No me voy a rendir tan fácilmente. Todas las mañanas recibirás una pequeña nota de mí parte junto a tu taza de té, la cual yo especialmente preparé para ti, porque conozco todo lo que te gusta y disgusta. Puedes leerlas o No, no quiero obligarte a nada; aún que me gustaría mucho saber que las lees porque voy poner mi corazón en cada letra.
Disfruta tus galletas favoritas, Reina. Esta misma tarde pienso enviarte un obsequio especial que te recordará los no tan viejos tiempos...
E.C.H.
Me quedé congelada durante un par de segundos observando aquella nota y no supe qué hacer, si realmente beber el té con galletitas o tirar todo por el inodoro.
No, no dejará de atormentarme. Va a insistir hasta que yo me consuma en la locura.
De por sí todas las noches intento recordar todo lo que sé y me esfuerzo por aferrarme a eso porque sé que es la verdad; es la verdad que Zack me reveló, y él no miente...
《¿Estás segura de eso, Coraline?》.
Sí, completamente... No, no estoy segura.
Zack me ha ocultado cosas y actualmente continúa haciéndolo, pues nunca me llegó a revelar la razón por la cual llegó a permitir que me capturaran. Pero creo que ocultar cosas no es lo mismo que mentir... ¿O sí?
Oh, no. Mi cabeza acaba de explotar y todos mis sesos se encuentra esparcidos por la habitación.
No quiero pensar más, así que voy a fingir que el maldito té fue preparado por un aparato eléctrico y que las galletas fueron compradas en un supermercado común y corriente para estar más tranquila. Tengo hambre, y no pienso desperdiciar lo bueno que desearon darme milagrosamente porque probablemente (talvez) mañana Alberto desee solamente darme una dosis diaria de vitaminas mediante inyecciones dolorosas por los ojos o el trasero... Bien, estoy exagerando y desvarío un poco.
Me pregunto cual será el obsequio que él querrá darme... No porque esté pensando en recibirlo y ni mucho menos utilizarlo, pues no pienso volver a tocar nada que provenga de él A EXCEPCIÓN de la comida. Solamente quiero ver a qué "viejos tiempos" piensa él que yo podré recordar con ello.
Sí, la curiosidad mató al gato; pero él muy imbécil por lo menos murió sabiendo, y tengo a mí favor que yo no puedo morir fácilmente.
Les jodí el dicho. Yo soy la excepción para todo...
✴Aquí es donde comienzan los juegos mentales 😎 ahre hahahaha disfruten enloquecer junto a ella y votad. Pronto se vendrá los chido...✴