Pov Alice
Me moví ligeramente al sentir un cálido aliento chocando contra mi nuca. Subí un poco mi brazo, notando algo pesado en mi espalda y cintura. Sentí cómo el frío que antes calaba mis huesos ahora era un calor agradable que lo amortiguaba y lo alejaba de mí, como algo instantáneo.
Lentamente y con algo de sueño, roté mi cuello con cuidado hacia el otro lado de la cama. Con la vista un poco nublada, logré llegar a verlo.
Fui a susurrar algo, pero pareció que él me vio venir, y se adelantó a mí; Puso un dedo en sus labios con una pequeña mueca maligna en él, indicándome con ese tenue "Shh", que permaneciera en ese cómodo y silencioso estado.
Tragué en seco, en un acto impulsivo por lo que acababa de hacer; Cálmate, Alice.
Tenía dos cosas en mente; Las ganas de tirarle de la cama, o de ignorarle y seguir durmiendo.
Suspiré y hundí mi rostro en la almohada. Casi al momento, aferró el brazo que ya tenía en mi estómago desde el principio y me atrajo más hacia él, provocando que, instantáneamente, me pusiera tensa y con el interior algo inquieto.
Ahora, estaba muy pegada a él.
— Ya no tengo frío, no hace falta que...— Murmuré.
— Lo sé, lo he notado desde hace un rato—Comentó— . Pero sé lo que estás pensando, deja de moverte. Y como lo hagas te morderé el cuello.
Cogí aire y lo dejé salir, tapándome hasta la cabeza.
— Salvaje...
La verdad, y siendo todo lo sincera que puedo...No me imaginaba que Madara diese tanto calor corporal. Más bien, en un principio me pensaba que tanto sus manos como su cuerpo estarían fríos. Y es todo lo contrario...Da bastante calidez.
Me moví un poco y bostecé, poniéndome boca abajo; Se me había quitado el sueño.
— Déjame adivinar...— Musitó, con un deje de voz burlón. Lo miré, ya con el ceño fruncido— Ya estás desvelada, ¿No es así?
Nuevamente, hundí mi cara en la almohada de un solo golpe.
— Puede...No lo sé todavía.
Me percaté de que su mano, ahora y hace un poco, la había pasado por mi espalda en cuanto me moví para cambiar de postura. Sin dificultades y con un leve impulso, me empujó con su mano en mi espalda para acercarme a él, todavía sin soltarme y reteniéndome.
A causa de ello, tuve que poner mi mano en su pecho para no chocar tan cerca, y él tenía el torso completamente desnudo.
Cuando vi que lo hizo expresamente para tenerme cara a cara, entrecerré los ojos, recelosa.
— ¿Qué?— Pregunté.
— Nada, sólo quería ver tu rostro— Dijo, sin saber muy bien qué responder.
Odiaba cuando me hacía estas cosas, me dejaba...Bueno, no podría describirlo. Pero ahora parecía que mi estómago parecía un torbellino.
Cerró los ojos sin decir nada más, con una respiración calmada. Apoyó su cabeza en el cojín, y dejó descansar su brazo puesto en mis costillas.
Me hundí en el colchón y bufé, intentando calmarme. Después de cerrar los ojos cinco segundos, los abrí otra vez para observarle un poco.
Idiota...
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...
— Está todo bastante nevado— Comenté al abrir un poco las persianas. Observé el paisaje desde dentro; Realmente, era precioso.
— Sí, supongo...
Me giré hacia él y lo vi levantarse de la cama, con los abdominales al descubierto por no llevar camiseta. Discretamente y como si no hubiese pasado nada, volví a posar la vista en la ventana.
— Realmente bonito, sí— Carraspeé— . El clima está bien...
— No es algo que nos impida seguir avanzando, como ayer— Profirió, acercándose por detrás. Me miró de arriba a abajo y después, cerró un poquito con las cortinas— . Seguiremos con el viaje.
Asentí, decidida y conforme con ello.
Me masajeé un poco las manos y después me crují los dedos, recogiéndome el cabello en una trenza.
— ¿Qué hora puede ser?— Rumié en voz alta, poniéndome la capa de la organización.
— Diría que las ocho de la mañana, o así— Me respondió el Uchiha— . Cuando te despertaste para ya darme patadas era todavía más pronto.
— ¿Pero a que no te las he dado?— Dije, señalándole con el dedo. El azabache ladeó la cabeza, entretenido— ¿No, verdad? Pues no te quejes.
Una mueca maliciosa apareció por su rostro, entretanto daba lentos pasos hasta llegar nuevamente por mi espalda. Me fui a separar un poco, pero él lo único que hizo fue agarrarme de la muñeca y no dejar que me fuera, tal y como tenía planeado.
Me observó con los ojos entrecerrados y de manera profunda, todavía con esa sonrisa arrogante en él.
Con la otra mano restante, me elevó el mentón.
— Te has levantado con ganas de pelea, huh...
— Oh...—Sonreí con cinismo, alzando una ceja— Es que siempre tengo ganas de pelear contigo, Maddy.
— Ah, ¿Sí?— Expresó, agachando su cabeza para quitar la distancia que nos mantenía— Aquí me tienes. Estoy dispuesto, si es lo que quieres.
Ladeé la cabeza y mantuve la mueca maligna, al igual que él.
Acerqué la mano disponible que tenía y lo agarré del cuello para acercarlo a mí, susurrándole en el oído.
— Hace falta más que eso—Musité.
Le miré por última vez con una sonrisa altiva y me separé de él, acercándome a mi katana al lado de la cama.
Mas cuando fui a agacharme para recogerla, él estiró de mi mano y me apartó rápidamente el cabello del cuello, para, simplemente, pegarme un profundo mordisco en él.
Al segundo, sentí un escalofrío recorrerme por toda mi columna.
— ¡Oye!
Me soltó tan fácil y rápido como cuando me cogió en un principio, tras acabar. Lo miré con odio, mientras me llevaba la mano a la zona recién mordida por un zombie emo y de pelo largo.
Ganas de pegarle un sillazo en la cara: Aumentando considerablemente cada mili segundo que paso mirando su arrogante cara.
— Ya he hecho algo más de lo que has dicho— Murmuró con cinismo.
— Mi venganza será terrible, Uchiha Madara.
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...
Bostecé tras un rato de estar caminando; Hacía un rato que habíamos salido de aquel motel y habíamos comido simplemente unas bolas de onigiri, siguiendo el camino que él indicaba mientras la nieve seguía cayendo.
Aunque ésta, con menos intensidad que antes.
— Oye, me has dejado marca— Gruñí, mirándome en el reflejo de mi katana— . Tú y tus estúpidos mordiscos...
— Puedo hacerte más.
— ¿Quieres que te haga yo uno bien fuerte?— Dije con toda la mala intención. Pero por desgracia, no fue como quería.
Él rumió mirando hacia adelante, realmente serio y pareciendo que se lo pensaba a cada rato.
— No estaría mal...— Murmuró, pensativo— Pero asegúrate de que sea fuerte.
— ¡Te dolerá por meses!
Fui a acercarme a él con paso firme, mientras me miraba por encima del hombro con ese rostro que egocéntrico que tenía.
Pero de un segundo a otro, su rostro se volvió más oscuro.
Esta vez, sí que me acerqué a él sin dudarlo. Miré mi entorno, algo confundida por su repentino cambio de humor.
— Oye, Madara.
Y sin dejar que dijera nada más, me acorraló contra una esquina y puso su mano en mi boca para que no pronunciase ninguna palabra. Alcé una ceja en forma de pregunta, al notar que él me había ojeado en cuando puso su mano en mí.
Si esto es otro de sus juegos...
— Mantente callada unos segundos.
— Oblígame— Dije lo máximo que pude.
Pasó sus ojos por todo mi rostro, haciendo que por una milésima de segundo desconfiase por lo intenso que fue.
— Por muy apetecible que suene eso...—Murmuró— Esta vez no lo he hecho expresamente por eso.
Fruncí el ceño y, acariciando la empuñadura de mi espada, examiné mi alrededor una vez más.
Había sentido algo hacía como una hora, pero después esa sensación desapareció de la nada. Por lo que pensé que había sido algo que me habría imaginado.
Madara bajó su mano de mis labios de una vez, observando de reojo por su izquierda con un gesto impasible y frío.
Aunque no me aseguraba nada de lo que era.
¿Habría pasado algo con los chicos? Recuerdo que le dije a Sasori que me enviase algo si se enteraba de algún suceso, pero...
— Vamos por aquí— Me indicó el del clan, con la cabeza; Era una caminata con varios arbustos, ya que habíamos subido nuevamente por la montaña— . ¿Qué te pasa con esa cara? ¿Querías realmente que te callase?
— Estaba pensando en los otros, nada más— Suspiré, colocándome la capucha y mirando al nieve caer— . Y en mi hermano.
El silencio que se hizo ayudó a que me percatase de una cosa; Hablar de hermanos, quizás no era el tema que más le agradaba.
Debía querer bastante a Izuna...
— Madara, sé que tampoco eres de hablar mucho de ti— Expresé. Sin lugar a dudas me miró, y la mantuvo hasta que acabé de hablar— . Pero no me molestaría escuchar tu pasado ni que me contases algo...En realidad, me gustaría que lo hicieras.
Siguió con su mirada puesta mí, callado y como si yo misma intentase descifrarlo. Posteriormente, posó su vista al frente.
— Preferiría conocer más sobre ti, que no al revés— Contestó. Me puse a su lado, y alcé los ojos para contemplarlo— . Además, estoy seguro de que ya lo sabes todo.
Sonreí; Tenía toda la razón.
— No hay mucho que saber de mí— Manifesté apretando mis guantes— . Y creo que tú también te haces una idea de cuáles son mis objetivos e ideales, Uchiha sabiondo.
— Cada día me dices algo nuevo— Murmuró entre dientes, alzando una ceja en señal de curiosidad. Hizo una sonrisa pícara cuando me vio con un rostro serio, y se acercó a mí hasta llegar a mi oreja, justo como había hecho yo antes— . Pero sí...Dije que tarde o temprano, llegaría a saberlo todo de ti. Cada pequeño detalle, Yuki.
Cogí aire, intentando desviar el puñetero y débil sonrojo que se había formado en mí.
— Cállate.
— Oblígame— Imitó, arrogante y cruzado de brazos.
Entorné mis párpados, fastidiada e inquisidora.
— Uf, Madara...—Hablé, masajeándome las sienes— No, mejor no digo nada. Podrías cobrarme otro mordisco.
— Inteligente—Respondió, empezando a caminar.
Rodé los ojos, y tras pegar un suspiro, seguí mi camino junto a él.
Sin duda alguna, Madara era único en hacerme sentir de mil maneras diferentes en un solo momento. Incluso cuando no hablaba.
Después de caminar una hora más, y cómo no, seguir discutiendo de cualquier cosa trivial, decidí por mi propia cuenta sentarme a descansar aunque fueran cinco minutos.
No habíamos parado desde que salimos, y de eso había pasado un largo tiempo.
— Espera, que creo que Tomoe ya tiene que estar por volver.
Asintió sin mucho más, entretanto yo me ponía de espalda ojeando a cada rato por si mi zorrito aparecía por algún arbusto.
De vez en cuando me giraba para mirar qué hacía el de ojos negros, y me daba cuenta de que él también mantenía sus ojos en mí.
Tragué en seco, ya que, que sus oscuras orbes me mirasen de tal manera, no hacía más que ponerme nerviosa.
Me senté en la roca y vi cómo Madara también se sentaba en un árbol, cerrando al fin los ojos para pasar el rato; Si todavía no venía Tomoe (que lo había mandado a mirar por el lugar), tendría que pensar en ir a buscarlo o dejar alguna pista para que me siguiera cuando quisiera.
Me tumbé en la roca y me di la vuelta, pensando en por qué todavía no había llegado.
Suspiré y me acaricié el cabello, cesando y paralizándome de golpe. Me quedé quieta y en completa alerta.
Había sentido algo en este momento.
Me iba a levantar sin echarle mucha cuenta, hasta que sentí el sonido de alguien ahogándose; Fue entonces, cuando me incorporé de golpe.
Madara estaba agarrando a alguien del cuello hasta el punto de dejarlo casi muerto, sin contemplación alguna y sin inmutarse.
— ¿Crees que no te he sentido desde el primer momento?— Preguntó el Uchiha, apretando más su cuello— ¿Realmente fuiste tan ingenuo como para pensar que me habías pillado con la guardia baja y así, hacerle algo a ella? Me di cuenta incluso desde que pusiste el pie cerca, no podrás ni ponerle un dedo encima— Dijo, severo.
— M-Maldito...¡Suéltame!
Frunciendo el ceño y desenfundando mi katana, me acerqué a ellos dos, examinando a aquel hombre sin dejarme nada.
Vi su protector en la frente; Era de la aldea de la roca.
— Madara...—Murmuré.
— ¿Por qué ibas a por ella?— Interrogó. Cada palabra que decía, se tornaba más fría y tétrica. Apretó todavía más cuando vio que el ninja no le respondía—Contéstame, o te parto el cuello- Profirió, sin dudar— . Te lo preguntaré una vez más...¿Por qué la has estado siguiendo y qué es lo que quieres de ella?
Miré al hombre, pensativa; ¿Podría ser que...?
El ninja lo miró con miedo, ya quedándose sin aire en los pulmones.
— E-Ella...Necesita ser c-capturada—Contestó con poca saliva— Viva o muerta...
Y de repente, la expresión de Madara se oscureció por completo. Y sabía cuál sería su próximo movimiento.
— ¡Madara, espera!—Exclamé, sujetándole el brazo que agarraba a ese shinobi— No lo mates todavía.
— Dame una sola buena razón para no hacerlo— Expresó con impasibilidad—. Yo sólo veo o quiero hacerlo por un método.
— Cálmate...—Le susurré, todavía con mis manos en su brazo— Creo que me hago una idea de por qué ha venido a atacarme.
El hombre tosió varias veces, pudiendo ver como su agarre se aflojaba y poco a poco empezaba a desvanecerse.
Volví a mirar a Madara.
— E-Es...—Musitó el de la roca.
— Debería matarle por el simple hecho de querer tocarte— Manifestó el de cabello largo, frunciendo el ceño y sin aflojarlo— . ¿O no era eso lo que querías?— Le habló a él— Ingenuo...Y patético que pienses que dejaré que lo hagas.
Joder...A este paso, lo matará.
— Madara— Dije con voz más firme. Esta vez, sus ojos pusieron la atención en mí— . No lo mates.
Tras unos segundos manteniéndonos la mirada sin apartarla ninguno, volvió a mirarlo a él; Disminuyó la fuerza y dejó así que el hombre pudiera respirar al fin, pero no lo dejó en el suelo. Seguía sujetándolo.
Y por su expresión, parecía que en cualquier momento lo mataría.
Bufé con algo de alivio; Al menos, había conseguido que no lo degollase vivo.
— ¿Por qué crees que te sigue, entonces?
Cambiando mi expresión a una más distante, coloqué mis ojos en el que quería atacarme y llevé el filo de mi espada a la nuez del ninja, hostil.
— Ya que es de la aldea de la roca, creo que puedo pensar con total certeza que es porque los kages tienen algo que ver...—Suspiré, enfundándola poco después de verle temblar— Aunque me esperaba algo distinto...
El Uchiha alzó más alto al enemigo, frunciendo el ceño con molestia.
— Haré otra cosa para averiguarlo.
Y de un momento a otro, sus ojos se volvieron rojos y con un aire muy peligroso en ellos; Había activado el sharingan, y el otro ya estaba bajo su fuerte genjutsu.
Lo tiró de un golpe contra el árbol, haciendo que su espalda chocase con brutalidad con el tronco. Hasta a mí me había dolido verlo...
Se agachó a él, entretanto yo me quedaba de pie de brazos cruzados observando la situación.
Y, obviamente, lo que diría el ninja de la otra aldea. Estaba completamente atenta e intrigada de las razones de este hombre.
Si aquí mi compañero no decide hacer que deje de respirar.
— Especifica el por qué la queréis capturar— Espetó el de cabello largo.
Como si fuese una marioneta sin vida, la cual el propio Madara tenía en sus manos, respondió sin dudarlo.
— El tsuchikage...A ordenado detenerla y traerla hasta él...— Fácilmente, ahí estaba la respuesta— Todos los demás kages están al tanto también...Después de irrumpir en la asamblea y verlas...La quiere porque la considera una criminal peligrosa que mató a un kage...
Apreté el puño con molestia y desconfianza. Ahora mismo, sólo tenía ganas de pegarles un puñetazo a cada uno.
O hacerles nuevamente una visita. Pero esta vez más especial.
Pero sabía que el matar a Danzo y aparecer por arte de magia allí para amenazarlo no quedaría sin consecuencias.
El del clan se giró a mirarme, y yo sólo me encogí de hombros.
— ¿Y? —Siguió Madara, una vez de vuelta a mirar al ninja— ¿La queréis solo porque ayudó a que alguien aniquilase a ese bastardo?
— No...También la quieren para sonsacarle todo lo que puedan. La información que ella pueda albergar y los secretos que tiene.
Suspiré y me crují los dedos, viendo por el rabillo del ojo a mi zorrito llegar desde lejos.
Bueno, parece que sólo es uno. No estoy segura de que todos mandasen esa misma orden.
— ¿Hay alguien más a parte de ti que esté en esta misión?— Inquirió el lobo muerde cuellos.
— Sí...Todos los kages. Cada uno ya ha mandado a más para venir a por ella...
Abrí los ojos, algo sorprendida.
— ¿Qué?—Articulé.
Madara ladeó la cabeza, impasible y con un rostro totalmente sombrío. Algo que indicaba solo al verle, toda su aura gritaba "peligro" y "amenaza".
No cabía duda alguna de que todos temblarían al verle así.
— Vas a hacer una cosa por mí, chico— Expresó el Uchiha, severo— . Volverás a tu aldea...Y le mandarás un pequeño mensaje a tu Tsuchikage de nuestra parte.
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Y aquí está el cap que corresponde, ¡Espero que os guste mucho y sea de vuestro agrado!
Y bueno, todo está aquí dicho :v Sí, Madara y Alice han dormido juntos. Pero no, no ha pasado nada xdd Simplemente Ali se ha despertado con él al lado abrazándola.
En todo caso, hemos visto que alguien estaba persiguiéndola desde el principio, pero Madara se dio cuenta al instante. Si no hubiera sido por nuestra pequeña azabache, el ninja que quería capturarla ya estaría más que muerto y enterrado. Realmente, la protección que da el mayor de los Uchiha es de la categoría que da miedo xdd Se ha vuelto bastante oscuro cuando se ha enterado de eso...
Bueno, ¿Qué pensais de todo esto? ¿Qué queréis que ocurra? ¡En serio, estoy deseando ver vuestros comentarios de este cap! comentad muuuuuuuuucho también, y así mañana publico otro ;)
En multimedia; Madara cuando agarra del cuello al ninja.
Hasta la próxima.