—Tienes ojeras, Yuki.—Comentó un rubio de pelo largo, al tanto que entraba por el salón.
La azabache se encontraba ahí, en la mesa del salón masajeándose la sien mientras bostezaba con pesadez y cansancio. Deidara al verlo se rió y le dio una pequeña palmada en la cabeza, mientras se acercaba a la cocina para coger dos vasos de la estantería.
—Buenos días a ti también, Dei-chan.—Dijo, dejando caer su cabeza en la mesa—Oye, podrías...
—¡Lo sé, lo sé! Hacerte un vaso de leche caliente, sí.—Habló desde la cocina. Salió de allí y se encaminó a ella— No veo que estés en condiciones ni de recordar tu nombre, no hacía falta ni que me lo dijeras. De nada—Le guiñó un ojo, poniéndole el vaso delante de ella para que lo cogiera. Ali lo agarró y le sonrió—¿Qué te pasa, no has podido dormir o qué?
—Muchas gracias.—Cantó antes de darle un sorbo. Segundos después, negó con la cabeza a la pregunta de Deidara—No mucho, si te soy sincera.
«Incluso creo que en algún momento me explotará la cabeza de lo mucho que me duele, pero de todas maneras...Y ese mal sentimiento cada vez es más grande» Pensó ella, sin hacer caso a lo que le pedía en ese instante el cuerpo; descansar.
—Yo te estaba esperando a ver si me levantabas, como me prometiste...—Dijo sonriente, a lo que ella le miró mal—No cumples tus promesas, eso es maldad.
—No es eso, idiota... Es que me he perdido en el sendero de la vida mientras iba a tu cuarto.
Deidara volvió a reír y se sentó a su lado. La ojiverde volvió a bostezar, y poco a poco y sin desearlo, sus manos y su cabeza comenzaban a bajar con lentitud y se hacían cada vez más pesados; Se estaba durmiendo.
Por debajo de la mesa, el de ojos azules le pegó una patada, y ella rebotó del susto escuchándose un gran "¡Auch!". Pero ahora estaba despejada y despierta, gracias a cierta persona.
—No te duermas, que te estoy hablando.—Expresó un rubio con malicia, sonriendo de lado por la graciosa escena que tenía frente a él.
—Serás...—Se quejó con una expresión tétrica, devolviéndole la patada de la misma manera. Ahora el que se quejó fue él—¿Qué, duele? ¡Ese es el dulce sonido de la venganza!
—No hagáis tanto ruido de buena mañana, vosotros dos. —Dijo otra voz, una masculina.
El rubio se giró indignado, como si no fuese su culpa. Pero por parte de Ali, ella estaba haciéndose ver seria y tranquila, como si no hubiera hecho nada nunca en su vida.
Vamos, que los dos son unos mentirosos y unos teatreros.
—Buenos días, querido pelirrojo.
—Porque no la has visto, danna. No es mi culpa. —Se excusó el adorador de las explosiones.
—Eres mala persona, Dei-chan...—Articuló haciéndose la ofendida. Se llevó la mano al pecho y suspiró—Muy mala persona.
—No me hagas parecer el culpable de todo aquí, Shiro.—Dijo señalándola con una cuchara—¿Quién te ha hecho el desayuno mientras tú estabas durmiendo, eh?
—No sé, ¿Quién? Como estaba durmiendo, no he podido verlo...—Una sonrisa realmente burlona apareció por el rostro de Alice. Claramente se estaba metiendo con él.
—Oi, ¿Ahora quién es la mala persona?
—¿Sabéis la hora que es? Son las seis y media de la mañanna, vais a acabar despertando a los demás.—Articuló algo indiferente el de la arena.
—¿Y por qué estás a esta hora despierto, Sasori?—Preguntó la mujer de hielo, levantándose de la mesa y tirándose en el sofá después de haber puesto el vaso en la pica—Si es tan pronto, haber seguido en tu cuarto.
—¿Y tú qué? —Se dirigió hacia ella, acercando su cara a la suya de repente—¿Sigues sin dormir porque no haces más que ir y venir del cuarto?
—Pf...Claro que no.—Sonrió, para cerrar los ojos por su cercanía.
El marionetista se incorporó y se cruzó de brazos, ante la atenta mirada del otro artista, que no se enteraba de nada.
—¿Qué me estoy perdiendo? ¿Qué cuarto?—Ahora, Deidara se sentó también en el sofá, o lo poco que podía porque Alice estaba estirada—¿Cómo sabes lo que hace por las noches, danna? ...No me está gustando hacia donde va esto.
—Ella se la pasa en el cuarto de Misaki para ver cómo esta, y como mi habitación está en el mismo paso, me entero de cada vez que entra y sale.—Esclareció—Es por eso que no duerme por las noches.
—¿Y qué?—Murmuró la de la trenza, desinteresada y tranquila.
—Hidan estuvo esta noche con ella, ¿no?—Preguntó Deidara, a lo que el pelirrojo y la chica asintieron—Aprovecha ahora para descansar un rato, si no mañana Danna y yo estoy seguro de que te encontraremos espachurrada en el suelo.
Ella rodó los ojos; Qué melodramático.
—Ah...—Murmuró el pelirrojo—Vendrás con nosotros de misión, sólo para que lo sepas. El líder me lo ha dicho esta mañana, será en unos días.
—¿De verdad? Pensaba que Itachi y Kisame eran mis compañeros cuando no iba con Misaki.—Habló algo confundida, pero interesada a la vez. Le gustaría bastante ir con estos dos.
—¿Te molesta?—Volvió a preguntar el mismo.
—Para nada, para nada...—Sonrió medianamente—Es más, tengo ganas de ir de misión con vosotros, ya era hora. Será divertido.
—También lo creo.—Contestó Deidara, con una media sonrisa—Así que es mejor que estés descansada para cuando venga el día, ves a acostarte, Shiro.
—Qué no. No me apetece moverme ahora, estoy tumbada en el sofá, ¿Eso no cuenta?—Ahora quien rodó los ojos fue el chico de la arcilla.
—Te explotaré si no me haces caso.—Se cruzó de brazos, serio.
—Cállate.—Susurró, acurrucándose en el sofá.
—¡Eres una cabezota!—Exclamó moviéndola, evitando que pudiera cerrar los ojos.
—Déjala, ya se levantará cuando quiera.—Bufó el de la arena, cruzándose de brazos. Sacó una pequeña marioneta y empezó a colocarla bien, ya que estaba algo deformada—Lleva días sin dormir, caerá rendida tarde o temprano.
Deidara sonrió por alguna razón; Repentinamente, estaba de brazos cruzados porque Ali no le hacía caso, hasta que sonrió de lado. Tenía algo en mente. Algo que inmiscuía a la azabache.
—Pues no sé como puede estar tan tranquila...—Le dijo a su maestro—Danna, ya sabes que Hidan es un pervertido y podría hacerle cualquier cosa a Misaki, aunque aún no esté recuperada.
Como si de un cántico mágico se tratase, para invocar a un demonio...Ella se incorporó lentamente y giró su rostro para observar al de ojos azules, de manera muy siniestra.
—Sé lo que estás intentando, Dei-chan. No funcionará.
—¿De verdad?—Dijo, sonriendo de manera arrogante—A Hidan le gusta Misaki, y si están solos...
—Si están solos nada, ella está indefensa.—Ahora, se sentó del todo y se colocó mirándolo directamente, de brazos cruzados—Por mucho que me pelee con Hidan, no hará nada raro si ella está así. Y si lo hace...Está muerto.
—¿Tú crees realmente que a Hidan le guste Misaki y sea un buen chico, Danna?
El nombrado se quedó en silencio un momento, bajo la atenta mirada de los otros dos y como si realmente estuviera pensando en si era verdad o no que no le haría nada. Hasta que habló.
—...Supongo.
—¿Ves, Dei-chan?—Expresó la chica del zorro señalando al marionetista— Hazle caso al pelirrojo, que es inteligente.
—El mismo caso que haces tú, Shiro.
Hizo una leve mueca y sonrió con falsedad, moviendo la cabeza. Suspiró y, al ver que tenía la trenza algo desecha, se la colocó bien. Mas, minutos después y tras haberlo intentado ignorar, Alice se dio cuenta de que la mirada de cierto pelirrojo estaba puesta en ella. Alzó la mirada seria y ahí lo vio, sin expresión, mirándola.
Por lo que optó por hacer lo mismo que hacía él; Mirar. Ella también sabía jugar a ese juego y es más, era demasiado competitiva en esto como para pasarlo por alto. Ambos se mantenían la mirada sin parar, era como un pequeño duelo de miradas sobre quién aguantaba más.
Aunque quién sabe cuál era la intención principal de Sasori y qué era lo que en realidad pensaba, tan sereno.
—¿Me estáis escuchando?—Preguntó Deidara, irritado. Miró a los dos, primero a uno y luego a otro; su danna estaba impasible y de brazos cruzados, mientras que Alice estaba seria y sin hablar, pero mirándose—...No, no me estáis escuchando.
—Díselo a él, que no aparta la mirada.—Articuló Ali. Sasori sonrió con algo de arrogancia, lo sabía—Deja de mirarme, pelirrojo.
—Danna...—Susurró el de la arcilla.
—¿Te molesta que te miren?
—Sí, porque no sé lo que estás pensando....¿Quieres hacerme una marioneta o en hacer de mí una marioneta? ¿Quieres convertirme en una de ellas? Porque prefiero que me hagas una.
Él frunció el ceño y bufó
—Ya te dije que no te haría una marioneta, fastidiosa.
Yuki sonrió y juntó las manos, ladeando levemente la cabeza mientras hablaba. Su mirada era normal, pero sus ojos eran maliciosos.
—¿ah? No sé si puedo fiarme de tu palabra...
—Creo que sí lo sabes, ya lo has podido averiguar y darte cuenta todo este tiempo.
«Lo sé, lo sé...» Se dijo a si misma, mientras sonreía por ello. «Eres uno de los pocos en quien puedo confiar, Sasori»
—Es cierto, lo sé...—Sonrió con algo de suavidad.
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La respiración de Maica iba de sobras mejorable. Su costado estaba cicatrizando y lo único que tenía que pasar era que dejase de doler, ya que al ser en esa zona, rápido podría abrirse si se movía sin necesidad o dolería simplemente al andar.
Tal y como se había percatado Sasori, Alice había estado entrando y saliendo de su cuarto para asegurarse de que su mejor amiga estaba bien. Maica dormía mucho, y sólo en contadas ocasiones abría los ojos debido a la gravedad de la herida, porque necesitaba todas sus fuerzas en descansar, por lo que la ojiazul a veces se limitaba a estar a su lado para asegurarse de que todo iba bien.
De igual manera, Hidan también estaba mucho tiempo con ella. Y entre él y la mujer de hielo, se turnaban, igual que esa noche habían acordado que el albino se quedaría.
Los párpados de la salmón comenzaron a abrirse con parsimonia, dejando entrever sus ojos color miel. Elevó su mano para refregarse los ojos y se estiró un poco.
—Por fin te despiertas, no veas como duermes.
—¿Hidan?—Preguntó con un hilo de voz. Movió la cabeza hacia su izquierda y ahí estaba, sentado.
—¿Cómo estás, enana?—Dijo, sonriendo hasta que se mostraron sus dientes. Maica respondió igual y agarró su mano—Como me digas que te vas a morir o estás mal, te sacrifico.
La risa de la salmón resonó en la habitación; Nunca cambiará.
—Tranquilo, cada vez estoy mejor—Asintió con calma, entretanto se intentaba incorporar para quedarse sentada, a duras penas. Hizo una mueca de dolor; por desgracia, el costado seguía doliendo a horrores—...¿Alice ya se ha ido a dormir?
—¡Ni idea!—Se encogió de hombros—Creo que la he visto entrando a la habitación de Sasori cuando he salido hace cinco minutos.
«Anda, pues quizás ha ido a pedirle algo o similar. O para hacer alguna cosa...No sé, podrían ser muchas cosas.» Reflexionó, dubitativa y sonriente.
—Es idiota, debería dormir en vez de pasearse por la base.—Se quejó, hinchando los mofletes. Mai sabía que ella se la pasaba mirando a ver como estaba, porque a veces abría los ojos y la veía a su lado, durmiendo un poco. Pero hacía días que no dormía como era debido—Ojalá Sasori le de un veneno para dejarla dormida, a ver si así hace caso.
—¡Vaya, vaya!—Exclamó con malicia el jashinista, mirándola con gracia—Alguien se ha levantado con ganas de guerra, eh.
La ojimiel bufó y negó con la cabeza; Entre todo lo que pasó en la batalla, y lo que ocurrió un poco antes de eso...Su mejor amiga no llegaba a estar bien, lo puede notar en sus ojos. Y odiaba sentir que no podía hacer nada por ella.
—No, es sólo que la conozco.—Refunfuñó de mala gana—¡Aun así seguirá haciendo lo que quiere, fíjate! Pero bueno... ¿Qué hora es?
—Eh, pf...Las...¿Siete?—Confundido, la miró alzando una ceja, pasándose la mano por su cabello blanco.
—¿¡De la tarde!?—Se espantó con grandeza. No sabía que había dormido tanto.
—No, idiota.—Rodó los ojos Hidan, pegándole un golpecito en la cabeza—De la mañana, Misa. De la mañana.
—¿Qué haces aún aquí, entonces? ¡Vete a desayunar! Sé que no has comido, no intentes mentirme con esa cara que pones.
Él le guiñó un ojo y le sonrió, levantándose del lado de la cama donde había estado todo el rato. Verla con ganas de pelear e incluso de mal humor le hacía gracia y le encantaba. Significaba que ya estaba volviendo a ser ella.
—¿Te he dicho ya que adoro cuando te enfadas?
De repente la cara de Misaki se volvió roja, pero no por la fiebre.
—...Sí, varias veces.—Murmuró alguna que otra cosa y le lanzó un cojín—Ah, ¡Déjame ya! ¡Me va a dar fiebre por tu culpa!
Pero aún con los esfuerzos de la salmón, ese cojín ninja logró esquivarlo mientras se burlaba de su novia, señalándola con el dedo.
—¡No te muevas, ahora vengo!
«¡No me puedo creer que acabe de decir eso!» Internally screaming and crying.
—¿¡Y a dónde voy a ir!? ¡No me puedo mover, Hidan!—Dio voces y hacía muecas, pero él no hacía más que reírse—¡No es gracioso!
—Pues te estás riendo.—Dijo con una sonrisa maliciosa.
—¡Ya lo sé, vete!—Decía entre risas que no podía parar, pero que por la herida era una mezcla entre quejidos y carcajadas.
Al fin, el religioso se marchó a desayunar y la chica del fuego se quedó en una agradable soledad. Respiró profundamente y sonrió por lo que acababa de pasar y ya sabía; Hidan seguía a su lado y Alice no hacía más que preocuparse por ella, era como un sueño. En el fondo estaba disfrutando toda esa atención que tenía.
Pero lo que sí que no disfrutaba era que su mejor amiga no durmiese por su culpa, porque lo que hacía falta con todo lo que se guardaba Ali en su interior era que ahora no pudiese conciliar el sueño. Acabaría por dormirse en cualquier rincón.
Se rió por lo cabezota que era su amiga y, cuando iba a volver a tumbarse del todo en el colchón, alguien picó a la puerta.
«¿Quién será?» Pensó, extrañada por quien podría ser ahora «¿Será Ali?»
—¡Adelante!
La joven se volvió a incorporar, esperando pacientemente a que aquella persona desconocida entrase por su puerta, hasta que lo hizo. Maica cerró los ojos y sonrió con dulzura, moviendo la cabeza de un lado a otro como si estuviera cantando alegremente.
—Vaya, vaya...Mira quien aparece.—Rió un poco, antes de hacerle señas para que se acercase—Anda, entra.
—Hey—Habló, cerrando la puerta—Has despertado.
—¡Y yo que pensaba que ni me ibas a venir a visitar después de todo! —Dijo lloriqueando falsamente—Ah, pero me alegra ver que al menos vienes a verme, Itachi. Coge una silla y siéntate cerca, venga.
—...Sí, cierto.—Articuló, agarrando la silla que había mencionado Maica y colocándola frente a ella—Hidan ha dicho a los que estábamos presentes, en cuanto ha salido, que ya estabas despierta. Konan vendrá ahora a visitarte.
—Oh, perfecto, tenía ganas de verla. La verdad es que estoy mejor, por suerte.—Sonrió apacible—Aunque la puñetera herida me sigue doliendo, supongo que ya se me irá pasando...—Soltó un gran bufido, recargándose mejor la espalda en la almohada de la cama—Pero bueno, ¿Tú cómo estás? ¿Todo bien?
—Así es, como siempre.—Respondió, con la misma expresión fría e inexpresiva de siempre—Nada nuevo.
«A mí no me engañas, señorito estoico. Uchiha Itachi de los increíbles Uchiha». Murmuró desconfiada y altiva a si misma «Estás aquí por algo aparte de verme y yo lo sé. El zorro de Alice lo sabe y hasta el pájaro de fuera también».
—Itachi, a mí no me engañas...—Expresó la salmón, cruzándose de brazos de manera autoritaria—Sé que estás aquí por algo, como también sé lo que ocurrió entre Alice y tú hace poco sobre lo que viste aquella vez—Suspiró, decaída— Que quede entre nosotros dos, ¿vale? Ella ha estado bastante...Distraída, por eso.
Impasible, la observó con algo más que seriedad. Movió levemente la cabeza para asentir, lo que hizo proseguir a la ojimiel.
—También estamos al tanto de que...
—Sé que no sois quien decís que sois, Misaki. —La entrecortó, severo. Se cruzó de brazos y cerró los ojos—No hace falta que sigamos con ese juego, me di cuenta hace tiempo. Como también soy consciente de que sabéis más cosas de las que contáis.
—B-Bueno, eso...—Dijo rascándose la nuca nerviosa, riéndose un poquito al intentar encontrar las palabras para explicárselo—Entonces sabrás que nosotras no somos enemigos, ¿no? Esa conversación no iba por el "te ayudaré a matarlo", Itachi...
Él cerró los ojos, recargándose en el respaldo de la silla.
—No sé cuáles son vuestros propósitos ni qué es todo lo que sabéis...Pero sí que me di cuenta de que estabais intentando conseguir algo.
—Sí, pero...¿Realmente crees que querríamos matarte?—Preguntó algo afligida. Era cierto que en la vida de Itachi no habían habido muchos en quien confiar, y más de una vez habían intentado matarlo por quien era, pero no era el caso. Ni por asomo—Nosotras nunca haríamos algo como eso, y mucho menos Yuki... Al contrario.
El Uchiha frunció el ceño.
—¿A qué te refieres?
«Ella está intentando salvarte, eres una de sus prioridades...» Se dijo a si misma, en su cabeza «Alice quiere que vivas cueste lo que cueste».
—Mira...Es posible que si se entera de esto acabe muerta en un matorral, pero me la juego—Expresó cogiendo una bocanada de aire, decidida. Él estaba atento a lo que decía—Yuki jamás podría hacerte daño, Itachi. Es más...Es una persona que estaría a tu lado para ayudarte a lo que fuera.
Él se quedó callado, al igual que ella después de haberlo dicho. Maica no sabía si había hecho bien o mal, pero las cosas habían que dejarlas claras; No eran sus enemigas, eran sus aliadas. Puede que Alice hiciera parecer ver que estaba bien dejando que Itachi la "odiase"—cosa que no hacía—, para que así pudieran seguir con su misión sin más, pero así no se lograría nada.
Porque Maica no quería ver como alguien pensaba al contrario de lo que era con ella, porque Ali siempre haría cualquier cosa para salvarlo.
—Sin embargo...Estoy segura de que ya sabes eso también, ¿no?—Sonrió algo taciturna y cabizbaja—Sólo que siempre has sido bueno mintiéndote a ti mismo, Itachi.
Apretó su antebrazo con la mano contraria a la que estaba cruzado de brazos, con fuerza y sorpresa. Se quedó mudo y quieto al instante. Sin aviso alguno y contra lo que se podría esperar él, sus ojos se abrieron levemente por el desconcierto de lo que acababa de decir Misaki. Unas palabras que conocía a la perfección y, que en el mismo segundo, recordó quién las había pronunciado.
"Eres muy bueno mintiéndote a ti mismo"
Alguien que fue importante fue quien le dijo eso mismo cuando eran niños, al darse cuenta de cómo se sentía realmente. Las mismas palabras que estaba escuchando ahora mismo por otra persona.
...Shisui.
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Y aquí tenéis el capítulo 59, espero que os guste :) Como he dicho, aquí tenéis el segundo del especial, a ver qué tal y qué pensáis.
Bien, bien...Cosas importantes pasan y se dicen en este capítulo. Cosas realmente importantes. Bueno, al parecer nuestra mujer de hielo se va de misión con los artistas, ¿Qué tendrán que hacer? ¿Qué pensáis?
La charla entre Maica e Itachi es algo profunda, ¿verdad? Al final Mai, sin hacer caso a Alice de que no dijera nada, quiere arreglar las cosas y no quiere que el Uchiha piense o desconfíe de su mejor amiga, al saber lo que hay detrás de todos.Ha querido explicar con pocas palabras las emociones que suceden y lo que en verdad piensa de Yuki. Y...Le ha dicho algo, al final, que realmente le ha pillado de improvisto, porque era lo que le dijo Shisui en su primera misión con él.
¿Qué pensáis de la conversación entre Itachi y la salmón? ¿Qué creéis que pasará después de lo que le ha dicho Mai a él sobre Alice? Ah, esta chica es un tremendo huracán, hahahxd
¡Espero vuestros comentarios! Gracias por los más de cincuenta mil leídos. Es increíble, en serio. Esto no sería posible sin vosotras/os.
Hasta la próxima.