Hacía un día frío, y el aire era brusco y turbulento. Empero, al contrario que el tiempo, los aldeanos de la hoja cada vez se sentían más en paz. Poco a poco, volvían a la normalidad y se tranquilizaban, después de lo sucedido.
Aunque...Habían casos especiales, en que era todo lo contrario.
Dos días habían pasado desde el funeral de Izumo, un gran compañero y fiel servidor a la aldea. Su muerte había dañado a mucha gente, pero a ninguno tanto como a su mejor amigo, Kotetsu. Que, en su interior, no hacía más que culparse de ello.
Por si no fuera poco, el descontento hacia la organización criminal de Akatsuki aumentó en Konoha. Ahora el sentimiento de erradicarlos era más alto. Aun así, ciertas personas no querían mencionarlo debido a quién había aparecido en esa pelea.
Naruto, por ejemplo; Se odió el no haber estado ahí para remediarlo. Y más aún, el hecho de que Yuki y Misaki, estuvieran presentes y fueran cómplices de la muerte de un camarada. Estaba deprimido, no se podía negar y se apreciaba a la vista de todos.
Por otro lado, Leo no daba demasiada importancia a lo sucedido porque sabía que no había sido culpa de su hermana, si no que, incluso, ella se sentiría mal por lo ocurrido. Le molestaba muchísimo no poder estar a su lado en momentos tan difíciles, pero sabía que tenía que estar en la aldea. Era de más utilidad y tenía más planes él. Pero también, odiaba cómo la gente hablaba mal de ella sin saber la verdad.
Pocos sabían cuáles eran las verdaderas intenciones de ellos tres. Todo era para evitar una enorme tanda de muertes.
Un bruto aire provocó que las hojas de los árboles cayeran despacio, mezclándose con la húmeda hierba de la tierra. El aliento de alguien al suspirar estaba cargado, y por el frío que podía hacer esa mañana, hasta se lograba ver las bocanadas de aire.
Kakashi estaba en calma responsando, sentado, en alguna cima para poder apreciar bien las cosas. Como siempre, estaba pensando, serio. Su mente no hacía más que recapitular lo sucedido hacía nada.
Cada palabra y cada acción.
Había quedado con Yuki de seguir con ello, porque según ella, las muertes no acabarían ahí. Izumo había sido su compañero y su muerte no le gustaba, era más que obvio. Pero él no la culpaba de lo ocurrido, porque sabía que era una situación peligrosa y que podría correr por muchos caminos, y por más que ambos intentasen cambiar el rumbo de la situación, ya se había encendido la pólvora y de ahí no podría salir nadie ileso.
«Sin embargo...¿Cómo sabía ella que Asuma iba a morir en ese momento? ¿Cómo sabe las muertes que ocurrirán en un futuro? » Pensó Kakashi, serio, mientras observaba a la nada «Tuve una corazonada con esta chica. Sabía, en cuanto la vi, e incluso después de pelear con ella como rivales, que no era un enemigo. Y parece que tuve razón. Pero aun así...Me pregunto por qué. »
¿Cuáles son sus verdaderas intenciones? ¿Qué era lo que esa chica tan misteriosa para él tenía en mente?
El albino cerró los ojos y suspiró con grandeza por todo.
—Yuki...¿Quién eres?
Se estiró y movió un poco los brazos para levantarse—y empezar a moverse y dejar de pensar mucho en ello—, cuando al abrir los ojos, pudo atisbar a cierto azabache refunfuñando y con cara de pocos amigos en una zona aislada y de entrenamiento.
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—Maldita sea—Gruñó el de ojos verdes.
Hizo una mueca y se tiró al suelo de golpe, con los brazos y piernas extendidos; Refunfuñaba, básicamente, porque no sabía del paradero de su hermana ni el estado de salud de la mejor amiga de ésta. Y por desgracia, por eso no podía concentrarse mucho.
Movió la cabeza de un lado a otro y cerró los ojos para descansar, todavía con el ceño fruncido; Era su hermana, sabía que no podía pasarle nada y era fuerte. Confiaba en ella, y él tenía que hacer lo suyo en la aldea.
—¿No estabas entrenando?—Preguntó una voz.
—Estoy en modo reposo ahora, no tengo pilas.—Contentó indiferente, todavía con sus párpados abajo.
—¿Molesto porque tus pensamientos no te dejan hacer las cosas bien?—Dijo, entre un tono burlón y serio. Sabía perfectamente lo que ocurría.
Yukine bufó y se reincorporó un poco, pero se quedó aún sentado.
—Sí, bueno...No importa. —Se colocó bien la pequeña coleta que tenía, para después sentarse como un indio—Más importante, tengo una pregunta muy importante que hacerte, Kakashi.
El nombrado entrecerró un poco los ojos, y asintió.
—¿Hmm?
—¿Cómo supiste que...Yuki y yo somos hermanos?—Interrogó impasible, cruzándose de brazos. Sabía que él lo intuía, pero cuando el albino le dijo sin preámbulos que conocía que ambos eran hermanos, se sorprendió un poco. Sobretodo porque no se lo dijo a nadie.
—Yukine, os parecéis más de lo que creéis.—Dijo sonriendo—Tus ojos me recordaban mucho a los de ella, y tu personalidad, aunque no sois exactamente iguales, tenéis características que os hacen parecer similares.
—Aun así, por la apariencia uno no se puede regir. Tendrías que tener algún motivo más para saberlo, no me mientas.
—Es cierto, hay más motivos.—Afirmó, sensato—...Aparecisteis ambos de la misma manera; Súbitamente. Y aunque es cierto que muchas aldeas pequeñas todavía están en guerra, me pareció demasiado extraño que, después de lo sucedido en su base con Sasori y Deidara, junto a ellas, en Konoha se presentase un chico con aspecto demasiado familiar.
Leo suspiró y lo miró, sereno. Si bien eso lo podía entender, porque hasta él se había preguntado cómo narices no se daban cuenta del parecido entre Alice y él, lo que más se interrogaba era por qué razón no lo había revelado. Porque él empezó a sospecharlo antes de que su hermana apareciera en casa del ninja copión para hacer el trato.
—¿Entonces, si lo sabías, por qué no dijiste nada?—Preguntó. Realmente lo quería saber—Esperaste a ver las cosas, a ver cómo iban. Pero no le dijiste una palabra a nadie de quién era en realidad.
—Quería saber si estaba en lo cierto o no con ella. Y si mi intuición de que no era la asesina que hacía ver era cierta.—Manifestó, sin más. El pálido chico asintió entendiendo, se imaginaba que sería algo así—Quería ver qué era lo que hacías aquí y cuáles eran las intenciones de todos. Cómo te comportabas, etc. Pero lo que pude ver no fue malo ni negativo, al contrario—Kakashi bufó, pero después sonrió un poco con sus ojos cerrados—. Si te soy sincero, me confundió un poco esto, pero cuando tu hermana se apareció en mi casa lo comprendí.
«Así que, en todo momento Kakashi estuvo analizando cada acto que hacía, a ver si iba en contra de ellos o no...Por eso no dijo nada, porque quería verlo» Murmuró en su mente Leo, abstraído y algo arrogante «Mi hermana tenía razón, Kakashi es muy astuto».
—¡Vaaya!—Exclamó con malicia el azabache, para después entrecerrar los ojos en una expresión ladina—Y yo que pensaba que tenía el factor sorpresa... Bueno, al menos, tú eres al único que no he podido engañar, los demás no saben quién soy.
—Sí, pero ahora me toca a mí hacer las preguntas.—Expresó con una sonrisa inocente. Que, para nada, era inocente. El otro puso mueca de desagrado y frunció el ceño con desconfianza, pero asentió para que prosiguiera—¿Quiénes sois en realidad, Yukine?
—Personas de carne y hueso.
Kakashi suspiró.
—No vale que tú me preguntes y yo te responda, pero al contrario no. Aquí todos somos aliados, ¿no? —Dijo sonriente, remarcando lo de aliados —Aunque quizás tú no pienses igual, ¿Nos hemos vuelto ahora enemigos? Otra gente podría pensar diferente.
—¡Eso es chantaje, no se vale!—Gruñó arrugando la nariz. El jonin simplemente se encogió de hombros, como si no le importase—Es demasiado peligroso que te cuente algo, ¿No sería más fácil que se lo preguntases todo a mi hermana?
—No sé cuándo volveré a ver a Yuki, pero estoy seguro de que también le preguntaré a ella.—Estaba más que claro. Kakashi cuando hubiese un momento, interrogaría a la ojiazul para aclarar dudas, quería saber la verdad y escucharlo de ella también—Así que...¿De dónde me has dicho que sois?
—Ah, de muy lejos. Muy, muy lejos.—Contestó imperturbable, sin dar más detalles. El ninja copión frunció el ceño y preguntó si eran de otra aldea, a lo que Leo negó—No, no somos de ninguna aldea cercana de aquí. Digamos...Que más lejos todavía, no lo reconoceríais de lo diferente que es.
El albino se quedó callado un momento. Un momento silencioso donde no hacía más que divagar y recolectar todo lo que escuchaba. Aunque es posible que en vez de respuestas, lo único que consiguiera son todavía más incógnitas y preguntas.
—Cuando vino, me explicó que habría una masacre por parte de ambos bandos, y que no quería que muriéramos—Comentó.
Leo se cruzó de brazos y cerró los ojos, inexpresivo.
—Es cierto...Si Asuma hubiera ido allí en vez de vosotros, el niño de Kurenai ya no tendría padre.—Esclareció el joven, algo frío y mirando al suelo—Al menos, habéis podido salvarlo a él. De momento.
—Sí, lo sé...—Bufó, algo abatido al recordar lo ocurrido—En todo caso, sé gracias a ella que ahora tenemos que ir con mucho cuidado.
«Pero...¿Por qué justamente Akatsuki, Yuki?» Se preguntó a si mismo, una vez ya había acabado la tanda de preguntas porque, obviamente, sabía que Yukine no diría nada a espaldas de su hermana «¿Qué intención tienes también con ellos?»
—¡Oooooi, Kakashi!—Dio voces una voz diferente a la de Yukine. Sin inmutarse, el rostro del albino se fue girando poco a poco para encontrarse con el portador de aquella voz.
—Ese es...—Susurró Leo, algo sorprendido porque, definitivamente, era la primera vez que lo veía desde que había llegado. Pero no sabía si era una buena o mala señal.
Esperemos que sea buena.
—Ah, Jiraiya-sama.—Dijo. Un poco más atrás del sabio, venía corriendo un rubio sonriendo de oreja a oreja y saludando a los dos algo alegre.
—¡Kakashi-sensei! ¡Hey, Yukine!—Gritó Naruto, acercándose a ellos en un sprint.
«Ahora sí que no podré seguir con mi entrenamiento con tranquilidad» Pensó el azabache, un poco apático.
—¿Qué hacéis los dos aquí, Jiraiya-sama?—Preguntó un extraño peliplata en cuanto todos estaban reunidos y cerca.
—Necesito hablar contigo de algo importante. —Sonrió y le dio un golpecito en la espalda—Venga, ven— El enmascarado asintió serio, y ambos se alejaron un poco de los chicos, dejando a Naruto y Leo solos hablando o peleando. Puede que ambas, porque el segundo no hacía mucho caso y el rubio se quejaba.
—¿Ocurre algo malo?—Ya apartados y lejos de los oídos de esos dos, el ninja copión ahora estaba algo confundido y curioso por lo que querría decirle el sannin.
—No pongas esa cara tan seria, no es nada horrible.—Jiraiya se rió, a lo que Kakashi suspiró algo más calmado—Tranquilo, es sólo algo importante que pensé que deberías saber.
—¿Importante?—El otro asintió.
—Hace días volví a ir al monte myoboku para ejercitar a Naruto.—Declaró, cruzándose de brazos—Pero antes de irme fui a ver a Ōgama Sennin, y me habló de un sueño que había tenido hace poco.
Los ojos del jonin se ensancharon, pero rápidamente volvió a ponerse en situación. Miró de reojo a Naruto, muy serio, y después volvió a mirar a Jiraiya.
Pero éste negó con la cabeza.
—No, Kakashi. El sueño no iba de Naruto.
—¿Entonces?—Preguntó ahora más extrañado que antes, si podía caber.
El gran sannin cogió aire y suspiró, para, posteriormente, observarlo con gran seriedad.
—Me habló de dos chicas diferentes al resto de personas. Dos jóvenes que podrían cambiar de una forma u otra el rumbo de las cosas y el destino de muchos, de la misma manera.
Ahora, esa confusión y esa sorpresa, eran el doble en Kakashi.
—¿Crees que se refiere a Yuki y Misaki?—Interrogó.
—Sí, lo creo. —Admitió total y rotundamente—Me encontré con ellas en una escapada que tuve, y ambas parecían algo sospechosas, pero no malas personas. Además, las dos me advirtieron de que tuviera cuidado con el líder de su organización, que me lo pensara dos veces antes de hacer algo...Era como si ya supieran que algo ocurriría en un futuro.
—¿...Naruto lo sabe?
—No, no lo sabe todavía.—Bufó—Me ha hablado varias veces de ellas, y que no se creía que fueran criminales después de pasar tanto tiempo con las dos y que haría que reflexionasen. Y sobre una conversación que tuvieron él y la chica de la trenza que hizo darle más ánimos.
El del sharingan cerró los ojos con aire reservado y suspiró, cruzándose de brazos. Se podía escuchar los quejidos y refunfuños de Naruto y las respuestas frías de Yukine al fondo, mientras tanto. Un soplo de aire los atrajo a todos, y él volvió a hablar.
—Entiendo...
—Después de todo lo ocurrido y de haberlas visto con mis propios ojos, estoy más que seguro que Ōgama Sennin me hablaba de estas dos chicas, Kakashi.—Se deshizo de su cruce de brazos y el sannin sonrió un poco—Pero lo bueno es que no me dijo que fueran nada perjudicial ni negativo.
Abrió los ojos y sin pronunciar palabra, elevó la vista al cielo nublado.
«¿Quién eres en realidad, Yuki?» Se preguntó, una vez más.
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¡Y aquí el capítulo 58! Espero que os guste, de verdad. Sé que he tardado demasiado. DEMASIADO. Pero no tenía muchos ánimos de escribir últimamente...Aunque al parecer han vuelto. O eso espero.
Importante, eh. Kakashi se sigue haciendo sus preguntas, aunque ahora confía en Alice. Pero no sabe cómo conoce todo y por qué razón lo hace. Y...Jiraiya, nuestro ero-sennin, le ha comentado que el gran sapo ha tenido una visión sobre dos chicas desconocidas. Ya sabemos de quién habla, ¿no?
¿A qué se referirá? ¿Qué estará por venir a partir de ahora o qué queréis que ocurra? ¿Qué harán ellos?
Espero vuestros comentarios. Ah...Si hay suficientes, publicaré otro capítulo. Sí, sí. Habrán dos, un especial. Pero...¡Sólo si comentáis lo suficiente!
Hasta la próxima.