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Los de Konoha, el equipo siete y once, llevaban agotados de una larga y ardua misión que, por suerte para todos, había acabado bien.
Gaara, aunque le habían extraído el bijuu, había vuelto a la vida gracias a la técnica de resurrección de la abuela Chiyo. Por otro lado, quitando la felicidad que sentían por esto último, estaban un tanto desmoronados por la triste sorpresa que se encontraron.
Yuki y Misaki eran espías. Y no sólo eso, si no de la peor organización que había; Akatsuki, de todos los criminales de rango S.
Y eso, por mucho que no les gustase reconocerlo, era así. Y se lo tenían que contar a la Hokage, tenía que estar al tanto.
Pero Kakashi, el ninja copión, sabía que la cosa no era sólo eso, que había algo mucho más profundo y extraño detrás de las acciones de esas dos.
—¡Hokage-sama!—Picó Kakashi a la puerta, a la espera de su consentimiento—Ya hemos vuelto de la misión.
—¡Adelante!—Se escuchó decir detrás de la puerta.
Pasaron y vieron cómo Tsunade estaba sentada en su silla, con todo el escritorio lleno de papeleo que dejó para prestarles total atención.
—¿Y bien?—Preguntó cruzándose de brazos, con una expresión un tanto impaciente.
—La misión ha resultado todo un éxito, al final. Pero la señora Chiyo ya no está con nosotros.—Explicó el albino.
—Entiendo...—Se levantó de su asiento, quedándose parada de espaldas a ellos y mirando por la ventana.
—Gracias a ella, el kazekage ha vuelto a la vida, maestra...—Habló Sakura, afligida de sólo recordarlo.
Tsunade se giró y les miró a cada uno de los presentes; No parecían muy contentos, pero no sólo por el tema de Chiyo, si no por otro diferente.
—¿Naruto, ocurre algo?—Le preguntó a él, ya que era el que más hablaba siempre y, que estuviera así de callado, era porque algo le había afectado de sobremanera.
El rubio se mordió el labio y apretó el puño por la rabia, cerrando los ojos por lo mal que se sentía al recordarlo. Neji chasqueó la lengua y miró hacia otro lado, con los brazos cruzados, mientras Sakura le ponía una mano en su hombro en forma de apoyo a su rubio compañero.
—¿Qué ocurre, chicos?—Interrogó de nuevo la Hokage, que se impacientaba y preocupaba aún más.
—Hokage-sama...—Suspiró Kakashi—Yuki y Misaki, son de Akatsuki.
—¿¡Qué!?—Ensanchó los ojos con asombro y desconcierto, para después morderse el labio por la rabia y pegarle un puñetazo a la mesa—¿¡Cómo sabéis eso!?
—Aparecieron como apoyo para ayudar a varios miembros contra los que luchábamos, las vimos con nuestros propios ojos como los ayudaban.—Explicó Kakashi, tampoco muy contento.
—¡Mierda!—Gruñó—¿Cómo es posible...? Casi estábamos seguros de que no lo eran, no aseguraban serlo.—Chasqueó la lengua, cruzándose de brazos molesta—Chicos, dejadme a solas con Kakashi. Ahora.—Ordenó.
Todos salieron de su despacho con caras largas, dejando a Kakashi, Shizune y Tsunade a solas en ese cuarto lleno de tensión.
—¿Cómo ha llegado a ocurrir?—Preguntó, respirando y calmándose, queriendo escucharlo todo.
—No lo sabemos, no nos quisieron explicar nada.—Suspiró—Sobretodo Yuki, ella era la más reacia a hablar.—Cerró los ojos, con tranquilidad—Pero...Creo que hay algo más detrás.
—¿Algo más detrás?—Inquirió la rubia, curiosa e interesada por las declaraciones del genio albino—¿A qué te refieres?
—Que no creo que sólo se deba y sea el simple hecho de que sean criminales y estén en esa organización porque sean malas personas, tengo la sensación de que hay algo detrás demasiado importante y que no nos han contado.
El albino bufó y pensó; Estaba más que seguro, que cuando miró directamente a los ojos más de una vez a Yuki, no vio maldad, no vio los ojos de una criminal y asesina, no vio las intenciones de dañarlos...Vio todo lo contrario en esos azulados ojos.
—¿Estás seguro de eso, Kakashi?—Interrogó la Hokage, seria y sensata. Ella sabía que si Kakashi tenía la intuición de algo, era porque había algo detrás, confiaba en la inteligencia y astucia de ese hombre en demasía—¿Y qué piensas que nos ocultan?
—Estoy seguro, Hokage-sama.—Asintió totalmente determinado—Pero no puedo llegar a saber qué es lo que no nos dicen.
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El ninja copión había salido ya de allí, caminando pensativo y con alguna idea que otra rondando por su cabeza, hasta que vio a cierto alumno suyo paseando por un parque, con una mirada triste y abstraído de todo lo que le rodeaba.
El albino suspiró y se encaminó hacia él.
—Naruto, ¿Qué haces por aquí, no tienes nada más que hacer?—Preguntó una vez había llegado a su lado, haciendo reaccionar al rubio.
—Kakashi-sensei...—Murmuró.
—¿Qué te ocurre?—Cerró los ojos, sosegado. Aún así, por mucho que preguntase, sabía perfectamente qué era lo que tenía a su alumno en un estado un tanto depresivo.
—Yo...—Susurró, sin poder seguir las palabras.
—Cambia esa cara tan larga, es muy inusual y pone de los nervios que no estés con tu sonrisa de siempre.—Habló Kakashi, sonriendo por debajo de la máscara al rubio.
—Pero ellas, al final...—Bufó dolido, pensarlo le hacía sentir peor—Ellas al final son espías, y de Akatsuki...—Miró al suelo, apenado—Aún sigo sin poder creérmelo...
El albino suspiró y le colocó la mano en el hombro, complaciente y sereno.
—Cierta corazonada me dice que la cosa no acaba ahí, Naruto.—Dijo, provocando que el nombrado alzase la mirada y le observase con cierto brillo recobrado en sus ojos—Tengo la impresión de que esas dos tienen algo en mente, no son sólo criminales.—Le barajó el pelo, desordenándolo—Tú lo sentiste al igual que yo cuando estuviste con ellas, ¿No es así?
El rubio sonrió y recobró su antigua actitud: Era cierto, por mucho que hubiese visto eso, las palabras que le dedicó Yuki de apoyo y consuelo, no se iban, se habían quedado grabadas en él.
Y sabía que eran verdaderas.
—¡Sí!—Exclamó con una gran sonrisa—No me importa tener que traer a otros amigos de vuelta como a Sasuke.—Alzó su puño—Si tengo que hacerlo, lo haré.
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Pov Alice
—Así que, ¿Misión difícil, eh?—Sonreí e ironicé un poco mientras caminaba junto a él por el pasillo, ignorando el escalofrío que me había recorrido hacía segundos.
—Sí.—Sonrió—He oído que la misión ha sido un éxito, si no hubieseis llegado, quizás Sasori y Deidara no estarían tan bien como ahora.—Manifestó con seriedad.
—Bueno, algo así...
Itachi dejó salir un pequeño suspiro y se me quedó mirando, abstraído y serio, sin dejarse fuera de visión ninguna expresión mía.
—Ha sido una suerte un tanto extraña.—Dijo, sorprendiéndome por tal comentario—¿Cómo sabíais que necesitaban ayuda?
—Tengo buena intuición, y cuando mi sensatez me dice que algo va mal, más vale que le haga caso cuanto antes.—Expresé con sinceridad. Por mucho que la razón de saber que si necesitaban ayuda era otra, lo que le acababa de decir era totalmente cierto.
De manera espontánea, Itachi se paró en seco, dejándome a mí delante de él y haciendo que me girase por la extrañeza de lo que acababa de hacer. Le observé intentando averiguar la razón por la que se había parado y, éste me miraba seriamente, inspeccionándome el cuerpo de arriba a abajo y luego mirándome directamente a los ojos.
—¿Qué ocurre?—Pregunté un tanto nerviosa.
Sin previo aviso, me cogió del brazo y me atrajo hacia él. Con un rostro demasiado serio que pocas veces había visto, levantó la larga manga de mi kimono rojo y la dejó a la altura de mi hombro, dejando al descubierto mi herida abierta con la venda roja—Y, por ende, brotando sangre de ella—por el ataque de Kakashi.
—Estás herida.—Dijo de mala manera, frunciendo el ceño—Y no es una herida superficial...Ni mucho menos.—La miró, para luego penetrarme con su mirada.
—No me duele.—Manifesté mansa y quité el brazo, más él siguió sujetándomelo—En serio, Itachi, no es nada. Sólo se ha abierto, ya me he vendado, como ves.
Pero era mentira, en parte. Es cierto que no había pensado mucho en la herida y que por eso no me dolía, ya que tenía muchas cosas rondando por mi mente como para preocuparme de una estúpida lesión que tenía. Pero me la vendé para que se curase más rápido, tampoco quería que me inmovilizara el brazo.
Pero él sabía que no era así, sabía que mentía.
—Vamos.—Se adelantó, aún agarrándome y arrastrándome con él—Hay que cambiarte el vendaje.
—Te digo que estoy bien, no hace falta.—Dije, mas no me escuchaba y seguía caminando hasta la enfermería—¡Itachi!
—Sabes que no es cierto, si no se te vuelve a vendar, seguirá haciéndose más grande y sangrará todavía más.—Profirió frío—Puede ser peligroso, y más por el raikiri de Kakashi.
Me sorprendí gratamente; ¿Cómo sabía que la herida era por su chidori?
—He estado con él en el pasado, sé cómo son sus ataques y lo que causa.—Explicó claramente y tranquilo, como si me hubiese leído la mente y supiese que era eso lo que pensaba.
Suspiré y me resigné, conocía que él no se iba a rendir y lo iba a hacer de todas maneras, así que me lo volveré a vendar.
Aunque podía hacerlo yo misma, lo hubiese hecho tarde o temprano...
Llegamos allí y me quedé apoyando mi espalda en la camilla, esperando entretanto el Uchiha cogía la venda y venía hacia mí. Yo empecé a desatarme la tira para proceder a la otra, pero Itachi me detuvo colocando su mano sobre la mía y apartándola con suavidad.
—Déjame a mí.—Dijo, cogiéndome sin fuerza y estirando mi brazo para quedar a buena altura para que pudiera vendarlo.
Asentí y le dejé el brazo a su disposición, con un poco de rubor en mis mejillas. Yo le observaba mientras él me vendaba con total tranquilidad y sosiego, muy atento a lo que estaba haciendo y no hacerme daño.
¿Esas ojeras de qué serán? Siempre las ha tenido...
Imagino que cada día estará pensando en Sasuke, no debe de ser fácil para él saber que su propio hermano lo odia, aunque lo haya decidido así él mismo. No me gustaría algo así con mi hermano, porque aunque Leo y yo nos enfademos varias veces, nos protegemos con fuerza mutuamente.
No me puedo ni imaginar lo que siente él.
De improvisto, subió le mirada y me miró directamente a los ojos; Había notado mi mirada desde el principio, a sabiendas de que le estaba observando. Aparté los ojos rápidamente, inquieta, y puse mi vista en el suelo, notando cómo éste volvía a su acción de vendarme.
Él...Bueno, no faltará mucho para que tenga que pelear contra Sasuke. Para que se deje matar por su propio hermano...
No puedo dejar que ocurra, tengo que hacer algo. No voy a dejar nunca, que muera. Él se merece algo mejor que todo lo que ha vivido. Pero...Con sólo de pensar que uno de los siguientes es él, el pecho se me aprisiona de muchas maneras.
—¿Yuki?—Preguntó con un tono un tanto preocupado en su voz—¿Ocurre algo?
Aún en trance y con un poco de miedo por sólo pensar en que no salga como quiero el poder salvarlos a todos, asentí desganada; Esto no había acabado, pasarán y tendremos que hacer muchas, muchísimas más cosas.
Porque aunque hayamos salvado a mi pelirrojo, aunque Deidara vuelva a tener los dos brazos cuando encuentre el que le falta, ninguno está a salvo del todo. Los de Konoha están detrás de nosotros, cada vez más de los otros de Akatsuki serán los siguientes, al igual que algunos de la hoja, tenemos que hacer algo con Sasuke...
Además, no tengo ni idea dónde cojones está el idiota de Madara y eso me enerva...Y, para ponerlo de mal en peor; Obito, no sé nada de él...
—Hey, Yuki.—Me cogió de la cara con ambas manos, girándomela con finura y haciendo que tuviera que mirarlo directamente—¿Estás bien?
Dejé de apretar las uñas en la silla—Que inconscientemente estaba haciendo, supongo que por la rabia—y me relajé un poco más, colocándole una de mis manos encima de las de él, suspirando tranquila.
—No te preocupes, sólo me he acordado de algo.—Le dije serena, sonriendo un poco y bajando con lentitud sus manos.
—Está bien...—Manifestó, relajando un poco sus hombros—La venda ya está bien puesta, no creo que vuelva a sangrar si no haces grandes esfuerzos.—Dijo serio, como siempre.
—Itachi...Gracias.—Hablé, sobándome el brazo débilmente y bajándome la manga después.
—No es nada...—Fue lo único que dijo.
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Ambos, posteriormente, nos dirigimos a las afueras con tranquilidad, pasando antes por el comedor donde estaban Maica, Deidara e Hidan diciendo alguna que otra cosa extraña.
—¿Te ha vuelto a ocurrir?—Preguntó de la nada.
—¿El qué?—Interrogué indiferente, haciendo ver que no sabía de lo que hablaba.
—Tu enfermedad.—Dijo severo, mirándome de la misma manera. Le observé y le analicé un poco, pensando en qué decirle. Porque, bueno, no me gustaba que se preocuparan por mí.
—No, estoy bien.—Me limité a decir, haciéndole alguna que otra seña a mi zorro, viendo cómo éste hacía tonterías por detrás nuestro.
—Sé cuando mientes, Yuki.—Hizo una pequeña mueca sonriente, haciendo que me sonrojara un poco y le mirase.
—Ooooh, vaya...—Sonreí socarrona—¿Tienes poderes mentales también, aparte de oculares?—Bromeé.
Ciertamente, es uno de los pocos—con menos de los dedos de una mano pueden verlo, en realidad— que logra ver cuándo digo algo de verdad o no, no lo entiendo. De una forma u otra se da cuenta.
Itachi volvió a sonreír por el comentario, mas me miró después directamente a los ojos.
—No, pero se nota que aún no estás recuperada del todo.
—Tranquilo, estoy hecha de metal, ninguna enfermedad puede conmigo.—Declaré con una mueca de malicia.
—Ya veo.—Comentó con una débil sonrisa—Mejor así, entonces.
En el comedor, pasando por allí, Maica me miró con estrellitas en los ojos y moviendo arriba y abajo sus cejas una y otra vez al vernos, para luego lanzarse a abrazarme, casi tirándome al suelo, como siempre.
—Umph...—Mascullé entre dientes, mientra aguantaba el impacto que me había dado—De verdad te lo digo, deberías de dejar de hacer eso.
—Nunca.—Respondió totalmente seria, siendo llevada por mí, sí....Por mí, porque se colgaba de mi cuello, hasta alguna parte donde la llevara.
Me senté en el sofá y, mientras veía cómo Hidan y Deidara discutían sobre alguna tontería que, de verdad, no sabía cuál era, noté de forma instantánea, cómo Mai me agarraba fuerte del brazo y luego un zumbido agudo retumbando en toda mi cabeza, haciendo eco en ella en cada momento, era casi como si me estuvieran llamando...
Era...El Gentoshin no jutsu. Es Pain.
Hicimos todos los presentes los sellos después de mirarnos y asentir y, como por arte de magia—Aún no me acostumbro porque es algo muy raro—, aparecimos cada uno puestos en la estatua en forma de holograma.
—Ya estamos otra vez, nunca podemos estar tranquilos.—Gruñó el albino jashinista.
—Veo que la misión ha culminado de manera excelente, me alegro.—Habló el del rinnegan, ignorando a Hidan—Habéis hecho un buen trabajo, Deidara, Sasori...—Profirió, para después mirar a mi amiga y segundos transcurridos, a mí directamente—Vosotras dos también deteniendo a los de la hoja, os felicito.
—Hmp...—Murmuré.
—Bien, dicho esto, hay algo de lo que tengo que hablaros.—Expresó serio y entrecerrando los ojos un poco.
Miré por todas y cada una de las partes atenta, intentando buscar a cierta persona, hasta que la encontré e, inmediatamente, me crucé con su mirada.
O con su máscara, mejor dicho.
—¡Yuki-chan!—Exclamó ese enmascarado con voz infantil—¡Te echo mucho, mucho de menos!
—Eh, sí...—Dije mirándolo de manera extraña. Sí, a veces lo hacía para dispersar dudas, pero no de esa manera. Era demasiado raro que me dijera algo tan efusivo y energético.
—Quiero acabar.—Habló hostil Pain, acabando con toda conversación. Al ver que todos estaban callados, siguió—Como los de Konoha y la arena saben del paradero de esta base y podrían volver, habrá que situarnos en otra aún más encubierta.—Explicó—Estará por los bosques de una aldea que no es demasiado conocida, por lo tanto, allí nos situaremos esta vez.
Todos los de la organización asentimos—Bueno, alguno más a regañadientes que otros. Ya sabéis, cierto albino que rechista por todo...— sin mucho más, ya que era algo que ya esperábamos después de lo lo ocurrido.
—Iréis hasta esa base en grupo de dos, tres podría ser demasiado llamativo.—Declaró, para después mirarme y dar una pequeña mueca ladeada que apenas se apreció—Por lo tanto, Yuki, Misaki...—Dijo con tranquilidad—Vosotras dos partiréis juntas, los demás como los equipos de antes.
—¡Al fin!—Exclamó feliz la salmón. Yo, me limité a darle una pequeña sonrisa a Pain, imagino que mis comentarios han dado sus frutos y, por fin, me ha hecho caso.
—De momento.—Finalizó con un tono arrogante y desafiante, a sabiendas que le estaba mirando mal.
Será capullo...
—Nada más, no tardéis más de tres días en llegar hasta esa base.—Proclamó frío antes de desaparecer y deshacer todos el jutsu.
Vaya, vaya...Así que cambiamos por fin de guarida, eh...
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Pues...Aquí está, el capítulo 31 con diferentes puntos de vista y situaciones.
Necesito que respondáis a esto urgentemente, de verdad, no paséis de esto que diré; Esta novela es larga, por lo tanto...¿Os molesta qué sea larga? Porque quizás a muchas personas les parecería tediosa, y puede que queráis que la divida, no sé, lo que os parezca.
Bien, punto de vista de los de la hoja. Ya todos se han enterado de que las chicas son de Akatsuki, hasta Tsunade lo sabe, pero...Kakashi sabe que hay algo detrás, a ese hombre pocas cosas se le escapan y sabe que Alice no querría hacerles daño, así lo sintió él.
¿Qué creéis que ocurrirá con los de Konoha? ¿Con Kakashi, Naruto...?
Y bueno, se sabe un poco más de la azabache; Alice tiene un hermano un poco más pequeño que ella, sep. Un hermano. Ahora tendrán que salir de la base, también. ¿Qué ocurrirá?
Y del capítulo en general, ya sabéis..Comentad todo lo que queráis del capítulo y todo lo que ha pasado en él.
En multimedia: Para que os hagáis una idea del momento de Kakashi y Naruto.
Hasta la próxima.