Prometí que si llegaba a los cinco mil leídos subiría doble capítulo, y aquí está. Muchas gracias por todo vuestro apoyo, de verdad.
Es más, ya que estoy de vacaciones—Gracias a los Dioses—, y por la tardanza, también subiré el primer capítulo de mi novela de Diabolik Lovers. Por cierto, me gustaría que en los comentarios pusierais si queréis que la protagonista se llame Alice o tenga un nombre diferente.
E igualmente, subiré el primer capítulo también de mi novela de gore—Que ya tenía publicado el prólogo—y, espero que ambas historias os gusten y las leáis.
Sin más, os dejo con el capítulo y todas sus situaciones. (Sí, hoy hay un especial de todoxd)
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...
—Todo esto es culpa tuya...Esto es obra tuya, y de nadie más.
Mis manos estaban completamente llenas de sangre, danzando entre mis dedos mientras veía como bajaba lentamente hasta mis codos.
¡¿Pero qué?! No, otra vez no...
Algo me abrazó por detrás, paralizándome y reteniéndome por completo, sin dejar que moviera un solo músculo. Sentía, totalmente, cómo se pegaba a mí.
¡Tengo que salir de aquí!
Pero no pude, de nuevo; Cuando intenté correr, se escuchó un estridente ruido y me caí al suelo sin llegar a andar más de dos metros.
No...otra vez las cadenas.
—Esto...Culpa mía...—Miré hacia abajo, temerosa.
Miré lentamente hacia mis piernas, abriendo los ojos al ver lo que tenía encima; Había un cuerpo sombre mi regazo, y se parecía a...A...
¡¡¡NO!!!
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...
—¡Alice!—Gritó una voz femenina, zarandeándome con preocupación y fuerza una y otra vez.
Me incorporé rápido, mirando hacia el frente con los ojos bien abiertos y respirando agitada.
De nuevo esas putas pesadillas...
Aun así, esta vez...A parte de la pila de cuerpos y la sangre, alguien me hablaba, me tocaba...y, había un cuerpo, que...
—No...—Susurré.
La chica que tenía frente mío, Maica, me posó su mano en mi hombro, preocupada y cariñosa. No entendía qué pasaba y eso le hacía en cierta forma, preocuparse aún más.
—Oye...—Me dijo—Esto ya me está empezando a preocupar de verdad.—Me miró a los ojos, seria.
Como ella, también la miré a los ojos, atisbando su mirada intranquila y turbada por mis sueños. Pero, ¿Qué le iba a decir? ¿Qué me estaba volviendo loca? ¿Qué me veía encadenada y con una pila de cuerpos?
También me está empezando a inquietar a mí...
Maica veía cómo en mi cara había total preocupación. Además de verme trastornada y confundida. Algo que no lo había visto nunca en mí. Y, por alguna razón, no paraba de mirarme las manos a cada instante.
Esos sueños me jugaban una mala pasada y me dejaban con mal cuerpo, pero... ¿Qué significarían?
Da igual, no puedo pensar en eso. Son sólo sueños. ¡Habrá que irse preparando, porque ya mismo habrá que partir!
—Oye, tú.—La señalé, volviendo a mí misma—Me voy a duchar.
—Tengo nombre, eh.—Bufó, para después mirarme de arriba a abajo—Y, si quieres...ya sabes, me pego una ducha contigo.—Dijo guiñándome el ojo.
—Creo que paso.—Contesté levantándome.
—Pero si te gustará, anda...—Reía, mirándome divertida y pícara.
—Otra vez será.
—¡Pero si ya te he visto desnuda, tonta!—Dijo, aún divirtiéndose con la charla.
—¡Porque siempre entras sin avisar, dobe!—Exclamé, pegándole un pequeño golpe en la cabeza con los dedos.
—No es a propósito...—Sonrió inquisidora, frotándose la zona recién afectada mientras sacaba la lengua.
—Ajá.—Suspiré—Y yo soy un vampiro.
Maica sonrió y empezó a caminar por la habitación, haciendo gestos con las manos mientras me miraba.
—Hombre, no sé qué decirte.—Habló, burlona—Piel pálida, ojos claros...Y por no hablar de cuando se te pusieron rojos.—Recalcó—personalidad idiota...—Dijo, guiñándome un ojo—Siempre, SIEMPRE, estás fría y se te congelan las manos.—Siguió, procediendo su charla explicativa y educativa del por qué su mejor amiga parecía un chupasangre—Tienes unos buenos colmillos, uñas negras, pelo negro...¡AH, y te gusta morder!
Yo simplemente la miraba, intentando procesar lo que acababa de decir y mirándola de mala manera, a la vez que con una cara un tanto curiosa y aceptable.
En verdad, me gustaría serlo, para qué mentir.
—Tienes todo lo que hay que tener para ser vampira, porque los mordiscos que me has llegado a pegar son para ver las estrellas...
—¡Qué sí!—Exclamé, recogiendo las cosas que me había llevado allí para largarme de una vez—Lo he cogido.
Ella rió otra vez, pegándome un codazo amistoso en la costilla.
—Oye, ¿No crees qué es muy pronto?—Preguntó, mirando hacia afuera—No habrá nadie.
—Mejor.—Afirmé. Me era mejor que fuese más temprano y que no hubiese nadie, podría disfrutar mucho más de mi soledad y el amado silencio.
—Pues en un rato te voy a buscar para desayunar.—Me dijo, dándome un beso en la frente.
—Vale.
...
...
Todo esto es un problema...A ver qué pasa en las misiones.
Entré a mi cuarto y di un rodeo con los ojos su interior mientras Tomoe se tumbaba en mi cama, metiéndome en el baño después de haberlo asegurado todo.
Dejé mis prendas y abrí el grifo para dejar que saliera el agua caliente. Me apoyé en el lavabo, suspirando y mirándome al espejo.
—Ojos rojos, eh...
Cada vez esto es más raro. Se supone que somos personas normales, con vidas normales. Y vamos, y acabamos aquí... Bueno, supongo que venir sin ninguna habilidad aquí, habría sido meterse en la boca del lobo; morir rápido hubiese sido nuestro destino.
Me desnudé y, mientras tatareaba de nuevo otra canción, me metí en la ducha.
—...Pero no dudaré en hacer lo que tenga que hacer.
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Pov Maica
Ay...irse de misión sin ella será raro. No me quiero separar de su lado, y mucho menos con todo lo que le está sucediendo ahora...Cosa que no llego a comprender y me inquiera más, sobretodo al verla a ella de tal forma...
¿Y si le vuelve a pasar?
Bueno, lo positivo es que estará con Itachi. No creo que le ocurra nada malo con él, en realidad. Estoy segura que no dejará que pase por nada malo.
—Por lo menos estoy con Deidara y Sasori...—Suspiré aliviada para mí misma, aunque no hablaba mucho con el pelirrojo, igualmente—Y no con Hidan y Kakuzu, si no...
Sonreí inconscientemente—Y no tan inconsciente—al recordar que en unos momentos estaría de misión. Mi primera misión con Akatsuki y la primera ''peligrosa''.
—¡Será hora de qué yo también me duche y me vista!
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Por otro lado, Con Pein...
—¿Estáis seguros de esto, Madara y Nagato?—Preguntó una chica de cabello corto y alilado, a los hombres que tenía frente a ella.
—Sería buena idea ver cómo se las arreglan ambas por lados diferentes.—Respondió el enmascarado.
—Sí...—Rumió Pein—De momento, hemos visto cómo son juntas. Y aún así, tampoco es que tengamos gran idea.
—Es cierto.—Asintió Madara—Sería interesante ver cómo es Yuki bailando...—Sonrió por debajo de su máscara, sin dejar que ninguno de los presentes vieran aquella sonrisa.
—Y Misaki.—Habló el pelirrojo—Esa chica siempre está con ella, nunca se separa de su lado. También sería bueno ver cómo se las arregla sola, es demasiado dependiente.
—Tienen que estar separadas.—Afirmó el Uchiha. Mas, él no había pensado todo esto, por lo menos, no todo.
Mientras seguía la conversación, en los pensamientos de Madara inundaba la idea de que no había sido decisión suya que la azabache estuviera en el grupo de Itachi y Kisame, cosa que no le gustaba nada.
—Pero hay un problema.—Habló el hombre de piercings.
El ancestro de los Uchiha simplemente le miró esperando una respuesta seriamente, sin nada más por su parte.
—Deidara se hizo una herida grave en la anterior misión, el grupo de Sasori y él, no podrán ir esta vez a lo asignado.—Habló el pelirrojo en un suspiro.
«Ese maldito rubio impulsivo...»Pensó el ancestro de los Uchiha.
—¿Entonces?—Interrogó Konan, confusa.
—Tendrá que ir con otro grupo.—Respondió el enmascarado sin mucha gana. Pero sabía a la perfección, que no le gustaría nada la idea a cierta ojiazul.
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Pov Alice
Joder, qué bien sienta una buena ducha. No querría salir de ahí nunca más en mi vida con lo bien que se estaba.
Me sequé un poco el pelo con la toalla y cambiando mi otro tarareo por una canción de Naruto, me peiné y salí de nuevo a mi habitación. Acaricié a mi pequeño zorro y atisbé el aparato que había en la mesita de noche, mirándolo curiosa y dudosa por no saber qué hacer con él e intentar algo por si surtía efecto.
Cogí el móvil y lo miré detenidamente; Quizás, si llamo...
Sin mucha más demora marqué el número de casa y con un poco de impaciencia y nervios en el estómago, esperé alguna respuesta.
...Biip, Biip...
Nada, sin señal.
—Me lo imaginaba...—Suspiré melancólica, dejándolo de nuevo donde estaba.
Desechando las ideas que acababa de tener, cogí mis prendas y me puse la camiseta interior de tirantes por la mitad del estómago, el kimono, los guantes y cómo no—obviamente la ropa interior, gente. Pero no os diré de qué color es—, mi katana a un lado de mi cintura.
Mientras me arreglaba y me ponía bien el kimono, escuché, para variar, tres fuertes golpes provenientes de la puerta, desde afuera.
—Si eres Misaki, pasa.—Dije—Si no, esfúmate.
La puerta se abrió dejando ver cómo a una salmón entraba a mi cuarto riendo a carcajadas y mirándome como si no tuviera remedio alguno.
—Cualquiera querría entrar si dices eso, Yu-chan.
— Por eso mismo.—Sonreí con malicia.
Se adentró al interior y fue caminando hasta sentarse en mi cama mientras me iba ojeando.
—Vaya, te has arreglado rápido, por lo que veo.
La miré de pies a cabeza, observando yo también cómo iba vestida y arreglada, viendo una mirada curiosa formada por su parte al hacer eso.
— Te ves bien, sabes.
Maica se sorprendió y sus colores en las mejillas se subieron por el repentino comentario tan extraño de su querida amiga.
—¿Q-Que?—Dijo sin saber bien qué decir, pocas veces decía algo como eso—¿Qué mosca te ha picado?
— Ay, mujer...—Rodé los ojos—Encima que te hago un cumplido...
Velozmente se levantó y me lanzó a la cama, abrazándome y espachurrándome contra ella sin dejarme casi respirar, con una gran sonrisa en la cara mientras me acosaba.
— ¡Pues muchas gracias, mi amor!
— Sí, sí...¡Pero suéltame!—Bramé, notando como sus brazos se alejaban de mí y me dejaban espacio libre.
Me incorporé y con una mirada de reproche, me volví a levantar, colocándome de nuevo bien el kimono y el pelo. Después, me giré a mirarla, seria.
— Tú, al contrario de un vampiro, pareces algo relacionado con la luz.
—¿Cómo qué?—Preguntó ilusionada y meneando los pies sin llegar al suelo, esperando feliz la respuesta.
— Ahora no se me ocurre nada...—Dije sutilmente.
—Vaya, qué bien.—Soltó bufido, desilusionada por lo que quería escuchar.
Sonreí por lo bajo sin que lo notase y me hice mi trenza de siempre, dejándome unos mechones sueltos por delante y dirigiéndonos a desayunar.
...
...
— Creo que me he llenado...—Manifestó Maica, frotándose delicadamente su estómago.
—Mejor así, luego tendrás más vitalidad.—Declaré pegándole el último bocado a mi desayuno.
—Sí, pero realmente creo que me he pasado...
La miré con una ceja alzada y una sonrisa provocadora en el rostro, mientras le señalaba con mi tenedor.
—Es que eres una bestia, mujer.—Reí.
Con toda esta agradable conversación entretanto comíamos, alguien más se unió a nosotras, pero no para comer ni para charlar.
—Misaki, Yuki.—Habló aquella voz femenina, Konan—Venid conmigo un momento, chicas.
¿Ahora qué ocurre...?
Tengo un mal presentimiento de todo esto.
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De nuevo, con Pein...
Al entrar, contemplé al pelirrojo sentando con los brazos cruzados y con un matiz serio y pesado en su rostro. Y, por otro lado, también vi a Madara, con su máscara puesta observando por el agujero de ella cómo analizaba cada paso que daba.
Esto me huele realmente muuy mal.
Le dediqué una pequeña mirada a Madara y luego miré al del rinnegan, ganándome una mirada un tanto apaciguadora y seria.
—¿...Qué ocurre?
Pein cerró los ojos y suspiró, para luego mirarme seriamente.
—Hay un inconveniente con respecto al grupo de Misaki.
Entrecerré los ojos tranquilamente, sin dejar de mirarle, suspicaz y cautelosa.
—¿Cuál?
Mi salmón me miraba con cara confundida y un tanto desconfiada; Estaba pensando exactamente lo mismo que yo.
—Deidara se hirió gravemente en la anterior misión, no podrá volver a ir a ninguna hasta que se recupere.—Dijo, severo—Por lo tanto...No puedes ir con ese grupo, Misaki.—Le explicó.
—¿Qué quiere decir eso?—Preguntó ella, un poco molesta.
Vaya...ella molesta. Qué raro es ver eso.
—Tendrás que hacer grupo con otro equipo.—Sentenció.
—No.—Hablé rauda y fría.
Pein desvió su mirada de mi amiga y la posó en mi persona. Parecía tranquilo, pero tenía una mirada seria y ardua.
—¿Qué?—Ahora el molesto era él.
—Qué no.—Le miré con unos ojos afilados—En ese grupo hay cierta persona con la que hemos tenido bastantes problemas, ya lo sabes.—Declaré—¿Y ahora la vas a poner con él?—Expresé, cruzándome de brazos—Me niego.
—Yuki, es la única opción. No es porque así lo desee.—Manifestó—No hay más remedio. Estoy al tanto de vuestro problema con Hidan, pero también está Kakuzu, y no dejará que le pase nada.—Afirmó, poniendo una cara hostil para lo siguiente que diría, aseverándolo—Es más, se le ha dicho que si la toca, tendrá grandes problemas a los que enfrentarse. Ya me haré cargo yo de él.
—¡Pero si ese hombre hará lo que quiera!—Exclamé.
—No lo hará.—Garantizó Madara, con una voz más oscura de lo normal.
Mis ojos se posaron en el que acababa de hablar, reservada.
—Las cosas con él no es que estén muy tranquilas.—Dijo Maica—Y menos con lo ocurrido la última vez...
El poseedor del rinnegan me ojeó después de mirarla a ella mientras hablaba, cerrando los ojos en el acto.
—No hay más que hablar.—Sentenció.
¿Sí, esas tenemos? Bien, perfecto.
—Sólo digo...—Les sonreí—Que si me entero de que le toca un pelo, le cortaré la cabeza y se la congelaré, para luego romperla en mil pedazos.
—Yuki...—Susurró Pein.
Sin escuchar ni decir nada más, cogí a Maica del brazo y nos largamos de allí. Ignorándolos por completo.
Pasamos un largo camino mientras caminaba aún cogiéndole del brazo y sin pronunciar palabra, con el ceño fruncido y dirigiéndome a donde me llevasen mis pies; Mi sagrado cuarto.
—Ali...—Pronunció mi amiga, viendo que no decía nada.
—¡Mira qué lo sabía!—Salté.
La llevé a mi habitación y, con parsimonia, se sentó en mi cama, suspirando.
—Mierda...—Expresó, tumbándose en la cama boca arriba.
—Me parece increíble...
—Pein no dejará que pase nada, Ali.—Dijo, asegurándome lo dicho y mirándome las reacciones por todo lo que ella decía.
—Maica, de él me fío al completo.—Aseguré, provocando una sonrisita de la salmón—Pero de Hidan, no.
—Tampoco me dejaré que me haga nada, no soy tan ingenua. Y, ni mucho menos, tonta.—Habló decidida—En cuanto vea que planea algo, le quemaré el cuerpo.
—Mai...—Le sonreí complacida.
Pero la sonrisa se desvaneció en cuanto noté a alguien más con nosotras, alguien más en el cuarto que no hacía mucho que había llegado.
Esa sensación...
—Lárgate.—Gruñí.
—No la pagues conmigo.—Habló una tranquila voz masculina.
—¿Qué no?—Me giré a mirarle, algo molesta—¡Pero si tú eres el verdadero líder!
—No sabía lo de Deidara, no había más remedio.—Admitió, acercándose a mí y dejando ver su cuerpo.
—Ya, claro.—Enfaticé con ironía.
—Mujer...—Susurró con su típico tono de voz.
—Da igual.—Dije—Misaki tendrá los ojos abiertos en cualquier momento.—Le aseguré.
—Si ocurre algo, ya me encargaré yo de él.—Sostuvo el Uchiha.
Posé mis ojos azules en sus orbes negras y penetrantes, reservada y sin dejar ver ninguna expresión en mi rostro.
—Bueno...—Alcé los brazos en señal de paz—Ya dije lo que pasaría si la tocaba.
Escuché un leve quejido y un rechinar de dientes, girándome a ver a Maica aún en la cama.
—Joder, y yo que quería pelea entre vosotros dos...—Habló la otra, aún por ahí observando el momento.
—Tú te callas.
Madara sonrió y se acercó peligrosamente a mí, hablando con arrogancia y sorna.
—...Bueno, si ella quiere pelea, yo siempre estoy dispuesto.
—En otro momento será.—Le sonreí con atrevimiento, tumbándome en la cama—A propósito...—Le miré—¿Para qué son nuestras misiones?
—Ya lo verás.—Respondió, claro y tajante.
Le miré con mala cara y persuasiva, dándole a entender que quería saber—para qué cojones era la tan misteriosa misión— qué cosas bonitas íbamos a hacer.
—Oye, va...
—Pesada.—Suspiró, cruzándose de brazos—La de Misaki es investigar una cosa y coger una recompensa.
Vale, lo de mi salmón andante me lo imaginaba, era lo más obvio.
—La tuya...—Dijo dándole más énfasis a la palabra—Tienes que recoger un pergamino e investigar algo de Sunagakure.
¿La aldea de la arena? ¿Tan pronto?
Mierda.
—Ah...—Pronuncié, desinteresada.
—¿Ocurre algo?—Preguntó con arrogancia, provocando que le dedicara una mirada tosca.
—Eh, no.
—Igualmente, tendrás que aguantarte.—Articuló.
Ay por Dios. Encanto de persona.
Suspiré con pesadez y cerré los ojos, empero los abrí vertiginosamente en cuanto sentí que se acercaba a mí, despacio.
—No nos veremos en un tiempo.—Pronunció, serio—No me eches de menos.—Manifestó con soberbia.
—Tranquilo...No lo haré.—Le sonreí.
Él volvió a sonreír para si mismo y antes de irse, me dedicó un leve ''hasta la próxima'' un tanto significativo.
¡Bueeeeeeeeno!
—Anda, vayámonos.—Le dije a Maica de una vez. Teníamos cosas que hacer.
—Oye, tranquila.—Me dijo, sabiendo que aún estaba intranquila por el repentino cambio de grupo y su seguridad—Yo lo estoy y estaré bien, no me pasará nada.—Me sonrió—Te lo prometo.
—Está bien...
Roté mi cuerpo para pasar por la puerta, no sin antes calcular mal la distancia y darme un golpe en la rodilla con un objeto.
A veces creo que soy muy inteligente.
—¡Me cago en la p....!
—JAJAJAJAJAJAJAJAJA.—Mi querida amiga, tan amable que es ella, estalló en risas y no paraba de reírse, seguía y seguía. Hasta se le caían las lágrimas de tanto reír.
Me giré y la miré como una psicópata.
—Hija de tu madre.
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...
Nos sentamos en el sofá, esperando allí a los demás. Más tranquilas y relajadas de todo lo que había ocurrido antes.
—Ay, luego dices que soy yo la torpe.—Dijo, aún teniendo pequeños brotes de risa al recordarlo.
—Te calles.
—Oye...—Se me acercó sonriendo con cara pervertida, algo muy normal en ella—¿Estarás con Itachi, verdad?—Murmuró, haciendo el famoso movimiento de cejas.
—Eh...—Contesté mirándole raro—Ajá...
—No hagas nada que yo no haría.—Sonrió impúdica.
—Vamos a ver...—Levanté la mano—Primero; No hay nada que tú no harías.—Le miré con las cejas alzadas y graciosa—Segundo: ¡No voy a hacer nada!
Ella sonrió y levantó también la mano, imitándome.
—Primero: Verdad.—Dijo, sonriente—Segundo: Porque eres tonta.
—Te morderé.
—Me callo.—Pronunció rápido.
Bien, vamos aprendiendo.
—Pero ten cuidado cuando os quedéis a solas, que quizás con el calor te pones un poco...¡AY!
No, no aprende.
—Eres una maldita pervertida.—Comenté.
—¡Y tú una maldita vampira!—Declaró con morritos, tocándose el brazo suavemente.
Una risa que se involucró con nosotras nos dejó un poco petrificadas por si habían escuchado algo, cortándonos la tal extraña conversación que estábamos teniendo.
—Ya veo que estáis de nuevo.—Rió alguien.
No entiendo por qué siempre tienen que salir en momentos así, yo no me lo explico, de verdad. Tienen que estar espiándonos.
—¡Hola, Kisame!—Saludó la otra feliz y agradable.
—Hola.—Sonrió él también, con aquellos dientes de tiburón tan característicos.
—Muy buenas a los dos...—Dije mirando hacia otro lado, viendo detrás de Kisame otra sombra que conocía a la perfección.
—Hey...—Contestó él, Itachi.
Por desgracia mía, mi estómago empezó a sentirse nervioso, mas intenté ignorarlo lo más que pude. Al poco tiempo, por no decir al instante, aparecieron Kakuzu y el idiota de Hidan.
—Hola, niñas.—Sonrió el albino, encabezándose a nosotras.
—Hey.—Dije sin mirarle.
—Hola.—Pronunció mi amiga.
—Vaya, qué secantes estáis.—Sonrió más, rascándose la nuca para luego mirarnos tranquilo—Olvidemos lo que pasó, ¿Queréis?—Dijo—Dejemos ese pequeño percal en el pasado.
No sabía si lo decía en serio o no, y ni tampoco me fiaba de él, así que ni le respondí. Si quería olvidarlo, eso habría que verlo con el tiempo. Maica, por su parte, tampoco dijo nada, pero en su caso estaba pensando en qué decir y en si tomarle la tregua.
—No haré nada, lo juro.—Aseguró él, dando señal de paz.
—Si lo haces, si intentas algo...Me aseguraré de quemarte bien.—Sonrió la salmón.
—Me parece bien.—Sonrió arrogante el otro, mirándola divertido—Pero sólo si puedes.
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Pov Maica
No me fío mucho de Hidan, pero...Si dice que lo olvidemos, yo lo hago. Aunque no dejaré de tener un ojo abierto por si acaso. Además, aunque siga estando muy bueno, y siga teniendo esa sonrisa irresistible, y siga con esos ojos...
Como me toque, verá.
Miré a Ali después de la alianza proporcionada por el albino; Ésta estaba mirando a Hidan con una cara un tanto psicópata y amenazante, como diciendo: ''Haré que llamen a los perros del infierno y te devoren vivo.''
Esto puede ser tanto interesante como desastroso...A ver cómo va todo.
...Yo con Hidan, y ella con Itachi.
Ay, qué ganas tengo de ver qué pasa.
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...
—Es hora de partir ya.—Anunció el Uchiha presente.
—Sí, es hora.—Asintió la ojiazul, levantándose y colocándose en posición.
—¡Te echaré muucho de meeeeenooooos!—Exclamó su mejor amiga con pucheros, y lanzándose a abrazarla.
—Sí...—Dijo ella intentando zafarse, acariciándole la cabeza como un gato.
La salmón se separó a regañadientes de ella y con una subida de ánimos y decidida a seguir, se adelantó un poco con su grupo.
—Bueno, pues allá vamos.
—Ten cuidado.—Expresó la de la trenza larga y negra, caminando también con su grupo.
—Qué sí, tranquila, estaré bien.—Dijo con una sonrisa—Tú también ten cuidado.
La azabache sonrió dulcemente a su amiga. Posteriormente, miró a Hidan con mala cara, desvaneciéndose la sonrisa tan extraña en ella y desarrollando otra más típica.
—Si haces algo, te las corto.—Sonrió.
Kisame y Kakuzu no pudieron evitar soltar una risa por tal comentario de la azabache, causando el chasquido de la molesta lengua de Hidan por ello.
—Bueno, pues...Hasta luego.—Se dijeron.
...
Ambas se despidieron mutuamente y a su manera. Sentían desconfianza al estar lejos de la una a la otra. Y más, en un mundo donde tu vida siempre está en peligro.
Dejar a Maica sola con Hidan no le hacía mucha gracia a Alice, además de preocuparse por si alguien le hacía daño y moría. Y, por la parte de la ojimiel, dejar sola a su querida Ali sabiendo su estado de salud y lo que le pasaba, mucho menos.
Pero no se podía hacer nada, era así e iba a serlo. Era una oportunidad, en parte. Las dos tenían la idea de buscar la guarida de Orochimaru y buscar a Sasuke, y, en este caso, Yuki lo tenía peor por estar mano a mano con su hermano.
O, quizás, mejor...
Pero ir a Sunagakure a investigar sólo significaba una cosa; Ya tenían la intención de ir a buscar a Gaara. Que ya, a partir de ahí, iba a empezar todo... Pero no iban a dejar que nadie muriese mientras ellas estaban ahí, nunca.
Sin embargo, no sabían el peligro que las acechaba...
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Seguimos con el especial, ¡Espero que os guste!
En los próximos capítulos, haré dos de dos. Es decir; en el 18 y 19, lo haré de Alice. Y en el cap 20 y 21 lo haré de Maica. Si queréis—Como siempre digo—que ocurra algo en particular, lo que sea, me lo decís y si eso, lo pondré.
Bueno, siguen habiendo enigmas. Las pesadillas de nuestra Ali, qué pasará con Hidan y Misaki, si el albino dice de verdad que no hará nada...¿Qué opináis sobre todo esto?
¿Qué pareja os gusta más?: ¿MaicaxNeji , MaicaxKiba, o...MaicaxHidan? O, por la otra parte: ¿MadaraxYuki o ItachixYuki u otra? Simple curiosidad, señores.
Comentad lo que os parezca y lo ocurrido en los capítulos y lo que creéis que pasará, porque las reviews ayudan muchísimo a seguir la historia.
Hasta la próxima.