Gay Panic |Chaesoo| Editando.

By _DamaEscritora_

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El amor es un hito de desastre que te eleva y te suelta haciéndote golpear muy fuerte. Ya estaba cansada de s... More

PRÓLOGO
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPÍTULO 41
CAPÍTULO 42
CAPÍTULO 43
CAPÍTULO 44
CAPÍTULO 45
CAPÍTULO 46
CAPÍTULO 47
CAPÍTULO 48
CAPÍTULO 49
CAPÍTULO 50
CAPÍTULO 51
CAPÍTULO 52
CAPÍTULO 53
CAPÍTULO 54
CAPÍTULO 55
CAPÍTULO 56
CAPÍTULO 57
CAPÍTULO 58
CAPÍTULO 59
CAPÍTULO 60
CAPÍTULO 61
CAPÍTULO 62
CAPÍTULO 63
CAPÍTULO 64
CAPÍTULO 65
CAPÍTULO 66
CAPÍTULO 67
CAPÍTULO 68
CAPÍTULO 69
CAPÍTULO 70
CAPÍTULO 71
CAPÍTULO 72
CAPÍTULO 73
CAPÍTULO 74
CAPÍTULO 75
CAPÍTULO 76
CAPÍTULO 77
CAPÍTULO 78
CAPÍTULO 79
CAPÍTULO 80
CAPÍTULO 81
CAPÍTULO 82
CAPÍTULO 83
CAPÍTULO 84
CAPÍTULO 85
CAPÍTULO 86
CAPÍTULO 87
CAPÍTULO 88
CAPÍTULO 89
CAPÍTULO 90
CAPÍTULO 91
CAPÍTULO 92
CAPÍTULO 93
CAPÍTULO 94
CAPÍTULO 95
CAPÍTULO 96
CAPÍTULO 97
CAPÍTULO 98
CAPÍTULO 99
CAPITULO 100
CAPÍTULO 101
CAPÍTULO 102
CAPÍTULO 103
CAPÍTULO 104
CAPÍTULO 106
CAPÍTULO 107
CAPÍTULO 108
CAPÍTULO 109
CAPÍTULO 110
CAPÍTULO 111
CAPÍTULO 112
CAPÍTULO 113
CAPÍTULO 114
CAPÍTULO 115
CAPÍTULO 116
CAPÍTULO 117
CAPÍTULO 118
CAPÍTULO 119
CAPÍTULO 120
EPÍLOGO
NOTA

CAPÍTULO 105

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By _DamaEscritora_

El enorme y lujoso edificio dejó perpleja a Jisoo, pues su belleza la fue dejando sin habla a la vez que ingresaba junto a sus acompañantes, pero más que nada le llamo la atención el escándalo proveniente de varias personas que aguardaban su llegada y la de su familia. Enormes ovaciones de Chaesoo comenzaron hacer que su cabeza punzara y por un momento vió uno que otro destello, su corazón palpitaba con fuerza pero su mente aún le mostraba demasiadas sombras oscuras, no veía la luz y luego se distrajo al oír la cantidad de halagos que recibía Rosé, Lisa, Jennie, y su hija, por supuesto. ¿que significa Jenlisa? tal vez, se refería a su hermana y a su cuñada pues rimaba demasiado bien.

─Es... ¿de verdad viven aquí? ─preguntó Jisoo anonadada mientras tomaba el ascensor junto a su familia y Jitzu.

─Así es, Ji. ¿hay algún problema? ¿te sientes mal? ─preguntó la pelinaranja con demasiada calma a su hermana. Jennie se preocupó, ¿había elegido mal? Según ella, el lugar era perfecto, pues en cuanto lo vio se enamoró de él y no dudó en convencer a Lisa y Rosé para que comprarán.

─N-No, no es eso, es solo que... es demasiado, jamás lo imaginé. Según lo que recuerdo no teníamos mucho dinero y mamá trabajaba demasiado...

─Así fue, cariño, pero luego tú y tú hermana lograron hacerse de buenos trabajos y aquí estamos. De hecho tú y ella me regalaron una casa preciosa en Seúl. Ahora de mi vieja casa ya no queda nada, salvo la pared en la que solía medirlas cuando eran pequeñas. ─respondió Irene con mucha calma frotandole el hombro a su hija menor. Jisoo parpadeó demasiado confundida, asombrada por las palabras de su madre.

─Oh, en verdad estoy muy sorprendida, pensé que las únicas que tenían dinero aquí eran Lisa y Rosé. Estoy demasiado estupefacta. Es increíble. ─susurró Jisoo bajito, evitando que la rubia la oyera. Irene y Jennie soltaron una risita a causa de las palabras de la pelinegra, en definitiva cuando cayera en cuenta de la verdad se sorprendería aún más, la pelinegra frunció el ceño confundida a causa de las acciones de su familia.

─En realidad gracias a tu esfuerzo y a tu inteligencia financiera, precisamente ahora tú tienes mucho más dinero que tú amada esposa. ─mencionó Jihyo en su oído y Jisoo clavo su mirada en ella inmediatamente boquiabierta. ─Oh, y si le sumamos los días en que también trabajaste como webcam, la superas por muchos ceros, créeme. ─Jisoo se quedó en silencio por un momento analizando el sarcasmo de la situación y luego soltó una carcajada sonora que logró que todos girarán en su dirección. Rosé sonrió cual enamorada al verla y Haneul se apachurro a su cuello riendo contagiada por las acciones de su mami.

─Eres un incordio, ni pienses que me creó eso, estoy segura que mi yo anterior no estaba tan desesperada. Que mamona puedes llegar a ser. ─respondió Jisoo y Jihyo le guiño un ojo.

─Siempre diva nunca indiva... ya encontrare el tiempo de contarte aquella vez que fuimos a ese club nudista y todo lo que hicimos totalmente ebrias esa noche. ─las palabras de Jihyo desconcertaron a Jisoo, quiso preguntarle más a fondo acerca del tema a su amiga, pero de pronto las puertas del ascensor del piso de Irene se abrieron y Jihyo huyó rápidamente tomando la mano de su esposa. La de pelo más corto se sentía muy contenta respecto al trato de su mejor amiga, pues aunque Jisoo aún no la recordará, gracias a su personalidad logró que la más alta se sintiera cómoda junto a ella, su relación iba por buen camino y continuaría esforzándose por mantenerla, por otro lado, Rosé comenzó a hiperventilar a causa de la idea de que Jisoo optará por estar lejos de ella.

─¿Es tú piso, mamá?

─Sí, cariño. Aquí estoy yo, Seulgi, Lisa, tú hermana y los niños, siempre atentos a cualquier cosa que necesites. ─dijo Irene sonriendo. ─Jihyo y Tzuyu se quedarán hoy con nosotras ayudándonos a preparlo todo, tú no te preocupes por nada y ve a descansar.

─Se ve espectacular, me encantará que me lo enseñes... oh, ma, hay algo más... ¿podrías prepararme Hot Pot mañana, por favor? según recuerdo te quedaba espectacular, y luego de la comida del hospital estoy deseando comer algo delicioso como todo lo que cocinas.

─Claro que sí, hijita. Lo que tú quieras, ahora ve, sube con tu familia, y por favor, no olvides tomarte los medicamentos. Te amo, cariño.

Todo el grupo se apresuró a abrazar a Jisoo deseándole buenas noches. Irene y Jennie cruzaron alguna que otra palabra con la rubia, y a los pocos segundos las puertas del ascensor se cerraron y tan solo quedó la familia Kim Park en él. El corazón de Rosé palpitaba demasiado rápido, se sentía nerviosa y completamente fuera de sí; Jisoo había preferido subir con ella, bueno, no precisamente por ella, sino por Haneul, pero a pesar de ello, se sintió completamente feliz de la decisión de su esposa, pues ahora seguramente compartirían más tiempo juntas.

La pequeña Kim se encontraba muy inquieta, emocionada por la situación, de alguna manera ella reconocía su hogar y aplaudió emocionada cuando el ascensor se abrió. Jisoo lo notó y le comunico a la rubia su deseo de cargarla, Rosé hizo lo que su menor le pidió y Haneul fue a parar al regazo de la pelinegra, está vez la rubia no dudo y empujó la silla de ruedas de su esposa ingresando al lugar. A Jisoo le pareció increíble, el espacio era demasiado elegante y enorme, y a medida que ingresaba más, se deleitaba con las fotos familiares; de ella junto a Rosé o de Rosé y Haneul juntas, su pecho se estrujo y se felicitó mentalmente por haber decidido estar ahí, aunque también le dolió mucho, pues no solo lidiaba con las pesadillas, sino también con la culpa por haber dejado sola a su familia tanto tiempo. 

─E-Está es nuestra habitación... ¡Quiero decir! mi habitación, aunque supongo que también es tuya, ¿verdad, mi amor? ─mencionó la rubia agachandose a dejarle un beso en la frente a su pequeña bebita y la mente de Jisoo se perdió por un momento; días pasados siempre había visto que algo muy pequeño y dorado decoraba el cuello de la más baja, pero no había logrado verlo claramente, hasta ahora, no lo pensó mucho y con extrema curiosidad llevó las yemas de sus dedos hasta allí tomando el colgante del cuello de su contraria, Rosé se sonrojó al sentir aquel toqué, pero mucho más cuándo a Jisoo se le aguaron los ojos.

─E-Es... la J. ─dijo Jisoo en un hilo de voz. Un dolor intenso se plasmó en su corazón y su mente logró mostrarle una sonrisa que ella asimilaba con la de la rubia "Es tú inicial, y tú llevas la mía, me encanta, Te amo", esa voz era la de Rosé, sin embargo, no podía ver más, una lágrima se deslizó por su mejilla izquierda involuntaria. ─¿Yo también tengo uno, verdad? ─con un leve estado de shock pero llena de felicidad la rubia se apresuró a buscar el colgante perteneciente a Jisoo, una vez lo encontró sonrió ampliamente y volvió con su esposa al acto.

─Sí, son nuestras iniciales. Fue un detalle de tú parte, siempre las llevábamos puestas, pero en el hospital no lo permitían, así que un día la retire de tu cuello y la guarde muy bien. ─agregó Rosé contenta. ─Ellas se atraen magnéticamente, mirá. ─y así era, la J lograba encajar perfectamente con la R, el pecho de la pelinegra punzo fuerte.

─¿Me ayudar a ponermelo? ─preguntó y la rubia asintió llena de alegría. Se arrodilló en el suelo y se acercó a Jisoo, sus mejillas se tiñeron de rojo al tener a su esposa tan cerca, sus manos rodearon el cuello de Jisoo, sus ojos se encontraron y con mucho cuidado la rubia aseguró el colgante. Haneul tomó el de Jisoo, con la R en el cuello y jugueteo con él un momento. ─Por alguna razón necesitaba tenerlo, me siento más tranquila ahora, gracias, Rosie. ─a la rubia se le formó un nudo en la garganta, Jisoo era tan linda que tan solo quería besarla y abrazarla, pero tendría paciencia, iba por buen camino con ella, había recordado el colgante y eso la alentó bastante.

─T-Te mostraré tú habitación. ─mencionó Rosé y volvió a dirigir a su esposa y a su hija, está vez a la habitación de en frente, perteneciente a su bebita, pues no quería que Jisoo estuviera lejos de ella pensando en si llegaba a necesitar algo.

─Es muy bonita, y acogedora también. ─afirmó Jisoo. Haneul se deslizó por las piernas de su mami y se acercó gateando muy emocionada a su casita de muñecas.

─¿De verdad? Espero que no sea incómodo para ti, pero es la habitación más cercana, así que lo preferí de esa manera, ¿está bien? ─inquirió la rubia con nerviosismo. Su objetivo ahora era complacer en toda medida a su esposa, sin embargo, Jisoo nunca había hecho alarde por las comodidades y así se lo hizo saber.

─Es perfecta, me hace sentir más cerca de la niña... ¿su color favorito es el morado? ─preguntó Jisoo en medio de una sonrisa observando el color de la habitación.

─Eso creó, aún no puede decirlo ampliamente, pero siempre parece demasiado contenta cuando tiene algo de ese color cerca, así que lo intuí y la decoramos así. ─añadió Rosé sonriendo y Jisoo repitió su acción. ─Poco a poco la irás conociendo mejor, ella es muy dulce así que te hará la tarea fácil, no te preocupes por eso. ─la pequeña Kim se acercó con un juguete en forma de tortuga y se lo entregó a su mami, al instante Jisoo sonrió y le consintió sus mejillas, embelesada de amor. ─Bueno, mi pequeño ángel, es hora de prepararte para dormir. ─nuevamente la cabeza de Jisoo punzo al oír las palabras de la rubia. Los recuerdos; "Eres mi ángel, te amo", está vez no era la voz de la rubia sino su propia voz, suspiró llevándose una mano al pecho.

─¿Podría hacerlo yo está vez? ─preguntó Jisoo con anhelo. Rosé asintió y se dirigió al clóset de su hija en busca de su pequeña pijamita, por alguna razón la pelinegra la siguió con la mirada, detallando a su contraía; su cabello rubio caía en cascada por su espalda de forma divina, sus jeans se acoplaban perfectamente a sus piernas y a su trasero, Rosé se dió la vuelta y al percatarse de la mirada profunda de su contraria se sonrojó sonriendo, no tenía que preguntarle, porqué la conocía tanto que sabía que eso solo significaba que le atraía o la deseaba, así que optó por lo primero considerando la nueva faceta de su esposa.

─Ella adora está de conejitos. ─agregó la rubia dejando la prenda sobre la cama y luego tomó a Haneul en brazos y la dejó en el regazo de Jisoo. ─¿Estarás bien?

─Sí, no te preocupes, de alguna forma estoy muy emocionada. ─dijo Jisoo sonriendo moviendo su silla rumbo a la cama.

─Sí me necesitas puedes llamarme por ahí. ─señaló la rubia el intercomunicador de bebé. ─Tomate tu tiempo, no hay prisa, a ella le gusta qué le cepillen el cabello después de cambiarla y... también suelo cantarle, pero eso último es opcional. ─la rubia soltó una risita.

─¿Por qué lo haces? ─preguntó Jisoo con curiosidad, tenía que saberlo, porque ahora en su mente absolutamente todo estaba lleno de dudas.

─Fue nuestra idea para hacer que ella se calmará durante el embarazo. ─Jisoo se sintió ida y su mente otra vez comenzó a intentar enviarle señales. ─Haneul en ocasiones solía ser muy inquieta, así que a través de mi cantó o el tuyo lograba quedarse quieta y no lastimarme. ─Rosé sonrió recordándolo.

─Entiendo, lo tendré en mente. ─agregó Jisoo enseñándole esa sonrisa cautivadora y Rosé simplemente suspiró enamorada.

─Cuándo estén listas, las espero en el comedor, ¿creés poder llegar? ─la independencia era algo que había solicitado Jisoo, entonces la rubia quiso intentar dársela a pesar de querer hacer todo por ella.

─Claro, te veremos ahí en un momento. ─dijo Jisoo con seguridad.

Rosé se despidió dándole un besito en la frente a Haneul, la pequeña la abrazó por unos segundos y Jisoo suspiró tonta al ver la escena; verlas y estar juntas, las tres hacia que su corazón palpitara muy contento. La rubia abandonó la habitación y ella y su pequeña quedaron a solas. Jisoo se acercó a su bebita y con extremo cuidado comenzó a quitarle el listón rojo que reposaba en su cabeza, las manos le temblaban pues en su mente permanecía la urgencia por no lastimar un solo cabello de la cabecita de su hija; quería cuidarla tanto que absolutamente todo le preocupaba, después de todo, sí ser madre primeriza es de por sí un reto, ahora mucho más, luego de salir de coma y no recordar ni siquiera quién eres. Se enterneció profundamente al ver las piecitos desnudos de su pequeña; abultaditos, rellenitos, no lo resintió y comenzó a llenarlos de besos haciendo carcajear a la pequeña. Haneul reía sin parar y Jisoo hacia lo mismo sin control, así mismo, lo hacía Rosé entre lágrimas oyendolas reír a través del intercomunicador; decidió dejarlo encendido por curiosidad y que bueno que lo hizo, pues un enorme sentir de felicidad cubrió su cuerpo. El pequeño momento de juegos ceso y la pequeña Kim quedó lista gracias a su mami para irse a dormir, pues los pequeños bostezos y sus ojitos apagados fueron muy evidentes, Jisoo no esperó, la tomó en brazos, bajo el seguro de la cuna y la acostó suavemente, tarareo una canción que por alguna razón permanecía en su mente y fue arropandola con sumo cuidado. Le acarició el cabello a la vez que retiraba los mechones de su rostro, aseguró la cuna y permaneció observándola dormir por varios minutos, en definitiva esa pequeña era lo que más quería su corazón, no tenía que pensarlo mucho, porque todo en él se lo comunicaba. En medio de suspiros comenzó a recorrer con lentitud el mismo pasillo por el que llegó, deleitándose con observar las fotografías donde ella y Rosé salían sonriente; parecían fotografías casuales hechas en casa, otras en lugares hermosos que ella no recordaba o incluso en eventos y galas extremandamente elegantes, la pelinegra suspiró exageramente al observarse tan contenta y feliz, ¿cómo podía no recordarlo?, sintió enojo e impotencia al instante, mucho más al ver una foto en la que ella dormía sobre el pecho de la rubia, "Awww, mi amor, luces tan hermosa... ¿serás mi bebé?" "Tengo sueño, dame amor, consienteme, princesa. Te necesito." Su cabeza punzo una y otra vez, sin embargo, está vez no se quejó e intentó concentrarse mucho más en el recuerdo, pero luego se desvaneció de la misma forma en que llegó, ya no hubo nada más y Jisoo se desesperó; otra vez el vacío y por más que intentó no logró nada más.

─Mierda... iba tan bien. ─bufó exasperada apresurandose al lugar de donde provenían esos lindos cánticos, resultó ser la rubia terminando de acomodar los recipientes de comida en el típico comedor coreano. Jisoo se percató que la comida que reposaba en la mesilla era la misma que hace unos instantes le había pedido a su madre y se sintió extraña, no sabía que era exactamente el sentir en su pecho. ─Rosé... muchas gracias, no te hubieras molestado. ─la rubia giró muy sonriente y dijo.

─No es molestia, me gusta cocinar, y lo disfruto mucho más cuando lo hago para ti. ─se levantó del suelo y encaró a la pelinegra. ─Sé exactamente como te gustaba la comida, así que espero no decepcionarte ahora. ─le tendió su mano a Jisoo y está la tomó para levantarse, se puso de pie tambaleándose un poco, lo que ocasionó que su brazo derecho rodeara la cintura de la rubia, y su izquierdo fuera a parar a su espalda. La pelinegra se avergonzó y quiso disculparse, sin embargo, Rosé sonrió y con mucha dulzura le acomodó unos cuantos cabellos lisos detrás de su oreja, la cara de Jisoo ardió a tope. Rosé rodeo la cintura ajena y con mucho cuidado la ayudó a tomar asiento sobre la alfombra blanca. ─¿Cómo te fue con Haneul? ─preguntó Rosé viendo a los ojos a su nerviosa esposa.

─Excelente, ella es... demasiado linda, es perfecta y... tan dulce. ─dijo Jisoo suspirando. ─Jugueteamos un poco, me lleno de besos y luego cayó dormidita. Es adorable, no quería soltar mi cuello. ─sonrió y Rosé copió su acción.

─Supongo que esa parte la heredó de mí, le gusta mucho ser demasiado pegajosa y consentida. ─afirmó la rubia algo avergonzada, pero a pesar de ello su esposa sonrió de una forma demasiado linda perjudicando a su corazón.

─Mjh... ─Jisoo soltó un quejido ocasionando que los palillos se deslizaran de su mano derecha y Rosé se acercó a ella al acto sumamente preocupada.

─Jichu, ¿estás bien? ─la preocupación fue tan grande que incluso los ojos de la rubia consiguieron aguarse. ─Lo mejor será que llamé a urgencias o... a un médico. ─las manos le temblaban exageradamente mientras intentaba marcar el número de emergencias en su celular, pero de pronto, unas manos cálidas envolvieron las suyas y la rubia levantó la mirada con sus mejillas cubiertas de lágrimas.

─Estoy bien, Rosie. Tan solo fue un calambre muscular. ─afirmó Jisoo con voz dulce dirigiendo su pulgar derecho a los párpados de la rubia comenzando a retirar sus lágrimas. ─No llores más, por favor, siento algo en el pecho extremadamente doloroso cuando te veo hacerlo. ─le acarició la piel de su mejilla y Rosé cedió a la calma, tan embriagada de amor a más no poder. ─No me duele nada, te lo aseguro. ─el labio inferior de la rubia tembló y su corazón gritó.

─No podría resistir si algo malo vuelve a pasarte, me moriría de dolor porque ya no puedo más con la pena de extrañarte. ─un nudo en la garganta amenazaba en cortarle la respiración a la más alta y es así que decidió abrazarla. Rosé se aferró con necesidad a su compañera y lloro con brío, pues la amaba tanto que a veces era simplemente muy doloroso. Unos minutos en completa paz pasó la pareja, en medio de suspiros, diferentes pensamientos y sensaciones. Jisoo quedó estupefacta al darse cuenta del amor tan excesivo que profesaba la rubia por ella, quiso recordarla, pero no pasaba nada y cada vez se sentía más fuera de sí, confundida porque no lograba sentir o recordar el amor incondicional que le decían que le tenía a Rosé.

─Así está mejor. ─comentó Jisoo retirandole las últimas lágrimas a su contraria. Rosé sonrió complacida por el afecto proveniente de su esposa. ─Estoy ansiosa por probar el Hot Pot que preparaste. ─comentó dispuesta a llevarse un poco de comida a la boca pero su mano derecha tembló de nuevo. ─Odio ser tan inútil. ─soltó con algo de frustración. Rosé entristeció y tomó su mano comenzando a dejarle leves caricias.

─Jichu, no digas eso sobre ti. ─la rubia la tomo por sus mejillas logrando que la mirará. ─Aún estás en recuperación y es totalmente normal que tengas debilidades de vez en cuando. ─no pudo evitarlo y consintió sus mofletes. ─No tienes que hacerlo sola.. se que todo está siendo demasiado difícil, pero quiero sepas que a pesar de lo que tú sientas o no, sigo siendo tu compañera y puedes acudir a mi cada que lo necesites sin importar el motivo... estoy para ti. ─los ojos de la pelinegra brillaron al oír las palabras provenientes de la rubia, no pudo evitar sentirse conmovida y sonrió. ─No te preocupes por nada siempre y cuando esté en mis posibilidades el ayudarte. Ahora, voy a hacer algo que disfruto demasiado, lo cual es consentirte, espero que no te moleste. ─Jisoo sintió su pecho arder cuando la rubia acercó la comida a su boca. "Abre la boquita, mi amor", un recuerdo volvió a plasmarse en su mente y sonrió ampliamente. ─Di, ah, Jichu. ─hizo lo mandado y una explosión de sabores se apoderó de su boca.

─Está tan delicioso como el que recuerdo que hacía mi madre. ─afirmó Jisoo con la boca llena y a Rosé se le aguaron los ojos al ver la felicidad de su esposa. Se sintió demasiado orgullosa y amada respecto a las acciones contrarias. ─Gracias, Rosie. ─la rubia tuvo el impulso de besar a Jisoo al ver sus cachetes abultados y esos labios rojos brillantes, la extrañaba mucho, pero muy a su pesar, sonrió y le acercó otro bocado a la boca a su gran amor.

─Es un placer... me alegro que te guste.







































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