Gay Panic |Chaesoo| Editando.

By _DamaEscritora_

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El amor es un hito de desastre que te eleva y te suelta haciéndote golpear muy fuerte. Ya estaba cansada de s... More

PRÓLOGO
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPÍTULO 41
CAPÍTULO 42
CAPÍTULO 43
CAPÍTULO 44
CAPÍTULO 45
CAPÍTULO 46
CAPÍTULO 47
CAPÍTULO 48
CAPÍTULO 49
CAPÍTULO 50
CAPÍTULO 51
CAPÍTULO 52
CAPÍTULO 53
CAPÍTULO 54
CAPÍTULO 55
CAPÍTULO 56
CAPÍTULO 57
CAPÍTULO 58
CAPÍTULO 59
CAPÍTULO 60
CAPÍTULO 61
CAPÍTULO 62
CAPÍTULO 63
CAPÍTULO 64
CAPÍTULO 65
CAPÍTULO 66
CAPÍTULO 67
CAPÍTULO 68
CAPÍTULO 69
CAPÍTULO 70
CAPÍTULO 71
CAPÍTULO 72
CAPÍTULO 73
CAPÍTULO 74
CAPÍTULO 75
CAPÍTULO 76
CAPÍTULO 77
CAPÍTULO 78
CAPÍTULO 79
CAPÍTULO 80
CAPÍTULO 81
CAPÍTULO 82
CAPÍTULO 83
CAPÍTULO 84
CAPÍTULO 85
CAPÍTULO 86
CAPÍTULO 87
CAPÍTULO 88
CAPÍTULO 89
CAPÍTULO 90
CAPÍTULO 91
CAPÍTULO 92
CAPÍTULO 93
CAPÍTULO 94
CAPÍTULO 95
CAPÍTULO 96
CAPÍTULO 97
CAPÍTULO 98
CAPÍTULO 99
CAPITULO 100
CAPÍTULO 102
CAPÍTULO 103
CAPÍTULO 104
CAPÍTULO 105
CAPÍTULO 106
CAPÍTULO 107
CAPÍTULO 108
CAPÍTULO 109
CAPÍTULO 110
CAPÍTULO 111
CAPÍTULO 112
CAPÍTULO 113
CAPÍTULO 114
CAPÍTULO 115
CAPÍTULO 116
CAPÍTULO 117
CAPÍTULO 118
CAPÍTULO 119
CAPÍTULO 120
EPÍLOGO
NOTA

CAPÍTULO 101

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By _DamaEscritora_


Otra vez estás arruinando todo.

Luces desgastada y acabada.

Sobresalen tus costillas.

Tus ojeras oscuras volvieron a aparecer.

Por tus idas y venidas estás haciendo que todos se alejen de ti.

¡Tan solo mírate!

¿Otra vez vas a empezar a llorar?

Eres débil.

Frágil.

Estás rota, Roseanne.

Te ves horrible.

Ni siquiera pienses en salir así hoy.

Estás gorda.

─Cállate, cállate. ─la rubia negó huyendo del espejo con prisa. Otra vez un día difícil en el que su mente comenzaba a torturarla de nuevo. Las manos le temblaron, su cuerpo se estremeció y una corriente helada la cubrió de arriba a abajo. Su respiración comenzó a cortarse y tuvo que dirigirse rápidamente a la mesa de noche en busca de los ansiolíticos. Ya no podía aguantarlo más y Rosé estaba cediendo a la vileza.

Jajajajajaja.

Loca.

Demente.

─¡E-Eso no es cierto! ─gritó viendo la pastilla color verde frente a ella. El fármaco la atraía, la llamaba, la seducía. Rosé dudo por un momento el consumirla, pues sabía que no podía hacerlo; le haría daño y su salud empeoraría de nuevo, pues en cuanto dejo de darle pecho a Haneul, los medicamentos y el alcohol se convirtieron en una enorme marea que la inundaba y su ciclo de adicción volvió a empezar. La rubia sabía que era su culpa por ser tan débil y no poder controlarlo, pero la ausencia de su gran amor era demasiado dolorosa y asfixiante, por lo que en esos medios terminó encontrando una alternativa para intentar lidiar con su mente, y su corazón por la ausencia más desconsoladora que jamás pensó sentir. ¡No puedo recaer o perderé todo mi progreso de meses! pensó la rubia mientras luchaba contra sus impulsos. Sus lágrimas no se detenían, pero a pesar de ello en un instante recordó la sonrisa de su pequeña bebita.

─¿¡Qué carajos haces!? ─bufó Jihyo dándole un manotazo en la mano izquierda y al instante la pastilla voló de su poder. La rubia se quedó sin salida y con un enorme dolor en su corazón. 

!Qué vergüenza! Eres tan deplorable que la mejor amiga de tu esposa como siempre tiene que estar resolviendo tus mierdas. 

¿La bebé aquí es Haneul, o eres tú?

─Y-Yo... ─tartamudeó llevándose las manos al cabello con frustración y bochorno. Hank comenzó a lamer sus codos y así poco a poco intento recobrar el aliento. El pequeño cachorro la miraba de una manera hermosa y al final logro articular. ─Jihyo... Y-Yo... Lo siento, lo siento, lo siento. ─la de pelo más corto cayó de rodillas al suelo en silencio y la abrazó muy fuerte. Produciéndole una sensación de tranquilidad, pues como siempre, lograba transmitirle calma al instante, pues de alguna manera verla le recordaba a la rubia a su Jisoo, y en cierta medida, quería pensar en qué su esposa la abrazaba en lugar de su amiga. 

─Ya pasó, Rosie. Estamos aquí. Tranquila. ─sus palabras fueron muy dulces y consoladoras. Frotó su espalda y la rubia la abrazo con la misma fuerza. Rosé odiaba ser tan débil y siempre necesitar de alguien más, pero lastimosamente su pasado la había convertido en alguien que necesitaba del calor y del aliento de otros para no sentirme un lastre.

─¿Qué pasó? ─hizo presencia Chewy alterada al ver la escena. Las miró con preocupación, y al instante se acercó a unirse al abrazo envolviéndolas con sus largos brazos. Al igual que antes, a Rosé le encanto sentirla también, pues le reconfortaba mucho su tacto al igual que el de Jihyo.

─Amor, busca en todos los cajones y tira todo lo que encuentres de esas mierdas, por favor. ─dijo Jihyo sin separarse del abrazo, y el cuerpo de la rubia se estremeció, sus manos se tornaron muy frías y sudorosas a causa del miedo, ¿ahora cómo iba a lidiar con las voces? Intentó dejar de sobre pensar cuando Jihyo tomó sus manos y dijo.

─Salgamos un momento de la habitación, Rosie. ─el bochorno y el miedo ocasionaron que los ojos de Rosé se llenaran de lágrimas de nuevo, Jihyo la abrazo una vez más, y con sumo cuidado la ayudó a ponerme de pie. Salieron de la habitación en silenció y la rubia agradeció internamente el que Irene se hubiera llevado temprano a Haneul. Definitivamente no quería que su hija la observara desarrollando una faceta tan deplorable y lamentable de sí misma. Rosé pensó que de por sí, ya estaba dando demasiada vergüenza. ─Siéntate aquí, iré a traerte un vaso con agua.

¿Otra vez dando pesar, Roseanne?

¿Cuándo vas a madurar?

Claro, es que no sabes hacer nada más, salvo dar lástima.

Toma. ─Jihyo le entregó un vaso con agua y está lo tomo temblando, pues sus manos aún se movían de forma incontrolable y optó por encogerse en su lugar con bochorno. ─La terapia del amor es muy efectiva, ¿sabes? ─la pelinegra comenzó a frotarle la espalda y sintió muchas más ganas de volver a llorar. Claro que lo sabía, porqué precisamente el amor incondicional de Jisoo le había curado el alma y el corazón. La rubia la volvió a extrañar como lo hacía cada segundo en el transcurso del día. Se cubrió la cara con su mano izquierda, pues extrañar a su esposa le quemaba el cuerpo, tanto así que había días como esté en los que definitivamente no podía más y recaía. Necesitaba amar a Jisoo a diario y que está la amara como solo ella sabía hacerlo; le era demasiado difícil aceptar su ausencia, era como estar viviendo en el mismo infierno, y precisamente Rosé ya lo sabía, pues vivía en agonía en su infierno personal día a día. ─No estás sola y ya has sido muy, muy valiente todo este tiempo, rubia. Todos estamos muy orgullosos de ti. ─Jihyo le brindó una sonrisa amplia a su mayor quien negó entre lágrimas. Rosé ¿valiente? Definitivamente no, o eso pensaba ella, pues se juzgaba a latigazos por haber tomado como escudo a su hija y a la música como excusa para huir del miedo y de la soledad. ─Haneul está preciosa, cada vez que la veo me sorprende más su belleza. Has hecho un excelente trabajo, y cuando Jichu despierte estará muy orgullosa de ti... vimos a la pequeña hace un momento con Irene, es demasiado dulce.

Haneul es hermosa, sí, tanto como Jisoo. Es tan preciosa qué en ocasiones Rosé lloraba viéndola dormir recordando a su esposa, pensando en lo grandioso que seria que Jisoo llegará a conocerla algún día, pues Haneul ya daba señales de ser tan altruista, tierna, dulce y amable, tanto como ella, sin embargo, algo muy importante ondeaba en la mente de la rubia, pues le preocupaba que la pequeña Kim llegase a ser tan sensible como ella, ya que día a día ratificaba que en el mundo no habría otra como su esposa; dispuesta a amar sin medida a alguien tan rota como ella, o simplemente no de la misma manera, porque a pesar de que hubiera una que otra persona pretendiéndola, nadie lograba llenar su corazón como Jisoo, por lo que definitivamente Haneul debería ser mejor que ella, ese era su propósito al menos. Rosé dejo de vagar en su mente, no quiso seguir ondeando en sus pensamientos y se limitó a preguntar algo desanimada. 

─¿L-Las demás también están aquí?

─Así es. Jeongyeon y Dubu finalmente culminaron su luna de miel y llegaron junto a Nayeon y Cristopher, ahora mismo deben de estar con Irene y Seulgi saludando a Haneul. ─la rubia había olvidado totalmente la visita de sus amigos y se quedó dormida, pero ¿cómo juzgarla? cuando habían pasado varias noches ya en las que no lograba dormir bien atormentada por su mente y el dolor constante en su pecho, y es que para aliviar el dolor de un corazón roto o del vacío que provoca el extrañar a alguien aún no existe ninguna cura. Gracias a Haneul y a la sensación cálida que le provocaba tenerla entre sus brazos, esa noche Rosé logro volver a conciliar el sueño, seguramente Irene lo noto y decidió llevarse a Haneul temprano para permitirle dormir por más tiempo, como siempre su suegra era demasiado considerada y atenta con ella. ─Oh, Moonbyul y Yeri viajaron con nosotras así que también andan por ahí.

─Rosie Posie, quisimos venir a saludarte primero, Irene dijo qué te despertáramos porqué tenías muchas ganas de ir a ver a Soo ahora que regresaste de viaje. ─dijo Chewy sentándose a su lado. Definitivamente estaba en lo cierto, pues ya habían pasado varios días en los que la rubia no la veía y precisamente por esa razón volvieron esas terribles voces a atormentarla, pues Jisoo era su mejor medicina. La extrañaba mucho, necesitaba verla y sentir su piel calentando la suya aunque fuera por unos instantes. ─Y qué bueno que lo hicimos. ¿Quieres hablarlo? ─la más alta la tomó por las mejillas haciendo que la mirará, pero segundos después, Rosé apartó la mirada llena de vergüenza y musito. 

─No es nada fuera de lo común. Estaré bien, me siento mucho mejor ahora que están aquí. ─Chewy la abrazó y la rubia reposo su cabeza en su hombro izquierdo. 

─Discúlpanos, sé que nos tardamos más de lo normal en venir a verlas, pero ahora nos vas a tener aquí acompañándolas por unos días. ─afirmó Jihyo sonriendo mientras tomaba su mano izquierda. ─Todo estará mucho mejor de ahora en adelante. ─Rosé asintió entre lágrimas, definitivamente Jihyo sí que parecía la segunda hermana de Jisoo, pues sin importar la distancia, desde el primer momento en que la familia de su mejor amiga decidió marcharse de Seúl, ella las acompañó y las ayudó a acomodarse, posteriormente tuvo que regresar, sí, pero no dejo de comunicarse a diario con ellas o de venir constantemente para estar al pendiente del estado de salud de Jisoo, de Haneul o de Rosé. Jihyo es increíble y gracias a ella, a la familia de Jisoo y a la familia Park, es que Rosé logró sacar adelante a Haneul, porque definitivamente si lo hubiera hecho sola jamás habría podido a causa de la tristeza, pues en su primera vez como madre pensó que precisamente Jisoo estaría a su lado guiándola en lo indispensable, sin embargo, no fue así, por lo que las demás cumplieron un papel fundamental acompañándola en el canguro, sobre todo Jennie y Irene que no se separaban de ellas día y noche. ─Tengo muchas ganas de que nos muestres la ciudad. ─dijo Jihyo sonriendo mientras retiraba sus lágrimas con sumo cuidado. Eso la enterneció, pues la de pelo más corto no le mostraba esa parte burlesca y sarcástica que sobresalía con Jisoo, todo lo contrario, con ella, Jihyo era demasiado dulce, Rosé supuso que lo hacía porqué seguramente su esposa se lo había pedido en algún momento y se sintió agradecida con las acciones de su pareja, pues Jisoo siempre pensaba en ella. 

─C-Claro, será un placer. ─respondió Rosé suspirando, ya se sentía mucho más tranquila y calmada.

─Ven aquí, Rosie. ─Chewy abrió sus brazos y la más baja no pudo evitar volver a abrazarla.

Los cálidos abrazos de sus amigas hicieron que Rosé se sintiera más serena y aplacada. En definitiva, las extrañaba mucho, y así como solía repetirlo Jisoo; la verdadera fortuna en ocasiones no es el dinero, sino las personas que están a nuestro alrededor, y dichas palabras se cumplieron respecto a las personas que rodeaban a la familia Kim Park, pero sobre todo se cumplió en ellas mismas desde aquel día que se conocieron esa mañana en una calle de Australia.

─Las hemos extrañado mucho. ─susurró Chewy en su oído y luego le dejó un pequeño beso en la cabeza.

Ambas eran demasiado especiales con ella y con su hija, y a pesar de que no estábamos juntas a diario siempre se encargaban de demostrarle su presencia a pesar de la distancia. Chewy se ocupó mucho más luego de que la empresa volvió a resurgir y entre el compromiso por ser madre, esposa y empresaria no tenía mucho tiempo, sin embargo, jamás se olvidó de ser amiga, al igual que Suzy y Hyeri, que iban y venían dependiendo las posibilidades de sus agendas. A pesar de ello, la mente de Rosé intentaba mantenerse ocupada en sus compromisos con su hija, su carrera, su familia y sus amigas, pero nada bastaba, nada podía estar a la altura de Jisoo y nadie la hacía sentir como ella, ni siquiera Everly que se esforzaba demasiado por consentirla y mimarla. Un desaliento latente permanecía en su corazón, pues nadie lograba sopesar la falta que le hacia su preciosa Jisoo, nadie, y precisamente reconocerlo le daba mucho miedo por qué no tenía claro cuando dejaría de dolerme el corazón.

─Los demás nos deben estar esperando para ir a ver a Jichu, así que vamos. ¿ya te sientes mejor, Rosie? ─preguntó Jihyo viéndola fijamente. Rosé odiaba sentirme así, tan frágil y necesitada, pero honestamente lo era, aún más desde que Jisoo no estaba a su lado.

─Sí, déjame ir a cambiarme y nos vamos. ─la rubia se puso de pie titubeando. No alcanzo a dar un pasó cuando Chewy la tomo de la mano deteniéndola.

─Estás perfecta así. Te ves tan linda como siempre. Así que vámonos ahora mismo, los demás nos están esperando. ─dijo poniéndose de pie con una sonrisa sin soltar su mano.

Me veo muy mal, debo ir a arreglarme, pensó Rosé.

Ve a maquillarte. No entiendo por qué Jisoo decía que te veías linda todo el tiempo.

¡Cubre esas ojeras de una puta vez!

Arréglate, idiota. 

─Así es, rubia. Luces como a Jichu le gustaba verte, lo sé porqué no paraba de hablar un instante de ti. ─mencionó Jihyo con sorna, el pecho de Rosé punzo y al instante sus ojos se aguaron. ─¡Es que Chaeng se ve demasiado linda con todo lo que usa! ¡Me encanta como se ve con el cabello suelto cayendo por sus hombros! ¡Con maquillaje o sin maquillaje ella luce cuál ángel! ¡Oh, y mira Jihyo... como la ropa se acomoda tan extraordinariamente bien a sus curvas! ─mencionó Jihyo emocionada y Rosé soltó una risita tímida. Oh mi preciosa Jichu, como la extraño, pensó la rubia. ─Eso y más decía esa idiota de ti. ─negó la de pelo corto mientras reía. ─Así que vamos, estoy segura de que Jichu se sentirá contenta de sentirte ahí junto a ella.

Sus palabras definitivamente le llenaron el corazón a Rosé y las voces de su mente se detuvieron, por algún motivo imaginarse que su ángel pensaba que ella era linda y hermosa en cada instante, logró hacer que se sintiera más segura de mí misma de nuevo. Finalmente, tomo un abrigo y minutos después se dirigió junto a sus amigas al ascensor para bajar al piso de Irene. Se sentía muy emocionada por ver a las demás y a su pequeña hija, y gracias a eso su semblante definitivamente mejoro notablemente. Unos minutos después su celular vibró y decidió revisarlo, era un mensaje más de Everly disculpándose por sus palabras, así que decidió dejarle un mensaje cortó como respuesta, pues lo mejor era darse un espacio para que su mayor se aclarara, pues por más que intentaba darle pie a sus intenciones algo muy dentro de ella se lo impedía y no quería jugar con la pelirroja, pues la última era una mujer increíblemente dulce, que jamás se portó mal ella o con Haneul como para que la rubia le pagará de mala manera, sin embargo, querer ocupar el puesto de madre y esposa cuando ya lo tenía Jisoo, era algo que no podía permitirle a nadie, así que opto por bloquear su celular y decidió concentrarse en el hermoso día que empezaba.

Esa tarde en la habitación de Jisoo mientras Rosé se apachurraba con suma necesidad al cuerpo de su esposa junto a su pequeña hija, las amigas de la pelinegra compartían anécdotas llenas de felicidad, mayormente por parte de las recién casadas; Jeongyeon y Dahyun, quienes sorprendieron a su grupo de amigos con la noticia de que en unos pocos meses también se convertirían en madres, evidentemente, la habitación se llenó de emoción al oír la noticia. Nayeon chilló de alegría pues su pequeño Kléber pronto tendría un primo o prima acompañándolo en las aventuras de la vida. Mientras todas las chicas se abrazaban en señal de cariño, apoyo y emoción luego del cálido momento, Rosé volvió a los brazos de Jisoo con añoranza, imaginándose lo hermoso que sería poder darle un hermanito o hermanita a su pequeña Haneul, un sueño que por ahora no era palpable, pues a pesar de haberlo hablado con su esposa en el pasado, y que está estuviese de acuerdo en realizar cualquier sueño que tuviera la rubia, ahora mismo, sin Jisoo en su vida todos sus planes como pareja y familia se habían puesto en pausa, y el pensarlo le generaba dolor, aún más al ver el amor desbordante por parte de sus amigos, pues todos lucían como siempre; Tzuyu abrazando por la espalda a Jihyo mientras le dejaba uno que otro beso sobre la mejilla, Jeongyeon rodeando la cintura de Dahyun en tanto la más baja la abrazaba de la misma manera, y Nayeon tomando la mano izquierda de Christopher mientras esté cargaba a su pequeño con su brazo derecho, una escena demasiado idílica, linda y honesta, y sobre todo mágica al ver a Jennie sentada en las piernas de Lisa, mientras está le robaba uno que otro beso a regañadientes de la pelinaranja. Eso último provocó que Rosé sintiera algo de envidia al recordar el pasado en el que ella y Jisoo lucían de la misma manera, otra vez ese nudo en la garganta de la rubia a causa de la impotencia y que la terminó quebrando, no pudo evitar contener las lágrimas al observar cómo Haneul se ponía en posición de rana sobre el pecho de su esposa como cuando estaba en el canguro, le entristeció inmensurablemente, pues sabía que al igual que ella, su hija adoraba sentirse cuidada y mimada por Jisoo; la escena provocaba que se le rompía el corazón al ver a Haneul esperando pacientemente que los brazos de Jisoo envolvieran su pequeño cuerpo, pero al cabo de algunos segundos eso no pasaba y la pequeña Kim, hacia un puchero lleno de tristeza, pues la bebita no entendía el motivo por el cual su mami no la abrazaba, le dolía y sin más, optaba por estrujar las mejillas de su mami en busca de algo de atención. Rosé no lo soporto más y abrazo a su pequeña hija con su brazo izquierdo a la vez que se escondía en el cuello de Jisoo en busca de un poco de aliento y afecto. Que diferente seria todo si Jisoo estuviera despierta. Unas horas más concluyeron y la noche se hizo presente, está vez, ni Jennie o Irene se quedaron a pasar la noche con Jisoo a pedido de Rosé, pues tomando en consideración los largos días lejos de su esposa, la rubia decidió quedarse esa noche junto a ella.

A veces tenemos ángeles a nuestro alrededor... y nunca lo sabemos. 

─Mi amor, sé que te deje sola por varios días y créeme que lo siento mucho... intentaré que no vuelva a ocurrir, lo prometo. ─Rosé reposaba en el hombro izquierdo de Jisoo a la vez que jugueteaba con su mano. ─Estoy ansiosa porque veas lo hermosa que está nuestra hija, es tan linda y dulce... Ella te necesita Jichu, necesita tus mimos, necesita tu cariño, necesita tus palabras, necesita todo de ti, mi amor. Debes despertar de una vez, te lo suplico. ─entrelazo sus manos y le dejo un beso en su dorsal. ─Me siento completamente aniquilada sin ti, quiero que me hables de amor, quiero verte sonreír de nuevo. Créeme que estoy aquí entre el amor y el olvido, estoy aquí entre el silencio y tu voz... estoy viendo los segundos, los minutos, estoy viendo pasar nuestro amor en un parpadeo. Te necesito. Desde que ya no estas, tengo una sonrisa fingida, es como si viviera en un verano sin sol. Estoy viendo la vida pasar cada que puedo te sueño tocándome o besándome... te extraño muchísimo. No encuentro las salidas y no quiero que nuestra hija crezca sin que tú estes presente en su vida. ─el llanto se apodero de ella y quiso intentar cantarle a su esposa, pues era algo que siempre hacia cada que estaban a solas. Rosé sabía que a Jisoo le encantaba que ella cantara, así que lo hizo. ─Una gota en el océano... un cambio en el clima. Yo rezaba para que tú y yo estemos juntas... es como querer que llueva estando en el desierto. Pero yo estoy aguantando más que la mayoría, porque tú eres mi cielo. Mi tren se dirige al oeste, me pregunto cómo te mantienes en calor... Demasiado lastimada para seguir adelante y todavía no puedo dejarte ir... casi todas las noches me cuesta dormir. Una gota en el océano... un cambio en el clima. Yo rezaba para que tú y yo estemos juntas... pero te abrazo lo más cerca posible, porque tú eres mi cielo. La última excusa que usare es que soy una mujer que te ama como una niña pequeña, y todavía no puedo dejarte ir. Una gota en el océano... un cambio en el clima. Yo rezaba para que tú y yo estemos juntas... es como querer que llueva, estando en el desierto. ─Rosé tuvo que detenerse a causa de su enorme llanto y también a causa del sonido proveniente de su celular. Se retiró del lado de Jisoo con sumo pesar y se puso de pie para contestar. ─Irene, ¿pasó algo? ─preguntó la rubia mientras caminaba hacia la ventana. ─¿Mi bebé está bien?

─Ma... ─esa era Haneul y una sonrisa instantánea se enmarco en su rostro. 

Resulto ser que la pequeña Kim hizo que su abuela le marcara a Rosé todo porque quería enviarle un beso de buenas noches. Demasiado tierna. Luego de una corta y amorosa conversación en la que la rubia logró recomponer su corazón lastimado gracias a la imagen de su hija reposando en los brazos de su abuela, se formó en su rostro la primera sonrisa genuina del día, pues la ternura y el amor que desprendía su bebita podía sacarla de cualquier oscuro abismo en el que se encontrara, y así fue, logró sentirse feliz, cerró los ojos por unos segundos, tomo una gran bocanada de aire y luego se quedó viendo las luces de la ciudad con diferentes pensamientos abordando su mente. 

─Mgh... ─un corto quejido, casi inaudible pero percibido al instante por Rosé ocasionó que quedara estática, no podía moverse y de repente sus pies pesaban demasiado como para siquiera dar un paso y su corazón comenzó a latir como loco, todo estaba ocurriendo en cámara lenta, y su cuerpo no estaba reaccionando como ella quería. Tantos sentimientos juntos. La ansiedad se apoderó de ella y en contra de las sensaciones que le quemaban la piel logro darse la vuelta, de inmediato su celular abandono su mano y cayó al suelo, sus manos temblaban y un llanto desgarrador la cobijo. En medio de muchos nervios y con la mirada borrosa estiro su mano izquierda, sin embargo, a los pocos segundos cayó desmayada perdida en la misma mirada que siempre veía en sus sueños. 



Solo el amor puede doler así. 








































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