Gay Panic |Chaesoo| Editando.

By _DamaEscritora_

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El amor es un hito de desastre que te eleva y te suelta haciéndote golpear muy fuerte. Ya estaba cansada de s... More

PRÓLOGO
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPÍTULO 41
CAPÍTULO 42
CAPÍTULO 43
CAPÍTULO 44
CAPÍTULO 45
CAPÍTULO 46
CAPÍTULO 47
CAPÍTULO 48
CAPÍTULO 49
CAPÍTULO 50
CAPÍTULO 51
CAPÍTULO 52
CAPÍTULO 53
CAPÍTULO 54
CAPÍTULO 55
CAPÍTULO 56
CAPÍTULO 57
CAPÍTULO 58
CAPÍTULO 59
CAPÍTULO 60
CAPÍTULO 61
CAPÍTULO 62
CAPÍTULO 63
CAPÍTULO 64
CAPÍTULO 65
CAPÍTULO 66
CAPÍTULO 67
CAPÍTULO 68
CAPÍTULO 69
CAPÍTULO 70
CAPÍTULO 71
CAPÍTULO 72
CAPÍTULO 73
CAPÍTULO 74
CAPÍTULO 75
CAPÍTULO 76
CAPÍTULO 77
CAPÍTULO 78
CAPÍTULO 79
CAPÍTULO 80
CAPÍTULO 81
CAPÍTULO 82
CAPÍTULO 83
CAPÍTULO 84
CAPÍTULO 85
CAPÍTULO 86
CAPÍTULO 87
CAPÍTULO 88
CAPÍTULO 89
CAPÍTULO 90
CAPÍTULO 91
CAPÍTULO 92
CAPÍTULO 93
CAPÍTULO 94
CAPÍTULO 95
CAPÍTULO 96
CAPÍTULO 97
CAPÍTULO 99
CAPITULO 100
CAPÍTULO 101
CAPÍTULO 102
CAPÍTULO 103
CAPÍTULO 104
CAPÍTULO 105
CAPÍTULO 106
CAPÍTULO 107
CAPÍTULO 108
CAPÍTULO 109
CAPÍTULO 110
CAPÍTULO 111
CAPÍTULO 112
CAPÍTULO 113
CAPÍTULO 114
CAPÍTULO 115
CAPÍTULO 116
CAPÍTULO 117
CAPÍTULO 118
CAPÍTULO 119
CAPÍTULO 120
EPÍLOGO
NOTA

CAPÍTULO 98

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By _DamaEscritora_


─Oh Dios, oh Dios, está pasando... justo... ahora.

─Eso es, Rosé, con mucho cuidado, sigue así. ─mencionó Kim Go-eun dirigiendo a la madre primeriza para que cargará de manera correcta a Haneul. ─Ahora pontela debajo de la bata, y pegala a tú pecho para que sienta tu calor.

Rosé se sentía fuera de sí, era como si estuviera viviendo en otro mundo, al fin estaba cumpliendo su tan anhelado sueño; tener a su hija en brazos. Se sentia extremadamente contenta, pero también nerviosa, no quería lastimar a su pequeña, así que hizo todo con demasiada delicadeza, y en cuanto la sintió contra su pecho por primera vez, su corazón punzo muy fuerte dentro de su pecho electrizandole la piel y al instante sus mejillas se llenaron de lágrimas mientras le frotaba la espaldita a su pequeño pedacito de cielo. Una sensación inimaginable al verla poner sus manitas en su pecho, quería gritar muy fuerte de felicidad, la emoción le llenaba el cuerpo, su pequeña era demasiado liviana y tan suavecita, tan pura y dulce, era la perfección hecha realidad... hecha con mucho amor.

─Ya tienes a mamá, mi vida. Shh... estoy contigo. Dios, estoy tan contenta. ─mencionó la rubia en un hilo de voz arrullando a su bebita. Era como si un rayo de luz permaneciera insistentemente en ellas, su hija era tan suya, no lloraba, no se quejaba, tan solo permanecía contra su pecho muy quietesita recibiendo su calor. Tan linda, una personita mágica. No necesitaba nada más, salvo a Haneul, le daba paz, le daba amor, no quería volver a soltarla nunca más. ─Que linda eres, hijita, te amo mucho, no sabes lo feliz que me haces justo ahora. Al fin podemos estar juntas de nuevo, te extrañé y te esperé por tanto tiempo, Haneul... contigo sobre mi pecho me siento más valiente.

─Eso es, siempre y cuando ella siga calentita y conservando su temperatura, podrás cargarla todo el tiempo que quieras. ─aseguró Go-eun con los ojos aguados, pues luego de tanto tiempo, logró encariñarse con la pequeña Kim. ─Tu hija ha sido la paciente más valiente que he atendido, estoy muy orgullosa de ella, no se rinde... al igual que su mami, ha logrado ser muy tenaz. ─agregó la neonatóloga viendo en dirección a Jisoo, a Rosé se le hinchó el corazón al imaginarse la alegría de su esposa si la viera justo ahora cargando a su hija.

─¿Hay algún problema si mi hija y mi esposa están juntas? Me gustaría mucho que Jisoo la sintiera también. Haneul debe reconocerla al igual que lo hace conmigo. ─inquirió Rosé, de verdad que anhelaba que no hubiera problema, pues se convirtió en una obsesión que su menor entrará en contacto con su pequeña hija.

─Claro que pueden, de hecho es una excelente idea, la temperatura de la señorita Kim es constante, y ahora que Haneul puede ser cargada no se me ocurre nada mejor para que su condición mejore que tener a su mami calentandola el mayor tiempo posible. ─afirmó Go-eun con una amplia sonrisa.

─¿¡De verdad!? ─se apresuró a preguntar Rosé llena de emoción y lágrimas.

─Así es, ahora que lo pienso... podremos dar un paso enorme en la recuperación de mi paciente favorita sí precisamente su mami la abraza y la calienta el mayor tiempo posible. ─la rubia sonrió ampliamente. Luego de tanto tiempo esas palabras eran las mejores noticias que podía escuchar. ─Lo organizaré, y sí todo va bien, seguramente podrás llevarte a Haneul a casa mucho más pronto de lo planeado. ─dijo Go-eun muy emocionada.

─¿Oíste eso, mi amor? ─la rubia tomó la mano izquierda de su esposa y le dejo un pequeño beso. ─Vas a sanar a nuestra hija, la ayudarás... como siempre tú eres la luz de nuestra familia, cariño. Gracias al cielo, todo va a estar bien, todo va a mejorar a partir de ahora. Estoy tan feliz, muchas gracias, doct... ─de la mejilla izquierda de Jisoo se deslizó una lágrima y Rosé casi pega un saltó de la impresión. ─D-Do-Doctora ¿¡vio eso!? ¡J-Jichu está despertando! ─finalizó llena de ansiedad y Go-eun se dispuso a revisar a Jisoo al acto, pero al cabo de algunos minutos angustiantes, volvió a ver a Rosé con una mirada llena de tristeza.

─Lo siento mucho pero tan solo fue un reflejo, en estos casos es algo normal, se podrán presentar varios sucesos como esté en el futuro... pero aún así se mantiene la condición. Lo lamento, no hay respuesta, Rosé.

─Oh, bueno, no importa, yo sé que estás ahí, mi amor. Estás contenta al igual que yo, ¿verdad? ─preguntó la rubia entre lágrimas. ─Esté es uno de mis días favoritos, estamos las tres juntas y sé que pronto saldremos de está, cariño. Te estamos esperando ansiosas. Mmm, anhelo tanto tu sonrisa y tus abrazos como no tienes idea.

Unas cuantas horas más pasaron en las que Rosé compartió el tiempo más preciado y mágico junto a su pequeña hija, pequeños instantes que se guardaron en su memoria con llave, pues fueron los momentos más emotivos y felices que logró vivir por primera vez como madre, sin embargo, después de unos minutos sus ojos se llenaron de lágrimas de nuevo, está vez, de felicidad al ver la imagen más hermosa que vio jamás; Haneul reposando en posición de rana en el pecho de Jisoo, mientras está la abrazaba con ayuda de unas vendas que las enfermeras le pusieron en los brazos; Jisoo abrazaba a Haneul, protegiéndola del frío con extremo cuidado, podía estar inconsciente, sí, pero gracias a Rosé también estaba cumpliendo con su papel de madre, pues a consideración de Go-eun la pequeña Kim reposaria en los brazos de su mami toda la noche, tiempo en el qué nadie las interrumpiria y ambas podrían disfrutar la una de la otra; siempre y cuando no tuvieran que cambiarle el pañal o alimentar a la pequeña, está estaría en el pecho de Jisoo, recibiendo todo el calor indispensable para su crecimiento. Rosé sonrió cual enamorada, no lo resistió y reposó su cabeza en el hombro de su esposa, deleitándose en consentir y esparcir caricias a sus dos grandes amores.

─No puedo creer que tenga que volver a hacer ésto a estas alturas de mi vida. ─suspiró Jihyo antes de entrar al bar de Solar. ─Es tán ridículo. ¡Diooos!

─Por favor, Jihyo. Es mi prima y te recuerdo que todavía es tú esposa. ─contraatacó Nayeon entre risas. ─Lo lamento, hubiera ido yo, pero no puedo, ahora vivo cansada todo el maldito día. ─rió.

─Lo entiendo, Nayeon. No te preocupes, en cierta forma tienes razón. Me haré cargo. Te llamaré después, cuídate y gracias por preocuparte.

─Tú también... otra vez lo siento, ten mucha  paciencia con esa cara dura.─dijo Nayeon y acto seguido cortó la llamada.

Jihyo había intentado alejarse lo que más pudo de Tzuyu los últimos meses, pero la última insistía en ponérselo muy difícil; cuando no le enviaba flores o rosas, le enviaba malteadas, postres o ropa, sus favoritos, todo con el objetivo de que le diera una última oportunidad. El tiempo tiene manos de cirujano y Chewy reconoció sus errores, sin embargo, Jihyo no estaba muy convencida de sus cambios, a pesar de ello, su corazón anhelaba a la más alta con ansias, justamente esa ansiedad por verla, fue la que hizo que ingresara al bar con rapidez y que dejará todas sus recriminaciones a un lado. Resultó ser que Solar la llamó preocupada porqué Tzuyu llevaba casi dos noches seguidas bebiendo, rehusandose a irse y ya comenzaba a traerle problemas en su negocio.

─Hola, Jihy. ─saludó Solar y se dirigió a abrazarla con una amplia sonrisa enmarcando su precioso rostro.

─Hola, Yeba... Te pido disculpas por los problemas que te haya causado Tzuyu, te pagaré por todo... Es una pena que tengas que pasar por ésto. ─dijo Jihyo avergonzada.

─No me debes nada. Somos amigas después de todo. ─respondió Solar entre risas, recordando las ridiculeces que hizo Tzuyu ebria. ─Ella está por allá. ─señalo con el dedo índice hacia uno de los sofás y a Jihyo se le apachurro el corazón. Tzuyu lloraba a lágrima viva y bebía sin parar de una botella, una imagen que le recordó a su propia versión del pasado, pues así se veía ella cuando ambas tenían problemas o se separaban. No esperó y le ordenó a dos de sus guardias que fueran por ella, éstos la tomaron en contra de la voluntad de la más alta y la sacaron del bar alzada.

─Mmm... Ah. ─suspiró Jihyo agotada. Solar no lo pensó y la abrazó contra su cuerpo. La rubia la quería demasiado y por supuesto que le dolía que ella sufriera de alguna forma, pero luego de oír las palabras constantes de arrepentimiento y amor por parte de Tzuyu para con su esposa, le quedó totalmente claro que no volvería a tener una oportunidad con su viejo amor, pues en esta ocasión a diferencia de las veces anteriores, Jihyo no la buscó para calmar su corazón roto, y pensó que era lo mejor, porque ni siquiera el sexo en ocasiones te hace olvidar el enamoramiento y la devoción hacia alguien más. Ya era hora dejarla ir de esa manera.

─Todo va a mejorar, ¿vale? ─le dijo Solar.

Lo detestó. Esas palabras eran la repetidera de la repetidera, primero por parte de los médicos que atendían a Jisoo, luego por parte de su suegra y sus padres, y ahora también por parte de sus amigas, ¿de verdad todo iba a mejorar? Prefirió no ponerlo en duda, se despidió de Solar muy agradecida e ingresó a su camioneta. No tuvo la oportunidad de hablar con su esposa, pues la última estaba profundamente dormida y eso era lo mejor por ahora, no quería más confrotamientos o discusiones innecesarias, tan solo la llevaría a su casa, se aseguraría de que estuviera bien y luego saldría en silencio por donde vino. Ese era su plan. En cuanto llegaron a destino, un sentimiento de añoranza y aflicción cubrió a la de pelo más cortó en cuanto abrió la puerta principal de su hogar, caminó despacio recorriendo su casa con calma y trago fuerte evitando soltar una lágrima; todo lucia igual, de la misma manera en la que ella lo dejó.

─Subanla a la habitación, por favor. ─pidió Jihyo y sus guardias dudaron. Con tantas habitaciones, ¿a cual de ellas se debían dirigir? ¿sería a la de siempre o otra?, considerando la situación de la pareja, no supieron que hacer. ─Oh, a-a nuestra habitación, por favor. ─completó Jihyo avergonzada y se dispuso a seguirlos en silencio. Minutos después los hombres acostaron con cuidado a Tzuyu en la cama y luego se retiraron. Jihyo se sentó al lado de su esposa a observarla y al cabo de unos minutos rompió en llanto. ─¡Todo es tan difícil! ─claro que extrañaba a su esposa, lo hacia, y con todo su corazón, pero no podía darse el lujo de permitirle fallarle a ella y a su pequeño, está vez no. Limpió sus lágrimas y se dirigió al baño a prepararle la bañera a su mayor, haría eso para que su condición mejorará y luego se marcharía lo más rápido posible. Dejó que el agua corriera y agregó sus sales de baño favoritas con aceites esenciales, le encantaban, pues sus extractos naturales aliviaban cualquier cansancio físico, y además, daban una sensación de ligereza y paz. Una vez la bañera estuvo lista, Jihyo se puso de pie, giró su cuerpo e inmediatamente fue abrazada por los largos brazos de su esposa, sorprendiéndola, ¿en qué momento llegó ahí? Tzuyu escondió su cabeza en el cuello de la más baja y comenzó a embriagarse de su aroma, la sensación provocó que Jihyo se estremeciera y la apartó suavemente. ─Estás a salvo y en casa, así que me voy.  ─la más alta se tambaleó y chocó su espalda contra la pared, sin embargo, alcanzó a tomar la mano de su apresurada esposa buscando detenerla.

─M-Mi amor, n-no te vayas otra vez, ya no puedo más. No puedo más. ─volvió a abrazarla rompiendo en llanto. ─No puedo vivir sin ti ni un minuto más, soy miserable y te amo, te amo con todo lo que soy. ¡Mierda! Créeme princesa, por favor, te amo. No me dejes. ─Jihyo se sorprendió mucho, pues en todo el tiempo que llevaba de relación junto a Tzuyu jamás le oyó decir una sola mala palabra. Así que sí, su esposa estaba muy desesperada y también había adelgazando un poco. Le preocupó.

─Te preparé un baño, así que entra ahí... No quiero hablar de esta manera contigo, estás algo ebria. ─Jihyo la volvió a apartar de su cuerpo con suavidad, pues le dolía mucho verla llorar y todo ya estaba siendo lo suficientemente complicado entre ambas. Tzuyu asintió cual niña pequeña y comenzó a intentar desabotonarse la camisa muy torpemente, pues cada uno de sus intentos eran nulos, se tambaleaba y sus lágrimas le nublaban la vista; una imagen algo cruel y demasiado tierna a los ojos de la menor, pues su esposa lucia cual cachorro regañado. Así que en contra de todo lo que le decía su mente, Jihyo se hizo de esos botones rebeldes y comenzó a soltarlos muy lentamente; ahora una imagen demasiado sensual y encantadora bajo los ojos de Tzuyu, y una demasiado caliente para Jihyo, pues a medida que la camisa de su esposa se abría, está le permitía observar ese abdomen marcado y tonificado que la volvía loca, quiso negar, pero Tzuyu la tomo por su mejilla izquierda y comenzó a acariciarla con mucha delicadeza, provocandola. "Ay, e-esto es demasiado", pensó Jihyo con las mejillas sonrojadas mientras comenzaba a desabrocharle el cinturón, pasó saliva y se dispuso a continuar con el pantalón de su mayor. Las manos le temblaban horrores, no obstante, en cuánto su esposa se deshizo de sus prendas restantes y quedó totalmente desnuda, todas sus alarmas se encendieron y apartó la mirada de golpe. Pasó su mano izquierda con delicadeza para tomarla por la cintura y con mucho cuidado ayudó a su Tzuyu a ingresar a la bañera. Inmediatamente la espuma le cubrió el cuerpo a la más alta, ella suspiró tranquila, sin embargo, Tzuyu fue mucho más rápida y no dudó; la haló hacia su cuerpo ocasionando que Jihyo se posicionara encima de éste, la última quedó totalmente empapada, brindándole una imágen demasiado sensual y obscena a su mayor; pues sus pechos casi tocaban su rostro y la falda corta que llevaba puesta su contraria se había subido mucho. ─¿¡Qué te pasa!? ¿Qué hac... ─chilló Jihyo, pero acto seguido fue silenciada por los suaves labios de su esposa. Intentó resistirse con todas sus fuerzas y escapar de ella, pero Tzuyu la abrazaba con fuerza pegandola a su cuerpo con necesidad impidiéndole la huida, varios minutos pasaron y cuando la más alta introdujo su lengua provocandole un gemido, ella enredó sus brazos en su cuello y se acomodó mejor sobre el cuerpo de la contraria. Decidió no controlarse más porqué la amaba y la extrañaba demasiado. Tzuyu dirigió sus dos manos a las piernas de su esposa y comenzó a subirlas lentamente a la vez que lo hacía con su falda, llegó a sus nalgas y comenzó a masajearlas. Jihyo arqueó un poco su espalda y su esposa la sentó a horcajadas sobre sus piernas. Tzuyu no esperó y le retiró la blusa con rapidez junto al top oscuro que llevaba puesto Jihyo consiguiendo con eso liberar sus pechos, tomó el izquierdo con su boca y apartó las bragas de su mujer con su mano derecha.

─Te amo demasiado, mi amor, solo a ti y por eso te lo voy a demostrar hasta que ya no podamos mover el cuerpo. ─dicho eso por Tzuyu, está la penetró con dos dedos haciendo gemir a su mujer. Las sensaciones deliciosas que producían sus dedos en el interior de la de pelo más corto, la volvieron loca, pues su esposa la conocía tan bien que ya sabía perfectamente dónde tocarla para hacerla perder la cordura, eso la enojaba, pero también la hacia amarla más. El primer orgasmo se hizo presenté y Jihyo se dejó guiar por el clímax, hiperventilo y gruñó cuando sintió como su mayor salía de su interior, a pesar de ello, Tzuyu la lleno de besos y la levantó con cuidado por la cintura, haciendo que está reposará su cuerpo en su espalda. Se miraron por unos segundos totalmente sonrojadas por el calor del momento, Jihyo acomodó unos mechones ajenos que le obstruian la vista de su hermosa esposa y a continuación, Tzuyu tomó su mano y la besó mientras que con su rodilla derecha le daba la señal a su esposa para que abriera las piernas, la más baja cumplió su pedido y Chewy se acomodó uniendo sus intimidades.

─Ahg... ─gimió Jihyo cuándo su esposa comenzó con un vaivén exquisito y tortuoso.

Con ímpetu y amor, Jitzu se dedicó a amarse todo ese día, intentando compensar todo el tiempo que pasaron alejadas la una de la otra. Sobre todo Tzuyu que consentía y adoraba a su esposa como lo hizo la primera vez que la tuvo entre sus brazos, como aquella vez que se entregaron por primera vez años atrás.

─No mamá, estoy bien... No te preocupes, te veré en un rato entonces. Te quiero. ─dijo Rosé colgando la llamada.

─No puede pasar, señor. No insista. ─bufó uno de los guardias que custodiaba la puerta de la zona de cuidados intensivos donde se encontraban Jisoo y Haneul. Rosé se percató y se detuvo unos cuantos pasos atrás a observar la escena.

─¿Por qué? ¡Malédiction! Soy amigo de Jisoo y de la familia. Hablé con Lisa Manoban y ella se lo... ─bufó Tristán desesperado, pero fue interrumpido.

─No está en la lista de familiares, así que retirese ahora mismo o tendremos que usar la fuerza. ─amenazó el enorme hombre, sin embargo, Tristán no tuvo miedo, pues él tenía la misma contextura de quienes lo amenazaban. ─Buenos días, Señora de Kim. ─dijo Gregory y así ambos guardias le hicieron una reverencia a Rosé. Tristán palideció al oír esas palabras y giró su cuerpo lentamente. ¿Jisoo se había casado? ¿En qué momento? La melancolía y la aflicción se impusieron en su corazón, y su cuerpo se llenó de ansiedad. ─Esté señor insiste en pasar a ver a su familia. ¿Lo conoce?

Rosé suspiró resignada, pues por más que quisiera evitarse estás situaciones incómodas con Tristán, venían a ella sin piedad, así que tuvo que hablar en contra de sus deseos, por lo que dijo con frialdad. ─Yo no, pero mí esposa sí. ─la confirmación de matrimonio le rompió el corazón al ojiverde.

─¿Ósea que sí está autorizado a pasar? ─volvió a preguntarle Gregory altamente confundido.

─No. ─respondió Rosé sin interés, con ánimo de ingresar a la habitación y ambos hombres fulminaron con la mirada a Tristán.

─¿Por qué haces esto? Es muy injusto.  ─replicó Tristán con tristeza y enojo. ─Yo no estoy aquí con segundas intenciones, tan solo deseo acompañar a Jisoo por un rato, es todo. ─Rosé se detuvo, giró su rostro y dijo.

─Tú no lo sabes, pero ahora mi hija está en esa habitación también. ─señalo Rosé la habitación del fondo, la de puerta azul. ─No se permite el ingreso de quién no sea familiar porque ella puede enfermarse a causa de alguna infección o virus, contrario a lo que piensas, no hago ésto por las razones que tú crees, solo lo hago con el objetivo de cuidar a mi bebé. Ahora bien, cuándo le den el alta a mi hija, y ella esté lista para irse a casa conmigo, podrás visitar a mi esposa, no tengo porqué impedirlo porque después de todo eres solo un amigo. ─mencionó Rosé retirándose y el pecho de Tristán punzo fuerte. Eso le dolió peor que cualquier golpe físico. La rubia se perdió en la inmensidad de ese pasillo y Tristán la siguió con la mirada hasta que ya no pudo verla más. Las dos veces que intentó entablar una conversación plausible con Rosé fueron terribles, nunca imaginó que la mujer dulce y sensible de la que tanto hablaba Jisoo, fuera tan firme y autoritaria. Sin embargo, pensar en que Rosé lo fuese a tratar con demasiada amabilidad era una tontería, pues ella no tenía porque hacerlo, porqué para ella era tan solo un extraño, y simplemente lo trataba con ligera cortesía porque era amigo de su pareja.

─Ya oyó a la señora, así que retirese ahora mismo, le está interrumpiendo el paso al personal médico. ─sentenció Gregory imponiéndose. Tristán se tragó sus sentimientos y se dio la vuelta hecho un lío, pues ya no volvería a ver a Jisoo dentro de un largo tiempo y la culpa amenazaba con comérselo vivo.












































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