Gay Panic |Chaesoo| Editando.

De _DamaEscritora_

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El amor es un hito de desastre que te eleva y te suelta haciéndote golpear muy fuerte. Ya estaba cansada de s... Mai multe

PRÓLOGO
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPÍTULO 41
CAPÍTULO 42
CAPÍTULO 43
CAPÍTULO 44
CAPÍTULO 45
CAPÍTULO 47
CAPÍTULO 48
CAPÍTULO 49
CAPÍTULO 50
CAPÍTULO 51
CAPÍTULO 52
CAPÍTULO 53
CAPÍTULO 54
CAPÍTULO 55
CAPÍTULO 56
CAPÍTULO 57
CAPÍTULO 58
CAPÍTULO 59
CAPÍTULO 60
CAPÍTULO 61
CAPÍTULO 62
CAPÍTULO 63
CAPÍTULO 64
CAPÍTULO 65
CAPÍTULO 66
CAPÍTULO 67
CAPÍTULO 68
CAPÍTULO 69
CAPÍTULO 70
CAPÍTULO 71
CAPÍTULO 72
CAPÍTULO 73
CAPÍTULO 74
CAPÍTULO 75
CAPÍTULO 76
CAPÍTULO 77
CAPÍTULO 78
CAPÍTULO 79
CAPÍTULO 80
CAPÍTULO 81
CAPÍTULO 82
CAPÍTULO 83
CAPÍTULO 84
CAPÍTULO 85
CAPÍTULO 86
CAPÍTULO 87
CAPÍTULO 88
CAPÍTULO 89
CAPÍTULO 90
CAPÍTULO 91
CAPÍTULO 92
CAPÍTULO 93
CAPÍTULO 94
CAPÍTULO 95
CAPÍTULO 96
CAPÍTULO 97
CAPÍTULO 98
CAPÍTULO 99
CAPITULO 100
CAPÍTULO 101
CAPÍTULO 102
CAPÍTULO 103
CAPÍTULO 104
CAPÍTULO 105
CAPÍTULO 106
CAPÍTULO 107
CAPÍTULO 108
CAPÍTULO 109
CAPÍTULO 110
CAPÍTULO 111
CAPÍTULO 112
CAPÍTULO 113
CAPÍTULO 114
CAPÍTULO 115
CAPÍTULO 116
CAPÍTULO 117
CAPÍTULO 118
CAPÍTULO 119
CAPÍTULO 120
EPÍLOGO
NOTA

CAPÍTULO 46

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De _DamaEscritora_


─Jichu... Jichu. ─agito una mano frente a mí sacándome de mis pensamientos.

─Mmm... ¿Qué? ─balbucee.

─¿Qué te pasa?... Tienes la mirada perdida. ─dijo preocupada.

─Estoy bien. ─negué con la cabeza. ─Quédate ahí, te ayudaré a bajar del auto. ─abrí la puerta y rodeé el auto a paso lento mientras tomaba algo de aire. Se escuchó un fuerte chirrido y una camioneta negra se estacionó al frente de mi casa. Me quedé observándola un momento en espera de que alguien se bajara, mientras le abría la puerta a Jihyo.

─Deja de tratarme como si estuviera inválida. ─bufó mientras la tomaba por la cintura. ─Estoy embarazada, no impedida. ─regañó y la puerta de la camioneta se abrió enseñándome la espalda de...

─¿Jennie?. ─musite y Jihyo siguió mi mirada. Mi hermana salió corriendo y comenzó a golpear la puerta principal con desesperación.

─Vete, puedo sola. ─afirmó e inmediatamente corrí lo más rápido que pude atravesando la calle.

─Jen... ─dije bajito e inmediatamente su mirada se fijó en mí. La tristeza y la confusión abordo mi cuerpo, su cara estaba completamente cubierta de lágrimas. Estaba muy descompuesta. Me acerqué a ella y la abracé muy fuerte. Su cuerpo temblaba. ─Jen... tranquila. ─dije bajito. La puerta se abrió y Chaeng hizo presencia, me miró sorprendida y gesticulo "¿Qué ocurre?" Negué indicándole que no sabía absolutamente nada al respecto. ─Vamos dentro Jen. ─pedí separándome de su cuerpo.

─D-déjame i-ir p-por los niños. ─tartamudeó.

─Iré yo, ve entrando... Chae acompáñala, por favor. ─solicité y ella tomo a Jennie del brazo delicadamente.

─Jen, ven...

¿Ahora que hiciste Lisa? Suspiré pesado mientras me acercaba a la camioneta, abrí la puerta trasera y mi corazón se derritió provocándome una amplia sonrisa. Lili estaba profundamente dormida al igual que Leo, quién la abrazaba protectoramente. Acaricié su mejilla y comencé a desabrocharles los cinturones. Tomé la silla de Lili con cuidado y luego cargué a Leo en mis brazos.

─¿Tia Chu? ─balbuceó.

─Si, pequeño león, sigue durmiendo. ─se aferró a mi cuello, apoye mi rostro contra su mejilla y siguió durmiendo. Cargué a mis sobrinos delicadamente hasta mi habitación, procurando que no se despertaran. Dejé la silla de Lili en el suelo, mientras acostaba a Leo. La pequeña Chanel se removía incómoda en su lugar, me derritió de amor, con tan solo verla, se veía muy tierna con el ceño fruncido, era igualita a mi hermana. Solté las correas de la silla y la tomé en mis brazos, inmediatamente sus expresiones se relajaron e hizo una sonrisa involuntaria, no resistí y le di un besito en la frente. Es tan linda que podría morir. La acosté suavemente en mi cama y acaricié su mejilla, finalmente, los cubrí con las frazadas y Leo la abrazo por instinto. 

─Los amo niños. ─susurré.

─Te está esperando abajo. ─dijo bajito y pegué un pequeño saltó.

─Me asustaste. ─me acerqué a ella. ─Amor, podrías...

─Me quedaré con ellos, no te preocupes. ─me dio un pequeño beso y abandoné la habitación.

Llegué a la sala y me encontré con mi hermana, totalmente deshecha en lágrimas. Se veía completamente descompuesta, cubría su rostro con sus manos, mientras sollozaba fuerte y sentido. Me destrozaba verla así. Tomé asiento a su lado y comencé a frotar su espalda con cariño y luego dije.

─Jendukie... ─giró su rostro e inmediatamente se abalanzó en un abrazo. ─Shh... estoy aquí.

Nos quedamos un rato abrazadas mientras se tranquilizaba. Acomodé algunos mechones que cubrían su rostro y luego le ofrecí un kleenex. Tomo aire y luego hablo. 

─Ji, me voy a divorciar. ─dijo en un hilo de voz.

─¿Qué? ─pregunté con asombro y ella miró al suelo. Se veía nerviosa y poco segura. ─¿Qué pasa Jen?

─Lisa y Somi están juntas. ─se cubrió la cara con las manos. ─Ella... me engaño ─su llanto se agudizó.

Somi había sido la primera novia de Lisa, no estuvieron mucho tiempo juntas, se separaron cuando Lisa entró a la Universidad y, cortaron lazos completamente cuando empezó a salir con Jennie. Obviamente, la familia Manoban se molestó mucho con la decisión de su hija, pues tenían el deseo de que Somi formará parte de la familia, ya que querían unirse financieramente. Cuando Lisa rechazó la idea, sus padres hicieron lo mismo con ella, la aislaron y culpaban a mi hermana por la separación y la reputación de la familia. Fue peor cuando se enteraron de que Jennie estaba embarazada, por lo tanto, le impidieron a Lisa verla y le llenaron la cabeza de mentiras. No entendía porque Somi había vuelto a aparecer en su vida, no tenía mucho sentido.

─Su familia volvió. Sus padres se presentaron como si nada en casa, solicitando conocer a los niños. Obviamente me negué, pero Lisa... ─sollozó. ─Ella solo los dejo entrar, así solamente, sin importarle nada de lo que nos han hecho. ─hizo una pausa. ─Venían a casa cada vez más seguido y lo detestaba. Cuando Lisa estaba fingían tratarme bien, pero cuando ella no estaba en casa, me hablaban con desprecio o me insultaban. Solo lo soporte, porqué al final de cuentas son su familia y los abuelos de mis hijos... ella se veía muy feliz. ─se deshizo en lágrimas, hizo una pausa y prosiguió. ─Un día tuvimos una cena familiar y ellos invitaron a Somi, luego de eso, su presencia se hizo frecuente en la empresa y posteriormente, en la casa. Siempre buscando a Lisa con la excusa de que la necesitaba por trabajo. Así empezaron a pasar más tiempo juntas. Lisa cambio mucho con nosotros, se ausentaba demasiado y, ya ni siquiera... me tocaba. ─limpió sus lágrimas. ─Lo hablamos y todo mejoró notablemente, ya no trabajaba tanto y compartía tiempo con nosotros, pero, en todas las oportunidades que Somi tenía, me dejaba en claro que yo no era la mujer idónea para Lisa, me humillaba diciendo que lucía gorda, desgastada y que mi cuerpo era horrible. Me hizo sentir mal en cada oportunidad y, me destrozó más, cuando las vi besarse en la oficina. Lisa inmediatamente negó todo y dijo que Somi la había besado, que confiara en ella y que le creyera, así que preferí evitar el dolor y lo deje pasar. ─su llanto volvió. ─Pero ayer... llegaba de finalizar una sesión de fotos con los niños, y Leo fue a buscarla porque quería enseñarle un nuevo juguete que le había regalado unos de los directores creativos de Chanel, pasaron unos minutos y regresó frustrado, ya que no la encontraba, entonces, lo tome de la mano y fuimos a buscarla juntos. Después de recorrer casi toda la casa, llegamos al tercer piso y mi pequeño señaló una puerta, me acerqué y oí un gemido bajo, así que le pedí que volviera junto a su hermana. Me cargué de valentía y terminé de abrir la puerta y-y... y. ─tomé su mano. ─Estaban completamente desnudas y... L-lisa la abrazaba contra su pecho. No puedo con esto Ji, no puedo... ─la abracé fuerte.

─La voy a matar. ─dije entre dientes. Me hirvió la sangre, la indignación que sentía dominaba mi cuerpo. ─Como se atrevió a hacerte esto Jen. Es...

─Abrázame. ─pidió entre lágrimas. ─Mis hijos, van a sufrir mucho. ¿Qué voy a hacer?

─Jen, tranquila, vamos paso a paso. ─acaricie su mejilla. ─Debes descansar, lo mejor será que subamos, ya veremos qué hacer mañana. Vamos. ─se levantó sin ánimo, la abracé por los hombros y apoyamos la cabeza en busca de afecto y consuelo, como frecuentábamos hacerlo desde que éramos pequeñas. ─Quie. ─no termine de hablar, pues un fuerte grito, inundó mis oídos.

─¡JENNIE! 

No tenía que preguntar, era Lisa.

─¡JENNIE! ¡MI AMOR!... ¡POR FAVOR! ─gritaba con toda la potencia de su voz.

─No quiero verla. ─susurró.

─Me encargaré, sube por favor. ─frote su espalda y esperé hasta que hiciera lo que pedí. En cuanto abrí la puerta, una Lisa desarreglada y con los ojos rojos dio un paso al frente con el objetivo de ingresar. ─Vete. ─puse una mano en su hombro izquierdo.

─Jisoo, déjame entrar. ¡No lo entiendes! ─se llevó las manos al cabello. ─Necesito verla, no puedo estar sin ella. ─decía con desesperó. ─Los necesito conmigo.

─No tienes vergüenza. ─la fulmine con la mirada. ─Ahora mismo, lo único que se me antoja es romperte la cara. ¡Veté! ─repetí con firmeza.

─Tu no entiendes nada. No puedes impedirme ver a mi esposa. ¡Maldición! ─me dio un empujón en el hombro, pero no cedí. ─¡Sueltame ya! ─pidió en un grito.

─Vete o llamaré a seguridad. ─amenace.

─¡Te digo, que me sueltes! ─apretó mi hombro con fuerza. ─Necesito ver a mi esposa. ─dijo entre dientes. Jamás la había visto actuar tan desesperada y agresiva. 

─No vas a entrar. ─repetí su acción y ejercí la fuerza suficiente para frenarla. Era una lucha de poder y no le iba a permitir nada, no tenía ningún derecho. Nos desafiábamos con la mirada y ninguna de las dos cedía.

─¡Jichu! ─gritó Chae y tomo mi mano libre. ─Entra por favor. ─pidió jalándome un poco.

─Como te atreves a tratar a mi hermana así. ─se acercó echa una fiera. ─¿¡Qué te pasa!? ¡Suéltala!

─Jennie... mi amor. ─se acercó a Jen e inmediatamente recibió una fuerte bofetada.

─No me vuelvas a llamar amor, no te vuelvas a acercar a mí, déjame en paz de una vez. ─decía entre lágrimas.

─No puedo vivir sin ti. ─tomo su mano. ─Déjame explicarte... por favor. ─pidió y sus lágrimas empezaron a cubrir sus mejillas. ─Los amo con toda mi alma, jamás te habría hecho algo así, créeme... ─sollozó. ─Mi amor, por favor... 

─Tú no nos amas, lo dejaste muy claro con tus acciones. Vete con ella de una vez, seguro espera por ti. ─sentenció. 

─¡Te amo a ti! ¡Solamente a ti! ─tomo su otra mano con desespero. ─¡Siempre has sido y, serás tú! ¡Eres la única aquí! ─puso una mano en su pecho. 

─Eres una mentirosa, son solo palabras y bien pudiste revolcarte con ella... en mi casa, en el hogar de nuestros hijos. ─grito. ─¡Sueltame! ─forcejeo.

─Nini, por favor, mi amor... créeme. ─seguía insistiendo y pude oír que Jennie soltó un quejido, la estaba lastimando y quise acercarme, pero Chaeng apretó mi mano, impidiéndomelo.

─Lisa, me lastimas... ─dijo incómoda. ─Suéltame, por favor. ─pidió y Lisa no reaccionaba, estaba estática y no se inmutaba. Tenía que parar esto, de una vez. 

─¡Suelta a mi hermana! ─le di un fuerte derechazo y cayó al suelo. ─No te atrevas a volver a lastimarla de ninguna manera o no respondo de mí, Lisa. ─intente volver a acercarme, pero Chae me tomó del brazo. ─¡Tienes 5 minutos para irte o haré que los de seguridad te echen a patadas! ─sentencié y giré mi cuerpo e inmediatamente me aferré a Jen en un abrazo, Chae se aferró a mi mano libre y entramos juntas a la casa. ─Adelántense, voy en un momento. ─mencioné intentando calmarme. Jennie asintió y subió entre sollozos, sin embargo, mi pequeña ardilla se quedó de pie mirándome con los ojos aguados. Mi corazón se oprimió despejando mí enojo. ─Mi amor, acompáñala, no haré nada... te lo prometo. ─la tomé por las mejillas y le di un pequeño beso. Luego, me dio la espalda con duda y subió las escaleras a paso lento, tomé aire e inmediatamente me acerqué a la ventana. Lisa seguía en el suelo llorando con brío y mirando al cielo. Me dolía mucho todo lo que estaba pasando, no me gustó golpearla, ni mucho menos hablarle así, la quería mucho. Sin embargo, jamás permitiría que le faltará al respeto a mi hermana, ya había sufrido lo suficiente por su culpa. Se puso de pie y miró en mi dirección, me crucé de brazos e inmediatamente su llanto se agudizó. Me dio una sonrisa corta, se dio la vuelta y se marchó despacio en su auto. Suspiré con alivio. Jennie y los niños iban a necesitar mi atención, jamás la dejaría sola y mamá tampoco, por eso decidí llamarla, sabía que si no le avisaba se enojaría conmigo.

Mi hermana necesitaba a su familia y eso iba a tener.

─¿Estás bien? ─me senté a su lado y tomé su mano.

─No te preocupes, estaré bien. ─apretó mi mano. ─No hago más que darles problemas, a ti y a mamá. ─sus lágrimas volvieron a aparecer.

─Jen, no digas eso, independiente de cuál sea la situación, siempre voy a estar para ti... para ustedes. ─pase mis dedos por sus mejillas retirando sus lágrimas. ─Ellos te necesitan fuerte. Siempre lo has sido y está vez no va a ser la excepción. Además, nuestra situación ha cambiado, no debes preocuparte como antes. Somos Kim, mamá no nos ha enseñado a rendirnos. Saldrás de está... ya verás. ─me dio una sonrisa tímida. ─Ahora debes descansar, anda.

─Me siento tan avergonzada. Estamos incomodando... Rosé solo saco sus cosas y se fue sonriendo a la otra habitación.

─No te preocupes por eso. ─sonreí. ─Es la habitación más cómoda y ellos siguen dormidos. ─clave mi mirada en mis sobrinos. ─Mañana haré que adapten una habitación para ustedes y, que traigan todo lo necesario.

─Jisoo no...

─No voy a permitir que estés sola, me tienes a mí, no te irás a ninguna parte. Estás en tu casa, no te cohíbas de ninguna manera. Si necesitas algo, no dudes en decirme. ─le di un beso en la frente. ─Te quiero.

─Te quiero, vete ahora, es tarde. ─sonrió y se cubrió con las frazadas. ─Gracias. ─susurro. Les di una última mirada y salí de la habitación.

Me ponía muy contenta que estuvieran aquí, pero no bajo estas condiciones.

─Mi amor, ven aquí. ─levanto el duvet invitándome a entrar. No dude y me aferre a su cuerpo abrazándola por la cintura.

─Discúlpame si llegué a asustarte. ─le di un beso en el pecho.

─Lo entiendo. ─me miró a los ojos. ─Es solo que me preocupe mucho, no quería que te lastimaras. ─comenzó a acariciarme el cabello. ─La situación es muy triste y... difícil.

─Lo es. Jennie la está pasando muy mal y sé que Leo hará muchas preguntas. ─suspiré. ─Gracias por ayudarme con mi familia, eres la mejor, mi ángel. ─bese la palma de su mano.

─No es nada, pronto serán mi familia también. ─sonrió y le di un pequeño beso en la clavícula. ─Si tan solo hubieras visto lo linda que es Lili mientras duerme. Estoy tan enamorada. ─sus ojos brillaron. ─Leo es muy guapo, sus pestañas son muy largas. Son... unos niños hermosos. ─suspiró.

─Tienen los genes Kim. ─dije presumida y a propósito. ─Es inevitable. ─sonreí y me deslicé un poco hacía arriba, para estar a su nivel.

─No lo pongo en duda. ─paso sus dedos suavemente por toda mi cara. ─Tu belleza es descomunal. ─recorrió mis labios con su pulgar. ─Me cautivaste desde el primer momento. ─suspiró.

─Ah, ¿sí? ─sonreí ladino.

─Lo sabes de sobra. No te hagas. ─soltó una risita.

─Mmm... no lo sé, no lo recuerdo bien. ─me hice la tonta.

─Me gustaste mucho. Primero, por lo evidente... tu físico. ─se sonrojó. ─Luego, tu personalidad pudo conmigo y me envolvió. ─suspiro. ─Finalmente, tu corazón noble me enamoro perdidamente. ─me tomo por las mejillas y formó un puchero.

─Te faltó algo.

─¿Qué? ─preguntó mientras rozaba su nariz con la mía. 

─Aún no hablas de lo húmeda que te pones, cada vez que te tocó. ─dije con la voz ronca, mirándola fijamente a los ojos y su cara se tornó completamente roja. Tuve que ahogar una carcajada. Quería reír muy fuerte, sabía que se iba a sentir avergonzada, pero no pude resistirme, fue inevitable, entonces, cubrió su cara con la almohada evitando mi mirada. ─Mírame, mi amor. ─pedí y negó sin descubrirse el rostro. ─Si no lo haces, tendré que empezar a desnudarte, recuerda que no puedes gemir alto, tenemos visitas. ─solté sin mesura.

─Ya basta, deja de molestarme. ─musito. ─Lo haces a propósito y, ya conoces la respuesta a la perfección. ─regaño.

─Me siento melancólica, tal vez... si me lo recordarás me haría sentir mejor. ─dije con sorna.

─Me voy a enojar. ─retiro la almohada e hizo un puchero muy hermoso. 

─Mi pequeña ardilla. ─suspiré. ─Lo que acabas de decir, me cautivó. ¿Hoy te he dicho lo mucho que te amo? ─negó y un rojo carmín, volvió a cubrir sus mejillas. ─Oww mi vida. ─roce mi nariz con la suya. ─Te amo mucho, mucho, mucho, mi ángel... no te imaginas cuánto. ─dije sobre sus labios.

─Te amo mucho, mucho, mucho más. ─repitió acariciando mi mejilla. ─Bebé, estás muy decaída. ─soltó un suspiro. ─Se que intentas ocultarlo y no me gusta verte así.

Lo estoy y no me gusta que nadie lo noté, ni siquiera ella.

─No me gusta que ocultes tus sentimientos, mucho menos a mí. ─desvíe la mirada. ─Estoy para ti siempre, no tienes por qué hacerte la fuerte todo el tiempo. Amor, mírame. ─se me hizo un nudo en la garganta, aun así, hice lo que pidió. ─No siempre tienes que ser la fuerte, a veces, solo... puedes dejar salir todo eso que te agobia ahí adentro. ─puso un dedo sobre mi pecho y mis ojos se aguaron, así que los cerré muy fuerte intentando evitar las lágrimas. ─Jichu...

No iba a permitir que me viera llorar, no me podía ver débil.

─No podría soportar perderte. ─me cubrí la cara con las manos.

─Amor eso no...

─Lo que acaba de pasar con Jennie y Lisa, es... a veces el amor no basta, y... ─tragué fuerte.

─No digas eso. ─se adelantó a decir con la voz entrecortada. ─No puedes comparar lo que tenemos. Te he demostrado que te amo con toda mi alma. ─me descubrí la cara y mi corazón se arrugó. ─Me he entregado a ti como no le hecho con nadie, conoces cada parte de mí... ─apretó sus labios. ─...Cada parte. ─sentenció en voz alta. ─No sé qué más necesitas de mí, para que entiendas que te quiero a mi lado para siempre. ─su voz temblaba y sus manos empezaron a temblar. ─No podría respirar, si no estas a mi lado. 

No.

─Cálmate. ─tome sus manos y estaban completamente frías. ─Perdóname, mi ángel. ─las acune con las mías y las lleve a mi boca intentando calentarlas. ─Me deje llevar por la situación. No voy a volver a hablar así. Lo prometo. ─le di un beso en la frente y se pegó a mi cuerpo. ─Shh... ya pasó mi amor. ─la abracé por la cintura y escondió su cabeza en mi cuello. ─Vamos a descansar... ¿De acuerdo? ─asintió y comencé a acariciar su cabello dorado. ─Voy a cuidarte siempre. 

─Y yo a ti.








Te amo con toda mi alma y pensar en llegar a perderte, me produce, mucho... miedo.








































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