Gay Panic |Chaesoo| Editando.

By _DamaEscritora_

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El amor es un hito de desastre que te eleva y te suelta haciéndote golpear muy fuerte. Ya estaba cansada de s... More

PRÓLOGO
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPÍTULO 41
CAPÍTULO 42
CAPÍTULO 43
CAPÍTULO 44
CAPÍTULO 45
CAPÍTULO 46
CAPÍTULO 47
CAPÍTULO 48
CAPÍTULO 49
CAPÍTULO 50
CAPÍTULO 51
CAPÍTULO 52
CAPÍTULO 53
CAPÍTULO 54
CAPÍTULO 55
CAPÍTULO 56
CAPÍTULO 57
CAPÍTULO 58
CAPÍTULO 59
CAPÍTULO 60
CAPÍTULO 61
CAPÍTULO 62
CAPÍTULO 63
CAPÍTULO 64
CAPÍTULO 65
CAPÍTULO 66
CAPÍTULO 67
CAPÍTULO 68
CAPÍTULO 69
CAPÍTULO 70
CAPÍTULO 71
CAPÍTULO 72
CAPÍTULO 73
CAPÍTULO 74
CAPÍTULO 75
CAPÍTULO 76
CAPÍTULO 77
CAPÍTULO 78
CAPÍTULO 79
CAPÍTULO 80
CAPÍTULO 81
CAPÍTULO 82
CAPÍTULO 83
CAPÍTULO 84
CAPÍTULO 85
CAPÍTULO 86
CAPÍTULO 87
CAPÍTULO 88
CAPÍTULO 89
CAPÍTULO 90
CAPÍTULO 91
CAPÍTULO 92
CAPÍTULO 93
CAPÍTULO 94
CAPÍTULO 95
CAPÍTULO 96
CAPÍTULO 97
CAPÍTULO 98
CAPÍTULO 99
CAPITULO 100
CAPÍTULO 101
CAPÍTULO 102
CAPÍTULO 103
CAPÍTULO 104
CAPÍTULO 105
CAPÍTULO 106
CAPÍTULO 107
CAPÍTULO 108
CAPÍTULO 109
CAPÍTULO 110
CAPÍTULO 111
CAPÍTULO 112
CAPÍTULO 113
CAPÍTULO 114
CAPÍTULO 115
CAPÍTULO 116
CAPÍTULO 117
CAPÍTULO 118
CAPÍTULO 119
CAPÍTULO 120
EPÍLOGO
NOTA

CAPÍTULO 23

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By _DamaEscritora_

──Me alegra tanto verte... ─Lisa me frotó la
espalda. ──Estás muy cambiada.

──A mi igual, Limario. Te ves bien. ─respondí contenta.

──Tomemos asiento. ─me pidió Lisa ofreciéndome una silla. ──Ya puedes empezar, Alice.

──Perfecto. Lo que tenemos en la lista es que vamos a empezar a trabajar con dos marcas nuevas. Una es Celine y la otra es
Yves Saint Laurent. ─afirmó enseñándonos un folleto con algunas modelos.

──¡Es increíble! ─exclamé emocionada. ──Dime que trabajaré con Celine, por favor. ─solté una risita.

──Lo siento, Chicken. ─me guiñó Lisa. ──Celine es mía, la desarrollaré personalmente. ─la mire mal. ──No me mires así. ─soltó una risita.

──Jisoo, en esta oportunidad decidimos que trabajarás con Saint Laurent... ─decia Alice y me emocioné mucho. ──Y con su principal embajadora.

──Es muy importante este proyecto. Asegúrate de que todo salga bien y sin retrasos, ¿de acuerdo? ─me pidió mi cuñada con seriedad.

──Claro que sí, Lisa. Haré mi mejor esfuerzo. ─asentí.

──Mi hermana debe estar por llegar. ─comentó Alice observando su celular.

¿Su qué?

──Tenle mucha paciencia, Jisoo. Te lo pido de favor personal. ─agregó Alice algo apenada.

──¿Tienes una hermana? ─pregunté con asombro a lo que ella simplemente asintió. ──¿Por qué nunca me dijiste?

──No lo vi importante, además nunca preguntaste. ─Alice se encogió de hombros. ──Quiero que estés al frente de todo lo que ella requiera. Recuerda que está aquí como representante de una casa de modas. ─guiñó. ──Es familia, pero antes el negocio, Jisoo.

──De acuerdo. No te preocupes, todo saldrá bien. ─sonreí con seguridad y la puerta se abrió.

──Rosie pop. ─Lisa y yo dirigimos la mirada a la puerta en cuanto Alice se levantó con energía.

No, no, no.

¡Es ella!

La princesa arrogante.

──Hola Bae. ─la arrogante la abrazó y luego sus ojos se clavaron en mí, ahí desvío la mirada. ──Hola Lis. ─saludó a mi cuñada.

──Hola Rosie. ─Lisa se levantó de su lugar y la abrazó. ──Es bueno verte de nuevo.

¿Alguien está grabando? Porque justo ahora mi mandíbula está a punto de tocar el suelo.

¿Qué es esto?

¡De todas las personas! ¡Justamente tiene que ser ella!

Qué fastidio.

──Toma asiento. Recién estábamos hablando de la campaña. ─le ofreció Lisa con mucha cortesía. ──Rosé, te presento... ella es Jisoo, la CEO de la empresa.

Su cara manifestó mucha confusión y vergüenza.

¡Muuucha vergüenza!

Ja. Se lo merece.

Arrogante.

──Hola, Roseanne. ─la saludé sonriéndole de medio lado, por tanto Alice y Lisa se miraron confundidas.

──¿Se conocen? ─preguntó Lisa llevándose una mano a la nuca.

──Bae, Lis... yo... ─la arrogante desvío la mirada. ──Ella fue a quién choque hace unos días.

──¡Ay, cielos! ─Alice me miró afligida. ──Jisoo, lo siento tanto. ─mencionó Alice muy avergonzada.

──No te preocupes, Alice. Roseanne se disculpó demasiado conmigo. ─mentí y la mencionada se puso roja como tomate.

──Rosé, Jisoo estará a cargo de tu campaña. ─afirmó Lisa totalmente seria y ella abrió ampliamente los ojos.

──Pero... ─la arrogante y yo cruzamos miradas, pero ella fue la primera en apartarla de la mia. ──¿Y tú? ¿No se supone que estás a cargo de esto? No-...

Lisa la cortó y se adelantó a decir.

──Rosé, mi esposa y yo dejamos a Jisoo a cargo por una razón. Ella es la CEO ahora y eso se respeta. ─Lisa la encaró muy molesta. ──¿Tienes algún problema con nuestras decisiones?

La princesa arrogante solo permaneció en silencio y claramente lo disfruté.

Tuche.

──Antes quiero revisar el contrato. ─les solicité con seriedad.

Debo prepararme y estar lista, porque esta mujer no será fácil.

La arrogante esta incómoda y es notable. Sé que no le agrado y ella tampoco a mi.

──¿Algo más que quieras agregar, Alice? ─le pregunté con interés.

──Es todo por el momento. Te dejare los detalles con tu asistente. ─respondió.

──No olvides la copia del contrato. ─le recordé y ella asintió. ──¿Nos vamos, Limario? Quiero ver a la familia.

Quise irme rápidamente porque la molestia de esa terrible noticia no me iba a evitar pasar tiempo con mi familia luego de tanto tiempo.

──Lo sabía. Siempre tuve la sospecha de que era ella luego de lo que contaste ese día. ─afirmó mi hermana entre risas.


──Jen, ¿por qué no me dijiste? ─cuestioné irritada.

──Cortaste antes de que pudiera decirlo. ─soltó una risita. ──Fue tu culpa por tan descuidada.

──Agh, Jen. Ella es muy grosera. ─suspiré agotada. ──Va a ser muy frustrante trabajar así.

──Cuando la conocí no se comportaba así. ─mi hermana pasó su brazo por encima de mis hombros. ──Siempre fue muy sensible y amable. No comprendo su cambio de actitud.

──Bueno, pues ahora es muy orgullosa, arrogante, cortante y petulante. ─negué con mi cabeza entre suspiros. ──Incluso insinuó que quería sacarle dinero el día del accidente, ¿puedes creerlo? ─bufé.

──JAJAJAJA no lo sé, Ji. De todas formas tendrás que llevar todo por la paz. ─Jen rió y rodé los ojos. ──Tenemos un contrato.

Lo sé y lo detesto.

──Mami, mami... mirá el dibujo que hice con la abuela. ─Leo apareció agitando la hojita entre gritos.

──Oh, es hermoso, mi amor. ¿Quiénes están ahí? ─le preguntó Jennie con una enorme sonrisa.

──Eres tú, mamá, yo y mi helmanita. ─chilló Leo señalando a cada integrante en el dibujo.

──Hija... estás... ─Irene se llevó ambas manos a la boca.

Honestamente mi madre y yo estamos sumamente sorprendidas.

──¿Sorpresa? ─Jen dijo dudosa agitando sus manos.

──Oh, mi niña. ─mamá se acercó a mi hermana llorando.

──¡Que alegría, Jen! ─me uní al abrazo. ──Es alucinante. ¿De cuánto estás?

──Mi princesa tiene dos meses de embarazo. ─respondió Lisa abrazando a Jennie por la cintura.

──¡Mi mami es la más lenda del mundo mundial! ─mencionó Leo levantando los brazos en alto.

──Así es hijo, la más linda del mundo. ─sonrió Lisa y luego le dejo un besito a Jennie. ──¿Y? ─cuestionó.

──Debemos cuidarla siempre porque es solo nuestra. ─aseguró Leo con el ceño fruncido.

Mi madre y yo reímos.

Lisa definitivamente se pasa con sus celos y su sobreproducción.

De verdad.

De verdad siempre considere que soy una persona de paciencia y que a pesar de no ser muy abierta con los demás tenía facilidad de escucharlos y entender sus necesidades, pero con la princesa arrogante simplemente era muy difícil y frustrante el mínimo detalle.

En cuanto empezamos a trabajar tan solo en dos días nadie lograba complacer ninguno de sus caprichos y eso me complicaba el trabajo, además justamente por ese hecho no podía atender otros proyectos porque cada vez que ella venía a la empresa algo salía mal.

Y cuando ya no sabían que hacer el personal irrumpía en mi oficina cada que no podían más con su actitud presuntuosa, entonces, debía dejarlo todo para intentar complacerla.

──Jisoo... hay un inconveniente.

No me moleste en preguntar.

──Ya voy, Ryujin. ─suspiré agobiada.

──Lo... sientooo. ─Ryujin se excusó luciendo cabizbaja.

──No es tu culpa. ─sonreí. ──Sobre todo tú no tienes nada que ver.

Al momento ella cambio su semblante y pude irme más tranquila.

──¡Nos tienes hartos a todos! ─Jihyo gritó a todo pulmón, incluso está roja del enojo.

──¡Déjame en paz! ─respondió la arrogante con desprecio.

──Eres una... ─soltó Jihyo pero se detuvo. ──Ugh. Arréglalo tú. ─se dirigió a mí emanando fuego. ──Vámonos chicos. Necesitamos un merecido descanso. ─afirmó y todos la siguieron. ──Les invito yo. Nos lo merecemos.

Ante eso miré a la arrogante con el ceño fruncido mientras me cruzaba de brazos.

──¿Qué? ─inquirió altanera levantando una ceja.

──¿Que ocurre, Park? ─dije con las manos en los bolsillos. ──No puedo ir a extraer agua de la Luna, ¿de acuerdo? ─fuí irónica porque la última vez el maldito problema fue su preciada agua de manantial.

De verdad esto es demasiado.

──¿Por qué? ─ella se cruzó de brazos con esa mirada arrogante.

¿Me rio o no me rio?

Voy a envejecer más rápido por su culpa.

──Park, me estás haciendo perder el tiempo. Le haces perder el tiempo a todo el equipo. Ten un poco de respeto al menos. ─levanté la voz y ella rodó los ojos. ──¿Que pasó está vez?

──No quiero trabajar con ellos. ─respondió bajito.

──¿Por qué? ─bufé apretando los dientes.

Ella no respondía.

──¿Por qué? ─volví a preguntar.

Silencio otra vez.

──¿Ahora no hablas? ─bufé exaltada. ──Me sentaré aquí hasta que digas algo. Si no respondes no voy a firmar y vas a incumplir el contrato, demonios.

La amenace pero aún así ella solo siguió mirando el suelo.

Estos cambios de humor tan repentinos me estan volviendo loca. Enojada o tímida, de ahí no pasaba hacia pocos meses atrás en cada ocasión con la arrogante.

Paciencia, más paciencia, Jisoo.

Es más fácil decirlo que hacerlo.

──¿Te parece si me quedo a supervisar tus sesiones? ─propusé y ella asintió. ──Genial. Ya vamos progresando. ─solté una risita y ella levantó la mirada deteniéndose en mis ojos.

Es buena idea.

Hoy lleva un maquillaje sencillo y su cabello esta atado en una coleta alta. El vestido color oscuro se ajusta a sus curvas resaltando sus largas piernas y sus labios rojos la hacen ver muy hermosa; ahora comprendo porque Saint Laurent paga millones por tenerla como exclusiva.

Le brindé una amplia sonrisa ante su "noble" gesto y pude notar un sonrojo para darme la espalda después.

Cada vez que Rosé venía como lo prometí asistía a todas sus sesiones y estaba al pendiente de todo.

Por alguna razón, todo empezó a fluir mucho mejor y ya no habían discusiones con el equipo porque ella cooperaba. Entonces tuve que adaptar mis horarios para cumplir sus caprichos con tal de que eso beneficiará a la empresa.

De esa forma comencé a conocerla un poco más, a entender sus gustos y disgustos. Al parecer no le gustaba tener a los hombres cerca; siempre se alejaba o se alteraba si alguno de ellos se acercaba demasiado.

Y justamente por eso Rosé no permitía que nadie la ayudara a cambiarse o simplemente la tocará demasiado.

Me di cuenta de todos esos detalles por la expresión de sus ojos, más que nada porque reflejaban tristeza, miedo y aflicción.

Por consiguiente, tomé la decisión de cambiar al ochenta por ciento del equipo por mujeres, con lo que pareció sentirse más cómoda y eso me alegró.

──Ella dejó de hacer conciertos hace cinco meses. Mirá. ─Jihyo me mostró su celular con la información. ──Ya no asiste a eventos con los fans, odia los lugares concurridos y se rehúsa a volver a un escenario público.

No tenía idea. ¿Por qué lo abra dejado?

──Deja de leer eso. ─la regañe. ──Es su vida privada. No seas impertinente.

──Agh. Eres una aguafiestas. La información es pública de todas maneras. ─Jihyo rodó los ojos. ──Jichu...

──¿Mmm? ─masculle.

──Desde que empezaste a venir a supervisar el trabajo ella ya no molesta por nada. ¿Como lo hiciste? ─Jihyo cuestionó levantándo una ceja.

──Nada especial. Solo le dije que me quedaría a supervisar y eso fue todo. ─me encogí de hombros.

──Mmm. ─Jihyo dirigió su mirada a Rosé con curiosidad. ──Mmm...

──Dame un momento. ─contesté mi celular. ──Dime, Ryujin. ¿En mi oficina? Claro... voy para allá. ─finalicé la llamada con confusión. ──¡Equipo, vuelvo en un momento! ─grité dirigiendo mi mirada a Rosé, quién me miro con el ceño fruncido.

──Voy contigo, quiero pasar a la cafetería. ¿Quieres algo? ─me preguntó Jihyo con amabilidad.

──Un americano frío. ─respondí y ella asistió antes de irse.

Al llegar al recibidor me encontré con mi asistente.

──Jisoo, la invitada está adentro esperándote. No mencionó quien era. ─informó y simplemente asentí. ──Adicionalmente te informo que James te envío una invitación y tienes seis llamadas perdidas de la señorita Rebecca.

Ya había sido clara sobre el compromiso y aun así ambos insistían. Debo parar esto.

──Gracias, recuerda decirles que estoy "muuuy" ocupada. ─hice énfasis con las comillas y ella soltó una risita, entonces finalmente abrí la puerta.

──Hola Soo.

Me quedé helada, no pensé volver a verla.

──Tzuyu. ¿Q-Qué haces aquí? ¿Como me encontraste? ─cuestioné anonadada.

──No es difícil saber de ti, Soo. Tu rostro aparece por todos lados. ─Tzuyu soltó una risita. ──Eres la "Soltera más codiciada de Australia"¡Ah! Y una de las CEO más jóvenes y exitosas. ─afirmó muy sonriente. ──Eso dicen los medios.

──Deja eso. ─rodé los ojos, debo recordar no volver a hacer entrevistas. ──Ven aquí. ─la abracé fuerte.

──Te eche mucho de menos. ─Tzuyu sollozó en mis brazos. ──Lo siento tanto. ─dijo con la voz entre cortada.

──¡Hey! No pasa nada. Siéntate un momento. ─le solicité preocupada.

──Soo, no me casé. ─Tzuyu me miró a los ojos.

¡Que sorpresa!

Ni siquiera Nayeon me había contado.

──Cuando mi padre enfermó tuve que hacerme cargo de algunas deudas que tenía y del absurdo trato en el que me había envuelto para recuperar su fortuna. ─negó frustrada.

──¿Tu prometido? ─inquirí y ella asintió.

──Ese tipo había falsificado unas cuantas firmas de mi padre con él propósito de tomarlo todo y obligarme a estar con él. ─afirmó limpiándose las lágrimas y el pecho me ardió.

──Espera, espera... ¿es Daniel? ─cuestioné asqueada.

Ese idiota siempre había estado obsesionado con ella, incluso la forzó en varias ocasiones para que salieran pero ella siempre lo rechazó.

──Si. Soo, jamás quise estar a su lado, mucho menos casarme. ─mas lágrimas empezaron a deslizarse por sus mejillas. ──No he dejado de amarla un solo momento y justamente por ella es que decidí contratar a un investigador privado. El día de la boda la policía intervino y finalmente lo arrestaron.

Increíble... Me alegro.

──Mi padre... murió. ─musito Tzuyu.

──Lo lamento tanto. ─dije y tomé su mano.

──Lo quise demasiado pero jamás podré perdonarlo por haberme vendido de esa manera tan ruin. ─Tzuyu miró al suelo destrozada.

──Jichuuu, traje tu café. ─afirmó muy contenta entrando de golpe.

Jihyo jamás toca y solo entra.

Me levanté de mi lugar rápidamente y le sonreí ladino a mi amiga, seguida por Chewy quién se dio la vuelta y la encaró.

──Jihy. ─mencionó Tzuyu con mucha felicidad.

──¿Chewy? ─cuestionó Jihyo en un hilo de voz. ──Tu...

──Bueno, me voy ahora. Tomense su tiempo. ─le quite mi americano de la mano a Jihyo y ella buscó mi mirada. ──Escúchala. ─susurre.

Qué situación tan complicada. Lo mejor es que hablen porque se lo merecen.

──Jisoo ya me voy. ¿Estás segura de que no quieres que te acompañe? Ya no queda casi nadie en la empresa, todos se están yendo ya.

──Tengo mucho trabajo. Vete a descansar, Ryujin. Te lo mereces. ─le pedí con una sonrisa y ella asintió. ──Tu cuidarás de mí, ¿verdad, Dolgomi? ─movió su colita de lado a lado.

Estaba terminando una propuesta de Dior que me había pedido Jennie con urgencia.

Realmente llevaba días en ella y aún no terminaba; el presupuesto, la inversión, las modelos... Cada detalle debe salir perfecto.

Pasó una hora y Dalgom se encontraba profundamente dormido en el sillón.

Mi cuerpo se tensionó un poco y el cuello me dolía mucho aunque no era muy tarde, pero tengo algo de hambre, por ende, me dirigí a una de las máquinas dispensadoras por un snack.

Al trayecto al otro lado de la empresa me ayudaría a estirar un poco las piernas.

Es buena idea despejarme un poco.

──Mmm.

Creí oír un sollozó, pero luego todo fue silencio una vez más.

¿Tal vez los guardias estaban haciendo su ronda normal?

No le di importancia y llegué a la máquina.

Mientras le daba una mordida a mi Honey Tong mi mirada se perdió en las luces de la ciudad, todo se veía muy bello y realmente fue una sensación de calma total.

Me recordó a aquella vez que visité junto a Haein el Lotte World Tower.

De repente el sabor dulce de la miel se convirtió en una sensación amarga.

Se casaría pronto y mi pecho se apretó del malestar, por eso me retiré de ahí velozmente.

──Mmm.

<<Crack>>

Otra vez ese sollozó extraño, además esta vez algo se había caído al suelo, de esa forma justamente por eso seguí el ruido hasta una de las salas de fotografía y pegué mi cuerpo a la puerta intentando oír si había alguien del otro lado.

──¡Quedate quieta, maldición! ─un hombre exigía molesto.

──Mmm... Mmmm... Mmm...

No espere más e ingresé inmediatamente azotando la puerta y luego encendí la luz.

Mi cuerpo se tensó al ver la escena.

¡Es Rosé!

Sus lágrimas cubrían todo su rostro, su camisa estaba ligeramente rota.

Incluso tenía algunas marcas en el cuello como si la hubieran apretado fuerte de ahí, su cabello esta muy alborotado y su mirada refleja mucho miedo también.

Ese hombre tocaba sus piernas con descaro y no pude soportarlo más.

El coraje nublo mi razón.

──¡Ahhh!

Lo levanté con fuerza de encima de ella de manera violenta, lo tiré al suelo con descuidó e inmediatamente comencé a darle puñetazos en la cara.

No.

──¡TE VOY A MATAR, MALDITO! ─le grité llena de furia.

Seguí golpeándolo con toda la fuerza que tenía en el cuerpo.

Con cada golpe su rostro empezó a volverse cada vez más rojo y la sangre se hizo presente.

La ira, la indignación y la furia me dominaron.

No puedo pasar por esto de nuevo.

¡No puedo!

──¿¡Como pudiste, infeliz!? ─le reclamé furiosa.

La sensación de transgresión...

Tan solo pensar en lo que le habia hecho a Rosé...

Seguramente pude haberlo detenido antes y ella no hubiera tenido que pasar por esto.

──¡Imbécil! ─hiperventilé en busca de aire.

Estoy agotada de golpearlo, así que simplemente me detuve para recuperar el aliento.

El hombre escupió sangre y luego simplemente se desmayo cayendo de espaldas al suelo.

Hiperventile, el corazón me golpeaba fuerte contra el pecho.

Entonces enfoqué mi mirada en Rosé y me acerque a gatas lentamente hacia ella.

──¿Estas bien? ─pregunté en un jadeo.

Tomé sus mejillas con delicadeza y limpie sus lágrimas.

Esta temblando mucho, tiene la camisa completamente abierta y usa una falda corta.

Los nervios y el frio empeoraban su situación.

Me quité el saco elegante y se lo puse rápidamente por encima de los hombros.

──T-Tus manos... ─ella tomo mi mano entre las suyas. ──Tienes los nudillos muy agrietados... estas herida. ─acarició mi mano.

──No te preocupes. ─la examine con la mirada buscando heridas. ──Debemos irnos... Te voy a llevar al hospital. ¿Te duele algo?

──N-No... lo creo. ─contestó a media voz. ──Lo siento, te lastimaste por mi culpa. ─agachó la mirada.

──No es nada. Estoy bien. ─acaricié su mejilla izquierda y limpie una pequeña lagrima. ──Lo importante es que tu estes bien. ─tiene una gota de sangre en la comisura de su labio, por ende, pase mi dedo por allí con mucho cuidado. ──Ven. ─me incorporé y le ofrecí mi mano.

──Sabes que no puedo ir al hospital. ─desvió la mirada.

──Roseanne. ─suspiré frustrada mirando al techo.

Qué fastidio.

──Por favor. ─musito bajito haciendo esa cara.

¡No hagas eso!

Apreta un poco los labios, sus mejillas resaltaban y sus ojos brillan...

Se ve muy tierna e incluso parece una pequeña ardilla.

Levanté la mirada para componerme y luego volví a sus ojos.

──Está bien.

¿Como puedo negarme a ella? Su belleza es de otro mundo y puede conmigo.

──Iremos a mi casa y haré que vayan a revisarte. ─propusé, ella asintió y sorpresivamente se abrazó a mi brazo izquierdo.

Siguió abrazada a mi cuerpo en todo el trayecto a la salida.

La sensación es muy cómoda extrañamente considerando que no somos cercanas y mi corazón se sintió contento.

Pesé a su estado seguía viéndose muy linda, no entendí como ese hombre se había atrevido a maltratarla.

──No olviden vigilarlo en lo que llega la policía. ¿Entendido? ─le pedí a los guardias muy molesta.

──Si, señorita Kim.

Maneje rápido a casa porque realmente me preocupa la condición de Rosé.

Unos minutos después llegamos a casa y Rosé ya se había quedado dormida en el auto, entonces decidí cargarla hasta llegar a mi habitación.

La acosté en la cama suavemente, le quité las botas y la cubrí con las frazadas procurando que no sintiera frio.

La observe por unos segundos y removí un mechón de su cara acomodándolo delicadamente detrás de su oreja.

Es guapísima. Sonreí involuntariamente.

¿Qué me está pasando?

Negué ante esos pensamientos y rápidamente me levanté para irme a otra habitación.

──No me dejes sola. ─susurro en una súplica. ──Por favor. ─un pequeño sollozo se escapó de su boca y rápidamente se cubrió la cabeza con las mantas.

──Hey. ─me agache frente a su rostro. ──Está bien. Me quedare contigo. ─fui bajando lentamente la manta para hacerme lugar a su lado. ──No me iré. ─limpié sus lágrimas delicadamente. ──No llores. ─se me estrujó el corazón.

──¿Podrias dormir conmigo? ─se sonrojo mientras los ojos le brillaban.

──E-Esta bien. ─respondí apenada.

Es lo mínimo que puedo hacer en este momento.

Me acerqué al otro extremo de la cama y finalmente me acosté.

Mi corazón late rápido.

¿Estoy nerviosa?

Nadie me ha puesto tan nerviosa como ella en mucho tiempo.

Trague fuerte e intente regular mi respiración.

No obstante ella giró su cuerpo y levantó su rostro para mirarme, sus ojos brillaban más e incluso se humedeció los labios con la lengua. 

──Gracias por defenderme. ─Rosé tomó mi mano. ──Siempre llegas en el momento indicado. ─sonrió levemente acariciándome la mano con sus dedos. ──No cure tus heridas. ─jugo con mis dedos lastimados. ──Lo siento.

Siguió acariciando mi mano suavemente hasta que logro dormirse.

Por mi parte me quede viéndola dormir por algunos minutos.

De verdad quería preguntarle quien era ese tipo, pero al parecer tendría que esperar hasta el día siguiente porque el cansancio pudo conmigo y mis ojos se cerraron lentamente.













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