Pov Alice
— ¿Sabes por qué...?
— N-No...—Respondí, extrañada.
Su cercanía se hizo más notoria. Tanto, que podía sentir su cálida respiración en mi oreja, a punto de susurrarme.
— Porque...me interesas.
Me sonrojé. Sí, mis mejillas se sentían acaloradas.
Estaba totalmente sorprendida, me esperaba cualquier respuesta, menos esa. ¿Qué le intereso? ¿Está jugando conmigo? Bueno, eso es obvio.
Encima, es el verdadero Uchiha Madara. Uno de mis favoritos y lo tengo aquí, a centímetros mío...
Era demasiado para mí en ese momento. Para mí y mi cerebro.
Arrugué la nariz por puro instinto, moviendo la cabeza ligeramente.
— Estás muy cerca, aléjate.
— ¿Y si no quiero?—Preguntó lleno de malicia— ¿Te pongo nerviosa?
— No—Respondí con toda seriedad—. Y querrás.
— Con que querré, eh...—Volvió a cogerme de la muñeca, con parsimonia y vigor— ¿Pues sabes qué quiero yo? Que será mejor que ni tú ni tu amiga digáis absolutamente nada.
Hice una mueca.
— Si no lo hemos hecho antes...No es como si lo fuéramos a hacer ahora.
Madara se me quedó observando unos segundos, sin añadir nada a lo que dije. Posteriormente, me fue soltando poco a poco.
— Por vuestro bien.
Ahora se había apartado, más o menos, dejándome más espacio. Aun así, seguía en frente mío, mirándome.
Seguía sin creérmelo. ¿Qué narices había pasado con Obito?
Me lo quedé observando un rato, como una persona normal que acaba de ver a su gato hablar. Pareció darse cuenta, a lo que puso una cara extraña.
— ¿Tengo monos en la cara?
— Sí.
— ¿Sí?—Inquirió, con el ceño fruncido.
—Madara—Le llamé. Movió un poco su cuello, desinteresado—¿Cómo es que estás vivo...?—Interrogué, desconfiada a más no poder— Deberías de estar muerto.
— ¿Te interesa ese dato?—Alzó una ceja, mas su rostro era serio.
— No preguntaría si no fuese así—Admití, con simplicidad.
— Ya, es una pena—Y sin más, se incorporó.
Será cabrón...
Se levantó de la cama. Pareció que se iba a ir, pero al mismo momento en el que creí que volvería a estar en la misma situación, paró en seco.
— Estabas teniendo una pesadilla antes.
— ¿Eh?—Me desconcerté ante el súbito comentario. Me acaricié el cuello—Ah, bueno. Para mí es normal, muchas veces las tengo...Más que nada—Levanté el mentón, molesta— ¿Por qué cojones estabas encima mío?
— Porque sí—Respondió, colocándose de nuevo la máscara.
— ¡Qué bien!—Dije con sarcasmo. Me ayuda mucho, claro.
De soslayo, me ojeó.
— Me gustaría seguir bailando un rato más contigo, pero me tengo que ir.
— Ah, sí. Qué pena...—Y ahí estaba de nuevo, la ironía propia de mi persona.
— Tranquila, ya volveré—Habló provocativo, esfumándose por la puerta.
Y lo vi desparecer por ahí. Yo me quedé igual, aún en la misma pose que me había dejado él, intentado procesarlo todo.
Madara...Joder.
Todo lo que sabíamos, absolutamente todo, se va a la mierda. Lo que conocíamos de Obito y Madara ha cambiado, todo esto ha dado un giro de 180 grados. Así, sin anestesia ni nada.
Todo esto es tan confuso, que ya no sé ni qué pensar.
Y claro, es cierto; Mi pesadilla. Llevo más tiempo de lo normal teniéndolas seguidas.
Bah...Ya se me pasará.
No sabía qué hora era y, por lo tanto, no sabía cuánto había estado durmiendo más de lo que debería o teniendo esa ''charla'' con el melenas.
Así que me fui del cuarto para despejarme un poco; Sin duda, mi mente necesitaba algo de aire fresco.
***** ***** ***** *****
...
Por la cueva no vi a nadie, extrañamente. Sabía que Itachi y Kisame se habían ido de misión, pero los demás no tenía idea de dónde narices estaban.
Quizá también se habían ido a alguna, vete a saber.
Tampoco vi a Mai, aunque, bueno...Ella estará buscándole. Tengo que contarle quién es Tobi en realidad, que quien debajo de esa máscara no es Obito, si no su antecesor.
Por muy loco que suene.
Con ese pensamiento en mí, la busqué en su cuarto, pero nada, no estaba. En cambio, para mi sorpresa, vi a Sasori sin Hiruko, en su habitación con la puerta abierta, arreglando sus marionetas bien concentrado en ellas.
— Sasori, perdón por interrumpir...—Le miré, algo curiosa también por verlo así— ¿Has visto a Misaki?
El nombrado se giró para observarme con detalle, de arriba a abajo con la misma cara inexpresiva de siempre. Con una cara de niño pequeño—Bonita, a mi parecer— que ya era hora de verla.
— La he visto venir, pero no irse—Contestó.
— Gracias—Pero me paré, al ver un tipo de líquido en un frasco— ¿Qué haces?
No soy para nada cotilla, todo lo contrario. No obstante, teniendo en cuenta lo que pasará en adelante...Más vale prevenir que curar. No hay que perder ni un solo detalle.
— Introduciendo veneno a mis marionetas—Me respondió simple, con una leve mueca.
Vale...Sí, era lo que pensaba.
— Está bien, gracias de nuevo.
— Como sea.
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Pov Maica
...
Se empieza a hacer tarde y no encuentro a Hidan por ningún lado...¡Qué rabia!
Y...A mi pelinegra se le notaba más decaída de lo normal. Me pregunto qué es lo que le pasará.
Mejor dicho, me pregunto qué es lo que le ocurre siempre...¡Me pone de los nervios, ya me lo podía decir!
Soy su mejor amiga, debe confiar en mí...Aunque da la impresión de que ella no confía en nadie. Siempre piensa que algo le va a afectar y pone muros en su interior...Pero estoy segura que soy la excepción.
Tampoco se enfadaba mucho en realidad, nunca la había visto hasta ese punto.
...Sin embargo y pensándolo bien, mejor así. No creo que sea bueno verla llena de rabia, la verdad. Esa parte de ella sí que la esconde, la que más.
— Eres una idiota...
— ¿Idiota quién?—Detrás de mí, pude notar una voz conocida. Pegué un pequeño salto del susto.
— ¡Hidan!—Exclamé al encontrármelo por detrás.
Joder, ¿Siempre aparece así o lo hace por diversión?
— No me has respondido, enana.
— Mi amiga...— Suspiré, pero volví en mí rápido— ¿Enana?—Me indigné, porque yo tenía buena altura—¡No soy enana!
— ¿Esa chica?—Habló, refiriéndose a Yuki— Ya lo sabía.
— Y yo, yo...—Bufé, algo graciosa—Por cierto, te estaba buscando—Sonreí. Ya verás—. No sé dónde está mi nueva habitación. Pain-sama me dijo que estaba por aquí—Puse cara de inocente, que, a decir verdad, mis intenciones no eran para nada así.
Nunca había sido muy inocente.
— ¿Y a mí qué?—Frunció el ceño, rascándose la nuca— ¿Quieres que te enseñe dónde está?
— ¡Por favor!—Le pedí, dando mi mejor sonrisa.
— Tsk...Qué molestia llegas a ser—En un gruñido se giró, dándome la espalda—. Sígueme.
Me palmeé en mi interior, sin volverme muy loca de lo que había conseguido.
¡Muy bien hecho Maica, eres la mejor!
— ¡Graacias!
Después de eso, no caminamos mucho hasta llegar a mi cuarto. Bueno, en realidad, estaba a un tiro de piedra.
Pero...Yo le buscaba a él.
— En frente está la mía, no me molestes mucho.
— ¡Descuida!—No te lo crees ni tú...—¡Gracias otra vez!
— Sí, sí—Y se fue, en dirección por donde habíamos venido—. Lo que quieras.
Agaché la cabeza, poniendo una cara extraña.
Ay, que guapo es...
Cuando entré, me di cuenta de que mi habitación era igual que la anterior; Muy sosa. A mi gusto, ya podrían ponerle más color...
Aunque tampoco estoy en posición de pedir mucho.
— ¡Misaki!—Llamó una voz bonita y reconocible.
— Oh, Al...— Rectifiqué rápidamente, sonriendo—¡Yuki!
— ¿Dónde estabas?—Me cogió de la mano, estirándome—T e he estado buscando.
— ¿En serio? Eso me hace sentir importante.
— Entremos, tengo algo urgente que contarte—Indicó, señalándome mi nuevo cuarto.
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Pov Alice
...
Ya sabía que estaba con Hidan, lo había supuesto. Pero por alguna razón...No para de mirarme, ¿Qué le habrá picado?
No importa, tengo que decírselo.
— Maica, mira y escucha atentamente— Cogí aire, observándola seriamente a los ojos—Tobi es....
— Tu querido Obito, ya lo sé—Murmuró con una pequeña sonrisa—. Lo sabemos las dos, desde hace tiempo.
— Sí pero no, ya no lo es—Ella me miró extrañada, a lo que yo suspiré. Piensa Ali, piensa—. A ver cómo te lo digo...Tobi es Madara, el verdadero Uchiha Madara.
Y vamos, bomba soltada.
Ella dejó de moverse. Su cuerpo y rostro se quedó en shock unos momentos, procesando lo ocurrido una y otra vez en esa cabeza anaranjada.
— Quieres decir...¿Qué es Uchiha Madara...?—Preguntó incrédula. Tragó en seco—¿Tu Uchiha Madara?
— Sí—Asentí, aunque después negué rápido—. Bueno, no. No es nada mío.
— Bueno, lo decía porque te gusta...Es tu segundo favorito después de todo. Pero más importante—Se tiró en la cama, exasperada—. ¿¡Cómo es posible!?—Decía llevándose las manos a la cabeza— ¡¿No era Obito?!
— Eso creía yo hasta hace un momento. Se me ha presentado en mi habitación y se ha quitado la máscara.
Bueno, más bien en mi cama.
— ¿Y-Y ahora qué?—Seguía diciendo preocupada— Qué es Madara, Ali. Madara.
— ¿Me lo vas a decir a mí, qué lo he tenido en frente, con toda la cara al descubierto?—Me mordí el labio, básicamente irritada—Esto cambia todo, puede tomar rumbos distintos...
— Ay...—Suspiró. Ésta vez, con alegría— Me hubiese gustado verte cuando lo hizo. Seguro que estarías roja como un tomate y alucinando por tenerlo ahí. Probablemente se te caía la baba por dentro y querías hacerle muchas cosas...—Dijo con una sonrisa pervertida.
— Lo primero es cierto, lo segundo no. Definitivamente no.
Me agarró del brazo, picándome un moflete con picardía.
— Ay, ay— Ronroneaba. Rodé los ojos— Si te hiciera eso Itachi...
— Oye, deja ya de emparejarme con todos—Le pegué en la cabeza.
— ¡Bueno, ellos te gustan!—Se defendió, sobándose la cabeza— ¡Son tus favoritos!
Que sean mis favoritos no significa que quiera acostarme con todos.
— No de esa forma. Además, ahora que estamos aquí, no tenemos que cogerles cariño a ninguno, por mucho que se lo tuviésemos antes.
— ¡No mientas!— Gritó.
Me crucé de brazos; Ya me esperaba su típico sermón. Charla, o cualquier locura que le viniera a la mente.
— Itachi por lo menos sí, Ali...—Me miró, seria— Sabes que es imposible no cogerles cariño, y menos después de saber toda la vida de cada uno—Comentó—¿Me vas a decir qué no vas a cogerle más afecto del que ya tienes a Itachi o a Deidara, por ejemplo, ahora que los conoces en persona?—Hice un ademán de reserva. Ella suspiró—¿Cuándo deseabas conocerles?
— Lo intentaré, al menos—Hablé, severa—. Puedo no tener sentimientos hacia ellos o simplemente sellarlos.
— Es lo que siempre haces...—Murmuró, bajando la mirada.
— ¿A qué te refieres?—La ojeé con una ceja alzada, algo desconfiada por sus palabras.
— Pues que es lo que haces siempre, Alice—Con una cara de pesar, hizo un leve puchero—. Es como si estuvieses vacía. Ocultas tus sentimientos siempre, menos cuando algo te parece interesante y juegas con ello.
No dije nada. Tampoco tenía nada que decir.
Si eso pensaba de mí...
— Podrías confiar en mí—Se entristeció. Se señaló con orgullo—¡Soy yo!—Exclamó, haciendo gestos con las manos— ¿Por qué no me dices lo que te pasa...? Siempre andas con esa mirada perdida y fría.
— No es nada, no te preocupes—Dije—. Soy sólo así, Mai.
—¡Me haces daño en el corazón!—Bufó. De soslayo, negué con la cabeza— ¡Arrepiéntete de tus actos!
— Dramática, madre mía—Fruncí el ceño. Me empecé a levantar, dirigiéndome al a puerta—. Venga, me voy al salón.
—Bien, bien...— Se resignó, tirándose a la cama de un golpe—Luego iré yo.
Cerré la puerta tras de mí, esperando el momento en el que llegara después.
Al llegar, me senté en el sofá, sin nadie por los alrededores. Me sentía mal por Maica, pero es así, no muestro lo que siento nunca, como ella ha dicho.
No era para nada personal. Ni mucho menos. Simplemente...Me costaba, y esa era mi personalidad.
— ¡Maldita sea...!—Suspiré tirándome en el sofá, cogiéndome las rodillas.
— ¿Qué te pasa?—Apareció un rubiales, sentándose a mi lado.
Roté mi cuello y ahí lo vi, por lo que ladeé un poco la cabeza.
— Deidara...
— Suspiras mucho, sabes—Comentó, observándome.
— Sólo lo he hecho una vez—Dije. Alcé una ceja como si fuera tonto.
— No me contradigas—Refunfuñó—. Encima que te pregunto...
— Perdona, Dei-chan—Sonreí con algo de malicia. —No me pasa nada, sólo me apetecía suspirar.
— Ya, claro—Respondió, irónico— Y no me llames Dei-chan, hm.
Me reincorporé un poco. Hasta el punto de quedarme sentada en mi sillón.
— ¿Por qué?—Pregunté— A mí me gusta, es un mote cariñoso. Te lo voy a seguir diciendo, así que pierdes el tiempo en replicar.
— Lo dices como si no tuviese otra opción...
— ¡Ya estoy aquí!
La salmón apareció sonriente y risueña, tal y como cada día.
¿Se le había pasado ya lo de antes? Sé que se entristece muy rápido con ese tipo de cosas.
— Hola—Dijimos a la vez, sin muchas ganas.
— Hala...—Habló, señalándonos con la boca abierta— ¡Estáis compenetrados!
— ¡Tobi también está aquí!
Claro, venga. El que faltaba.
El enmascarado hizo un leve mohín al ver que no respondí, y se posicionó justo frente a mí. Yo lo analizaba expectante, sin hablar.
— Yuki-chan podía ser más cariñosa con Tobi—Insinuó.
— Si quieres cariño de mi parte, tendrás que esperar durante mucho tiempo—Sonreí con inocencia.
— ¡Tobi no puede esperar!—Exclamó— Tobi ha venido aquí porque líder-sama las llama.
— ¿Qué quiere?—Bufé, algo cansada. Me masajeé un poco el hombro y volví a mirarlo— No me quiero mover, estoy a gusto ahora.
— Va, Yuki, no seas vaga y muévete— Mi amiga, cómo no, me agarró tirando de mí como si fuese una niña.
— Pf...
Perdiendo ya la cuenta de cuántas veces había sido arrastrada por los demás o me había encontrado en la sala de Nagato, volvimos ahí para ver qué era lo que quería.
A estas alturas, sí que me preguntaba seriamente qué podía ser.
— Líder-sama, ¡Aquí están!—Dijo el lollipop.
— Muy bien.
— ¿Qué ocurre?—Pregunté, extrañada. No sabía por qué nos había citado allí, y muy confiada no estaba.
Elevó la mirada, una algo más seria de lo normal.
— Iréis a una misión, partiréis mañana—Sentenció de repente.
Abrí un poco los ojos, pero intenté no parecer demasiado sorprendida.
Así que era eso, eh...
Asentí ligeramente. Por el rabillo del ojo, podía ver perfectamente cómo Mai tenía un gran brillo en su mirada. Claramente estaba entusiasmada.
Al fin, volví mi atención a él.
— ¿Una misión? ¿A dónde?
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Aquí el cap 8. ¡Gracias por todas vuestras reviews y votos!
¿Qué pensáis vosotros de Alice? ¿Qué creéis qué va a pasar a partir de ahora con Madara? ¿Y Maica con Hidan...?
Cualquier opinión o idea es bien recibida.
En multimedia: El pelirrojo de Sasori.
Hasta la próxima.