c i n c u e n t a y d o s

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Nunca había escuchado a alguien hablar y querer escucharlo por un largo tiempo, querer jugar con las horas y estirarlas hasta donde me diera la vida.

Siempre que pensaba en JungKook y NamJoon, incluso en Jin y las hermanas Kim, tenía esta idea en mi cabeza de querer que fueran felices, no necesariamente conmigo.

Nunca fui o quise ser tan egoísta como para incluirme en el panorama porque sabía lo que traía mi presencia prologada en la vida de cualquiera.

Hasta que apareció YoonGi hyung y quise con tantas ganas ser egoísta, quise estirar mis horas al punto de hacerlas durar la vida entera incluso sabiendo que tenía un reloj de arena sobre mi cabeza. Entonces lo entendí, esa sensación de la que Sang habló una vez, dijo que el amor puede ser tan enfermizo como para destruir a aquellos que por tu amor quieres defender. Y no, no podía culpar a un sentimiento, pero lo hacía más real. Me culpaba a mí, por no poder vivir esos sentimientos correctamente, al igual que lo culpaba a él por vivirlos incorrectamente en el pasado, era molesto identificarme con alguien que por cuestión de orgullo quería odiar.

—JiMin—YoonGi hyung me llamó, hasta ese momento me di cuenta lo distraído que estaba viendo la mesa de madera de la última vez.

— ¿Hum?

— ¿Cómo conociste a Jin? —Siempre me pregunté cómo hacia YoonGi hyung para tener esa expresión de que no le importaba nada, pero al mismo tiempo parecía legítimamente interesado en lo que preguntaba, me causaba cierta gracia.

—Me llamó maricón y Nam le dio un golpe en la cara—sonreí al recordarlo, ¿Cómo todo cambio hasta llegar a este punto? Me lo preguntaba cada vez que daba la vuelta al pasado—Pero después de eso me ayudó con matemáticas y su hermana me pintaba las uñas de colores, creo que ella está en américa ahora.

—Esa es una forma interesante de conocer a alguien.

—Hyung... nos conocimos porque te robaste los correos ¿Recuerdas? —pregunté, tenía un té helado frente a mí y cuando él dijo que pediría algo con alcohol no estaba mintiendo, café irlandés con whiskey que café...

—No hubo daños—se encogió de hombros notablemente orgulloso.

—Claro—por muy entusiasta que fuera mi respuesta, no podía asegurar que fuera cierta.

—No quería entrar porque este lugar es especial, nunca me ha pasado nada malo aquí, pensé que sería como la tienda de mascotas, mundos aparte.

—No creo que sean los únicos lugares, debería haber más.

—La playa—comenté distraído, sentí algo extraño recorrerme desde la garganta al darme cuenta que la playa ya no sonaba como el lugar feliz al que iba con mi mejor amigo, intenté pensar en otros, pero era un golpe duro darme cuenta que no había más lugares que mencionar—Olvídalo.

—Te veías bastante perturbado antes ¿Te sientes mejor? —cambió de tema, pero no lo suficientemente lejos como para que no me diera un tirón nauseabundo en el estómago.

—Hay ciertas cosas que no puedo evitar relacionar, el vino, mi rostro, las botellas de vodka, el contacto físico, la forma de mirar, su apariencia, las palabras, cuando todas ellas me recuerdan cosas que no quiero, es inevitable estar mal, pero algunas veces estoy mal incluso cuando esos recuerdos no llegan, ahora todo está apagado y lo dejo de lado, pero no será así siempre—comenté, si bien podía mentirle, si bien podía decir estar bien, a él por ser quien es y por mis sentimientos por él, le debía por muy poco todas las verdades que esta noche pudiera darle.

— ¿Tu rostro te trae malos recuerdos? —preguntó, sus cejas estaban levemente fruncidas ahora y sus brazos apoyados contra la mesa en un intento por acercarse a mí.

D MAIL [YOONMIN]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang