3. u n o

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El nuevo departamento tenía las baldosas gris, un mesón largo como comedor aunque relativamente pequeño que en realidad estaba diseñado para separar la sala de la cocina, solo tenía una habitación, un baño, una ventana, el techo demasiado alto y las paredes demasiado oscuras, café.

— ¿Qué hay en esa caja? —pregunté al ver a Hyeon.

—Maquetas nuevas—la pregunta en su mirada esperaba una aprobación, afirmé silenciosamente mientras la dejaba en la barra de la cocina, preparé dos tazas de café negro y deje la leche sobre la mesa junto a la azúcar.

— ¿Cuándo te vas? —pregunté.

—Mañana mismo, iré a ver las instalaciones y conocer a los cirujanos—contestó, su voz pausada, ensayada de modo que yo tuviera tiempo de dar mi opinión respecto a su viaje o negarme si lo decidía.

—Bien—contesté.

—Si no te parece...—intentó suavemente de darme la opción de nuevo.

—Es tu trabajo, una oferta en Japón es lo mejor que puedes conseguir, mejores instalaciones, mejor pago, este piso no se paga solo—argumenté sin interés, su mirada ansiosa era un pedido silencioso que no estaba dispuesto a tomar, no necesitaba que se quedase más tiempo intentando cuidarme, ya no había nada que cuidar en mí.

Ya habíamos tenido esa discusión, estaría bien incluso si apenas me acababa de mudar solo, estaría bien incluso si apenas fui dado de alta de la clínica hacia unos meses, estaría bien incluso de vuelta en Busan, y si no estaba bien al menos no estaría muerto.

—Tienes que ir a cada sesión, si faltas solo a una regresare en el primer vuelo que encuentre—su tono ligeramente brusco pero mantuvo su expresión cautelosa.

—Bien—le di una mirada aburrida, mi café comenzaría enfriarse, necesitaba cambiar las cortinas, unas blancas funcionarían.

— ¿Algo te molesta? —apuntó a mi taza de café, quizás aprendió a leerme más claramente de lo que yo esperase, incluso así no cambie mi expresión.

—Navidad está cerca...—no había mucho que decir, el no entendería lo que esas palabras significaban, jamás encontraría forma de desglosarlas y darles la forma de real de mi pensamiento.

— ¿Es por JiHyun? ¿Por tu cumpleaños? —rodé los ojos y tomé el primer sorbo, el amargor me derretía los nervios, hacía que mis dedos dejaran de apretarse contra el material caliente de la taza lo suficiente para formular bien mis palabras.

—Fallas, ninguna de esas dos cosas son tan importantes.

—Te he dicho que no hables así de el—rodé los ojos de nuevo, esta vez apuntando a su tasa, él tomó haciendo una mueca al momento, agregó la leche y la azúcar, yo seguí tomando pacientemente.

—No me importa verlo, ni a él a mí, es por eso que lo haremos, no tienes que estar aquí para verlo, no es como si fuera a matarlo o él a mí—comenté quizás demasiado pronto para hacer una broma sobre muertos, su espalda se tensó, sus ojos se oscurecieron, no con odio, con melancolía. 

—JiMin eso no es... solo no quiero que tengan que pasar un momento incómodo, la última vez no fue un buen momento—me hizo recordarlo, la última vez que nos vimos estaba en la clínica, él tenía el corte raso, los hombros más anchos y la mirada fría, no había mucho que hablar, salvo que el resentimiento me hiciera clavarle un tenedor en la mano. No me encontraba bien, no es como si lo estuviera nunca pero tenía tan malos días y el justo presionaba los botones correctos para hacerme molestar, "Ponte los pantalones y arregla tu mierda" había dicho, ni a él le hubiera deseado un ataque de pánico a media noche porque las sabanas estaban muy altas en mi cuello, ni a él le hubiera deseado soñar con mamá agarrándole del cuello hasta despertar y volverse a desmayar del susto, ni a él le hubiera deseado levantarse un día y no conocer a quien miraba al espejo, una mierda con ponerme los pantalones, en las pelotas debí meterle el tenedor.

—Estamos bien ahora, ya no soy un Park—las palabras tenían ese peso, el suficiente para sentirse en mi lengua al pronunciarlo y hacer en mi pecho un sentimiento cálido que jamás dejaría ver en mi rostro.

Su mirada se iluminó fácilmente, su expresión más suave y su manos sobre la mesa menos tensas. Después de todo, en realidad ninguno podía hacer que lo que nos cabía en las manos.

—Estarás bien ¿sí? —su intento de convencerse a sí mismo era casi doloroso de ver.

—Lo estaré, conduce con cuidado y no duermas con prostitutas—tomé la taza de la mesa, el café se había terminado, era una forma fácil de pedirle que se fuera, si sabía leerme al menos entendía esas indirectas.

Nos despedimos en la puerta, el con una mirada preocupada y yo cauteloso de no hacerlo dudar más sobre el irse o quedarse, la universidad apenas comenzó hacia unos días, aun tenia los libros de texto sobre el piso de la sala y mi celular perdido en algún lugar bajo las sabanas de la cama.

La identificación de la universidad relucía en un plástico nuevo, azul y blanco en los colores y mi nombre resaltando en negro.

Sang JiMin

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Comentarios aquí. 

¿Recuerdan al doctor Sang? 

¿Cuál será el primer paso de JiMin ahora que está de regreso? 

Con amor, 

Kofi. 


D MAIL [YOONMIN]Where stories live. Discover now