v e i n t i c i n c o

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Caminé hasta el gimnasio mirando mis pies, hacían un ruido casi molesto, todo me parecía irritante en ese momento, un ocho. Un ocho en matemáticas.

Estuve estudiando toda la noche para los exámenes finales, un ocho no podía ser definitivo para mí, tenía que haber una manera de arreglarlo, pero el profesor dijo que la única manera era haciendo un proyecto, en un día. Imposible, eso pensé al principio y ahora me encuentro maquinando como preparar el informe que me pidió.

El gimnasio siempre estaba solo después de las once y volvía a poblarse después de las doce, para los que practicaban los deportes de los clubs. Entré sin hacer ruido y busqué un lugar en las butacas de arriba, las más alejadas del farol del centro.

Un vaho de humo salía haciendo remolinos desde arriba, alguien más estaba en el gimnasio fumando.

—Es prohibido fumar dentro del instituto—advertí, no me importaba realmente, pero esperaba que eso lo incitara a dejarme solo, quien quiera que fuera.

—Me di cuenta qué es prohibido, el primer día—reconocí la voz, quise entonces haberme callado y simplemente haberme ido a otro lugar.

—Kim SeokJin—dije entre dientes.

—El marica—contestó con una sonrisa de lado bajando los escalones faltantes, para quedar sobre el mismo que yo.

— ¿La homofobia no hace que te pesen las bolas? —pregunte con sorna.

— ¿Homofobia? —Alzó las cejas incrédulo, luego negó con la cabeza como si estuviera sopesando sobre algo— ¿eres gay siquiera?

— ¿Disculpa? —pregunte entre ofendido y confundido—Acaso ya olvidaste a mi novio—no era una pregunta, me asegure de mirar directo a sus ojos al mencionar a NamJoon.

—El tipo que defiende a todos—respondió con molestia— ¿Quién se cree? Que se meta en sus asuntos, no lo he visto pero si lo hago le romperé la cara en dos.

—Homofobia—asegure.

—Niño, aun no sabes nada de la vida—tomó el cigarrillo y lo movió entre sus dedos antes de ponerlo en sus labios— ¿Crees que soy homofóbico porque te llame maricón? ¿Por qué le hable feo a tu defensor estúpido? —luego se rió, de una manera que me hizo sentir estúpido.

— ¿Si no fue eso entonces qué? —pregunté ya sin paciencia.

—Te llamé maricón por no defenderte por ti mismo, te escondes detrás de él como una mariposita asustada, suelo decir mucha mierda de todos modos. No importa tu orientación si eres idiota lo serás incluso siendo hetero—su risa me hizo sentir aspereza en las manos, como si estas debieran estar impactando sobre su cara—Si no quieres ser llamado de ese modo entonces libra tus propias batallas, me querías en biología. Debías obligarme por tu cuenta no con ese tipo detrás de mí.

—Así que estuvo detrás de mí todo el tiempo—exprese ofendido—le dije que yo hablaría contigo. De todos modos, golpeaste a otro chico también.

—Ese idiota se lo tenía merecido, si no fuera por tu amigo le habría partido la cara—bufo— ¿Qué saco buenas notas por ser hijo de un maestro? ¿No cabe la posibilidad de que sea bueno?

Quise decir que no, quise decir que no cabía la posibilidad. Era un gigoló que se fugaba para fumar en el gimnasio, pero siempre dije que los estereotipos eran cansados, pero era difícil no ponérselos a los demás también.

—Habló mal de ti y pensabas golpearlo—afirme, parecía un incrédulo, sabía la cara que tenía, pero no podía cambiarla, mis mejillas ardían—Pero todos los rumores dicen cosas feas de ti ¿Por qué no dijiste nada? No soy el único que pensó que solo eras un homofóbico buscando una presa.

—Porque no me importa—comenzó a bajar las gradas y lo seguí —Crees que esto es importante justo ahora; lo que digan de ti, lo que piensen de ti. No lo es en realidad. Te irás de aquí y comenzarás una vida en la universidad y pensarás ¿de verdad me preocupé por esa mierda? Todos tomaran caminos separados y si alguien en algún momento hablo mal de tu corte de cabello, de tus gustos de ropa o personas ¿importará entonces? Solo si tú dejas que lo haga ¿verdad? —llegué junto a él, juzgándome un poco por haber pensado que era una mierda de persona, tal vez lo sea, pero no en el sentido que yo lo pensaba.

— ¿Quién es tu papá? —pregunté, tenía la esperanza de que fuera el maestro de filosofía, ambos se expresan bastante bien.

—El maestro de matemáticas Kim, de segundo y tercer año—respondió con simpleza, maldito maestro que no me dio un nueve.

—Te odio más—dije serio, él se volteó a mirarme como esperando una explicación—Tu padre me da migraña—esa frase me recordaba a YoonGi, la mencionó en sus últimos correos.

—Él es duro de roer, igual que yo—orgullosamente, dio una última calada a su cigarrillo antes de soltarlo y pisotearlo.

Una idea me cruzó por la mente, era estúpido y un poco aprovechado de mi parte. Pero si quiero una beca hay muchas cosas que debo estar dispuesto a hacer.

— ¿Tienes algo que hacer esta tarde? —pregunté corriendo a su lado, él me dedicó la misma sonrisa majadera que su padre después de que le pedí una segunda oportunidad para subir mi nota, tenían que ser familia. Podía ser bueno o malo. 




Hace mucho que no publico, tengo exámenes de álgebra en la universidad y he estado intentado pasar la clase con una nota alta, intentaré actualizar esta tarde otros capítulos, este es bastante corto.

D MAIL [YOONMIN]Where stories live. Discover now