c i n c u e n t a y n u e v e

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Nunca imagine el punto de entrada en que me encontraba siempre, un momento, un infinito de mi vida donde todo corría en cámara lenta y aun así no podía ser capaz de mantener el paso, correr, cansarse, caer. El protocolo adecuado para perder la cabeza, cuando todo era verde, yo estaba en rojo.

Cuando JiHyun llamó a 911 fingiendo estar agitado, cuando tuve que tocar el cuerpo de mamá para fingir ayudarla y justificar toda la mentira. JiHyun no quiso verla, tampoco quise obligarlo, le dije dónde estaban escondidos los frascos vacíos y le pedí que abriera los gabinetes de la cocina donde ella solía buscar alcohol, dejamos abierta a propósito la puerta de su cuarto y lo que hubiera ahí, ya no importaba mucho si era droga, alcohol o solo ella era esa clase de monstruo por sí sola, estaba acabado.

Cuando la policía y la ambulancia llegaron la escena cambio por completo, mi cuerpo se sentía frio, pero aun tenía espasmos, no podía fingir estar triste y comencé fingiendo estar en shock. No había manera de fingir nada en su momento, había jugado a hacer elástico mi propio entendimiento, elegir pensar en esto y no en aquello, pero la sola idea de sus manos recorriéndome el cuello... tenía que pasarme las manos constantemente para asegurarme que las suyas no estaban ahí, su sangre se había pegado a la tela de mis pantalones y también en manos.

—JiMin, papá está aquí—fui el primero en levantarme, los vecinos intentaron pasar desapercibidos mientras se acercaban a ver que estaba sucediendo, pero nadie estaba dispuesto a decir nada.

— ¿Qué tal si dice algo? Él sabía que viniste primero—JiHyun frunció las cejas, seguía mirando sus manos quizás esperando ver sangre, no, no lo haría porque al final fui yo quien vino para decidir, aunque espera ser yo el cuerpo que llevaban bajo esas mantas.

—Me encargare.

—Hay algo que deberías usar, no sé si sirva, pero las drogas eran medicamentos psiquiátricos sin prescripción, ella no podía comprarlos sola—me miró a los ojos al decirlo, ambos lo sabíamos, pero nunca hicimos preguntas...

—Tu ¿Sabes dónde están? —él asintió y me dejó ir.

Me apresuré al auto mientras el salía con el corazón latiéndome a mil, la primera vez que lo sentía latir en horas.

— ¿Qué está pasando? ¿Y Su...? —lo abracé con fuerza sobre sus hombros, su expresión asustada no creaba en mi ninguna reacción, mi única preocupación era JiHyun. El tacto solo era el medio para un fin.

—Está muerta—él intentó alejarme, lastimándome las costillas en el intento—La maté.

Dije las palabras con fluidez, escaparon de mis labios como si siempre hubieran estado ahí esperando por ser dichas.

Su cuerpo dejó de moverse, tieso entre mis brazos como el cuerpo de mamá hacía unos momentos.

—Era ella o yo, lo sabias y me dejaste venir. Es tu culpa, la mate por tu culpa—fue incluso más fácil decir las palabras de lo que fue hacerlo con mamá cuando intenté que me matara, incluso más satisfactorio, quería sonreír por ninguna razón en absoluto y me incliné en su hombro para que nadie pudiera verme, cualquiera pensaría que estaba llorando, lo haría si pudiera sentir algo.

—Si dices algo diré que fue en defensa propia, les diré de todos los golpes, de todas las veces que fui al hospital, les diré de todo el alcohol que le comprabas para mantenerla en casa, les diré que la mantenías drogada, diré que intencionalmente mataron a CheolMin y que tú la ayudaste, arruinaras la vida de JiHyun, la memoria de SunHa y también tu reputación, aparecerás en las noticias, perderás tu negocio incluso irías a la cárcel, y todos estarán acabados por ti—me separé, mi cuerpo temblando sin ninguna razón, su rostro pálido estaba afectado, lloroso, dolido y quizás con miedo, miedo de mi o de lo que podría hacer.

D MAIL [YOONMIN]Onde as histórias ganham vida. Descobre agora