s e s e n t a y u n o

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Despertar puede ser un suceso desilusionador.

Despertar no debería consistir en sentir el sudor asqueroso de tu cuerpo en una superficie plana, que el ambiente huela a alcohol clínico y una mirada asustada te salude al otro lado del corredor.

—Despertaste, JiMin ¿Estas mareado? —no fui consciente del mareo hasta que intenté moverme, mis músculos no obedecían, dolían, como si todas mis extremidades tuvieran que haber sido atadas y yo intentase hacer una pirueta.

—¿Qué estás haciendo aquí? —mascullé con dolor, intenté tragarme el contenido de mi estómago que parecía querer escapar y el dolor de cabeza que golpeaba desde el fondo como un martillo.

—JiMin tuve que sedarte—Sang me observó con cuidado, fue sospechoso lo lejos que se mantuvo de mi considerando la mirada preocupada que lograba distinguir aun con mis ojos llenos de agua y doloridos por la luz del pasillo.

—No deberías estar aquí—mi cama se hundió ante mi intento de levantarme tragándome de regreso, mis músculos aun sin reaccionar.

—Vine porque estaba preocupado, tu hermano te encontró en el piso del baño—el tono de su voz, lo detestaba.

Quería gritarle que dejara de preocuparse, pero ya no tenía fuerzas para ello ¿Si llegó hasta mi casa qué? ¿Si era el amante de la mujer que recién murió escaleras abajo qué? ¿Si JiHyun lo tenía que ver qué?

Ya no sentía nada.

Miedo, sofoco, no estaba ahí.

Pero el peligro aún estaba al borde de ello.

—Mi cuerpo se siente extraño—ni siquiera me estaba quejando solo acaba de descubrir que físicamente debía estar mal, pero no estaba doliendo, no lo suficiente para mencionarlo o para pensar en ello.

—Te sedé dos veces, intenté curarte pero despertaste y me atacaste para que te soltara, la segunda entraste en pánico y generalmente el apoyo físico funcionaria en otros pacientes, pero en ti... te volví a sedar para que tu cuerpo descansara.

Si solo hubiera reaccionado mal ¿Me habrías sedado para siempre?

Si decía esas palabras sonarían como si le estuviera pidiendo un favor.

JiHyun seguía en la puerta, a largas solo estaba evitando que más luz entrara.

Aun podía sentirlas, debían ser vendas, pero sus manos, el peso de ellas aún estaba grabado en mi piel.

Intenté tocarme pero Sang parecía estar dispuesto a saltar sobre mi si lo intentaba de nuevo.

—Quiero morir—dije, al fin quizás un poco de verdad.

La habitación se quedó en silencio por unos cuantos segundos antes de que JiHyun saltara sobre mí con maldiciones.

— ¿Quieres morir? Debiste hacerlo antes, me hiciste, tuve que salvarte y ahora te quieres morir—si el golpe que me dio me causó algún daño, no fui consciente de ello hasta que noté que aun acostado la nariz comenzaba a sangrarme y quizás fueron lágrimas, pero su rostro también estaba mojado.

—Nunca te pedí que lo hicieras—sus ojos se abrieron, incluso si Sang intentaba que soltara el cuello de mi camisa, también se detuvo, de nuevo solo el silencio se tragaba mis palabras.

— ¿Es por eso? Querías que ella te matara, querías morirte y querías usarlo como excusa ¡Eres un cobarde! —se aferró a mi ropa con fuerza, mi cuerpo se quejaba pero el dolor no llegaba hasta mí, solo el golpeteo constante como una migraña que comienza—Siempre fuiste un maldito cobarde.

D MAIL [YOONMIN]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang