El Entrenador Distante.

Capítulo 10: Bajo Tierra.

A la mañana siguiente. En cuanto el brillo del sol se filtró dentro de la habitación, el Mayor se fue lentamente despertando hasta ser consiente de todo. Al mirar su teléfono se percató que eran las 7:55 AM.

-Ya es hora de levantarse.

Cuando intento hacerlo su cuerpo fue retenido por algo, recordando que no estaba durmiendo solo en esa cama, por lo que al ver a su lado, una tierna cara reposaba en su pecho durmiendo tranquilamente abrazándolo y sujetándolo, como para que no se le escapara.

-Sí que tiene fuerza.

Lo más notorio era el hecho de que mientras dormía, la camiseta que ella llevaba se fue subiendo. Dejando ver gran parte del vientre marcado, caderas y las ejercitadas piernas de la chica, quien había crecido un poco en tallas desde conocer a Allen.

-Serás una hermosa chica en poco tiempo Aurora. –Murmuro el mayor al momento de bajar un poco la camiseta con la mano con la que hasta hace poco estuvo sujetando el pecho de ella para cubrirla. –Aurora ya es hora de despertar.

Siguiendo su voz, los ojos de la chica se abrieron poco a poco buscando el origen del llamado.

-Es hora de levantarse.

Perezosamente se levantó sentándose en la cama para tallarse los ojos, sus cabellos alborotados y rebeldes daban una clara idea de lo bien que ella durmió esa noche.

-Buenos días...

-Buen día. Arriba debes alistarte para dejarte en Ciudad Vetusta.

-Muy bien!

Con nuevos ánimos, la pequeña se levantó para enseguida percatarse de que no tenía nada aparte de la camiseta, por lo que sujeto las orillas de la camiseta mientras caminaba al baño con la cabeza ardiendo al recordar lo que había sucedido la noche anterior.

-Chicos arriba, ya vamos de salida, hoy vamos por la medalla de Yakón.

Llamando a sus Pokémon, estos reaccionaron a su voz, despertándose rápidamente estirándose y bostezando con mucha pereza.

-Un buen desayuno y nos vamos.

Asintiendo a su Entrenador, solo se prepararon para el día, en lo que él se alistaba también.

-Ya estoy lista Allen.

Siendo del baño, Aurora portaba su traje bien arreglado y limpio mientras le sonreía radiantemente a Allen.

-Aquí tienes, la limpie anoche.

Extendiéndole su brazalete, ella lo tomo para ajustarlo en su brazo derecho antes de activar la hoja mirándola por unos momentos.

-Ya no se repetirá lo de anoche, lo prometo.

-No te fuerces, si sientes que se te hace difícil, llámame para desahogarte, yo te escuchare o iré contigo.

-Gracias Allen, sé que será así, sé que puedo confiar plenamente en ti.

-Dame un segundo mientras Llamo a Kanna.

Invocando rápidamente su PokéBall, esta apareció en su mano para lanzarla al aire.

-Kanna podrías dejarle en su habitación del Centro Pokémon?

-(Por supuesto Entrenador.)

Antes de irse Aurora lo abrazo con fuerza del pecho para que este le sonriera.

-Lo veré pronto.

-Y yo a ti. Entrena bien a tus Pokémon.

-En la noche te llamare con mi medalla en mano ya verás.