Justo ahora en una enorme estructura bajo tierra, podemos ver a un hombre con una gran sonrisa de satisfacción, caminando por los varios pasillos bien iluminados hasta llegar a una oficina a la cual entro sin anunciarse, encontrándose con cierta mujer terminando de ponerse su ropa interior.
-Que no te enseñaron a tocar. –Pregunto con calma terminando de subir sus pantis.
Su figura no dejaba nada que desear, de tés blanca pálida por la falta de sol, unas piernas largas y torneadas seguidas de su gran cadera, vientre firme y busto de proporciones equilibradas, la mujer a pesar de su descuido personal y encierro prolongado, no perdió su complexión física.
-Lo siento no creí que... -Articulo mirándola colocarse el sujetador. –Wow quien diría que debajo de esa bata estarías tan buena.
-Cállate idiota. Dime qué haces aquí? –Pregunto finalmente coleándose un conjunto de ropa. –Diantha está viva, por lo que algo paso allá, fue él verdad?
-Sí, ese maldito arruino todo de nuevo, pero ya no será un problema.
-A sí? Por qué?
-Está muerto.
En cuanto ella escucho esa palabra miro al hombre para acercarse a él tomándolo de la camisa.
-Está muerto?, Muerto, muerto?
-Sí, está muerto.
-Dónde está, cómo lo hiciste?
-Estaba aquí, llego a Pueblo Fresco y estaba buscando este lugar, lo seguí desde la Ciudad como pude y lo acorrale aquí.
-Ya estaba aquí?
-Sí, pero ya no importa.
-Cómo lo mataste?
-Eso es lo gracioso, el muy desgraciado se lanzó al vacío, que hay antes de llegar a la Gruta helada.
-Se... Se lanzó al vacío?
-Sí.
-Por su propia cuenta?
-Así es.
-... Te aseguraste de que murió.
-Albedo, salto a un vacío de 70 metros con agua congelada en el fondo, ningún ser humano sobreviviría a eso, ya no seas tan paranoica, ya nos deshicimos de él.
-Supongo que si...
-Aquí están tus creaciones, a la final ni siquiera tuve que usarlos.
-No creas que saldrás ileso idiota, no cumpliste con matar a Diantha, ella era crucial para mi plan.
-Ya lo intentaremos en otro momento.
-Lo dices como si fuera tan fácil, sabes que, fuera de mi oficina.
-Ok, aquí están tus juguetitos. –Murmuro el hombre al dejar las PokéBalls en el escritorio y retirarse.
Luego de cerrarle la puerta en la cara, la mujer camino hasta su sillón para dejarse caer en el mirando el techo.
ESTÁS LEYENDO
El Entrenador Distante.
FanfictionTras llevar una melancólica y monótona vida, a nuestro protagonista se le da la increíble oportunidad de cambiar de mundo a uno que muchos ya conocen por ser parte de su infancia o vida cotidiana, donde empezara desde cero en un gran viaje que cambi...