Capítulo 13: El Lobo y la Dragona.

3.7K 395 147
                                    

Justo ahora en una enorme estructura bajo tierra, podemos ver a un hombre con una gran sonrisa de satisfacción, caminando por los varios pasillos bien iluminados hasta llegar a una oficina a la cual entro sin anunciarse, encontrándose con cierta mujer terminando de ponerse su ropa interior.

-Que no te enseñaron a tocar. –Pregunto con calma terminando de subir sus pantis.

Su figura no dejaba nada que desear, de tés blanca pálida por la falta de sol, unas piernas largas y torneadas seguidas de su gran cadera, vientre firme y busto de proporciones equilibradas, la mujer a pesar de su descuido personal y encierro prolongado, no perdió su complexión física. 

-Lo siento no creí que

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-Lo siento no creí que... -Articulo mirándola colocarse el sujetador. –Wow quien diría que debajo de esa bata estarías tan buena.

-Cállate idiota. Dime qué haces aquí? –Pregunto finalmente coleándose un conjunto de ropa. –Diantha está viva, por lo que algo paso allá, fue él verdad?

-Sí, ese maldito arruino todo de nuevo, pero ya no será un problema.

-A sí? Por qué?

-Está muerto.

En cuanto ella escucho esa palabra miro al hombre para acercarse a él tomándolo de la camisa.

-Está muerto?, Muerto, muerto?

-Sí, está muerto.

-Dónde está, cómo lo hiciste?

-Estaba aquí, llego a Pueblo Fresco y estaba buscando este lugar, lo seguí desde la Ciudad como pude y lo acorrale aquí.

-Ya estaba aquí?

-Sí, pero ya no importa.

-Cómo lo mataste?

-Eso es lo gracioso, el muy desgraciado se lanzó al vacío, que hay antes de llegar a la Gruta helada.

-Se... Se lanzó al vacío?

-Sí.

-Por su propia cuenta?

-Así es.

-... Te aseguraste de que murió.

-Albedo, salto a un vacío de 70 metros con agua congelada en el fondo, ningún ser humano sobreviviría a eso, ya no seas tan paranoica, ya nos deshicimos de él.

-Supongo que si...

-Aquí están tus creaciones, a la final ni siquiera tuve que usarlos.

-No creas que saldrás ileso idiota, no cumpliste con matar a Diantha, ella era crucial para mi plan.

-Ya lo intentaremos en otro momento.

-Lo dices como si fuera tan fácil, sabes que, fuera de mi oficina.

-Ok, aquí están tus juguetitos. –Murmuro el hombre al dejar las PokéBalls en el escritorio y retirarse.

Luego de cerrarle la puerta en la cara, la mujer camino hasta su sillón para dejarse caer en el mirando el techo.

El Entrenador Distante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora