CAPÍTULO 101

232 36 10
                                    


Otra vez estás arruinando todo.

Luces desgastada y acabada.

Sobresalen tus costillas.

Tus ojeras oscuras volvieron a aparecer.

Por tus idas y venidas estás haciendo que todos se alejen de ti.

¡Tan solo mírate!

¿Otra vez vas a empezar a llorar?

Eres débil.

Frágil.

Estás rota, Roseanne.

Te ves horrible.

Ni siquiera pienses en salir así hoy.

Estás gorda.

─Cállate, cállate. ─la rubia negó huyendo del espejo con prisa. Otra vez un día difícil en el que su mente comenzaba a torturarla de nuevo. Las manos le temblaron, su cuerpo se estremeció y una corriente helada la cubrió de arriba a abajo. Su respiración comenzó a cortarse y tuvo que dirigirse rápidamente a la mesa de noche en busca de los ansiolíticos. Ya no podía aguantarlo más y Rosé estaba cediendo a la vileza.

Jajajajajaja.

Loca.

Demente.

─¡E-Eso no es cierto! ─gritó viendo la pastilla color verde frente a ella. El fármaco la atraía, la llamaba, la seducía. Rosé dudo por un momento el consumirla, pues sabía que no podía hacerlo; le haría daño y su salud empeoraría de nuevo, pues en cuanto dejo de darle pecho a Haneul, los medicamentos y el alcohol se convirtieron en una enorme marea que la inundaba y su ciclo de adicción volvió a empezar. La rubia sabía que era su culpa por ser tan débil y no poder controlarlo, pero la ausencia de su gran amor era demasiado dolorosa y asfixiante, por lo que en esos medios terminó encontrando una alternativa para intentar lidiar con su mente, y su corazón por la ausencia más desconsoladora que jamás pensó sentir. ¡No puedo recaer o perderé todo mi progreso de meses! pensó la rubia mientras luchaba contra sus impulsos. Sus lágrimas no se detenían, pero a pesar de ello en un instante recordó la sonrisa de su pequeña bebita.

─¿¡Qué carajos haces!? ─bufó Jihyo dándole un manotazo en la mano izquierda y al instante la pastilla voló de su poder. La rubia se quedó sin salida y con un enorme dolor en su corazón. 

!Qué vergüenza! Eres tan deplorable que la mejor amiga de tu esposa como siempre tiene que estar resolviendo tus mierdas. 

¿La bebé aquí es Haneul, o eres tú?

─Y-Yo... ─tartamudeó llevándose las manos al cabello con frustración y bochorno. Hank comenzó a lamer sus codos y así poco a poco intento recobrar el aliento. El pequeño cachorro la miraba de una manera hermosa y al final logro articular. ─Jihyo... Y-Yo... Lo siento, lo siento, lo siento. ─la de pelo más corto cayó de rodillas al suelo en silencio y la abrazó muy fuerte. Produciéndole una sensación de tranquilidad, pues como siempre, lograba transmitirle calma al instante, pues de alguna manera verla le recordaba a la rubia a su Jisoo, y en cierta medida, quería pensar en qué su esposa la abrazaba en lugar de su amiga. 

─Ya pasó, Rosie. Estamos aquí. Tranquila. ─sus palabras fueron muy dulces y consoladoras. Frotó su espalda y la rubia la abrazo con la misma fuerza. Rosé odiaba ser tan débil y siempre necesitar de alguien más, pero lastimosamente su pasado la había convertido en alguien que necesitaba del calor y del aliento de otros para no sentirme un lastre.

─¿Qué pasó? ─hizo presencia Chewy alterada al ver la escena. Las miró con preocupación, y al instante se acercó a unirse al abrazo envolviéndolas con sus largos brazos. Al igual que antes, a Rosé le encanto sentirla también, pues le reconfortaba mucho su tacto al igual que el de Jihyo.

Gay Panic |Chaesoo| Editando.Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα