El Entrenador Distante.

Capítulo 11: Las Dos Caras De una Misma Moneda.

-Y qué nos dice que él es una mala persona? –Pregunto Arisa dejando a todos en silencio. –Digo, solo piénsenlo. Muchas personas creen que mi hijo lo es, por las cosas que ha hecho, pero ustedes que saben la verdad, saben que no es así, a eso súmenle todo los Pokémon que lo conocen y aun así simpatizan con él.

-Ella tiene razón.

-No podemos negar eso.

-Desde el punto de vista de ambas, Salomón, está haciendo lo correcto, consideran que lo que él cree es algo verdadero y algo que debe hacerse, por eso sus instinto no lo sienten como una mala persona y lo acompañan con esa razón.

-Entonces no es malo?

-Él quiere que la humanidad tenga una oportunidad, y detener nuestra destrucción inminente según su visión, él quiere salvarnos de nosotros mismos, y darnos a entender que los Pokémon no son herramientas, son amigos y familia. –Respondió Red con cara pensativa.

-Exactamente. –Apoyo Allen.

-En base a eso, hizo todo el daño hasta ahora?

-Así es, murió mucha gente, pero comparada con las otras crisis, fue un número muy bajo, trata de regrésanos a una era más simple o eso es lo que me da a entender.

-Desde ahora todo deben estar más alertas o a cualquier cosa extraña.

-Entendido.

-Hablaremos luego, cuídense.

La llamada finalizo y tanto Madre como Hijo suspiraron para verse las caras el uno al otro.

-Las cosas se arreglaran cielo sé que sí, solo debes pensar con cuidado que hacer, como y cuando.

-Gracias Má.

-Iré a prepararte algo de comer, seguro estarás hambriento. Por cierto Cielo, Loki llamo, según parece ya terminó con unas cosas que debía hacer, y que pronto vendrá por la familia para ir un tiempo a sus tierras nuevamente junto a los demás. Tal parece quiere enseñarles a todos unas cosas, y nos tiene un par de sorpresas.

-Otra razón para acabar con esto rápido.

-Sera divertido ver a las chicas de nuevo, me pregunto qué tanto habrán cambiado todas.

-Depende de cuento tiempo pasara en cada mundo, pudieron ser años, o solo días.

-Es cierto. Bien, iré a ver que te preparo.

La mayor subió, dejando a su hijo solo. Este solo respiro profundo y se sentó en su silla pensando con detenimiento en las cosas hasta ahora y así estuvo para lo que él fueron interminables minutos, rindiéndose al no tener resultados y levantándose para salir no sin antes tomar la espada que tenía en su pared.

Minutos después, Allen se encontraba en el gran jardín entre las casas, en un duelo contra su Sceptile donde ambos combatían con ataques rápidos usando sus armas.

No muy lejos de ellos, los Pokémon que observaban el encuentro con cuidado al igual que los niños de la casa.

-Papá es muy hábil.

-Dice que cuando estemos más grandes nos enseñara a usarla. Pero dijo que debía ser otra espada, al menos que su espada especial nos deje blandirla.

-La Abuela dijo que se la regaló un ser mágico y que con ella derroto a un gran demonio que quería hacer daño a mucha gente.

-Por eso Papá es genial!

Detrás de los pequeños, estaban sus Madres que al escuchar lo que decían, solo podían verses las cara a ver si la otra sabía algo.