62º CAPÍTULO: Campanas de boda.

221 18 3
                                    

Y de esa forma tan romántica fue como me pidió la mano Hugo.

Esa forma de mirarnos y que nuestras miradas se perdieran en sentimientos, que cuando le veía lo único que veía era, era paz, era amor, y en una palabra, era familia.

-Eva, nuestra relación ha superado muchos problemas, como recordaras.- empezó diciéndome Hugo mientras una sonrisa se apoderaba de su cara de niño. Nos considerábamos niños, si no, que alguien me expliqué como pude enamorarme de un chico que una noche sin conocernos hicimos el amor borrachos o ni si quiera recuerdo como fue, lo único que sé era una cosa.- Eva, desde que despierto contigo cada día, desde que desayunamos, desde que comemos, cenamos, nos besamos, cada abrazo, cada mirada, solo tengo una cosa clara.

Así era Hugo, un romántico de película, un hombre que cada persona le gustaría tener en su vida, aunque sea como hermano, era espectacular.

-Hugo, yo también siento lo mismo que tu sientes.- dije mientras me acercaba para darle un beso, cuando se apartó de mi.

-Eva.- me dijo mientras se arrodillaba a mi, me miraba con una simple sonrisa y decía esas palabras que todos alguna vez hemos soñado escuchar con la persona indicada.- ¿Quieres casarte conmigo?

Y ahora es cuando me decís. ¡¡¡¿Qué?!!! Pues como decía, estaba en un avión con destino a Nueva York, y aunque íbamos a visitar a la madre de Hugo que se mudo hace unos dos meses por el trabajo de su marido, me moría de ganas de compartir un viaje con mi niño y mi futuro marido. Buah, futuro marido, que bien suena.

La primera palabra de mini Hugo fue papá. Recuerdo aquel momento como si fuera ayer, ese momento cuando estábamos tomando el sol en nuestro jardín y Hugo le hacía cosquillas en la barriga a Huguito y de repente sus labios pronunciaron y dijeron un simple:

-Papá.

Hugo se emocionó demasiado y yo me puse demasiado celosa. ¿Tío, por que no mamá?

Tan solo ver lo contento que estaba Hugo me valió para que una lágrima de felicidad saliera de mi ojo y sonriera. Recuerdo cuando Hugo se acercó a mi y me dio un beso y repitió la palabra una y otra vez:

-Papá, ha dicho papá.- dijo mirándome y llorando de felicidad mientras me abrazaba.

-Amor, te lo mereces.- dije mientras le besaba.

¿Quién me diría que fuera ahora mismo la mujer más feliz del mundo?

En dos horas ya estábamos en Nueva York en el aeropuerto.

-Hugo amor, hay que ir a por las maletas.- le dije mientras sostenía una mochila que llevábamos a parte de las dos maletas.

-Si amor, hagamos una cosa. Mi madre está fuera con su marido, iros para allá y en cinco minutos estoy allí, te amo.- dijo mientras nos dimos un beso y me alejaba.

Lo que nunca me imaginaba es que, un simple "cinco minutos y estoy allí" me quitaría una de las cosas más importantes de mi vida, Hugo. 

Aquella Noche- Una vida contigo❤️‍🩹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora