40º CAPÍTULO: ¿Vivir juntos?

620 38 4
                                    

-¿Cómo que casa? -pregunté sorprendida. No era una casa normal y corriente. Era una mansión. Vale vale, os explico. La casa era grandísima, era blanca con grandes cristaleras. Desde fuera se veía que había una gran piscina, unos 3 pisos, demasiado bonita. Esto no era como una película, libro o sueño. Era algo más que eso. Era grandísima. Vamos deciros que era una mansión.

-Si, una casa. No vais a tener al bebé para arriba y para abajo hombre. Y no empeceís con que no lo aceptais porque esto no es para vosotros, si no para mi nieto. 

-Mamá, Juan, os habeis pasado.

-Anda, anda. Escucha a tu madre, esto es para nuestro nieto. -dice Juan. Juan era como otro padre para Hugo, y para Juan era Hugo su hijo. Era una relación demasiado bonita.

-Gracias joder. -digo gritando y abrazando a Juan y Ana de alegría. -De verdad os habeis pasado, esto es imposible de manejar solos. 

-Quien a dicho solos. -dice Juan. 

-Esperate que todavia nos han adoptado un perro. -dice Hugo flipando y mirando de arriba a abajo la casa. 

-No no, perros no. Pero os explico, entremos a vuestra casa y hablamos  mejor que aquí pasando calor. 

Ana me dio un beso en la mejilla y puso su mano en mi hombro. Hugo para estas cosas era como  un niño chico. Estaba corriendo a  entrar a la casa. Juan estaba riendose de Hugo.

-Pero bueno, entra con las llaves de vuestra casa. -dice Juan sacando de su bolsillo dos llaves. -He puesto dos llaves para ti y para Eva. 

Nos acercamos a la puerta. Estaba todo lleno de flores. Era imposible vivir yo aquí. Como me ocuparía en esta casa de todo. Es que no exagero era super super bonita. Yo en mis sueños de pequeña soñé con una casa así de grande con un cochazo, que bueno este que tenía Hugo no era un gran coche que digamos. Pero madre mía esta casa es demasiado. Hugo abrió la puerta cuando llegamos y entramos al recibidor de la casa. Había unos pequeños armarios para dejar los zapatos y había un montón de cuadros modernos. Andamos unos 20 cm cuando vimos que había dos personas en la casa.

-Bueno chicos, esta es Miriam, vuestra cocinera y está, Amaia, la limpiadora. -dice Ana mirándonos a Hugo y a mi y sonriendo a esas dos señoras.

-Mamá, te dije que no. -dice Hugo en voz baja para que no se escuchará.

-Hugo shh. -dice Juan.

-Bueno, esto es demasiado Ana. Siempre soñé con vivir en una casa asi pero es que esto es más que una casa. -digo dando vueltas mientras miro la casa.

Es que no exagero. Podía ver la gran cocina que era negra, con una mesa y sillas. También podía ver el gran sofá que teníamos para ver la tele, que por cierto la tele era enorme.

-¿Podemos Eva y yo mirar la casa? -dice Hugo.

-Si claro, nosotros tenemos que discutir dos cosillas con Miriam y Amaia. -dice Juan.

Hugo me dio la mano y nos fuimos arriba por unas escaleras que se veían. Eran super bonitas, de cristal y de color madera blanca. Nos encerramos en una de las mil habitantes y empezamos a hablar sobre el tema este.

-Hugo. Esto deberían de haberlo hablado conmigo y contigo. Cómo vamos a vivir aquí los dos solos.

-Eva, solos no. Esta Miriam, Amaia, el bebé tú y yo. Además de veces en cuando vendrán tus padres.

Aquella Noche- Una vida contigo❤️‍🩹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora