Pov Alice
— ¿Qué vais a hacer ahora, vosotros tres?— Preguntó mi salmón, cansada de tanto andar.
Habíamos salido fuera, y por fin subimos la colina hasta la montaña. Saliendo de una vez por todas, del radio de la aldea. Bien la caseta donde nos habíamos puesto a hablar era fuera de Konoha, mas todavía era peligroso si a alguien le daba por pasar por ahí.
Aun así, por suerte ya estábamos lo suficiente alejados. Y, por extraño o no que me pareciese, Sasuke ahora estaba aquí por su hermano.
Mas se había apartado y escondido en otro lugar, para que mi pelirrojo y mi rubio no lo pudiesen llegar a ver.
— Creo que...— Habló Dei-chan, pensativo— . Será mejor que vayamos a la base, ya que el líder ordenó la retirada.
Miré al pelirrojo, interrogativa. Él me devolvió la mirada.
— Sería lo mejor, sí— Respondió el de la arena, yo entrecerré los ojos y lo observé tranquilamente— . Deberíamos de ir cuanto antes, ya que seguro tendrá algo que decir.
— Tienes razón...— Afirmé, con un suspiro— . Está bien, pues nosotras iremos después.
— ¿Después?— Inquirió el marionetista, lo miré con una pequeña sonrisa— ¿No vienes?
— Eso, Shiro— Habló ahora el rubio, con una ceja alzada— . ¿No vas a venir también? Después de la retirada él querrá hablar.
— ¡Dejadla respirar, chicos!— rió una coqueta Maica, haciéndoles señas. Se acercó a ellos y se cruzó de brazos— ¿No es solo vuestra, sabéis? Aunque queráis...
Le tapé la boca a Mai, prohibiendo que hablase más de la cuenta.
Carraspeé.
— Sé que me echaréis de menos, pero tenemos que hacer una cosa antes de ir— Expliqué.
— ¿Y esa cosa es...?
— Te lo explicaré cuando llegue de nuevo con vosotros, pelirrojo— Le guiñé un ojo. Posteriormente, vi cómo Deidara me miraba con mal humor— A ti también te contaré lo que ocurre, Dei-chan.
Hizo un gesto con la cabeza. Y en cuanto le quité la mano a Maica, ella pegó una gran bocanada de aire.
— ¡Casi me matas!— Me reprochó mi amiga. Yo sólo rodé os ojos.
— Eso espero, eh.
— Qué sí, qué sí— Le resté importancia— . No creo que tardemos, pero avisadme si ocurre cualquier cosa, ¿Está bien?
— Bien, lo haré— Me contestó Sasori— Avísame tú también para cualquier cosa.
Asentí.
— Nos vemos, chicos.
***** ***** ***** *****
...
Bufé.
Me crují los dedos y me coloqué mejor mi trenza, mirando la puesta de sol que se estaba poniendo justo ante mis ojos.
— ¡Ya puedes salir, amado mío!— Gritó Maica a Sasuke, quien estaba recargado detrás de un árbol.
Miré hacia ellos y vi salir al pequeño Uchiha, con sus compañeros de Taka. Iban vestidos con una capa negra, y Karin no hacía más que mirar a mi mejor amiga como si ella fuera un bicho.
Fruncí el ceño por ello.
— ¿Me has echado de menos, Sasukecito? — Le preguntó, una vez que él se puso a su lado.
Pero el nombrado sólo se limitó a observarla con seriedad, sin decir ni una palabra.
La ojimiel ladeó la cabeza.
— Si me miras así no me controlaré, aviso— Le sonrió con picardía. Yo negué con la cabeza; Mi amiga no tenía remedio— ¿O quizás es lo que quieres, querido?
— ¿¡Cómo que Sasukecito!?— Se ofendió la pelirroja, acercándose a mi amiga.
— No grites, Karin— Se quejó el azabache, con una mueca. Al fin, habló.
— Eso, no te interpongas en nuestro apasionado y romántico amor de novela— Contestó, ahora sonriendo a la chica.
Karin gruñó.
Maica rió, llevándose las manos a su abdomen por la risa que tenía. Le guiñó un ojo al Uchiha e ignorando a la Uzumaki, se me acercó.
— Lo tengo enamorado— Me aseguró.
— No lo pongo en duda...— Asentí, irónica.
Mi amiga me sonrió también con sarcasmo, y vio como me levantaba de la roca en la que estaba sentada. Apreté un poco el puño al sentir un dolor en mi pierna derecha, pero hice caso omiso.
Me giré a mirarlos a todos, pero fruncí el ceño al ver algo más al frente.
— Viene alguien— Dijo Itachi, sacándose de una vez la máscara de ANBU.
Me giré hacia él, extrañada y un poco inquieta por que nos viesen ahí.
— ¿Quién?
— No estoy seguro, pero sería mejor que no nos vieran— Contestó. Con frialdad volví a mirar hacia adelante, por si podía verlos— . El único camino es por donde ellos vienen.
Cogí aire.
— A nosotras no nos conoce casi nadie, poca gente sabe que la organización tiene más chicas— Expresé, mirándolo con severidad.
Él me entendió al momento.
— Entonces vosotras dos seguid hacia adelante, nosotros nos esconderemos— Asentí, expectante. El Uchiha miró a su hermano y sus compañeros, también serio— . Cambiaos las capas, así ellas tendrán las negras y pasarán más desapercibidas.
— ¿Nos ponemos las de Akatsuki, entonces?— Preguntó Suigetsu. Itachi asintió— Está bien...
El albino se acercó a mí y se sacó la capa, haciendo yo lo mismo en el proceso. Intercambiamos nuestra ropa y me coloqué bien la negra. Me iba un poco grande, pero serviría.
Sasuke se desvistió en cuanto cerró los ojos con tranquilidad y le entregó la capa a mi amiga, abriéndolos con mesura.
— Toma.
— Oh...— Sonrió la de cabello corto— . Gracias, amor.
Él simplemente se limitó a asentir.
En cuanto se la puso bien, todos seguimos haciendo nuestros respectivos papeles; Itachi junto a su hermano y equipo, se escondieron en algún lugar.
Miré de soslayo al azabache de cabello largo, quien me di cuenta, que también hacía lo mismo. Ambos hicimos una seña. Entonces, Maica y yo empezamos a caminar tranquilamente hacia adelante.
Sabía que Itachi sería capaz de guardar su rastro, y conocía este lugar bien. Seguiría al igual que nosotras por otro camino que nos tuviera a la vista hasta que aquellos se fueran.
Ladeé la cabeza, entornando los ojos para ver quiénes eran.
Pero apreté el puño cuando mi mente los recordó.
— Mai— La llamé. Ésta me miró curiosa— . Tú sigue hacia adelante, no nos paremos.
Miró hacia adelante.
— Sí, los he visto— Admitió— . Estaré preparada para cualquier cosa.
Metí una mano por debajo de la capa, dejando la manga al aire. Rocé la empuñadura de mi katana y seguí caminando, con mi mismo rostro de siempre.
Poco a poco, las voces de aquellos dos se escuchaban cada vez más fuertes. Y la nitidez de su cuerpo se hacía más palpable ante nuestros ojos.
— ¡Algún día acabaré contigo, te lo prometo! — Escuchamos decir.
Nos mantuvimos calladas, y seguimos.
Pasaron dos minutos hasta que los tuvimos casi al frente, mas no nos detuvimos. Ellos seguían discutiendo, ni nos miraron, pero... Sabía que obviamente, se habían dado cuenta de que estábamos pasando por su lado.
Cuando ya los pasamos y estaban a nuestras espaldas, los miré de reojo. Aunque no me giré.
— Perdonad, vosotras...
Cerré los ojos y ladeé la cabeza, todavía sin girarme; No iba a sacar la espada todavía, a no ser que estuviera segura de que sabían quiénes éramos.
Vi como a mi amiga se le tensaba el cuerpo, pero me giré antes que ella para mirarlo con impasibilidad.
Y ahí los vi, cerca.
Se me quedó mirando con una ceja alzada. Lo imité, también haciendo lo mismo con la mía.
Nos quedamos callados todos unos minutos, hasta que empezó a hablar.
— ¿A que si tiras una pelota a la pared cabe la posibilidad de que rebote contra ti?— Me preguntó.
Qué.
Mi amiga y yo parpadeamos varias veces, desconcertadas. Ahí fue cuando Mai se giró y por fin los miró cara a cara.
Bajé un poco el mentón, sin comprender.
— Eh...¿Perdona?
— ¡Omoi, déjalas!— Le gritó Karui, para después pegarle un puñetazo en la espalda. El chico se quejó del dolor— ¿¡No ves que las estás asustando!?
La salmón y yo compartimos miradas cómplices, sin poder creérnoslo.
— ¡Para nada!— Rechistó el moreno de la piruleta en la boca. Nos observó— ¿A que no os he asustado?
Negué con la cabeza.
— ¿¡Ves!?
Samui, la rubia de cabello corto con los grandes pechos, suspiró agotada por sus dos compañeros y se nos quedó observando.
— Disculpad, siempre son así— Bufó, sin mucha gracia. Mi amiga sonrió— . Espero no haberos molestado...
— No lo habéis hecho.
Asintió, seria. Mas Omoi y Karui, nos prestaron más atención.
— ¿Y... De dónde sois?— Nos preguntó el albino.
— ¡Omoi, para!— Volvió a decir la pelirroja, malhumorada.
El nombrado hizo un puchero, cruzándose de brazos.
— Pero es que son guapas...
— ¡Gracias!— Sonrió mi amiga. Yo simplemente me mantuve en silencio, observando.
— Vamos, hay que irnos rápido— Apremió la rubia— . No hay tiempo para esto, nos están esperando en la aldea.
Ella nos hizo una pequeña reverencia en forma de respeto y tanto Mai como yo, lo hicimos por igual.
— Con vuestro permiso— Dijo, empezando a dar pasos hacia adelante.
Me reincorporé, con un vago sentimiento en mí. Ya un poco más lejos, el albino y la pelirroja se giraron a mirarnos.
Entrecerré los ojos, reservada.
— ¡Sí!— Y con un guiño, el chico se fue marchando hasta acercarse a su compañera. Nos despidió con la mano, junto a ella— ¡Adiós!
Sin sorprenderme ni extrañarme, la ojimiel no paraba de mover la mano de un lado a otro para corresponderles, con entusiasmo.
En cuanto se giraron, dejó salir un gran suspiro de alivio. Como si lo hubiera estado conteniendo todo el rato.
— No puede ser...— Murmuró, preocupada.
Joder, ¿Qué ha hecho ya él?
— Hay que moverse— Articulé, algo hostil. Sabía por qué estaban aquí y me molestaba— . Tenemos que avisarles rápido.
Ella tragó en seco.
— El Raikage y toda Kumogakure van a por Sasuke...
***** ***** ***** *****
...
— ¡¿No te podías quedar quieto?!— Exclamé, mientras estaba recargada en una silla.
Al fin habíamos llegado hasta la base, y simplemente le dije a Maica que nos lo callásemos hasta que estuviéramos en la cueva de los Uchiha.
Y ahora ya estábamos.
— Yuki, cálmate...— Me dijo mi amiga.
— ¿Qué me calme?— Ironicé. Señalé a Sasuke— Díselo a él, que es quien ha ido a por Killer Bee y ahora su hermano quiere venganza por ello.
— Me da igual que vengan a por mí— Gruñó él. Yo lo miré mal.
— A mí no me da igual— Contestó Itachi, severo. Suspiró— . Ha sido un error, ahora estás en la mira de todos.
— ¿Ha sido Tobi?— Pregunté, más fría que antes, si cabía. El pequeño Uchiha me miró con hostilidad— ¿O ha sido tu increíble cabeza la que ha querido unirse a la base y hacer algo?
Suigetsu hizo una mueca y se puso las manos detrás de la cabeza.
— En realidad ha sido elección nuestra...— Expresó. Lo miré con frialdad.
— Quiero más poder para poder derrotar a Danzō— Musitó el pequeño Uchiha, bastante serio— . Lo necesito para poder destrozarle. Y Madara puede dármelo, por eso lo hice.
Me masajeé las sienes, intentando calmarme y ser más paciente.
No me sorprende, más bien ya me lo esperaba y contaba con ello. Pero...Tendré que hablar con Obito más tarde.
— Pero Sasuke...— Habló la salmón— Hay otras maneras, ahora no pararán hasta encontrarte. Quién sabe qué otros países acepten ese tratado.
— ¿Y qué?— Frunció el ceño— No voy a descansar hasta que él esté muerto, Misaki.
Bufé y salí del cuarto, con la esperanza de que mi amiga pudiera hacerle entrar en razón o que al menos calmase esa estúpida cabeza tan movida que tenía.
Cerré la puerta y me recargué en ella, cerrando los ojos para irme del mundo unos breves segundos.
Me mordí el labio y me toqué la frente.
— Te veo fatigada, pequeña.
Alcé la mirada, lentamente.
— Me pregunto por qué será, Obito— Pronuncié.
Escuché su risa arrogante y vi que se acercaba más a mí, mas no me moví porque no tenía espacio para hacerlo.
— Podrían ser diversos factores— Dijo, con cinismo— . Como lo de Konoha, o lo que Sasuke está tratando de hacer...Dime, ¿Cuál de ellos es?
Sonreí, falsamente. Pero me esmeré en que lo notase.
— ¿De quién es la culpa de lo de Sasuke, eh?— Interrogué, a la defensiva.
Recargó un brazo a mi lado, y acercó la máscara.
— No le he obligado a nada— Habló, tranquilo. Pero después, por su tono de voz, juraría que hizo una sonrisa maligna— . Además...Tú juegas tus cartas, y yo las mías.
— Me he dado cuenta.
Ladeó la cabeza, observándome por el agujero que tenía.
— Deseas que cambie de opinión, pero...No está resultando— Me susurró— . Y no olvides que tienes que devolverme algo...
Sonreí con prepotencia.
— ¿Oh, estás seguro que no estoy dando frutos?— Expresé, cruzándome de brazos— Admite que sí. Y sé que los dos tenemos planes diferentes, y seguirás pensando en manipulaciones y esas cosas que hacen los malos, pero Obito...Hago pasos gigantes. Y me estoy asegurando de que en ti también, pequeño— Contraataqué.
Se separó un poco la máscara y se acercó a mí, pero se paró justo para demostrarme una mueca ladina.
— Seguiremos viéndolo...
Y sin más, se la volvió a colocar y se marchó de allí. Estuve observando su espalda hasta que desapareció por el pasillo, y después suspiré con algo de desazón.
Me coloqué bien el cabello y abrí la puerta para volver a entrar. El único que se dio cuenta de que volví ahí fue Itachi, porque Sasuke y Maica seguían discutiendo. Aunque a diferencia de él y yo, ellos dos lo hacían con la voz baja. '
— Pero si ni siquiera era el verdadero, Sasuke— Habló mi amiga, acercándose a él— . Sólo era un tentáculo.
Se cruzó de brazos.
— Bien, pero nuestro trato ya se ha zanjado— Contestó— . He hecho mi parte.
Bitch, staph.
— Bueno, todo esto sólo ha demostrado que el cabrón de Danzō se habrá hecho Hokage o al menos, lo estará intentando— Dije. Ahora todos me miraron.
Al pequeño Uchiha le entró una rabia desmesurada, pero contenida. Ya que arrugó su kimono al apretar su brazo del odio que sentía en ese momento.
Maica bajó la mirada.
— Ese malnacido no puede seguir vivo— Articuló el azabache.
— Estoy de acuerdo— Asentí. Me miraron sorprendidos— . Por eso Misaki y yo te ayudaremos a matarlo.
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Y aquí lo tenéis. Como siempre digo (y no me canso :v) , espero que os guste y lo disfrutéis.
Bueno, sí. ¿Os esperabais que mientras los demás estaban en Konoha evitando la masacre, Obito, Sasuke y Taka aprovechasen para intentar secuestrar a Killer Bee? Uy, sí. Vais a ver xdd Pero tanto Maica como Alice, están dispuestas a ayudar a Sasuke a matar a Danzo.
Ahora que los de la aldea de la nube están en Konoha y el hermano de Bee quiere la cabeza de Sasuke, ¿Qué ocurrirá? Y Ali aceptase matar de una vez a Danzo... ¿Qué harán? ¿Qué pasará con todo eso o qué queréis que pase? Cabe decir también que sí, hace falta otra charla con Nagato, y por eso Deidara y Sasori se han adelantado.
¿Qué tendrá que decir? Esto se va a desfasaar :V Nah. (o sí). Espero vuestros comentarios y todo lo que se os pase por la mente, lo estaré esperando con gusto e.e
Hasta la próxima.