ARDER EN LIBERTAD

By ElizabethBermudez156

219K 9.7K 475

"Besar su piel me sabía a vida, en sus manos alcanzar el cielo y encontrar libertad." Jessica Giovanna Blosso... More

DEDICATORIA.
UNO.
DOS.
TRES.
CUATRO.
CINCO.
SEIS.
SIETE.
OCHO.
NUEVE.
DIEZ.
ONCE.
DOCE.
TRECE.
CATORCE.
QUINCE.
DIECISEÍS.
DIECISIETE.
DIECIOCHO.
DIECINUEVE
VEINTE.
VEINTIUNO.
VEINTIDOS.
VEINTITRES.
VEINTICUATRO.
VEINTICINCO.
VEINTISEIS.
VEINTISIETE.
VEINTIOCHO.
VEINTINUEVE.
TREINTA.
TREINTA Y UNO.
TREINTA Y DOS.
TREINTA Y TRES.
TREINTA Y CUATRO.
TREINTA Y CINCO.
TREINTA Y SEIS.
TREINTA Y SIETE.
TREINTA Y OCHO.
TREINTA Y NUEVE.
CUARENTA.
CUARENTA Y UNO.
CUARENTA Y DOS
CUARENTA Y TRES.
CUARENTA Y CUATRO.
CUARENTA Y CINCO.
CUARENTA Y SEIS.
CUARENTA Y SIETE.
CUARENTA Y OCHO.
CUARENTA Y NUEVE.
CINCUENTA
CINCUENTA Y UNO.
CINCUENTA Y DOS.
CINCUENTA Y TRES.
CINCUENTA Y CUATRO.
CINCUENTA Y CINCO
CINCUENTA Y SEIS.
CINCUENTA Y SIETE.
CINCUENTA Y OCHO.
CINCUENTA Y NUEVE.
SESENTA.
SESENTA Y UNO.
SESENTA Y TRES.
SESENTA Y CUATRO.
SESENTA Y CINCO.
SESENTA Y SEIS.
SESENTA Y SIETE.
SESENTA Y OCHO.
SESENTA Y NUEVE.
SETENTA.
SETENTA Y UNO.
SETENTA Y DOS.
SETENTA Y TRES.
SETENTA Y CUATRO.
SETENTA Y CINCO.
SETENTA Y SEIS.
SETENTA Y SIETE.
SETENTA Y OCHO.
SETENTA Y NUEVE.
OCHENTA.
OCHENTA Y UNO.
OCHENTA Y DOS.
OCHENTA Y TRES.
OCHENTA Y CUATRO.
PENÚLTIMO CAPÍTULO.
ULTIMO CAPÍTULO.
EPILOGO.
Agradecimientos y Nueva temporada!

SESENTA Y DOS.

2.1K 93 5
By ElizabethBermudez156

10:45 a.m.

Besos suaves esparcidos en mi espalda me sacaron del sueño poco a poco. Al abrir mis ojos no pude evitar sonreír mucho. Estaba en su cama. Nada de lo que había disfrutado había sido un sueño.

—Despierta nena... —Lo oí, entre besos.

—Quiero... Quiero seguir durmiendo. —Emití riendo silenciosamente, disfrutando de su cariño.

Su boca subió hasta acercarse a mi oído. Presioné fuertemente mis ojos.

—Suficiente. Arriba. —Ordenó. Di un respingo.

—De ese modo jamás lograrás sacarme de la cama. —Aunque me había encantado.

—¿Y de qué modo prefieres? —Me preguntó, riendo, haciendo mi cabello a un lado. Besó mi cuello de un modo ardiente. Largué una carcajada sintiendo cosquillas. Él se detuvo.

—Es que estoy muy cansada, no puedo levantarme. —No sentía mis piernas.

—Lo sé, amor. Pero hay que volver a casa. —Respiró profundo. Sus manos deslizaron caricias por mi piel recorriendo mi espalda con calma. Me sentí en el paraíso.

—¡Tienes una contractura, Jessica! Eres muy joven. —Exclamó de pronto, entre risas. Me reincorporé, estúpidamente intentando mirar. Él me hizo sentirla.

—¿Estás diciéndome que por ser joven no puedo estresarme? —Indagué en reproche. Él soltó una risita.

—Tienes razón, golpéame. —Aceptó, riendo. Mi mano no llegaba a él. Suspiré con resignación, haciéndolo reír.

Su mano recorrió suavemente con poco presión por ese lugar haciéndome sentir un placer increíble, y en pocos minutos, sin poder evitarlo, volví a dormirme.

—Jessica. —Me despertó. Me quejé. Lo oí suspirar. Entonces sentí su cabeza sobre mi culo, luego su mano que presionó mi carne y entonces una gran mordida en mi piel tomando una gran proporción de mí.

—¡Harry! —Chillé, explotando en risas. Lo miré con incredulidad. Mirándome, aún con un pedazo de mi en su boca me soltó, y sonrió con inocencia, dejándome un beso.

Estupefacta sin poder creerlo continué riendo.

—No tienes idea cuando deseé hacerlo. —Me lo dijo serio, y en serio, haciéndome reír aún más. Apoyé mi cabeza en la almohada, sintiéndolo de nuevo. Luego de un momento me quise reincorporar, él lo hizo también para que yo pudiera hacerlo, pero no tenía la camisa.

—¿Dónde está tu camisa, Harry? La tenía puesta anoche. —Le pregunté. Tomé la sabana para cubrirme y así volteé. Sonrió. Lo vi sentado a mi lado únicamente con un bóxer.

—¿Te vestiste con ella anoche? —

Asentí.

—Tuve que levantarme. —

Él asintió. —No te sentí. —Susurró. 

Me observó. Su mirada, ahora seria cargando una expresión dura, me recorrió. Sus ojos se profundizaron en mí.

—¿Qué sucede? —Le pregunté. Me miraba de una forma extraña. Él se mantuvo inmóvil, sabía que me había oído, sin embargo, permaneció así, mirándome de esa manera, sin responderme. —Detente. —Le dije. —¿Qué sucede? —Me reincorporé asustada, sosteniendo la sabana en mi pecho.

Entonces sonrió, haciéndome dar un respingo, me dejé caer en la cama.

—Eres tan preciosa hasta cuando acabas de tener todo un día y una noche agotadora sin dormir lo suficiente. —Me observó. —Eres lo más hermoso que vi en mi vida entera. —Murmuró, impresionado.

Soltando una risa me levanté a abrazarlo y atraerlo a mí para caer en la cama, aunque la sabana se haya caído. 

—Te amo demasiado Harry. —Le dije, besando sus labios. Él sonrió mucho.

Sobre mí lucía impresionante. 

Su pulgar acarició mi pómulo y luego se deslizó a mi labio. Me besó brevemente.

—¿Cómo te sientes? ¿Te duele? —Murmuró con cuidado.

—Nadita. Estoy bien —Besé una vez más sus labios. Él asintió, y al mirar mi cuerpo bajo el suyo sonrió con malicia, intentó reincorporarse, pero yo lo obligué a que se mantuviera contra mí para que no viera nada. Intentó apartarse con todas sus fuerzas, pero mis brazos tras su cuello se aferraron con más fuerza. Solté un grito, haciéndolo reír.

Harry besó mi cuello haciéndome cosquillas. Grité y chillé, aturdiéndolo antes de que mis brazos perdieran la fuerza.

Él bajó la cabeza, cubriendo sus oídos. Reí aún más. Y cuando aflojé mis brazos él se reincorporó de golpe haciéndome gritar y cubrirme. Su cara fue directo a mis pechos, pero de un solo movimiento lo aparté, arrojándolo al suelo. Me cubrí riéndome a carcajadas, sin poder creerlo. Harry desde el piso no aguantó y rompió en risas también. Me senté sin poder más, él desde el suelo lucía aún increíble, pero adolorido.

Se levantó con dolor. Allí, en el suelo, encontré la bendita camisa así que con rapidez la vestí.

Se arrojó sobre mí, sin piedad.

—¡Harry! ¡No respiro! —Me quejé. —¡Pierce! ¡Mi asma! —Exageré.

—Anoche respirabas bien. —Alardeó, dándome una miradita. Solté una carcajada.

—Eres un tonto. —Él sonrió besándome.

—Ayer hablé con tu padre. —Soltó de pronto. La risa me quedó atascada en la garganta. Presioné mis labios. Lo aparté, él se recostó a mi lado, mirándome, pero yo me reincorporé hasta sentarme frente a él, dejando toda mi atención en lo que tuviera que decir.

Él se reacomodó en la cama, dejando su mirada en el techo. Sus manos se enlazaron sobre su pecho.

—Me dijo que vio las noticias. —Continuó, y esta vez deteniéndose para mirarme.

Tragué con dificultad y me arrojé hacia atrás con frustración.

—Está muy orgulloso de ti. —Su comentario me hizo volver a levantarme y mirarlo, soltando una risa incrédula.

—Si, te creeré eso, Harry. —Ironicé.

—Hablo en serio. Omitiré la parte en donde estaba completamente desilusionado y molesto por su ex querido amigo.

—Espera, ¿Qué? —Lo detuve, atónita. —¿Orgulloso? ¿Él dijo eso? —Harry asintió repetidas veces. —Me refiero a que... ¿estás seguro? Quizás eso te pareció a ti. ¿es lo que tú interpretaste o son sus palabras textuales? —

—Eso dijo él, nena. —Sonrió. Es imposible. —Te vio por cadena nacional al salir del juicio.

—¿Lo anterior no? —Pregunté.

—Luego del juicio pasaron por el canal una recopilación de todas las veces en la que te filmaron a ti al entrar al hospital, salir y hablar con las personas afectadas. Luego simplemente llamó al abogado y él confirmó todo esto, asegurándole que hiciste un excelente trabajo, incluso más que excelente. Luego me llamó a mí.

—Pero... —Susurré. —¿y qué piensa de Bruno? —

—Aquí entra entonces lo complicado... Él supone que no fue Bruno quien estuvo en su puesto porque aún estaba en Londres, pero, como en el juicio lo firmaron junto a ti cree que ahora será él quien retome el trabajo que estuviste haciendo sola. —Me explicó. Analicé eso unos segundos y luego suspiré, cubriéndome el rostro con mis manos. —Pero no te preocupes. —Quitó las manos de mi cara para mirarme.

—¿Qué no me preocupes dices?

—Él no tiene la mínima idea del gran trabajo que hiciste, cuando sepa la verdad quizás se enoje con Bruno, quizás no, pero no desvalorará todo el trabajo que tú pusiste en su Hospital Jessica.

—A veces creo que mis expectativas, aunque no quiera, son muy altas. Quiero creer que él estará orgulloso y sabrá que no soy la misma a quien dejó aquí, yo sé quién soy ahora y también quiero que él lo note... —Confesé. —Pero a su vez, recuerdo que tiene que saber lo nuestro, y entonces todo aquello desaparece. Se decepcionará aún más. —Noté como respiraba profundo, al mirarlo él mantenía sus ojos cerrados.

—Sé que dolerá y nos dolerá muchísimo, pero valdrá la pena... Sé que valdrá la pena. —Sus ojos se abrieron, pude percibir cuanto esto lo aturdía.

—Te duele... —Musité. —No tengas culpa por lo que sientes, sino en aquel momento dejarás ir todo, no podrás con la culpa. Y me dejarás. —Liberé, con angustia.

—No te dejaré. —Me miró con firmeza. —Pero es mi amigo, por supuesto que duele, lo quiero tanto como a un padre. Definitivamente no quiero perderlo. —Expuso, afligido. —Mi padre es una de las razones por la cual quise y decidí estar lejos, llegué a aquí y Christian hizo más conmigo que cualquier otra persona desde el momento que él, personalmente, me tomó como un recién residente en su hospital. En realidad no llegaba a serlo aún. Simplemente vio en mí mucho más de lo que yo me creí capaz. —Esbozó una débil sonrisa. —Conocer, actuar, y lograr. Aquellas fueron sus palabras para describir mi forma de trabajo. —

Hizo una pausa para tomar una bocanada de aire y exhaló con lentitud.

—¿Por eso eres un doctor tan joven? ¿Te dio permitió el ingreso al hospital antes de tiempo? —Pregunté en casi susurro.

El asintió con una leve sonrisa.

—Mi título ya lo tengo por si eso preguntas. —Soltó una pequeña risa. —Pero tu padre me enseñó, perfeccionó y ayudó en todo. Lo que tengo es gracias a él. —Me miró una vez más. —Lo admiro y lo aprecio demasiado, como no tienes idea.

Mi estómago y garganta se cerró y aquella molestia de hambre se transformó en un gran malestar de culpa.

No podía hacerles eso. Ahora me sentía pésimo, me sentí horrible saber que les quitaría esa amistad si él apostaba por mí, ese cariño que sentían por el otro, incluso con solo saber que me interpuse de la peor manera entre ellos me dejó abrumada.

Jamás creí que pudiera sentir esa angustia por amarlo tanto.

Harry levantó mi mentón para que lo mirara, pero lo aparté.

—Amor. —Me dijo, obligándome a que lo mirara. —No hay nada que lamentar y tú misma me lo dijiste. Esto pasó porque tenía que pasar. Enamorarnos de esta manera no estaba en nuestros planes, y sabiendo que se siente tan increíble no podemos tomarlo como una tragedia, y mucho menos cuando nos hace sentir tan bien. No me arrepiento de haber permitido que todo esto comenzara a suceder, lo volvería a elegir. Volvería elegir conocerte más, y enamorarme de ti mil veces si tuviera que hacerlo.

Exhalé. Acaricié su mano, perdida en mi mente. Luego de un momento lo miré.

—No puedo hacer eso. —Susurré, él suspiró, negando. —Quizás entre ustedes jamás vuelva a ser como lo era antes. ¿Estás seguro que quieres continuar con esto Harry? ¿Valgo la pena? —

Él me besó, y lo hizo con magia, con libertad. Una arrasadora sensación de hacerme sentir viva.

Caímos a la cama y me acurrucó en sus brazos haciéndome sentir pequeña en ellos. Respiré profundo, sintiendo el calor de su piel.

—Amarte fue lo mejor que me pasó en la vida, Jessica. —Lo oí decirme. 

Permanecimos en silencio un instante antes de que él volviera a hablar.

—Hasta hiciste perfecta mi primera vez. —Prosiguió él. Presioné mis labios, evitando reír.

—¿Que? —

—La gente tiene sexo todo el tiempo.... —Emitió. —No necesitas amar para estar con alguien, esa ley la apliqué toda mi vida. Pero entonces... —Él soltó una risita, apartando la mirada.

—Dime. —Me quejé.

—Mi yo de años atrás no puede creer que diré esto. —Me dijo riendo. —Pero entonces apareciste tú, y fue la sensación más maravillosa que experimenté en mi vida. Porque te amo y todo lo que siempre sentí, contigo fue aún más... fuerte. No era solo una sensación, fue un sentimiento dentro de mi pecho que latía con fuerzas. Jamás sentí mi corazón a punto de estallar y mi alma desprenderse de mi cuerpo al sentir una mano en mi cuerpo. Jamás sentí el mundo girar de esa forma al besar a alguien. Jamás mi cuerpo se encendió por desear probar unos labios, Jamás me volví loco con sentir el corazón de alguien más, ni que al mirar sus ojos me haga sentir tan afortunado. Jamás un cuerpo me hizo perder la cordura, ni que el cariño de esa persona sea del que dependo cada día. —Soltó una risa, maravillado de lo que confesaba y sentía —Jessica, jamás tener sexo con una persona apagó mi mente y me hizo sentir más de lo que alguna vez sentí. —

Sentí miedo más de una vez haber hecho algo mal, o el que quizás el no hubiera sentido lo mismo que yo por tener mayor experiencia, y ahora, mirando sus ojos llenos de genuinidad exponiendo su corazón frente a mi me llenó alivio, me sentí aún más feliz de saber que estaba en lo correcto al interpretar de la forma que lo hice todo lo que sentí en su cuerpo y sus besos la noche anterior.

Me acurruqué aún más, sonriendo tanto que solté una risita de felicidad.

—Espera. —Me aparté. Fingí tomar algo del suelo y entregárselo. —Aquí tienes tu óscar. —Bromeé. Él soltó una carcajada.

—Lo digo muy en serio.

—Te creo. —Sonreí. —Si no te conociera lo hubiera puesto en duda, a cualquier mujer sentimental y romántica le hubiera encantado oír eso de ti y podría ser una muy buena forma de conquistar. —Él sonrió con diversión. —Pero ya me tienes, y te creo. Me hace muy feliz, Y te amo tanto. —Expresé, riendo.

—Te amo más. —Susurró.

—¿Y tú primera, primera, vez? —Pregunté curiosa.

—Fue un fracaso, pésima. —Negó con desagrado, como si recordarlo le diera dolor de cabeza. Luego comenzó a reír. —Fue un real desastre. —Sonreí.

—¿A qué edad fue? —Curioseé.

—Quince. Creo —Esbozó una mueca. —¿Y tú, señorita "amo seducir, pero nadie puede tenerme"?

Solté una carcajada.

—¿Así me crees?

—Creo que soy muy afortunado. —Sonrió mucho.

Negué.

—Tonterías.

—¿Me cuentas?

—Que puedo decir, nunca me sentí cómoda, y es que tampoco quería que fuera solo por comodidad, algo cotidiano o un pasatiempo, que fuera algo así por así. No es que estuviera esperando un príncipe que viniera a enamorarme y que sea todo únicamente amor mágico con un arcoíris sobre mí, solamente quería sentir realmente, no hacerlo por complacer a la otra persona. Y nadie me hizo sentir tanto en la vida. Si físico ni nada que respecte a amar.  —Posiblemente le subiría el ego a las nubes, pero no me importaba. Sonrió, divertido. —No puedes decir nada egocéntrico.

—Maldita sea. —Susurró, haciéndome reír. Él sonrió mucho.

—Entonces... Aquel tipo, ¿el de seguridad...? —Ésta vez solté una carcajada. Él frunció el ceño.

—Con Evan han pasado algunas cosas que no necesito decírtelas... —Él tragó saliva, ahora se veía molesto y tuve que esforzarme para no reír. —Pero no fue más allá de... —El recordarlo me dio pánico. —No necesitas saber. —Concluí. Él disgustado apartó la mirada. —Como tú tienes tus exs y mujeres preciosas con sexo fuerte, yo tengo un solo ex que cuenta y conquistas que no necesitas saber al detalle. Pero ni siquiera hay comparación, Harry, tu fuiste más de lo que pude querer, más que todo, con amor, con nervios, con miedo incluso. Y te amo, eso es mucho mucho más. Siento ahora que sin amor los cuerpos están carentes de vida.

Sonrió un poco, besando mi mejilla.

—Sin amor los cuerpos están carentes de vida. —Emitió, asintiendo, pensando en ello. —Lo único que podía pensar mientras me dormía anoche es que jamás sentí tanta vida. —Soltó una risita.

—Soy muy genial, lo sé. —Presumí, riendo junto a él.

—¿Sexo fuerte? —Se burló de pronto.

—Ajá.

—¿Qué te hace creer eso?

—Lo noté anoche. —Él curioso me prestó atención. Pero jamás le diría mis razones. No le diría que era por la seguridad de sus manos, la forma segura de manipular mi cuerpo, saber qué hacer con él y como manejarme, la forma de hacerme sentir diferente e intensamente cada instante. —Si no hay amor no hay de otra. —Él soltó una risa que rápidamente calmó con esfuerzo.

—No estás diciéndome las razones.

—Voy a guardarlas para mí, lo siento.

—De acuerdo. —Susurró, pensando en ello. —¿Por qué nunca me lo dijiste? ¿por qué no me dijiste antes que jamás lo habías hecho? —Preguntó observándome con calma.

Suspiré, miré el techo y busqué las palabras adecuadas. Con su mirada en mi ahora en frío me sentía un poco avergonzada. 

Acarició mi cabello, haciéndolo hacia atrás.

—No te avergüences. Soy tu novio. Además, no tienes por qué sentirte así.

—Me sentía insegura.

—¿Insegura?

—Si.

—Siempre insinuaste ser sexualmente activa. —Sonrió.

—Sexualmente inexperta, podrías haberlo notado.

—Lo siento, estaba muy ocupado sintiéndote. —Me respondió negando. —¿Quién es experto Jessica? Y no me digas que yo lo soy. —Presioné mis labios.

—La experiencia...

—Contigo sentí más de lo que sentí alguna vez. Otras mujeres tienen "experiencia" pero no sientes nada con ellas. No pasa por ahí, nena.

—¿Lo ves? No tengo idea. —Él comenzó a reír. —Estaba increíblemente sensible a ti, no podías tocarme. —Riendo asintió, y supe que ya lo había notado, por supuesto.

—Creí que eras fuego, nena. —Respondió, entre risas. Estallé en risas, ahora si, más que avergonzada. —Cuando te tocaba estabas encendida y era peor para ambos.

—Qué vergüenza. —Me quejé entre risas. Él negó sonriendo mucho.

—Nada de vergüenza, amé siempre sentirte. —Pero soltó una risa al ver mi estado de humillación. Me abrazó, riendo.

—Ah y en realidad, Harry, eso que dijiste es lo que cree todo el mundo. Es lo que tú interpretaste. Jamás me escuchaste decir que ya lo había hecho antes.

—Es cierto. —Pensó en ello. —Pero es que es una locura pensar lo contrario.

—¿Por qué?

—Apreciarte desprendiendo seguridad, seducción, fuego. Te encanta seducir a quien te mire...

—No es cierto.

—Si lo es. —Se rió. —Y entonces respondiste siempre a mí y me provocaste sentir también. No podría haber pensado diferente.

—Sucede que contigo desde el segundo uno siempre sentí demasiado. Y siempre quise que fueras tú.

—Pero no querías decírmelo.... —Me dio una de sus miraditas.

—Es complicado.  ¿y si te arrepentías al saberlo? ¿Y si de pronto ya no estabas seguro de continuar la relación conmigo? —

Él comenzó a reír, alcanzándome para abrazarme de nuevo muerto de la ternura, continuó por besar mi mejilla consecutivamente. Miré un punto en blanco con estupefacción.

—No te rías. —Me quejé.

—¿Cómo podría arrepentirme por eso, Jessica? —Me miró con incredulidad.

—Quizás no... —Di un respingo.

—Dime.

—Podías pensar que quizás no soy lo suficiente adulta.

—Lo pensaba sin saberlo. —Me dijo simplemente. Lo miré indignada haciéndolo reír. —Jessica por supuesto no eres lo suficiente adulta, tienes dieciocho años, no quiero que lo seas ni finjas serlo. Además, ¿Quién es lo suficientemente adulto?

—Tu.

—Pues me ofende. —Me respondió riendo. —La adultez es un insulto para quienes queremos vivir por siempre jóvenes. ¿Tú quieres ser suficientemente adulta?

—Pues no, sería horrible. —Confesé. Él asintió riendo. —¿No podrían haberte surgido inseguridades si te lo decía antes? —Él lo pensó y al final negó. —Siempre pensé que por esto, y otras cuestiones que no sacaré a flote, terminarías por creer que no soy suficiente... o no estoy a la altura para ti. Es decir, en la misma sintonía. 

Sus ceño se frunció. 

—No digas esas cosas, Jessica. —Suspiró. —Jamás pensaría una cosa así. 

—Pero...

—Esto no me trajo dudas, cuando me lo dijiste solamente no podía entenderlo. Tampoco podía entender como no me lo confesaste antes. —Recordé su mirada severa mientras estaba sobre mí y casi muero al recordarlo, solté una risa nerviosa. Él sonrió.

—No quería que estuvieras pensando en ello, mucho menos que lo supieras, no lo sé. Me gustaba de esa forma. Seducirte, tener respuestas, responderte. —Hice un ademán, riendo junto a él. —Me hubiera sentido... muy presionada.

Asintió, observándome.

—Odiaría haberte hecho sentir presionada. Si estuvo bien para ti me alegra que no me lo hayas dicho antes entonces. ¿Te sentiste bien todo este tiempo? —Sonreí mucho y asentí, completamente segura. —¿Nunca sentiste presión antes nena?

—Por tener dieciocho y no haber tenido sexo? No, —Negué. —Pero si los chicos se enteran, —Di un respingo. —Es el infierno. —Él enarcó una ceja. —Porque están encima tuyo soñando que serán ellos los primeros. —Me burlé.

—¿Y cómo diablos se enteraban?

—No lo sé. —Susurré. —Amigos de William, supongo ahora, que lo comentaba él.

Él negó.

 —Espera... Y... lamento sacarlo a tema, pero... —William. —¿Y William? ¿Qué sucedió con él?

—Estamos curiosos hoy. —

—Lo siento. —Sonrió con inocencia.

—William... —Respiré. —William me engañó con otra mujer por esto. Tenía una chica de reemplazo además de mí, es decir, yo era la novia oficial, y tenía a otras chicas para "saciar su necesidad de hombre" —Cité sus palabras. Su mirada horrorizada me hizo reír.

—¿No te duele? —Susurró. Negué.

—No, en lo absoluto, después de todo, eso fue lo que realmente menos me dolió. Y si te soy sincera me alegra mucho jamás haber cedido y permitido que fuera él mi primera vez. Me agradezco a mí misma por no obligarme a complacerlo.

—Es un verdadero imbécil... —Susurró, —Es decir, ya lo sabemos, pero jamás deja de sorprenderme. ¿Jamás intentó forzarte a algo que no quisieras?

Presioné mis labios inspirando profundo. Quise contestar con facilidad, pero me costó más de lo que creí. Asentí. Luego de mucho tiempo lo entendía.

—No tienes que responder. —Se apresuró a decir.

—Lo hizo muchas veces sin lograr nada... —Recordé una de las ocasiones y al sostenerla, a mi memoria llegaron varias. —Él se molestaba, por supuesto que le molestaba, pero luego pedía perdón y me aseguraba que no había apuros, que no haría nada que no quisiera, que debía estar lista, que me esperaría y un montón de estupideces más. Y en mi mente terminaba siempre romantizando el hecho de que él no me odiaba por hacerlo esperar porque era comprensivo, y tampoco me forzaba a nada. —A medida que las palabras salían de mi cada vez me daba más asco. —Pero si nunca lo hizo fue porque nunca lo permití, y terminar la discusión por ese tema peleados no le convenía si él realmente quería obtenerlo. Por el amor de dios, —Cerré mis ojos. —Que estúpida fui.

Él negó, seguro.

—Tú no hiciste nada mal. Él te manipuló. No sabías la fuerza que trae la violencia psicológica como lo sabes hoy, no te culpes. 

—Yo dejé que lo hiciera. Romanticé cada maldita cosa que hacía. —Él suspiró, acariciando mi brazo. 

—Es difícil salir de ese tipo de relaciones. Y es entendible que ahora sientas todo eso al darte cuenta poco a poco todo lo que pasaba en la cotidianidad, incluso que entiendas muchas más cosas que pueden asustar,  pero amor, lo importante es que ya sabes, lo reconoces, sabes todo lo que está mal en una relación, enorgullécete de ti. Ahora puedes impedir todo lo que no te guste y sepas que no está bien en otra relación. Y en la nuestra. —Me sonrió. —Y si un día, espero por dios que no suceda, pero si un día dejas de amarme, sabrás todo lo que está mal y lo que está bien y jamás volverás a permitir que te hagan daño de nuevo en una relación.

—¿Qué te hace creer que dejaré de amarte? ¿Y si tú lo haces?

—Eso es realmente imposible, a ciencia cierta sé que eso no sucederá. —Negó, y lo dijo con tanta seriedad que me hizo reír.

—Yo estoy apostando en nuestro "para siempre", Harry. ¿no lo crees también?

Sonrió con tanta alegría que me hizo sentir cosquillas.

—Creo y sueño con él, deseo que suceda, mi amor.

Exhalé, negando feliz.

—Estoy tan agradecida conmigo misma por no darle a William el maldito placer de complacerlo y aceptarlo. —Solté de pronto.

—También yo. —Me dijo, haciéndome reír.

—Estoy enferma. —Exclamé tocándome de pronto la frente con la mano. —Siento que me enamoro cada día más de mi novio, es raro y confuso. No creo poder dejar de hacerlo nunca ¿Esto es normal doctor? —

Dejó de reír, relamiendo su labio inferior, Adoptó su mejor imagen intimidante y profesional.

—Es grave... —Murmuró, examinándome. —Estoy seguro que esto se trata de amorsitis aguda. Necesitas una sobre dosis de besos y te sentirás como nueva. —Continuó, haciéndome reír.

—Mi novio no está aquí, lamentablemente. ¿Cree poder dármelos usted? —

—Su novio es una patán, señorita Blosson. Con gusto se los daré yo. —Con una sonrisa, conmigo entre risas, me besó y como cada vez, sentí que mi mundo se detenía. Su mano en mi mejilla bajó suavemente hasta descansar en mi cintura y allí creó un camino por mi piel haciéndome sonreír.

Al encontrar la liga en mi pierna de mis bragas rompió el beso, me miró. Divertida solté una risita.

—Estoy segura que hice desaparecer esto anoche. —

—Y yo la hice aparecer. —Sonreí. —¿No debíamos irnos? —Me burlé riendo cuando quiso volver a besarme.

La puerta se abrió de golpe y como un reflejo fugaz el cuerpo de Harry cubrió el mío por completo.

—¿Siguen con eso? ¡No puede ser! —Se quejó Brian. —Tengo hambre, ven a hacerme el desayuno Harry.

—¡¿Qué diablos hacen aquí?! ¡¿Cómo entras de esa manera?! —Brian riendo intentó explicarse pero Harry no lo dejó —¡Sal de aquí, Brian! ¡Y deja de intentar ver a mi novia más allá de lo que puedo cubrirla! ¡Y cocínate solo, maldito holgazán! —Ante la respuesta de Harry Brian largó una carcajada, sin escrúpulos. Y sin más cerró la puerta, con él afuera.

Comencé a reír a carcajadas a pesar que él, estresado, lo lamentaba.

—Lo siento. No sé cuando vinieron. —Susurró.

—Todo está bien. No te preocupes. —Sonreí. —Ellos lo hacen solo para molestarte y tú les das el placer de hacerlo. —Él frunció levemente el ceño. —Te amo. Iré a bañarme. ¿Está bien?

—Lo haré primero, Blosson, usted tarda demasiado. —Besó mi frente y se puso de pie para buscar su ropa, tomó un jean negro, bóxer negro y una camisa azul. Finalmente se dirigió al baño.

Mordí mi labio inferior, conteniendo mi sonrisa. Miré su pronunciado trasero bajo la tela del bóxer que traía puesto. Pude darme cuenta que él logró verme desde el espejo y como acto rápido volteó hacia mí, reprochándomelo con incredulidad.

—No me mires el trasero ¿Qué te sucede? —Soltó riendo.

—Lo siento, lo siento, no pude evitarlo. —Comencé a reír. —Sentí un deseo increíble de tocarlo. —Él riendo entró al baño.

Me arrojé hacia atrás, tomando aire y cerrando mis ojos. ¿Cómo era posible que estuviera viviendo esto?

¿Era un sueño? Porque me sentía tan libre y feliz que las energías más increíbles y sanas habitaban dentro mío.

Cerré mis ojos hasta esperar a que saliera, y cuando lo hizo volví a abrirlos, lo busqué con la mirada.

Salió vestido y perfectamente listo.

Me puse de píe con cansancio, pero en cuanto lo hice jadeé con dolor, estancada en el lugar. Estuve segura al instante que el siguiente paso dolería quizás más que el primero. Ubiqué mis manos en mi cintura y miré el suelo, pensando en ello. Humedecí mi labio y di otro paso.

Sentí un pequeño ardor y luego solo una molestia.

—Mierda. —Susurré.

—La boca. —Lo oí decirme. Al levantar mi vista, Harry me miraba con una pequeña sonrisita de burla.

—Con que todo estaba bien ¿no? —

—Todo está controlado. —Tomé aire, tomando mi abdomen. —Todo está más que controlado. —Continué caminando dificultosamente.

—¿Necesitas ayuda? —Me miró de pies a cabeza.

—¿Puedes luego traer mis cosas que quedaron sobre la mesa? —Le dije por última vez, él con una sonrisa asintió.

Tuve que poner el agua sola, me quemé más de tres veces y al final, no supe que hice para que quedara más o menos bien, lo hice. No sé por qué no podía entender ese medidor. Me frustró más de lo qué pensé.

Estaba envolviendo mi cuerpo en la toalla cuando tocaron la puerta y se abrió lentamente.

Harry me sonrió. En otro momento hubiera gritado, chillado y regañado, ahora me sentía jodidamente cómoda y tranquila con él cerca de mí aún cuando podía estar desnuda.

—Te dejaré esto por aquí. —Él dejó lo que le había pedido en el pequeño banquito al lado del lavamanos. Se lo agradecí. —Están los chicos en la sala. —Anunció, no muy contento.

Asentí.

—Lo sé, no te preocupes. —Él frunció levemente el ceño, recargándose en la puerta. —Anoche los vi, me levanté a vestirme y tomar agua. La sorpresa que me llevé me costó un vaso tuyo. —Sonreí con inocencia. —Lo pagaré, lo juro. —Harry suspiró con cansancio, pero no justamente por mi accidente. —A mí no me molestan Harry. —Me apresuré a decirle

—Deberán buscar otro lugar para quedarse luego de las salidas. Lo lamento. —

Sonreí, me acerqué a él y acaricié con mi mano su mejilla. Besé sus labios.

—Estoy segura que hace unos meses no eras así con ellos... —Sonreí. Me alejé unos pasos para recargarme contra el lavamanos, sujetando la toalla. —No porque ahora soy tu novia y posiblemente venga más seguido, debes echarlos. Yo soy la que está en su territorio e invadiendo sus rutinas y costumbres, no quiero que eso cambie. Yo me adaptaré a ustedes, y no me molesta hacerlo. —Emití, elevando mi mano hacia su brazo para acariciarlo. Sonrió, y demasiado. —Además, ellos son encantadores, me encanta pasar tiempo con ustedes.

—¿Encantadores? —Esbozó una mueca. —Tienes una increíble y amplio diccionario de adjetivos en tu cabeza, y ¿eliges encantadores?

—Si, Harry, es justo la palabra que necesito. —Respondí riendo. 

Suspiró, pero al final comenzó a reír.

—¿Sabes lo que a mí me encanta? —Se inclinó hacia mí. —Tú, tú me encantas. Tu forma de ver las cosas, incluso del modo que quieres a todo el mundo. —Besó mis labios. —Pero lo siento, se los diré. Les diré que deben encontrar otro lugar. —Soltó, rompiendo la burbuja y retrocediendo.

—¡Eso no es justo! —Me quejé, él riendo se fue.

Entonces me vestí peiné y alisté lo más rápido que pude.

Cuando fui a la habitación cambié las sabanas de la cama armé perfectamente ésta y metí al lavarropa las sucias. Luego le di un vistazo más a la habitación asegurándome que todo estuviera perfecto, entonces procedí a irme a la sala.

Todos ellos estaban riendo.

—Ya basta. —Reía a carcajadas Harry golpeando a Brent. —No voy a decirles nada.

—Más allá de que tu rostro demuestre lo increíble que te sientes por haber tenido sexo con ella, mierda, Harry, te ves jodidamente enamorado, incluso más que antes. ¡¿Cómo diablos puede ser posible?! —Brian se burló, riendo sin creerlo.

Harry riendo nervioso fue lo mejor que vi en toda mi vida. Ian riendo palmeó su espalda.

—¿Tan increíble fue? —Preguntó Chace. Harry sonrió.

—Ella... ella es mágica. —Emitió, y los tontos explotaron en risas sin poder aguantarlo, haciéndolo reír también. —Son unos imbéciles.

—Harry estamos muy felices por ti. —Le dijo Brian riendo, —Es que esto es nuevo, pero es impresionante.

—Lo es. Ella lo es.

—Entonces ella es increíble. —Resolvió el otro, riendo, pero con un tono cargado de perversidad.

Antes de que Harry respondiera lo creí conveniente para hacer mi presencia. Me acerqué, carraspeando.

Ellos se apartaron de Harry fingiendo ser casuales, pero no podían dejar de reír, y aun más al verme.

—Buen Día. —Les sonreí a todos.

—Buen día a ti, Blosson. —Me respondió Brian, dándome una miradita llena de perversión haciéndome reír junto a los otros. Harry le propinó un golpe en la nuca. Brian se apartó riendo realmente descostillado de la risa. —Lo siento, lo siento. Hola cielo. —Concluyó finalmente, con una sonrisa. Los demás me saludaron alegres también.

—¿Quieren desayunar, pareja de novios perfectos? —Ian se puso de pie. Harry indagó mi respuesta, mirándome.

Asentí con una sonrisa.

Ian asintió, comenzando a verter agua en dos tazas con café. Adoraba a ese chico. Pierce tomó asiento y alcanzó mi mano para acercarme a él, entonces me sentó en sus piernas. Y el hacerlo me recordó tantas cosas que tuve que ocultar mi rostro en la curva de su cuello, lo abracé muy fuerte. Harry al entenderme comenzó a reír, abrazándome también.

Pero pensar en ello un ataque de risas y nervios me invadió, sentí calor y vergüenza, me sentía como una niña sexualizando todo. Harry mirándome se reía de mí, por supuesto.

Limpié las lágrimas, respirando profundo, pero la risa me desbordaba desde lo más profundo de mi alma, haciéndolo reír aún más a él. Besó mi mejilla, corriendo mi cabello hacia atrás.

Cuando me recuperé tragué saliva, sujetando mis mejillas que dolían, busqué su mirada, él me sonría mucho, sus ojos brillando como el mismísimo sol. Por suerte, los demás no habían entendido que diablos me había sucedido.

—¿Será un brote psicótico normal en las parejas? —Preguntó Brian hacia los demás, como si nosotros no estuviéramos presentes o conscientes. Los demás pensando en ello, analizando la situación se encogieron de hombros.

Harry soltó una carcajada.

—Son unos idiotas.

—Pregunto muy en serio. —Aseguró Brian ahora mirándolo y serio, pero solo nos hizo reír más.

Un momento luego nos encontrábamos platicando y desayunando en la hora del almuerzo.

—¿Cómo continuó la noche sin nosotros? —Curioseé, antes de tomar otro sorbo a mi café.

—Tus amigos continuaron molestos y tu hermano les bajó los humos otra vez. Los regañó y les advirtió que tú te alejarías de quienes no pudieran aceptarte a ti como tal. Incluso si no lo hacías, él se encargaría de eso. No quiere que nadie te lastime ni te diga nada que te hiera. —Analicé las palabras de Chace más tiempo del que me di cuenta. Y es que no sabía que decir. Entendía la molestia de ellos, pero era suficiente. Y con respecto a mi hermano, siempre tuve en cuenta que mi felicidad fue y continúa siendo una de sus principales prioridades.

Es mi hermano, lo amo y no porque lo sea, sino por lo que es él siendo mi familia. Me reconfortó saber que cuida de mí hasta cuando no estoy presente.

—A él también le costó aceptarlo, pero ahora está defendiéndonos. —Comentó Harry. Asentí. —Recuerdo su primera amenaza cargada de advertencias. —Sonrió.

—¿Su primera amenaza? —Le pregunté riendo. —¿Hubo otras? ¿Qué te dijo?

—No puedo decírtelo. Es confidencial. —Presionó sus labios para no reír. Luego volvió a sus amigos. —¿Y qué pasó luego?

—La sexi prima de Jessica regresó y todos...

—Espera, ¿qué? —Interrumpí abruptamente a Brian. Lo miré estupefacta.

Harry comenzó a reír.

—Que tu prima volvió apenas ustedes se fueron. —Respondió él sin comprender.

—¿"Mi sexi prima"? ¡No puedo creerlo! —Él sonrió divertido. —Es como una traición. Maldita sea. Duele.

—Es sexi. —Afirmó, lamentándolo. —Creo que no te agrada mucho, y no lo entiendo, es agradable, es tu sangre, incluso se parece bastante a ti.

—¡Por supuesto que no! —Jadeé.

—Por supuesto que no. —Concordó Harry conmigo.

—Ahora estoy enojada contigo, ahora me agrada más ella que tú. Continúa. —Me crucé de brazos, ellos reían, pero yo no, yo no soy igual a Solange. Y eso es notable.

—No te enojes pequeña grande Jessi. —Se quejó Brian. —No quise herir tus sentimientos.

—Pues lo hiciste.

—Es que yo...

—Tu nada. —Interrumpió Harry.

—Lo siento mucho. —

—Pues yo más. —Fruncí el ceño. Harry besó mi frente.

—Continúa Brian. —Le indicó Harry.

—Tu niñero volvió minutos antes de que nos fuéramos, hasta lo hizo con la chica que pasó la noche. —Arquee ambas cejas, sin creérselo. —Si, concuerdo contigo Jessi, su integridad se fue bien lejos. Te abandonó toda la noche, quien lo creería. —

—No puedo creer que esa... chica, pudo atrapar tan fácil a Ethan, él no es así. —Susurré hacia Harry. —No la quiero cerca de él.

—¿La conoces? —Inquirió Chace.

—Desgraciadamente.

—Bebé. —Harry miró una vez más su celular. —Debemos irnos.

—¡Oh! —Exclamaron todos, haciéndonos reír. —Que se quede un rato más, si quieres tú vete. —Continuó Ian. Comencé a reír, incluso Harry.

—Eso no tiene sentido. —Susurró el castaño. —Debo llevarla a casa.

—Pues no quiero volver a casa. Y no puedes llevarme en contra de mi voluntad.

—Si fuera por mí sabes que no te devolvería. —Me miró.

—¡No queremos saber tanto! —Exclamaron ellos.

—...Pero tu hermano me matará y quizás intente hacerlo tu niñero... —Prosiguió. Sentí un subidón de amor que me atacó de pronto. Lo abracé, haciéndolo reír. Sin soltarme permanecí allí, sosteniéndome como una garrapata.

Definitivamente tuvimos que irnos, volvimos a la habitación, busqué mis cosas, saludé a sus amigos y nos fuimos.

Al llegar a casa me encontré con un tipo en la sala de mi casa. Me asusté al instante al pensar que estaba ahí para robar o hacernos daño, pero al percatarme que estaba completamente dormido en el sofá cómodo y libre, como si estuviera en su propia casa, adopté involuntariamente una nueva postura.

—¿Y tú quién rayos eres? —Exclamé deteniéndome frente a él, despertándolo, pero a una distancia considerada intenté no acercarme de más. Harry a mi lado tomó más cercanía.

—¿Tú, quién eres? —Replicó el tipo.

—¡La dueña de la casa, imbécil! ¡quién diablos eres! ¡Sal de mi casa! —Exclamé, molesta. Él me miró sin preocupaciones, ahora barriéndome con la mirada.

—¿Nos conocemos? ¿Estuvimos juntos anoche? —Abrí la boca con incredulidad.

Harry lo tomó de la ropa y con fuerza lo obligó a ponerse de pie, echándolo de mi casa, pero en  entonces Sol apareció y en cuanto nos vio corrió a los brazos del tipo, impidiendo que Harry continuara barriéndolo de la casa.

—Él es mi novio. —Emitió, horrorizada con nosotros. —Lo conocí anoche. No pueden echarlo.

—¿Qué? —Solté atónita. —¡¿Lo conociste anoche?! —Harry soltó una risa incrédula y eso la enfureció. —¡¿Y lo trajiste a casa?!

—No puede estar aquí, Sol, dile que se vaya de aquí. —Le dijo Pierce con calma para que ella lo entendiera.

—¡No puedes tratarlo así! ¡Él me trata como tú jamás lo hiciste!

—¡Supéralo Solange! ¡Ya basta! ¡Conociste a este tipo anoche y lo dejaste entrar a mi casa! ¡Estas demente! ¡Y mierda, no me sorprende!

Ella me miró espantada.

—¡No me trates así!

—¡Entonces deja de ser tan irresponsable e inmadura todo el maldito tiempo! ¡Has algo contigo misma! —Arrojé sus tacones y el desorden suyo que había en el sofá al suelo —Por el amor de dios, quiero quererte, quiero tratarte bien maldición, ¡pero haces todo mal! ¡No puedes hacer estas cosas! no puedes acosar a Harry de esa manera todo el maldito tiempo, hacer caprichos por todo, no puedes desordenar así mi habitación. —No sé porque sacaba a relucir lo desordenada que ella es justo en este momento, pero me sentía furiosa. —¡No puedes traer a mi casa a un tipo que desconocemos completamente! ¡A nuestro lugar seguro! ¡Es peligroso para todos incluso para ti! ¡Compórtate! ¡Piensa un poco!

—Jessica, bonita... —Harry ya estaba a mi lado, tomando mi mano.

—No les robaré nada, y tampoco les haré nada malo... Por si eso es lo que les preocupa. —Suspiró el chico, rascándose el pelo, incomodo. —Linda, no te alteres. —Me habló esta vez a mí.

Harry le gritó que se fuera, terminando de explotar, y pronto aquellos dos desaparecieron. Pierce lo siguió asegurándose que no se desviara en ningún camino a la salida.

—¡Es increíble! —Me gritó Solange, furiosa contra mí. —¡Tú puedes pasar la noche con Harry y yo no puedo hacer nada!

—Puedes hacer lo que quieras, salir con quien quieras estar con quien te de la jodida gana mientras no moleste a alguien y sea lejos de aquí, ¡Pero debes pensar en cuidarte, por el amor al cielo, no traigas a nadie que no conozcas suficiente donde vives y si te irás debes decirnos dónde y con quien lo harás!  —

—No tienes derecho a hacerme esto. —Continuó Furiosa.

—¡No estoy haciéndote nada! ¡Estoy siendo responsable con mi casa y cuidando a mi familia! ¡Lou vive aquí! ¡Yo y tú también! ¡Es peligroso! ¡Si tú mantienes sexo casual con chicos diferentes, está perfecto Solange, pero tienes que tener la seguridad de que tú y tu alrededor estarán bien!

Ethan y Bruno aparecieron.

—¡¿Me odias no es cierto?! ¡Me tienes envidia! ¡Siempre quisiste ser como yo! ¡Siempre quisiste todo lo que tuve! ¡Incluso esta confianza conmigo misma es la que a ti te falta! ¡Me odias porque quieres ser como yo!

Respiré impresionada. Miré a mi hermano. Sol seguía gritándome.

—¡Ya basta! ¡No quiero verte! ¡Largo de aquí! —Le grité. Ella, furiosa me abofeteó.

—¡SOLANGE! —Le gritó Bruno. —¡Ya basta, maldita sea!

Mi mejilla ardió como los mil demonios. La sangre recorrió mis venas hirviendo.

Tomé aire, forzándome a no arrojarme sobre ella y cometer una locura.

—Te quiero mañana devuelta a tu ciudad ¿Me oíste? Se terminan mis problemas, y sé que los tuyos también.

—¿Estas echándome? —Jadeó, angustiada. Percatándose de lo que me había hecho.

Quise irme, furiosa, pero me tomó del brazo e impidió que lo hiciera.

—Es increíble cómo puedes fingir que soy de tu agrado cuando en realidad me odias. Por cada una de las cosas que hago o digo. Y está bien, no es porque me tengas envidia, realmente me odias. Y jamás te hice daño a ti. A nadie en realidad. —Y fue ella quien se marchó.

Miré el suelo respirando profundo.

—Tranquila... —Mi hermano se acercó para abrazarme. Me aferré a él.

Ahora ya no sabía si había hecho lo correcto.

—¿Por qué dejaste que el chico entrara y pasara la noche aquí? —Lo miré. Él dio un pequeño suspiro.

—No quiso irse, y Sol no ayudó nada. Así que con Ethan no le quitamos la mirada de encima por el resto de la noche. Pero... Jessi, hiciste bien. Él no podía estar aquí. —

Mis amigos entraron a la sala, cautelosos.

—No queríamos interrumpir. —Se disculpó More.

—No lo hicieron. —Negué. Intenté descontracturarme un poco respirando profundo. —¿Cómo durmieron? —

—Nosotros perfectos ¿Qué tal tú? ¿Dormiste? —La cara de picara de Luna me hizo retener una risa. Ethan estaba mirándome, con aquellos ojos que te penetraban cuando tenían mucho para decirte.

—Pues sí, dormí perfecto también. —Me encogí de hombros para restarte importancia. —Aunque no fue suficiente y necesito continuar durmiendo. —

—Después de lo de anoche, jamás será suficiente. —Comentó Luna. —Si alguien menciona el alcohol vomitaré aquí mismo.

—Bienvenida a la peor y más común droga juvenil. —Sonreí. Ellos soltaron una risita. Mencionaron que debían irse así que los acompañé a la salida.

Al salir de casa les abrí el sistema de seguridad.

—¿Cómo la pasaron anoche? —Les pregunté riendo al recordar a Luna con el chico.

—Pues yo bárbaro. —Se rio a carcajadas mi amiga. —Conseguí su número y quedamos en que nos juntaríamos esta tarde. —Chilló emocionada, haciéndonos reír. —La única razón por la que estoy despierta ahora.

—Eso es genial. —Consideré riendo, sus mejillas estaban rojas. Miré a los otros dos, parecían más enamorados que de costumbre. Ellos me sonrieron, quise decir muchas cosas, pero era demasiado pronto, no quise entrometerme más.

—Debemos repetir lo de anoche, no estuvo nada mal. —Thiago me saludó con un beso en la mejilla

—Nada mal. —Afirmé yo, saludando a mis amigas. —La próxima vez será aún más increíble.

Dicho esto, se marcharon con una sonrisa. Oí refunfuñar a More diciendo que su mamá la mataría.

Cuando entré a la casa estaban todos en la sala esparcidos en los sofás. Me dejé caer en uno de ellos, quitándome las bucaneras.

—Quiero dormir... —Manifesté de pronto. —Creo que iré a mi habitación a seguir durmiendo. —Suspiré, me puse de pie, pero la apuntada en mi zona baja me dejó inmóvil. Con el aire atascado en mi garganta lo disimulé atando mi cabello en un moño alto. Miré el techo un instante antes de exhalar.

Le di una miradita a Harry que ya estaba mirándome.

—Bueno, buenas noches. —Anuncié, haciéndolos reír. Me marché a la salida con miedo a sentir más dolor, sin embargo, la voz de mi hermano me detuvo.

—¿Por qué rayos caminas así? —Exclamó de pronto. Sentí calor. Mi corazón replicó en mi pecho con fuerzas.

—¿Así como? —Pregunté, confundida, mirando mis piernas.

Harry, detrás de él, cubrió su rostro con un almohadón, ahogando sus risas que sorpresivamente no pudo ocultar fácilmente.

—¡Como si tuvieras algo entre las piernas! —

Comencé a reír histéricamente. Él frunció el ceño.

—No lo sé, quizás porque mis pies ya están cansados. Iré a la cama justo ahora. —Volteé y me fui rápidamente.

[...]

—¿Si estuvieran en un apocalipsis zombi a quien elegirías para combatirla y sobrevivir? —Preguntó de pronto Bruno. Ya era tarde, estábamos en la sala, viendo unas películas en el sofá. Mi hermano había detenido la película para hacer su pregunta.

—¿Qué? —Lo miré riendo. Yo estaba sobre él, abrazándolo. —No lo sé, dejaría que coman mi cerebro.

—Es en serio. —Resopló, cansado. Solté una risita por su frustración.

—Creo que elegiría a una persona sabia y valiente, que tenga sus recursos y podamos batallar juntos. ¡Lucharíamos contra el mundo completo! —Exclamé, alzando una mano al cielo.

—Ese sería yo, por supuesto. —Intervino Harry, sonriente. —Soy doctor, posiblemente tenga la cura, además, te protegería siempre. —Mi hermano rodeó los ojos haciéndome reír.

—Pero yo soy policía, se técnicas que podrían matarlos. Jamás te pasaría nada porque sabría defendernos. —Habló Ethan. —Y tengo armas.

Con mi hermano reímos. La sonrisa de Harry se borró de un instante a otro que Ethan opinó sobre el asunto.

—¿Defenderse? —Lo miró éste con una sonrisa sarcástica. Estaba molesto. Ethan lo miró aún más molesto.

—Que irritante eres.

—No empiecen con eso. —Canturreé. —Es solo una pregunta tonta. No le tomen importancia.

—¿Irritante? ¿Yo soy el irritante? —Se quejó Harry.

—Cada segundo, y no continuaré por respeto a Jessica.

—Si le tuvieras respeto alguno la observarías mejor y sabrías qué es lo que quiere o necesita. Todo el maldito tiempo necesitas ser mejor que todos, pero de forma egoísta no le prestas la suficiente atención, la que de verdad necesita de ti. —Espetó Pierce, señalándolo.

No me gustó nada para donde era llevada la discusión. Creí que ya no había nada malo entre ellos.

Me desilusioné demasiado.

—Por el amor de dios, son insoportables. —Susurró mi hermano para mí. —¿No es mejor que vayan los dos? No lo sé, uno tiene el antídoto y el otro las "técnicas" para mantenerlos a salvo. —Opinó mi hermano, percatándose del ambiente que se había formado.

—Yo la mantuve a salvo todo este tiempo ¿Que te hace creer que no puedo en un apocalipsis Zombi? —Preguntó Harry, mirándolo molesto.

—Harry... no te lo tomes personal, ya basta. —Le dije, lo más suave posible.

—Chicos, fue una pregunta nada más. Quería que Jessica me eligiera a mí, ni siquiera me mencionó y yo no me molesté, sin embargo, ustedes están discutiendo sin sentido. Ya basta.

—Creí que era yo el que siempre quiere ser mejor que alguien más. —Nos ignoró Ethan, riendo con burla hacia Harry.

—Yo ya soy mejor que alguien más. —Zanjó Pierce. —Jessica no te necesita. —El moreno soltó una risotada.

—¡¿Que te hace creer eso?! Y es divertido porque ni siquiera me importa lo que tú pienses de nosotros. —

—"¡¿Nosotros?!"

—¡Ya basta! —Los detuve. —¡Fue solo una estúpida pregunta! ¡Nada más! ¡Una suposición de algo que jamás va a pasar en la vida! ¡Y si fuera así yo no querría a ninguno de ustedes dos para protegerme! ¡Porque podría hacerlo sola maldita sea! —Les grité a ambos, poniéndome de pie.

—Jessica, nena. Ven aquí. Lo siento. —Oí a Harry, pero no me detuve. Salí al patio a tomar aire, odiaba cada una de sus peleas, sus enfrentamientos no tenían sentido. Estaba harta.

Cuando creí que la presencia detrás de mí era Harry me volteé para discutirle, pero no fue así. Suspiré.

—Hey, no me vayas a gritar. Yo no hice nada. —Se encogió de hombros mi hermano. —Tranquila. —Me guio a los viejos columpios.

—Estoy cansada de eso. —Le expliqué.

—Lo sé, has vivido esta misma situación todo este último tiempo. —Asintió él. —Pero no deberías meter a Harry en la misma bolsa, no lo sé. Él solo quiere protegerte y ser el único que lo diga, tiene celos. No está haciendo algo malo.

—Pero es mi novio, lo sabe. No entiendo porque sigue molestándole, que deje que Ethan diga lo que quiera. Dijimos que hoy hablaríamos con él, solo debía esperar un par de horas más.

—¿Hablaste con él sobre eso?

—Miles de veces.

—No puede controlarlo. —Dedujo comprensivo. —¿Harry lo golpeó? —Lo miré.

—Ethan lo golpeó. Harry se la devolvió y se creó un caos. Aquí, en la sala. —Él me miró impresionado, sin creérselo.

—Si papá supiera que los que te cuidan te traen problemas de este tipo se caería de espaldas. —Suspiró.

—Siempre se llevaron mal pero últimamente era diferente, parecía que comenzaban a llevarse mejor.

—Hasta que vine con esa estúpida pregunta. —Asintió, entendiéndolo.

—Hasta que viniste con esa estúpida pregunta —Asentí, de acuerdo. Él comenzó a reír, dándome un pequeño empujón.

—Odio ser la razón por la que no puedan tener una platica o reírse juntos. Podrían hasta quererse. —Confesé.

Lou apareció en la puerta de casa. Ella se aproximó suspirando cansada.

—No me dejen con esos dos. —Ella estaba cruzada de brazos.

—¿Siguen discutiendo? —

—Un poco. Los oí al pasar. —Asintió, caminando hacia nosotros.

—Iré a poner orden. —Mi hermano se puso de pie para así entrar.

—¿Lou? —Ella me miró. —¿Quieres ir por un helado?

—¡Eso me encantaría! —Exclamó contenta. —¿Pero no debes ir al hospital?

—En realidad sí. —Asentí. —Pero tengo más animo de salir contigo que de ir a trabajar.

—Entonces saldremos. De frutilla.

—De frutilla. —Asentí. —Pero primero veamos cómo está todo por allá y avisemos que nos vamos. —Tomé su mano y regresamos de nuevo a la sala. Consideré que talvez desquitándose podían liberar todo lo que sentían del otro y quizás eso los tranquilizaría, pero a la vez sabía con certeza que alguno de los dos, o los dos, se pasaría del límite. Y la verdad, no quería que se mataran.

—¡Te la follaste! ¡Lo hiciste! ¡Sé que lo hiciste! —Oí a Ethan gritar con asco. —¡Eres un imbécil! ¡Sé que desde un principio te quisiste aprovechar de ella y en cuanto tuviste la oportunidad no dudaste en saltar a sus piernas! ¡Por supuesto ella cedería sin chistar! ¡Ella no tiene ni idea del tipo que tú eres!

Mi hermano lo empujó, callándolo furioso pero Harry se aproximó aún peor.

—¡¿Quién diablos crees que ella es?! ¡¿Quién diablos crees que eres tú para hablar así de ella?! —Le gritó Harry.

—Te vuelves a dirigir de esa manera a mi hermana y juro que te prohíbo la entrada a esta casa ¡¿Me oyes?! —Lo señaló furioso.

Desconcertada me detuve, sin poder si quiera procesarlo.

—¿Qué acabas a decir? —Entré más a la sala, completamente dolida por las palabras de mi niñero. Los tres callaron. Harry miraba a Ethan furioso, pero no volvió a replicar sabiendo que ahora había entrado yo en discusión.

—No quise decirlo así, Jessica. Lo siento. —Sus manos recorrieron su rostro con frustración.

—Pero lo hiciste. Porque es lo que piensas. —Me acerqué aún más hacia ellos. —No estás dándote cuenta de quien hablas. No tienes ni idea tú de quien soy.

—¡No quise decirlo así! —Me gritó molesto. —Sé que te acostaste con él, y déjame decirte que si debo prohibir que lo vuelvas a ver lo haré porque soy yo a quien le dejaron el poder de hacer y deshacer aquí. Lo lamento por ti, pero estas bajo mi cargo y mi responsabilidad. Y él es lo peor para ti. —

Harry soltó una risa irónica.

—Estás loco.

—¡No debería ser un problema para ti con quien yo puedo o quiero pasar una noche! ¡Ethan! ¡Estás tan equivocado! ¡No es de tu incumbencia! ¡Tú pasaste la noche con otra chica cuando "debías cuidarme" y yo no estoy diciéndote nada al respecto! ¡Porque son asuntos apartes y personales! ¡Tenemos una vida personal e íntima donde tú no puedes meterte en la mía ni yo en la tuya! ¡No tienes el derecho de intervenir ni prohibirme nada Ethan!

—¡Pero eres tú quien aún no es responsable para cuidarse sola!

—¡¿Eso crees?!

—¡Te acostaste con el amigo de tu padre! ¡Follaste con él! ¿Crees que eso es ser responsable? ¿Crees que eso no es enfermo? —Me gritó. Lo miré furiosa. Antes de que pudiera responder mi hermano se llevó a Lou lejos.

—¡Yo haré lo que quiera con mi vida y mi maldito cuerpo, Ethan! ¡Por qué diablos te crees con el derecho de hablar de esa forma de mi y hacer todo esto! —Escupí delirante. —¡No me importa lo que pienses al respecto de mis acciones o de mí! ¿Lo entiendes? Mantente alejado de mí Ethan.

El moreno me miró desbordado de ira, con decepción y dolor también.

Harry inspiró profundo.

—No estoy usando a Jessica y no me la "follé" como dices. —Habló con calma Pierce, respirando profundo al mirarlo. —Deberías oírme de una vez por todas cuando te digo que yo no soy aquí el enemigo, no lastimaré a nadie porque soy de esta familia. Todos aquí me importan como tú no tienes idea y que hables de mi de esa forma, como si me conocieras, es estúpido.

Pero el moreno no estaba prestándole la suficiente atención a Harry porque su mirada cargando tanto estaba solo en mí.

—Sí es un problema para mí. Tú y tus acciones. —Asintió Ethan finalmente, mirándome dolido al entenderlo. —Sabes que estoy enamorado de ti. Y creo que es el peor error que cometí en la vida.

Harry se dejó caer en el sofá, tomando su cabeza.

No supe que decir, estaba herido.

No podía seguir hiriendo sus sentimientos, debía decírselo, pero ni siquiera sabía cómo. Mordí mi labio, bajando mi mirada.

—Y lo haces de nuevo. —Continuó. —Estas provocándome. Te muerdes el labio y eso me encanta. Tú lo sabes.

—Ethan... —Emití, sin siquiera poder mirarlo a los ojos. Cuando lo hice tragué saliva. —Lo siento mucho por todo, pero... —Miré a Harry, él se puso de pie.

—Jessica es mi novia. —Soltó de golpe, arrojándolo todo sobre nosotros. Al instante pude ver como el alma de Ethan caía al suelo en pedazos. Sus ojos se entristecieron y se llenaron de pánico al mirarme.

Intenté arreglar esa bomba y en mi mente pasaron mil maneras, pero ninguna era la adecuada.

—Estamos juntos desde antes de que tú aparecieras en mi vida, Harry no es el malo, ninguno lo es, Y por favor, no quiero que pienses que jugué contigo, porque jamás lo hice, me importas mucho, Ethan, ojalá pudieras ver que desde el primer momento te aprecié y comencé a quererte mucho y...

—Es cierto. —Asintió afligido, deteniéndome. Su mirada en el suelo subió hasta detenerse en mí. Negó como si no lo creyera, como si le doliera, y me odiara por eso. —Fui siempre yo quien se creó una historia donde no la había. Pero ustedes jugaron conmigo de una manera increíble, y se rieron a mis espaldas sin importarles una mierda su alrededor, lo que pudiera yo sentir. Es que... —Tocó su pecho, soltando una risa rota. —Son ambos una real basura. —Negó. —Los felicito. Son tal para cual. —Tomó su abrigo del sofá e intentó irse, pero lo detuve.

—Ethan no, por favor, si no te lo dije es porque no podía de verdad hacerlo, no quería dañarte. No sabía cómo hacerlo sin herirte, lo intenté y pensé mil veces en como hacerlo, pero...

—Eso es mentira. —Escupió con dolor, soltando una risa irónica. —Tenías miedo que se lo dijera a tu padre. ¿no es así? Estoy segurísimo. —Y era cierto. Y me sentí la peor persona del mundo. —No lo disfraces con que yo te importaba porque jamás te importé. —Agregó mirándome herido.

—Ethan, jamás quisimos lastimarte. —Le dijo Harry suavemente, se veía fatal. —Esa jamás fue nuestra intención. Nunca lo quisimos así.

—En realidad, a ti no puedo creerte, te encargaste de burlarte de mí siempre, intentabas hundirme cada vez que veías oportunidad sabiendo que el único pobre idiota era yo que no sabía la verdad.

Harry bajó la mirada, dolido por palabras acertadas sin poder siquiera decir algo al respecto.

Intenté tomar la mano del moreno, pero la apartó.

—Siempre me importaste y lo haces, moreno, siempre quise lo mejor para ti. Incluso me siento pésimo porque Liz estaba contigo anoche. Estaba tan preocupada. Me importas. —Le dije de pronto. —Yo jamás quise lastimarte.

—¿Qué tiene Liz con todo esto Jessica?

—Ella es mala te dañará y usará. No puedes estar cerca porque... —Pero me detuvo. Me percaté de que ya no tenía derecho a siquiera opinar de con quien él podía estar.

—Y si yo te digo que Harry es malo, te dañará y te usará ¿Me harías caso? —Callé. —Por supuesto que no. —Sonrió con tristeza. —Entiendo entonces que nunca fuimos amigos porque nada de lo que diga uno le importará el otro.

—Ethan... —Musité destrozada. —Yo la conozco Ethan... —

—Pero no somos amigos, Jessica, como a ti, a mi tampoco me importará lo que me adviertas. —Su voz estaba débil y triste, podía con tan solo ver sus ojos cuán destruido estaba. Tomó sus llaves que yacían sobre la pequeña mesita principal. —No puedo creerlo. —Murmuró. —Realmente soy un imbécil. —Miró a Harry con dolor y entonces se fue.

Mordí mi labio, dejando mi mirada perdida en el suelo. Sentí angustia, mucha angustia. Nuestro amor no debía lastimar a nadie.

Harry me abrazó.

—Lo siento, no debí decírselo de ese modo. No era el momento, debí esperar más. ¡Yo podía esperar más!

—Está bien. —Susurré. —No fue la forma, pero seguir posponiéndolo hubiese sido peor. —Su abrazo se intensificó y depositó un peso en mi frente. —No quiero perderlo, él es bueno. No.... No puedo hacerle esto. Me siento terrible.

—Espera nena, volverá. Podremos, o podrás hablar solo tú si quieres con él cuando te enfrente. Si te quiere podrás recuperarlo.

—Pero si le hago mal no quiero que continúe siendo mi amigo. —Susurré. Él besó mi frente.

Mis hermanos entraron sigilosos a la habitación.

—¿Y si le dice a papá? —Preguntó Bruno.

—Es uno de los riesgos que corremos. —Emitió Harry, soltándome un poco. Lou nos miraba atenta.

—Así que por fin finalmente están juntos. Son libres. —Nos sonrió ella. Faltaba mucho más, pero sonreímos muchísimo también porque poco a poco estábamos llegando.

—Así es Lou. Cada vez lo somos más. —Emitió Harry y ella corrió feliz a abrazarnos.

[...]

—Baja a comer Sol. —Anuncié, entrando a mi habitación.

—No tengo hambre. —Respondió sin ganas. —Gracias.

Esa misma tarde habíamos salido con Lou solas. Fuimos al parque a tomar helado mientras el sol caía, me sentí tan bien, no recordaba lo divertido que era reír tanto por sus payasadas.

Mi hermano trató de comunicarse con Ethan y él no le respondió.

—Perdón Sol, realmente lo siento. —Me senté en su cama. A su lado. —No quiste dañarte. Bueno, en realidad sí, pero estoy arrepentida.

—Sé que no lo lamentas. No te disculpes. —Volvió su mirada a su teléfono. —Me iré apenas pueda comprar el pasaje. Mi tarjeta está saturada.

—No tienes que hacerlo.

—Sé que sería un gran alivio para ti ya no tener mi presencia. —Me miró molesta. —Ya no mientas y seamos sinceras: no me quieres, me odias y yo vine por Harry. Quería estar con él, así que al fin de cuentas nada está en orden. Ni para ti ni como para mí. —

Suspiré, sin saber que decir.

—Vamos a cenar. —Le extendí mi mano. —¿Podemos?

No la tomó.

—¿También te gusta Harry? —Me preguntó de repente.

—¿Que? No. —

—Deja de tomarme por estúpida porque no lo soy. Ya basta. —Dicho esto se puso de pie para irse, dejándome sola en la habitación.

En la cena reinaba el silencio. Harry se había ido a trabajar luego de la discusión así que estábamos únicamente en familia.

Mi plato de espaguetis estaba sobre la mesa, lleno.

—Paren un poco, me van a aturdir. ¡Hace mal hablar tanto! —Exclamó mi hermano. Sonreí, pero él suspiró. —¿No te gusta mi comida?

—Me suele no gustar, pero por primera vez estos espaguetis están bien. —Le dije riendo. Él asintió, de acuerdo.

—Concuerdo contigo.

—Hoy no fue un día bonito. Estoy cansada. Anoche no dormí nada. —Tampoco me quejaba, por supuesto. Presioné mis labios. Tomé mi vaso de agua para tomar, justo cuando mi celular sonó con un mensaje.

"Acabo de salir del hospital. Me iré a casa ¿Está bien? "—Mi sensual Pierce.

"Está bien, no te preocupes. Descansa". —Respondí inmediatamente.

"Tu también. Mañana pasaré por ti a las tres". —Envió de vuelta.

Miré a mí alrededor, suspirando.

"No puedo, tengo que ir a trabajar. Dejé ayer muchísimo que hacer. Lo siento."—

"Terminé yo por ti todo lo que quedaba por hacer, nena. Ya tengo planes para nosotros. Te amo, y mucho." —

Sonreí impresionada, soltando una risita. No podía ser cierto.

Cuando miré hacia adelante aquellas tres personas me miraban de forma indagadora. Bruno traía una ceja arqueada.

—¡Esta Tati me hace reír tanto! —Exclamé nerviosa para luego reír más.

—¿Por qué no dormiste, Jessica? No se fueron tan tarde. —Se cruzó de brazos.

—Porque... —Pensé. —Estuvimos haciendo cosas. —

Él frunció el ceño, inspirando profundo. Sonreí.

Era muy tarde y ni siquiera había señales de Ethan.

Me puse de pie.

—Iré a dormir, que descansen.

—Antes de que lo hagas me gustaría hablar contigo. —La voz del moreno inundó la sala de golpe, tomándome por sorpresa y asustándome también. Me volteé hacia él. Se veía cansado y desarreglado. Jugaba con las llaves de su auto, me miraba, esperando mi respuesta.

—Eh sí, Ethan, claro. —Me puse de pie. —¿A dónde quieres ir?

Él me dirigió al patio trasero. Al llegar nos sentamos en el suelo, era una noche cálida y la luna iluminaba la oscuridad de afuera.

—Lamento quererte tanto. —Confesó cabizbajo. —Realmente lo lamento. —Susurró, jugando con sus manos. Sentí una verdadera angustia. Subió su mirada hacia mí. —Pero lo que no lamento es apreciarte como lo hago. Eres una persona adorable e increíble y tú no tienes la culpa de que yo haya sido tan débil y me haya enamorado de ti al segundo de conocerte. Tu no me has hecho nada. Incluso intentaste siempre mantener la distancia entre nosotros, aunque me cueste aceptarlo. —Hizo una pausa. Jugó con las llaves en su mano. —Mas allá de que esto sea un trabajo, mi trabajo, le prometí a tu padre que cuidaría de ustedes con mi alma hasta el final de los días. Y no romperé esa promesa. No las dejaré.

Tomé su mano y la acaricié con cuidado.

—Gracias. —Susurré. —Muchas gracias Ethan. A cualquiera le hubiera importado muy poco dejarnos aquí sin más. Eres increíble, aunque discutamos, sé que cada una de las cosas que tú haces es para protegernos y que estando aquí darías la vida por nosotras. Y por eso, y por lo que conocí de ti, de verdad me duele haberte lastimado como lo hice. —

El moreno asintió, bajando la mirada.

—Y con respecto a Harry. —Él tomo aire con dificultad, entonces me miró. —No me meteré en ese asunto, Jessica. Jamás haría algo para separarlos, ni te prohibiré algo con respecto a él siempre y cuando respetes mis órdenes y mi lugar dentro de esta casa. Fui yo quien me metí en su historia e hizo el papel de idiota, me hubiese encantado que me lo dijeran así por mí y por ustedes te dejaba en paz de una vez por todas, pero las cosas ya están hechas. —Mordió su labio.

—Lo lamento moreno. Es verdad que al principio queríamos protegernos y no lo hicimos por miedo, pero con el paso del tiempo de verdad no sabíamos como decirlo sin herirte porque te adoro, ambos te apreciamos aunque no lo creas. 

—Mientras tú estés bien todo estará bien, y si no lo estás, a menos que me pidas ayuda por ser algo grave, tampoco podré sacarte de ahí. Porque es tu responsabilidad y son tus decisiones. Es tu relación y no me meteré ahí. Mi lugar, como en un principio debió ser, será protegerte del peligro de ahí afuera, nada más. —

Asentí un poco, afligida, agradeciéndoselo.

—Y tampoco tengo intenciones de hablar con Christian sobre esto, es tu problema y el de él.

—Yo... lo lamento tanto. —Insistí, porque de verdad lo hacía. —Me importas. Y te aprecio muchísimo, y... —Suspiré. —No puedo estar más agradecida Ethan, por a pesar de todo, tomarte el tiempo de pensar al respecto y darnos la oportunidad, incluso por no dejarnos solas. —Él sonrió un poco. Lo abracé, sintiendo el verdadero deseo de hacerlo, pero él me alejó de él con cuidado, y me dolió. Me dolió demasiado. Pero sabía que era lo mejor. Ya no quería lastimarlo.

Hubo una pausa horrible de silencio. Pero fue él quien lo rompió, no estaba incómodo, se veía pensativo y afligido, algo en shock.

—Me dijeron que anoche confesaste tu relación con Harry a tus amigos, por primera vez... —Asentí, cabizbaja. —Y creo que si recién lo hiciste es porque de verdad fue difícil para ustedes. También me dijeron que ellos no están apoyándote con respecto a esa relación. —Continuó y volví a asentir. Él lo pensó unos momentos. —Se ve que no soy el único que no le agrada mucho Harry. —Susurró.

—Porque no lo conocen bien. —Murmuré. —Amaría que le dieran la oportunidad. Él es increíble.

—Por algún motivo te enamoraste de él ¿No? —Se puso de pie.

—Somos novios desde ayer, oficialmente. Todo este tiempo se lo ocultamos al mundo, no a ti, moreno. Intentábamos... fortalecer esto, encontrar nuestras inseguridades, nuestras fortalezas, conocernos, y aprender juntos de lo que sentíamos. Decirlo antes solo nos perjudicaría, pero si a alguien queríamos decirle antes que, a todos, era a ti, lo juro. Anoche decidimos que era suficiente porque solo nos estábamos lastimando, y luego de hacerlo público con nuestro entorno y que tú no estuvieras planeamos hablar contigo después de una manera diferente, más tranquila, cómo lo hicimos no fue como queríamos hacerlo, lo lamento. Sé que no sirve de nada decirte esto, pero, no lo sé, quería que lo supieras.

Él subió la mirada del suelo, oyéndome. Miró mis ojos y asintió.

—Descansa. —Tocó mi hombro en una pequeña caricia, y sin más, se fue.

—Ethan, espera. —Me puse de pie rápidamente. Él se detuvo y volteó hacia mí. —Tu amiga te ama más que a nadie en el mundo, no debería decírtelo yo, pero realmente quiero que abras los ojos. Anoche estuvo muy mal porque estabas con alguien más. Me gustaría que le dieras una oportunidad de mostrarte lo feliz que ella puede hacerte, y veas lo asombrosa y preciosa que es. 

—¿Qué? —No entendía. Me miró confundido. —¿Quién?

—No puedo decirte, lo siento —Le dije sonriente. Él desconcertado negó, intentó presionarme, pero me negué. —Será más divertido si prestas atención y la encuentras.

—Por el amor de dios, Jessica, que difícil eres.

—¡¿Yo?! —Exclamé riendo. —No lo creo.

Continue Reading

You'll Also Like

360K 19.5K 34
La dulce Ellie no se esperaba que después de salir del trabajo un chico misterioso la tomara por sorpresa y le diera un beso en plena calle. No había...
111K 14.6K 173
Entra para obtener más información de la historia 💗
1.9M 95.1K 50
Ava Collins era una chica ordinaria, con una vida medianamente feliz y extraordinariamente aburrida... Ethan Jones era un chico problemático, mediana...
1.2M 192K 160
4 volúmenes + 30 extras (+19) Autor: 상승대대 Fui poseído por el villano que muere mientras atormenta al protagonista en la novela Omegaverse. ¡Y eso jus...