ARDER EN LIBERTAD

By ElizabethBermudez156

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"Besar su piel me sabía a vida, en sus manos alcanzar el cielo y encontrar libertad." Jessica Giovanna Blosso... More

DEDICATORIA.
UNO.
DOS.
TRES.
CUATRO.
CINCO.
SEIS.
SIETE.
OCHO.
NUEVE.
DIEZ.
ONCE.
DOCE.
TRECE.
CATORCE.
QUINCE.
DIECISEÍS.
DIECISIETE.
DIECIOCHO.
DIECINUEVE
VEINTE.
VEINTIUNO.
VEINTIDOS.
VEINTITRES.
VEINTICUATRO.
VEINTICINCO.
VEINTISEIS.
VEINTISIETE.
VEINTIOCHO.
VEINTINUEVE.
TREINTA.
TREINTA Y UNO.
TREINTA Y DOS.
TREINTA Y TRES.
TREINTA Y CUATRO.
TREINTA Y CINCO.
TREINTA Y SEIS.
TREINTA Y SIETE.
TREINTA Y OCHO.
TREINTA Y NUEVE.
CUARENTA.
CUARENTA Y UNO.
CUARENTA Y DOS
CUARENTA Y TRES.
CUARENTA Y CUATRO.
CUARENTA Y CINCO.
CUARENTA Y SEIS.
CUARENTA Y SIETE.
CUARENTA Y OCHO.
CUARENTA Y NUEVE.
CINCUENTA
CINCUENTA Y UNO.
CINCUENTA Y DOS.
CINCUENTA Y TRES.
CINCUENTA Y CUATRO.
CINCUENTA Y SEIS.
CINCUENTA Y SIETE.
CINCUENTA Y OCHO.
CINCUENTA Y NUEVE.
SESENTA.
SESENTA Y UNO.
SESENTA Y DOS.
SESENTA Y TRES.
SESENTA Y CUATRO.
SESENTA Y CINCO.
SESENTA Y SEIS.
SESENTA Y SIETE.
SESENTA Y OCHO.
SESENTA Y NUEVE.
SETENTA.
SETENTA Y UNO.
SETENTA Y DOS.
SETENTA Y TRES.
SETENTA Y CUATRO.
SETENTA Y CINCO.
SETENTA Y SEIS.
SETENTA Y SIETE.
SETENTA Y OCHO.
SETENTA Y NUEVE.
OCHENTA.
OCHENTA Y UNO.
OCHENTA Y DOS.
OCHENTA Y TRES.
OCHENTA Y CUATRO.
PENÚLTIMO CAPÍTULO.
ULTIMO CAPÍTULO.
EPILOGO.
Agradecimientos y Nueva temporada!

CINCUENTA Y CINCO

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By ElizabethBermudez156

Me desperté con un dolor en mi cabeza tan insoportable que me hizo cerrar mis ojos nuevamente. Lo intenté una vez más, dolorida.

El ambiente estaba algo oscuro ante la pequeña linea de luz que entraba por la ventana, que era mucho más pequeña que la mía, pero aun así intenté estabilizar mi vista y ambientarme a mi alrededor.

Harry apareció frente a mi a metros. Se vestía con una camiseta gris que jamás le había visto antes y luego se puso sus zapatos.

Miré a mi lado y noté las frazadas abiertas y su celular en el colchón. Significaba que no se había ido.

Él se había quedado conmigo esa noche. Había dormido conmigo.

Cerré mis ojos cuando lo sentí acercarse. Mi garganta se presionó. Me sentía tan avergonzada. Incluso más que anoche. Me arropó con cuidado, acarició mi frente y lo oí soltar un suspiro desde lo más profundo fondo de su alma.

—¿Por qué me haces esto amor? —Musitó, su voz, dulce pero triste.

Una lágrima humedeció la almohada y me acurruqué en ella. Sus movimientos se detuvieron y luego se alejó, cerrando la puerta en silencio con su salida.

Deseaba tanto que esa noche hubiese sido solo una estúpida pesadilla. Quería correr hacia él, pedirle perdón y explicarle, pero ¿Explicarle qué? No sabía ni siquiera porqué fui tan idiota de hacerlo.

No tenía nada que explicar, ni que decir, había sido una estúpida y no podía arreglarlo.

Con mis acciones había demostrado que yo no era para él.

No tenía fuerzas para levantarme, pero tenía que hacerlo. La maldita vida seguía, no podía arreglarlo, pero si algo sabía es que debía enfrentarlos.

Luego de un gran tiempo me dirigí al baño, me duché con agua fría y arreglé un poco mi imagen deplorable. Una vez que lo logré bajé a la sala. Mis pasos eran tan lentos que cualquiera que me viera se daría cuenta que no quería llegar.

—No lo sé Hayley. —Oí a Harry abajo, cerca de las escaleras. Me detuve, sabiendo que no debía interrumpir, mucho menos oírlos, pero... incluso arrepentida no podía no hacerlo.

—Tiene que haber algo.

—Ni siquiera sé por qué, Hayley. De pronto siento que exagero, porque Ethan ni siquiera reaccionó como yo incluso...

—Pero Ethan no la ama como tú. Ves esto de una manera diferente y está bien que lo hagas.

—Solo sé que me duele. Siento... como... no lo sé.

—Como si te lo hubiera hecho a ti. Como una traición.

Un silencio de algunos segundos y finalmente lo oí.

—Sí. —Aceptó, decaído. —Aunque si lo miro, nada muestra que me haya hecho algo a mí.

—Quizás esperas demasiado de ella. Y es humana, también puede equivocarse. —

—Jamás esperé nada de ella. Siempre fue mucho más... Pero quizás el motivo sea ese. Estoy... decepcionado, aun no sé si de ella... o de mí.

El día que lo decepcione se sentirá como el mismísimo infierno, lo predije con certeza, y en aquel instante, al oírlo sentí que caí en él. Un dolor en mi pecho me abrazó y sentí tanta angustia que quise correr a él y pedirle perdón, una y otra vez.

—Trabaja en lo que sientes, Harry. Solo así podrás hablarlo y decírselo.

—No quiero hablar con ella aún. —

Oí pasos subir así que me alejé. Fingí estar saliendo de la habitación cuando ella llegó al pasillo. Fingí sonreír, pero mi pecho dolía. Harry era la única persona a la que no quería decepcionar. No quería ver eso en sus ojos al mirarme.

Ella me saludó de una bonita manera, sin ni una sola crítica en su mirada. No me juzgaba y lo aprecié.

—Buen día. —Anuncié lo mejor  que pude cuando llegué finalmente con Harry y Ethan a la sala. La luz me hacía mierda los ojos. Aquellos dos ni siquiera me miraron. Y me dolió mucho.

—¡Jessica! ¡Hola! —Lou saltó a mis brazos. Jadeé, algo adolorida. —Te ves fatal. —

Besé su frente y la bajé hasta el suelo. Noté que todo estaba impecable y que, recordando cuando dejé a Lou en casa de Julie, su madre dijo que vendría a vernos esta mañana, por lo que, seguramente debieron quedarse a limpiar.

Cada minuto me sentía más imbécil.

—¿Alguien sabe algo sobre Tati? —Pegunté.

—¿No estás viéndola? —Me expresó Ethan. Fruncí el ceño y la busqué, pero no la encontré. —En el suelo Jessica.

Oh, cielos.

Llegué a ella y me acuclillé.

—¿No pudieron subirla, aunque sea al sofá? —Ahora los miré completamente molesta. Estaba desastrosa y dormía en el suelo cerca de uno de los sillones.

—Bastante con que le puse una almohada en el cabeza. —Replicó el moreno. Y antes de que lo insultara o le dijera alguna grosería por tratar a mi mejor amiga de esa manera Harry me detuvo.

—Ella no quiso, lo intentamos Jessica. —Su mirada de advertencia. Tragué saliva y volví mi mirada hacia ella.

Quité todos esos mechones rubios de su rostro y la moví sutilmente. Sabía que cuando no quería ser despertada reaccionaba muy mal.

—Despierta Tati. —Le dije. Ella abrió sus ojos y luego los cerró de golpe, cubriéndose de la luz con las manos.

—Mierda. La luz. —Susurró.

—Lo sé. —Musité.

—Tu suelo es incómodo. —Me dijo. Sonreí un poco. Ayude a que se levantara y ambas nos sentamos en el sofá.

Suspiramos, mirando algún punto en el piso. Éramos un desastre.

—Te detesto. —Le dije. Por supuesto, echar las culpas era más fácil.

—¿Desde cuándo el "te amo" se convirtió en un "Te detesto"? —

—No, no. Lo digo en serio. —La miré. Ella frunció el ceño sin comprender.

—¿Por qué? Hey, esto no parece como si acabara de terminar una fiesta. Sino totalmente lo contrario.

—La fiesta terminó hace mucho. —Comentó el moreno.

—¿Qué sucede? —Me susurró Tati.

—Nada... —

—Quizás... Tatiana, —Comenzó Ethan nuevamente. —Si no te hubieras embriagado como si fuera la última noche de tu vida hubieses podido ver el Striptease de tu amiga y la plática civilizada con William. —

Ella soltó una carcajada. Todos la miramos, incluso Harry quien quitó el celular de su vista para concentrarse en mi amiga.

La rubia me miró. Espantada.

—¿Es broma verdad? —

Tomando una bocanada de aire me puse de pie y me dirigí a la cocina. Quería hablar con ellos, pero así, de este modo no podía. Esperaría que las ironías se esfumaran y que estuviéramos solos.

Al abrir la nevera y que solo hallan restos de bebidas alcohólicas en botellas me puso de muy mal humor. De hecho, me provocó naucias.

Cuando subí a mi habitación abrí las ventanas para cambiar de aire.

—Eres increíble. —Me sonrió Hayley.

—No fue intencional. —Me limité a decir.

—Seguro que no. —

La miré, arqueando una ceja, ella sonrió.

—No es ironía. —Me dijo riendo. —Hablo en serio. —

—No puedo creerlo. —Me dejé caer en la cama, ella se recargó en el escritorio mirándome.

—No es tan grave cariño.

—¿Y por qué duele tanto?

—¿Porque le duele a él? —Inquirió. La miré, y bajé la cabeza con angustia.

—Y por mí también. —Susurré. —El respeto inexistente que esas personas tenían de mi ahora... jamás aparecerá..

—¿Y por qué quieres el respeto de quienes no tienen relevancia en tu vida? Debería importarles una mierda lo que hagas, y a ti... no debería afectarte lo que ellos crean de ti.

Exhalé, mirando mis manos. Ella se acuclilló a mi lado.

—Si Harry no estuviera entre ellos, ¿te importaría tanto?

Negué, entre lágrimas.

—Posiblemente estaría arrepentida porque no me divierte lo que hice, me hace sentir muy mal, pero... no. Si Harry no estuviera roto por mis acciones, no me sentiría de este modo. Estoy cansada de provocarle esto a la gente que amo. Haberlo hecho con él me destroza completamente.

—Quizás sean ellos los del problema... quizás sean muy intolerantes o susceptibles. No te veo lastimando a todo el mundo, Jessica. No le hiciste esto a nadie y dudo que lo hayas hecho antes.

—Créeme. —Limpié mis lágrimas. —Hago todo mal. Harry dejará de amarme y será mi castigo por ser tan estúpida. Jamás... Jamás me miró así como lo hace ahora, Hayley, jamás me habló de esa forma, jamás me dijo las cosas que me dijo anoche.

—Jessica, Te equivocaste, sí, Harry no puede dejar de amarte de un momento al otro. Dale razones, demuéstrale quién eres, recuérdale por que te ama.

Lo miré angustiada.

Me arrojé hacia atrás, pero como una bala me puse de pie al instante y grité, asqueada, horrorizada y molesta.

Un asqueroso preservativo había entre las sabanas.

—¿Estás loca? —La chica me miró sin comprender.

—No. —Le dije. —Ayúdame a quemar esto. —

—¿Qué cosa? Oh, ya lo vi. —Y comenzó a reír a carcajadas. —Creí que cerrarías con llave.

—Creí lo mismo. —

Hicimos a un lado las frazadas y tomamos la sabana.

—Podemos lavarlo. —

—O podemos quemarlo. —Concluí.

—O podemos tirarlo. —Asentí finamente. Fuimos al lavadero y con su ayuda arrojamos todo en una bolsa negra de desechos. Fui a mi habitación enseguida. Perdí tiempo allí y se sintió como si me escondiera. Ella a los minutos volvió.

—¿Dónde está tu bebé Hayley? —Le pregunté.

—Con Tati, y esos guapetones de allá. —Me sonrió. —Jess, Harry quiere irse. Detenlo ahora mismo. —

Salí disparada hacia abajo, la cabeza me dolió tanto que la tomé, respirando profundo. Lo detuve en la salida de la sala.

—¿Puedo hablar con ustedes? ¿Antes de que te vayas? —Le pregunté. Sus ojos verdes lucían como un remolino de sentimientos. Enojo, molestia, angustia. Tomé aire.

—Tengo que irme. —

—Necesito que me escuches. —

—No quiero hacerlo, Jessica. —Respondió. —No ahora. No tienes nada que decir que pueda arreglar algo. Necesito irme un momento.

—No puedes irte. —Hayley apareció a mis espaldas. —Prometiste que iríamos todos al aeropuerto. ¿Lo recuerdas? Debo irme y tú tienes que estar ahí. —Harry frunció el ceño y desvió la mirada de mí. —Así que siéntate que Jessica debe hablar, y tu escuchar.

Ella continuó su camino, tomó a su bebé, a Lou y mi amiga de la mano y se fueron.

Harry me miró más molesto aún y pensé que no darle espacio podría empeorar las cosas. Dudé entonces de hablar, pero al final me alenté. Exhalé. Se dirigió de nuevo a su lugar y tomó asiento, sin mirarme.

Pero sin esperarlo me quedé sin palabras. Todo lo que ensayé se esfumó en el aire.

—¿Qué quieres decir Jessica? —Ethan se inclinó hacia atrás en el sofá.

—Sé que no tienes motivos para creer ni confiar en mí Ethan, no me conoces lo suficiente y me duele que hayas visto eso. —Recordar aquel momento casi desnuda frente a él me provocó asco. —Pero no soy así. Juro que no. Jamás hubiera hecho algo así, no me divierto de esa manera.

—No te conozco lo suficiente, no sé de qué eres capaz. —Me detuvo, y cuando quise hablar me interrumpió. —Jessica, ese no fue un capricho ni un desliz de la ebriedad. Aunque estuvieras ebria estabas consciente. Eras consciente de lo que hacías. Tú lo quisiste así. Eras tú. —

Por supuesto era yo.

—Lo siento tanto. —Musité. Él presionó su mandíbula.

—En el momento que tus padres me advirtieron de ti no creí que fuera en serio.

—¿Te advirtieron de mí? —Musité.

—Eres una chica problemática, ahora lo sé. —

Me dejé caer en un sofá, mirándolo. Sin saber que decir.

—No soy lo que era antes, Ethan, pudiste verlo.

—No me demostraste eso noche, Jessica. —Negó, sin mirarme. —¿Entonces esa Jessica, desnudándose por la vida sin importarle una mierda todo es la de "antes"?

Presioné mis ojos con fuerzas.

—No... Ethan, yo...

—¡Dime entonces de qué eres capaz Jessica! —Me gritó, haciéndome sobresaltar. —¡Dime quien eres! ¡Dime si debo estar preparado para saber tratarte! ¡Estuve con la guardia baja desde que llegué a esta casa porque siempre confié en ti, y para hacer esa maldita fiesta continué confiando en ti!

Harry intentó hablar hacia Ethan, pero respiró profundo, exhaló y guardó silencio.

No quería seguir llorando, pero mi corazón dolía.

—Quizás exagere... pero solo dime así sé qué diablos esperar de ti. Si no eres quien creí que eras está bien, no voy a juzgarte, pero siento que es suficiente. Fui tolerante una y otra vez, y esta, aunque no es el peor error de tu vida... porque vamos, bailar desnuda es diversión en tu edad, dime así sé qué diablos esperar de ti y así tú ya no tienes que fingir conmigo.

Aquello despertó a Harry. Lo miró y aquel remolino de sentimientos en su mirada se volvió un caos, en una tormenta al entenderlo. Entendió que era una adolescente, entendió que estaba enamorado de una adolescente.

—¡No estoy fingiendo nada! —Me defendí, entre lágrimas. Y allí la decepción en los ojos del amor de mi vida al mirarme. Allí estaban, crudos, fuertes como dagas. Decepcionado de mí, decepcionado de él por si haber esperado tanto de mí, haber esperado y deseado tanto en una chica que no es para él, con diferentes vidas, con diferentes problemas y edades. Lo entendió y eso me mató. —¡Lo siento mucho! No soy eso que vieron, por el amor de dios. Me equivoqué, lo sé, y lo lamento.

—¿Crees que yo debo seguir confiando en ti? Metiste a un hombre a tu habitación, y ahora esto ¿Crees que yo tengo que olvidarlo y hacer que nada sucedió? —

Harry lo miró aterrado y pronto entendí por qué. Estaba segura que ya se había olvidado que era él a quien "metí" en mi habitación.

—Oh, No te lo dije Harry. —Ethan suspiró, me miró y luego a él. —Jessica metió a alguien en su habitación, durante una noche, tú tuviste que irte y yo no lo supe hasta la mañana siguiente. —

Al oírlo su semblante cambió completamente. Sus ojos enrojecieron y supe que se sentía destrozado. Mi corazón comenzó a latir con fuerzas, presa del pánico.

—La decisión que tomes estará bien Ethan. —Logró decir.

Él tomó su abrigo junto con sus cosas, quise detenerlo pero me esquivó, y se marchó.

—¡Harry! ¡Por favor!

—¡Jessica ven aquí, luego resuelves todo con él! —Me gritó Ethan deteniéndome desde mi brazo cuando intenté seguirlo. Logré liberarme, corrí y corrí hasta alcanzarlo una vez afuera. Lo detuve en la salida del patio. Sin aire tomé su brazo y lo hice voltear juntando todas mis fuerzas.

—¡¿Que sucede contigo?! —Emitió destrozado. —¡Dime por favor qué está sucediendo porque no logro comprenderlo! ¿Estuve equivocado en amarte como lo hago? ¿Estuve equivocado al elegirte como el amor de mi vida? —Su voz estaba completamente rota. —Te amo y siento que me amas también, Pero ¿Qué sucede? ¿Por qué siento que ya no es así? —

—Eras tú, Harry. ¿Cómo puedes pensar que yo podría querer a alguien más? ¿Qué podría traicionarte cuando te amo de esta manera? —Llevé sus manos a mi pecho, allí las dejé para que supiera como respondía mi corazón por él. Al sentirlo me angustió la forma afligida en la que me miró. Él las apartó con angustia. —Jamás dejaría entrar a alguien a mi habitación que no fueras tú. —Él no respondió, tan solo bajó su mirada. Inseguro. —¿Recuerdas cuando estábamos con Tati en tu auto? Estábamos por irnos a las sesiones de fotos, te dije que había discutido con Ethan, me oyó hablar con ella por teléfono y contarle que Romeo había entrado a mi habitación esa noche. Te lo dije Harry, solo no lo recuerdas. —

—¿No estas mintiéndome? —

—Claro que no Harry. —Intenté acariciarlo, pero él no me lo permitió.

Me lastimaba tanto que no me dejara tocarlo. Lo entendía, pero me hacía sentir tan lejos.

—Siento mucho lo de anoche. —Solté, sus ojos se conectaron con los míos y por un segundo estuve segura que él quería que continuara así que lo hice. —No puedo justificarme, no puedo darte una razón coherente ni justa para que no te enojes conmigo, tampoco puedo pretender que no lo estés porque simplemente lo entiendo. No sé qué sucedió conmigo y sé cuan estúpida fui, soy consciente de ello y me responsabilizo por mis acciones. Pero si, Harry, quiero que estés consciente de que estoy jodidamente arrepentida, por no haberte obedecido, por haber hecho lo que hice, por William. —Exhalé. —Me duele haberte decepcionado Harry, no puedo creer que actué de esa forma, —Negué, el recordarlo angustiaba de una forma que cerraba mi garganta. —Harry no soy eso que viste, por favor no pienses que soy esa chica. Estoy arrepentida y me odio ahora mismo por haberte hecho esto, por lastimarte de la forma que lo hice. Te amo, necesito que lo recuerdes. No sé si me perdonarás, pero solo quiero que recuerdes que te amo, y que lo hago con todo mi corazón. —

Él respiró profundo, entrecortadamente.

—Lo sé. —Me dijo. —Estas arrepentida y lo sé, pero con estarlo no borrarás esta noche, tampoco lo que sentí al verte allí frente a todos. —Miró el cielo un instante. —Jessica, estuviste a punto de desnudarte por completo frente a toda esa gente.

Bajé la mirada, angustiada.

—Lo sé y lo siento mucho, Harry.

—No te disculpes conmigo...

—¿Y con quien más Harry? Estás herido, por mí. ¿Por qué debería sentirlo? ¿Por esas personas? Me duele lo que sentiste tú, lo que yo te hice sentir...

—Pero... —Exhaló. —No me hiciste nada.

Sin fuerzas miré mis pies. Tomé aire y busqué sus ojos.

—Te lastimé. Porque no soy suficiente para ti, porque te avergoncé, porque... te diste cuenta que no soy lo que pensabas, te decepcioné, fui irresponsable, infantil, adolescente, atrevida, estúpida, egocéntrica, sucia, sin valor propio. —Pierce elevó su mano y subió mi rostro con ella. Sollocé.

—No. —Me detuvo. Quería abrazarlo, necesitaba abrazarlo, pero hasta yo misma me lo impediría ahora, no lo merecía. —Solamente porque si yo no te hubiese quitado de allí no podría mirarte a los ojos de nuevo, nena. —

Cubrí mi rostro sin poder más, llorando y asintiendo, sabiendo que era cierto, doliendo en mi corazón tanto lo que yo misma había hecho que se me hacía insoportable. 

Retrocedí, pero sentí sus manos en mis brazos y en un segundo abrazarme. 

Lloré aún más, abrazándolo con fuerzas, aferrándome a algo que podría desaparecer en un instante. Rogué que el tiempo se detuviera y no volviera a alejarse.

Él solo intentaba no destrozarme, y eso me dolía más, no significaba que algo estuviera cambiando.

—Debo irme. —Susurró. Me soltó y lo hice también.

—Te amo Harry. —Sus ojos en los míos me decían lo que ya suponía. Aún no había solucionado nada y él estaba mal, enojado aún y angustiado.

Asintió.

—Lo sé. —Su respuesta me destrozó. Besó mi frente y se fue.

El verlo irse me dejó fragmentada. Me dejé caer con cuidado en el suelo.

Miré el cielo nublado, horrible. Limpié mis lágrimas con el dorso de la mano.

—Hey loca. —Tati apareció en mi vista, mirándome con una sonrisita desde arriba.

Se recostó a mi lado. La imité.

—¿No estas molesta conmigo? —Le pregunté. Ella con una sonrisita negó.

—No, sé que ese no es tu tipo de diversión. Estoy segura que algo o alguien te hizo cometer esa estupidez. Soy tu amiga, no me enojo por esas cosas ni porque lo hubieras hecho a propósito. —Me miró. —Estoy enojada porque no pediste ayuda cuando William apareció. —Llevó la mirada al cielo y suspiró, cerrando sus ojos, pero al instante la volvió a mí. —Siento mucho no haber podido estar contigo. —

—En el fondo buscábamos perder el control. —Susurré. Ella resopló asintiendo.

—Es cierto. Nuestra edad lo merita. Ellos no lo entienden. —Bromeó, sonriéndome un poco. —Harry no está acostumbrado a estas cosas, esto lo descoloca, esta vida que llevamos no es para cualquiera, Jessica. Y no está mal. Pero creo que le duele por otras cosas. No lo sé, ¿el nunca haberte visto desnuda y casi hacerlo en un ataque raro disfrazado de diversión con publico alrededor? —Ella se reincorporó. —Cariño, debo irme, mamá me espera, pero esto no queda aquí. Luego terminaremos la conversación.

Descolocada la miré.

—Está bien.

—Ya hablé con Ethan, él está más tranquilo. Tal vez puedas intentar hablar con él de nuevo.

—Ya no quiero hacerlo. No tengo ganas.

—Inténtalo, tal vez sea mejor para ti.

—Está bien Tati. Vete. —Le dije con una sonrisa, ella rio y se puso de pie.

—Te quiero. —Me dijo antes de irse.

—También yo. —

Más tarde entré a casa. Ethan parecía esperarme en su lugar, solo que sus ojos estaban cerrados y respiraba con calma.

—Lamento todo esto. —Me acerqué a él. —Estoy muy, muy arrepentida. No sé cómo remediarlo, no sé cómo pedir perdón, tampoco sé si algo bastará para aliviar esto que sienten. —

Sus ojos se abrieron y me miraron. Él me indicó que me sentara junto a él.

Al sentarme él suspiró.

—Lamento haberte gritado, no quiero que te alejes de mí por cómo te traté, ni mucho menos perder tu confianza. Ni a mí, ni a ti nos sirve que yo esté enojado contigo, porque eso no mejorará la situación ni te beneficiará. Sabes que lo que hiciste está muy mal y confío que jamás volverás a hacer algo parecido. —Soltó un suspiro. —Voy a intentar olvidarlo, Jessica, pero me tomará tiempo porque me siento algo...

—Decepcionado. —Continué por él. Él sonrió con tristeza, asintiendo.

—Yo también lo lamento. —Musitó. —Hay chicas que tienen ese tipo de diversión, y no está mal cariño, pero tú... tú no eres esa persona y me dolió ver eso en ti, esa soberbia, esa extraña y diferente Jessica Blosson. Fue algo... horrible. Eres más que ellas. E intentaré olvidarlo porque sí, cariño, si pude ver algo en ti que no tiene nada que ver con esa chica de anoche.

Lo abracé. Él respiró profundo.

—Gracias por considerarlo. —Susurré. —Y lo siento de nuevo, por dios, estaban tus amigos. Qué vergüenza.—

—A ellos no les molestó. —Me miró. —Creyeron que era parte de la fiesta y ni siquiera se dieron por aludidos de que casi muero de un infarto. Ellos minimizan todo, incluso luego querían que me calmara diciéndome que solo eres una adolescente. Y sí, quizás lo seas por eso me afectó de más. Solo que no creí que tú... podrías hacer algo así. —

Cubrí mi rostro por la vergüenza.

—¿Y Azul? ¿Ella que piensa de mí? —Me había costado caerle bien y ya había arruinado todo.

—No dijo nada... ¿Qué era de lo que hablaban? —Curioseó.

—No puedo decirte. —Le sonreí. Él frunció el ceño.

—¿No hiciste alguna de las tuyas con ella no?

—¿A qué te refieres?

—No sé. Eres peligrosa. —No pude evitar reír. —Le agradaste, creí que no lo harías. —

—Es una linda chica. —Suspiré. —Como su mejor amigo, no puedes excluirla ni dejarla de lado mucho tiempo. Mi mejor amigo casi ni me habla como antes... Aunque en realidad fui yo quien comenzó a alejarse ahora que lo pienso. —Él asintió, compresivo.

—Ayer estaba mal... ¿No es así? Azul.

—Si... pero no puedo decirte el motivo. —

—Qué raro...

—¿Qué cosa?

—Que no me lo haya dicho. ¿Por qué no quieres decírmelo? Es mi amiga. —Recosté mi cabeza sobre sus piernas.

—Quizás se trate sobre ti. —Le dije, él me miró. —Quizás...

Él se rió.

—¿Sobre mí?

—Dije quizás, tampoco te creas tan importante. —Ésta vez él soltó una risita que me hizo sonreír.

Cerré mis ojos e intenté dejar mi mente en blanco, aunque lo más probable era que quedara dormida.

Me sentía tan cansada emocional y físicamente.

—¿Crees que le diga? —Dijo de pronto.

—¿De quién hablas? —

—Harry a tu padre... Son amigos, ¿cierto? Jamás lo vi tan furioso, y mierda, esta vez era contigo. Quise por un instante incluso protegerte, defenderte de él, no porque hiciera algo mal, sino porque era raro. 

Eso no me hacía sentir mejor.

—Jamás estuvo furioso conmigo.

—Quizás es demasiado para él. ¿Le diría?

Negué, segura que no.

Más tarde ayudé a Hayley a preparar sus cosas para el viaje. Había comprado algo de ropa, abrigo y pañales.

Ethan entró a mi habitación y me dijo que el chico de seguridad estaba afuera, quería hablar...

Desgraciadamente yo no tenía ganas de nada, pero simplemente tomando fuerzas volví a salir afuera.

—Hola. —Le dije. Él se acercó a mí y me saludó con un beso en la mejilla, lo guie a una de las mesas del patio.

—¿Cómo estás?

—Bien. —Asentí —¿Y tú? —Él asintió. Miré mis manos.

—Cuando Tatiana me dijo que me necesitaban me sentí muy nervioso al saber que volvería a verte. —Confesó mirándome. —¿Sabes que me frenó? —Volví mis ojos a él, indicándole que continuara. —Lo que pasó entre nosotros pasó hace muchísimo, pero me dejaste un deseo de querer más, incluso de querer conocerte. Eres completamente diferente, pero me frenó aquella vez e incluso ahora saber que eres demasiado. —Aquello me hizo negar abruptamente, completamente descuerdo. —Eres una adulta, incluso más que yo. Tienes responsabilidades, necesitas otras cosas. Quizás yo solo necesito algo de diversión y compañía. Sin embargo, tú, Jessi, necesitas... estabilidad, alguien para toda la vida. —

—¿Qué te hace creer eso? ¿No ves que hice una fiesta que por cierto salió muy muy mal? —Él sonrió. —No soy adulta, soy irresponsable e idiota. Cometo errores todo el maldito tiempo y me siento cansada. No soy demasiado para nadie, Evan. —Lo miré. —Yo... seré sincera, en su momento si no hubiera aparecido mi ex hubiera intentado tener tu atención, una atención más... completa.

—La tenías. —Sonrió. —Pero la perdí y está bien. Y Jessica, eres humana, estamos hechos para cometer errores y aprender de ellos. —Me señaló. —A penas te vi ahora supe que habías cambiado, es decir, lo que antes eras hoy está intensificado. Supongo que cuando intentas liberarte un momento de todo eso, pierdes el control. No sabes cómo hacerlo. Pero eres asombrosa. —

Sonreí un poco. Él también lo hizo.

—¿Estás muy mal ahora mismo cierto?

—Quizás... si estuviéramos hablando en otro momento sería diferente, estaría plena, estaría feliz, pero hoy... hoy me siento un real desastre. —Él me escuchaba con atención. —Esta noche decepcioné a muchas personas.

—Eres increíble. —Me sonrió. —Cumples récords también.

—Estás viendo magia donde no la hay, Evan. —Le dije riendo. —Aunque seas optimista no es así.

—Yo creo que sí.

—Una persona muy importante para mí siempre me dice cosas como estas, pero muchas veces sé que ve y siente en mi todo lo contrario. —

—¿Tu novio? —

—Ni siquiera lo puedo llamar así, y menos ahora. —

—¿Que paso anoche?... Ahí adentro. —

—No quiero hablar de eso. —Solté un poco de aire contenido.

—Está bien. —Asintió —Pero vine a pedirte disculpas. —

—¿Por qué? —Pregunté recuperando mi postura. Había una araña en el suelo, subí mis pies a la silla con miedo.

Él la pisó.

—No sabía que tú tenías una orden de restricción contra William. Lo dejé pasar porque es tu ex y porque no lo sé, no creí que fuera necesario preguntarte si podía pasar. No tenía idea de lo que es capaz de hacer, lo siento mucho.

—¿Quién te lo dijo? —Lo miré disgustada.

—Tu niñero me lo dijo, sin querer, entre insultos. Él estaba muy molesto. ¿Él lo dejó inconsciente o tu novio?

—No... Él se desvaneció solo. Por favor no le digas a nadie sobre lo que sabes, cualquier cosa que Ethan te haya dicho bórralo de tu mente. Por favor. En esta casa hay demasiado. Mucho que no puede salir ahí afuera. Me comerán viva. —

Él asintió.

—Está bien, tranquila. —Asintió. —Perdóname.

—No tenías idea de cómo saberlo Evan. Todo está bien. —Intenté sonreírle.

Mi celular comenzó a sonar. Al mirar la pantalla ésta estaba iluminada por un número desconocido.

—Discúlpame.

—Atiende, tranquila.

Deslicé el botón verde.

—Hola bonita. ¿Cómo van los recuerdos? Fue bastante arriesgado lo que sucedió anoche. En lo personal fue una de las mejores noches que tuve.

Di un respingo al oírla.

—¿Qué quieres Tiara? —Hablé, molesta, pero ya me sentía exhausta. Solté un suspiro. —¿Cómo conseguiste mi número? —

—¿Qué sucedería si a Tiffany's Style le llegan fotos y videos inapropiadas de una de sus mejores modelos? Por lo que yo sé en los contratos dice algo como "Prohibido el uso inapropiado-antiprofesional de fotografías subidas de tono divulgadas en internet aun con contrato valido" Esto daña la imagen de la compañía. ¿Crees que les importarás lo suficiente como para dejar que continúes allí, aun como una prestigiosa modelo nueva? —Mis ojos estaban presionados, me sentí desesperada e impotente. No podía continuar peleando con ella, no ganaría y ya lo daba por hecho. ¿Pero por qué tan solo no me dejaba en paz? —¿No me dirás nada? —

—¿Qué quieres que te diga exactamente? ¿Quieres que te ruegue y suplique para que borres esas fotografías? Porque no, no lo haré Tiara. Así que si quieres destruirme no deberías gastarte, lo hiciste anoche y lo sabes. Y si quieres subirlas y continuar obsesionada conmigo solo hazlo. ¿También quieres dejarme sin trabajo? Déjame sin trabajo, y continúa alegrándote por no tener una vida propia para hacer algo bueno por ella. —

Ella no respondió enseguida. Evan me miró preocupado. —Ojalá algún día tú y tu amiga puedan ser feliz por sus propios méritos no por estar dependiendo de hacerle daño a los demás. —

Corté la llamada y volví mi vista a mis manos sobre mis piernas.

Si eso llegaba en manos del dueño de Tiffany's también llegaría a manos de mi padre. ¡Maldita sea!

Era horrible el sentimiento desagradable que sentía hacia ellas. ¿Acaso era odio?

—Cuéntame. —

—No, no puedo. —Quería ahorrarme lo que pensara él de mí ahora en más.

—Toma. —Me extendió mucho dinero perfectamente doblado. —Cobré la entrada anoche. —

—¿Qué? ¿Por qué? —

—Porque las mejores fiestas se pagan, generalmente llama más al público. —Se rió con burla.

—Wow. —Me limité a asentir. Eso sí es contradictorio, pero tiene mucho sentido. —Asintió, soltando una risita. —Pero no lo quiero gracias. Déjatelo. Por el servicio. —Se lo extendí nuevamente.

—No, No hace falta.

—Que sea tu paga. —

—Le dije a Tati que por ser solo ustedes no les cobraría. No lo haré. —Pero aun sí tomé todo ese dinero y lo guardé en el bolsillo de su abrigo.

El me señaló el sistema de seguridad. El auto de Harry estaba entrando. Tomé una bocanada de aire. Lo estacionó a un lado y él bajo.

Evan me sonrió. —Debo irme. Suerte.

—Gracias. Por todo. Incluso por venir ahora. —Lo abracé. Él besó mi frente y comenzó a caminar hacia la salida.

Y yo, hacia Harry.

—Le prometí a Hayley que también la acompañaría, pero olvídate que estoy aquí ¿Está bien? —Me dijo antes de siquiera poder alcanzarlo.

Me detuve en seco.

—¿Entonces definitivamente ya no puedo mirarte, tocarte ni hablarte Harry?

—No puedo. No puedo olvidarlo. Me tomé un minuto afuera. Volví por Hayley, Jessica, necesito que lo entiendas. —

Mi corazón latió con fuerzas. Asentí, angustiada.

—Ojala supieras cuantos como nosotros desearíamos estar a su lado. —Oí a Evan a nuestras espaldas, interviniendo. Presioné mis ojos.

—Evan. —Emití al voltear. Y él se acercó, lo que sentí que sería peor, y así fue, porque al mirar a Harry descubrí ya sus ojos en mí.

—Soy consciente, Evan. —Respondió él con molestia, intentó irse, pero el chico continuó.

—¿Y sabes cuan valiosa es? —Le preguntó. Pierce se congeló. Su espalda se contracturó incluso.

—Evan por favor. —Lo detuve. —Te lo agradezco, pero... —Harry volteó furioso. Su mirada desprendió fuego, y todo su semblante endureció aún más.

—Siempre supe cuan valiosa es. ¿Y tú? ¿Hablaste unos minutos con ella y ya crees que eres digno de hacerme ver algo que desde el primer instante que la vi lo supe? —Escupió molesto e irritado. Pierce me miró, más molesto aún y se alejó.

Exhalé, mirando el suelo.

[...]

—Diez minutos para el despegue del vuelo 1369. Destino Canadá, presentarse en planta alta. —Una voz femenina sonó en todo el aeropuerto. Hayley chilló emocionada.

—Siento que voy a vomitar. —Jadeó nerviosa pero yo sonreí mucho.

—Tranquila. Acuérdate de lo que me debes. —Le guiñé un ojo.

—La foto, sí. Ya agendé tu número así que cuando la saque te la enviaré. —Me sonrió alegre. Me abrazó con fuerzas y luego continuó con los demás.

Ethan le dijo un par de cosas, ella contenta asentía y reía, luego Harry hizo lo mismo con ella, llenándola de amor también antes del viaje. Hayley le susurró algo al oído y él asintió cabizbajo.

Finalmente ella abrazó a Lou, quien algo melancólica no quería que se fuera. Todo el viaje hasta allí le había pedido que se quedara.

—Gracias chicos... Los quiero muchísimo. —Nos dijo con una sonrisa radiante y hermosa. —Algún día volveré. Lo prometo.

Sonreí.

—Cuídate. —Le dijimos. —Llama cualquier cosa. Mantennos en contacto. —Saludé con la mano a Theo, él riendo y pataleando hizo lo mismo conmigo.

Me hacía inmensamente feliz haberlos podido ayudar, ellos se merecían lo mejor del mundo.

Cuando miré a Harry me encontré con sus ojos ya en mí, pero enseguida los apartó.

Minutos después su vuelo despegó, un gran avión con una persona llena de grandes esperanzas.

Esperaba con ansias que a partir de ahora en más toda su vida fuera mejor.

—Bueno, no quería que se vaya. —Nos dijo Lou, soltando un suspiro. Nosotros comenzamos a reír.

—Lo sabemos bebé. —Le dije, tomando su mano y guiándola hasta la planta baja. El celular de Ethan comenzó a sonar. El me miró con advertencia un segundo antes de atender.

Mi padre. Estaba segurísima. Mi corazón latió con fuerzas.

—Hola Christian. —Le dijo. Solté un suspiro, recargándome en la pared. Comencé a rogar y hasta rezarle al cielo para que el motivo de esa llamada no sean las fotos. —Sí, estamos en el aeropuerto. —Hizo una pausa para mirarme. —Sí, justo ahora. Bien. —Me extendió su celular.

Llena de pánico negué.

—Jessica.

—No quiero. —Pero él en contra de mi voluntad sostuvo el celular sobre mi oreja.

—¿Por qué no respondes tu teléfono? No gasto tanto en celulares y líneas para que no me respondas las llamadas. —Me gritó apenas dije "Hola".

—Lo siento, no lo traigo conmigo.

—Está bien, en minutos llegará una sorpresita.

¿Qué?

—¿Qué tipo de sorpresa Papá? No me gustan tus sorpresas. —Me quejé. Presioné mis ojos y suspiré.

—Tu prima, ¡Solange está llegando! —Se rió, y de seguro de mí. Me quité los lentes de sol de inmediato, pero aquella luz de los grandes ventanales me hizo más daño.

Miré a Harry al instante, soltando un suspiro. Bajé la mirada.

—Por qué eres así conmigo. —Pregunté. Me sentí de pronto furiosa. ¡Harry se alejaría de mí justo cuando necesitábamos permanecer juntos! —No quiero, no la quiero aquí. —

Lo oí suspirar.

—Tu tío me lo pidió hija, sus hermanos no quisieron llevársela de vacaciones con ellos, supuse que podía quedarse en casa. Sol está pasando un tiempo difícil.

—¿Qué te hizo pensar que si sus hermanos no la quieren cerca yo si la querría? —Miré hacia los grandes ventanales, una pareja parecía reencontrarse, abrazados, besándose, lágrimas en sus mejillas.

Presioné mis ojos e intenté oír a mi padre sin llorisquearle de por qué a mí.

—...Solo será un par de días cariño. No tiene por qué afectarte tanto. —Me habló con calma. —Además, solo querrá estar con Harry, no te molestará a ti. —Sonreí amargamente. Mi garganta se presionó.

—Pero Harry tiene novia. —Murmuré. Sin que nadie más que mi padre oyera.

—¿Crees que sigue con ella? —Soltó una risotada. —Es Harry. Las novias no le duran. —

Me angustié aún más.

—Está bien papá. Adiós. No quiero oírte por un largo tiempo. No sabes cuan enojada estoy contigo ahora. —Lo oí reír. Corté la llamada y miré con furia el celular respirando profundo. Me dirigí hasta el moreno con calma, pero frustrada y furiosa.

Esto realmente era un horrible comienzo de año.

—Si hubiese sido tuyo estoy seguro que hubiese terminado en el suelo. ¿Qué sucede? —Me habló él.

—Mi prima llagará a la ciudad. Se quedará con nosotros. —Me convencí de no llorar ahí mismo. En cuanto lo dije Harry sin mirarme bajó la cabeza, más decepcionado aún.

—¿Y que está mal? No seas así. —

—Si la quieres, te la regalo. —Le sonreí.

—Cuando la conozcas sabrás de que habla. —Se rio Lou. —¿Es que acaso jamás hay calma? —Suspiró ella mirándome. Negué, esbozando un puchero, ella corrió a mí y mi abrazó.

La espera se volvió infinita, esos minutos que había asegurado mi padre se convirtieron en dos horas.

Reinaba el silencio en nuestro entorno, o quizás ellos estaban hablando, pero yo no podía oírlos.

De pronto la misma chica desde hace dos horas volvió a hablar, anunciando que el vuelo no sé cuánto ya había llegado. Me crucé de brazos.

—Ve a buscarla. —Me dijo Harry, sin expresiones. Sin nada.

Simplemente negué.

—Se perderá. —Me dijo Lou.

—En algún momento llegará. —Emití, luego de un segundo exhalé aire. —Quiero irme, estoy cansada.

—¿Cansada de qué? —Rió Ethan.

—De esperar, y de esta vida. —Dramaticé. Ethan rodeó los ojos. —Tengo sueño y mi culo debe estar plano. —Bufé.

—Eso es imposible. —Murmuró. Harry soltó una risita. Los miré indignada. Harry borró la sonrisa al instante. Fue imposible que yo no sonriera al verlo reír.

De pronto una rubia, rosa y con mucho brillo comenzó a bajar las escaleras mecánicas con tanto glamour que di un respingo.

—Oh. —Susurró el moreno a mi lado. —¿Es ella?

Todos se pusieron de pie para recibirla y dieron un paso al frente. Como si fuera la misma reina.

Me mantuve en mi asiento.

—¡Te extrañe tanto! —Exclamó ella, se lo decía a Harry, lo abrazó y comenzó a darle besos por todo el rostro. Aparté mi mirada al instante. Mi estómago se revolvió.

—¿Cómo estás Sol? —Lo oí decir.

Ella lo abrazó, estrujándolo contra ella.

De pronto mi estómago dio un giro. Cuando volvió a tomar sus mejillas para besarlo vomité.

Lou dio un salto hacia atrás. Ethan me auxilió.

—Mierda, Jessica. Estás muriendo. —Él estaba riendo. Acarició mi espalda. Respiré profundo.

Lou me dio con miedo su botellita de agua.

—No te vomitaré tonta. —Le dije. Ella insegura volvió a retroceder. No podía levantarme.

Mierda, que vergüenza. Cubrí mis ojos.

Al tomar agua miré a Sol, ella me miraba con asco, pero volvió a sonreír.

—Por dios, prima. ¿Estás bien? ¿Qué tiene, Harry? —Le preguntó, como si no pudiera preguntarme a mí.

—Resaca.

—Oh. —Sonrió ella, negando. —Que irresponsable. —

Miré a Ethan, irritada.

—Lo ama más a él que a ti. —Se rio Ethan a mi lado. Asentí. Segurísima de ello.

—El sentimiento es mutuo. —Le murmuré, poniéndome de pie con su ayuda. Ya era suficiente. Una mujer de limpieza vino a limpiar el desastre. Me disculpé con ella, pero ella riendo dijo que no me preocupara. De igual forma ofrecí limpiar yo, aun así, ella no quiso darme sus herramientas.

Ethan me compró caramelos y una barrita de cereal. Se lo agradecí, comiendo un caramelo.

Bueno, ya era suficiente. Separé a Sol de Harry.

—¡Qué hermoso es verte aquí! —Exclamé. Ella me sonrió y me abrazó.

Me apartó al instante para acercarse a Ethan. No pude evitar mirar furiosa a Harry, su rostro, con rastros de labial rosa.

—Tú eres Ethan, su novio-niñero. —Le dijo ella riendo. —Hablamos en una oportunidad ¿Recuerdas?

—Lo recuerdo —Sonrió. —Pero solo soy su niñero.

—Agh, que lenta es mi prima. —Suspiró.

—Está soltero Sol. —Le guiñé un ojo, ella sonrió radiante. Con una mirada descarada volvió a mirarlo, de una manera diferente. Ella tocó con sutileza sus brazos. Él frunció el ceño y yo reprimí una carcajada.

Cielos, era tan rápida y sin límites.

—No estés celoso. —Volteó a Harry.

—No lo estoy, cariño. Continúa con él. Es su turno. —Le sonrió con diversión.

[...]

Al llegar fui directo a la cama, apagué las luces y permanecí allí durmiendo.

Alrededor de las siete bajé y salí a correr. Necesitaba activar mi mente urgente. Sentía un ligero deseo de escapar.

Solo pude estar tranquila durante veinte minutos. Quise alejarme relajarme y pensar, pero fue peor, una vez sola y lejos quería volver, controlar e impedir algo que me lastime. Sol y Harry habían quedado en casa.

Ethan me encontró a punto de entrar a cocina donde me frenó.

—Es tarde, ve a dormir. —Me dijo, suspirando asentí cansada. —¿Estás bien? —

Tan solo negué. —Si es por lo de anoche todo está bien, tus padres no sabrán.

—Quizás me quede sin trabajo. Quizás Harry no vuelva a hablarme, tampoco mis amigos. Nada está bien. —Murmuré.

—¿Por qué sin trabajo? —

—No... —Deliberé conmigo misma por si contarle o no. —Solo supongo.

—Tranquila. —Besó mi frente. —Todo está bien. Iré a dormir.

—Que descanses Ethan.

—Tú también cielo. —Cuando se marchó entré a la cocina. Harry estaba sentado en un asiento de la isla. Quise decirle algo, pero preferí darle su espacio y tan solo estar ahí por lo que necesitaba.

Busqué en silencio un vaso y me serví agua de la nevera.

—Debes comer algo. —Me habló, sobresaltándome, no me lo esperaba. Que idiota. Me volteé hacia él. No supe si responder y es que en realidad no supe que responder. —Prepárate algo para cenar. Compré algunas cosas para que cenes. Debes comer.

Volví a abrir la nevera y esta vez noté que había comida.

—Gracias Harry. —Murmuré. Él asintió, dejando el teléfono en la mesa para mirarme. —Sucede que no puedo comer nada ahora mismo.

Y mi respuesta no lo tomó por sorpresa.

—Tienes el estómago vacío. Come algo. —

Lo miré unos instantes.

—¿Observaste mi vómito, cierto? —Le pregunté, con asco. Una sonrisa divertida se formó en sus labios, afirmando que sí lo había hecho.

—Come.

—Qué asco, Harry. —Solté una risa junto a él. Mi corazón latió precipitado. Toqué mi pecho, intentando que se calmara, como si pudiera delatarme. Él bajó la mirada, borrando de a poco la sonrisa.

Extraje el sándwich de la nevera y comencé a comerlo, en silencio. No insistí en entablar una conversación ni forzar nada. Veía la tristeza en su mirada.

Sol apareció de pronto y fue corriendo a los brazos de Harry para sentarse en sus piernas.

Guardé todo lista para irme con el sándwich en mi mano a pesar de que me costaba tenerlo en la garganta.

—Cuando quieras ve a la cama, no me despiertes. Solo acuéstate. —Le dije a la, ahora, rubia. Ella asintió. Cuando quise irme me detuvo.

—Espera... —Me dijo. —¿Puedo dormir contigo Harry? —

—Claro que no. Solange que desubicada eres. —Respondí yo, controlando mis impulsos de necesitar mostrar lo molesta que me hacía sentir. Quería golpear y gritarles a ambos. Pasaron meses, y aun sin mis padres él no le imponía límites.

¿Por qué? ¿Solo porque está molesto conmigo? ¿De esta manera tiene que descargarse?

No pude evitar angustiarme cuando miró mis ojos con aquellos suyos que yo tanto amaba, aunque intenté permanecer fuerte no lo logré. Tuve que apartar la mirada porque o si no, lloraría allí.

Pude sentir como la quitaba de sus piernas y se ponía de pie.

—¿Pero que...? —Se quejó Sol —Duerme conmigo esta noche Harry.

—No Sol. —Tomó su abrigo —Además, debo irme. —

—¿Mañana volverás? —Preguntó ella.

—Quizás. —Se acercó a mí y mi corazón se detuvo. Aguanté la respiración y tragué saliva con fuerzas. Sus labios bajaron a besar mi mejilla al mismo tiempo que su mano bajaba hasta mi cadera para ubicarla con cariño. —Tranquila... —Susurró a mi oído. —No estaré mucho tiempo aquí, será mejor mantenerme alejado un poco, para evitar todo esto. —Dijo en un murmuro solo para mí, y simplemente se fue.

Sentí, que podría morir allí mismo.

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