Capítulo 28: El nacimiento del amor

5.4K 544 1K
                                    

Tenía envuelto a A-Yao en sus brazos y podía al fin sentir un poco de su aroma que se filtraba. Ahogó un gruñido de éxtasis al sentirlo mientras sus manos ásperas acariciaban la tierna piel similar a las flores de melocotón. Se preguntó dónde habría obtenido un ungüento capaz de eliminar su aroma casi por completo. Incluso después de hacer el amor, este se filtraba en cantidades mínimas.

—Me debo de ir. —Susurró el menor.

Pero Mingjue negó, abrazándolo con fuerza. Había disfrutado como no lo hacía desde que terminaron. Las últimas veces que intimaron había tristeza en Meng Yao, en cambio, es vez sintió su entrega y disfrute.

—A-Jue, se...

MengYao se cubrió la boca al darse cuenta cómo había llamado al otro. El alfa lo captó y giró, acomodando al omega que reposaba encima, a un lado, con cuidado y ternura. Acarició esa mejilla rosada y sonrío.

—Dime de nuevo así. —Urgió.

—No...ya debo de irme.

Sin embargo, al alfa no le importaba nada más que escuchar esa manera cariñosa de ser nombrado.

—Mingjue, si nos encuentran aquí...

—¿Qué? ¿Te importa si Xichen se entera o si mi padre lo hace?

Quizás no debería haberlo dicho, pero se dejó llevar. Obtuvo el resultado esperado, Meng Yao le empujó con fuerza y se separó de él.

—Ya te he dicho que no sucede nada con ninguno. También te expliqué por qué quiero quedarme.

El alfa resopló, sintiéndose enojado consigo mismo. Estaba dejándose llevar por los celos nuevamente. Si deseaba que A-Yao le aceptase por completo, debía de mostrar confianza.

—Tienes razón, pero no puedo evitar sentirme nervioso de dejarlos solos.

—No estás nervioso. —Repuso en tono acusador. — Sabes que tu hermano será cuidado por los Lan. Solo estás celoso por mí.

No respondió, había sido descubierto. Y a pesar que no deseaba dejarlo en los Recesos de las Nubes, también admitía que era lo mejor. Entonces, pensó en hablar con su mejor amigo y explicarle sus planes. De esa manera, recuperaría parte de su amistad y dejaría en claro que Meng Yao era su pareja.

—Sí, estoy celoso ¿y qué? ¿alguna vez has sentido celos?

Meng Yao los conocía demasiado bien.

—Sí, sientes celos de que Xichen se haya casado con otro. ¿Has sentido alguna vez celos por mí?

El menor sabía que mientras más tiempo pasaba era más riesgoso. En ese instante lo único que su cuerpo y espíritu animal querían era volver a dormirse entre los brazos fuertes de Mingjue, descansar su rostro en su pecho y sentir sus mimos en su cabello. Había disfrutado hacer el amor con él, ardía en deseo de dejarse amar nuevamente. La última vez que lo hicieron fue placentero, pero no sintió esa conexión emocional de ese instante en que sentía como cada toque de Mingjue era cuidadoso, buscando hacerlo sentir amado. Fue magnífico.

—Lo he sentido, tonto.

Meng Yao bajó la cabeza y su cabello alborotado lo cubrió como una cortina de fibra negra.

—Cuando ibas a burdeles...

Entonces, el alfa le tomó del brazo y lo atrajo hacia su pecho, abrazándolo

—A-Yao, así como tú no has tenido sexo con alguien más, yo tampoco lo he hecho.

—¿Qué?

Betrayal LoveWhere stories live. Discover now