Capítulo 41: Decisión y consecuencias.

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¿Cómo era posible que de amarse en Qishan ahora tuvieran una relación fría e incómoda? La situación en su matrimonio era inestable nuevamente. Aquella noche cuando volvió luego de calmarse así mismo fuera en la Primavera Fría, su esposo ya se encontraba dormido, así que se resignó a dormir a su lado, abrazándolo. Por la mañana intentó besar en la mejilla a su esposo para despertarlo, pero Jiang Cheng se apartó con brusquedad.

—Ve tú mismo, hoy quiero dormir un poco más. —Replicó sin abrir los ojos.

Xichen no sabía qué decir, deberían de hablar, pero en cuanto intentó tocar su mejilla, la mano del otro le apartó. Así que sintiéndose confundido y rechazado, solo asintió, yéndose a desayunar con el resto de la familia Lan. La mayor parte del día se la pasó impartiendo clases y luego revisando los pedidos que llegaban, cuando llegó su tiempo de entrenamiento buscó a su consorte para entrenar juntos, pero Jiang Cheng se negó, deseaba seguir entrenado solo. Uno de los sirvientes le informó que el joven Jiang había entrenado todo el día en el patio.

Dos días así y esa tarde debía de enfrentar a su consorte. Era cierto que quería que se lo tomase con suavidad, pero los miembros del consejo Lan estaban insistiendo en que, si no tomaba consorte pronto, entonces debía de decidir si dejarle a su prima, la esposa oficial de su primo de sangre, todos los deberes de la mansión o si de una vez Jiang Cheng asumiría su posición como el consorte Lan. Apeló a que el joven necesitaba tiempo para aprender y entonces los ancianos ordenaron que el consorte Lan aprenda con la guía de la consorte de su primo. Uno de los deberes del consorte Lan era la administración de la mansión, llevar la contabilidad de todo. Algo que podía hacerlo repartiendo deberes entre los demás consortes de los hermanos y primos del líder. Xichen tenía un poco de nervios de pedírselo a su consorte. Jiang Cheng podría cerrarse de una manera que incluso olfateando sus feromonas no podía comprender en que pensaba o sentía.

Fue hacia el Hanshi y lo encontró ahí nuevamente entrenado con zidian. Jiang Cheng antes le ayudaba con la clasificación de exámenes y de misiones, pero simplemente se había desaparecido de las tardes en que llevaba esa tarea. Parecía no importarle nada que tuviera que ver con la secta Lan, su posición de consorte o el propio Xichen. Aquello le hizo sentir como si el omega ya lo hubiese abandonado.

—Jiang Cheng, ¿puedes darme un momento? —Habló con suavidad, esperando terminar con esa angustiante situación.

El menor terminó su entrenamiento con zidian, tenía el ceño fruncido como si estuviera fastidiado. Xichen se sintió como un entrometido. Aún no habían discutido lo que sucedió en la noche.

—¿Qué quieres?

Ese tono hosco no le auguró nada bueno, pero a la vez le dolió. Apretó fuertemente su mano. Estaba cansándose de darle una sonrisa siempre.

—Jiang Cheng ¿Por qué me tratas como si no soportaras mi presencia? ¿Te he hecho daño? ¿Te disgusto?

El omega desvió la mirada, pero no le brindaba una respuesta. Aquello desesperó al alfa.

—¿Acaso ya no te gusto? Jiang Cheng.

El minuto que el omega demoró en responder fue angustiante.

—No es eso.

—¿Entonces por qué hace dos noches...—Era vergonzoso tocar ese tema, solo que realmente le preocupó las palabras que le dijo.

Intentó acercarse al otro, pero el menor respondió apartándose. Era terrible ver como su amado rehuía a cualquier contacto.

—Simplemente no tenía ganas ¿acaso siempre debo estar dispuesto para ti? —Replicó con un marcado ceño fruncido.

Betrayal LoveWhere stories live. Discover now