Capítulo 34: La condena de los Nie

3.8K 455 595
                                    

Posiblemente, desde que se casaron e intentaron intimar por primera vez había iniciado un ciclo de situaciones vergonzosas. Eran como niños empezando a caminar, torpes y caían constantemente, pero en ese instante ambos realmente deseaban que la tierra se los tragara. Se habían descubierto como mentes inquietas por adquirir sabiduría sexual. Sin embargo, lo mejor era simplemente enfrentarlo, sino sus corazones permanecerían en duda. En esos momentos, después de una pelea, lo que menos necesitaban eran más peleas. Ambos esposos estaban con sus túnicas internas simplemente puestas, apenas cubriendo su desnudez, frente a frente.

—Empieza tú—Ordenó Jiang Cheng.

—A-Cheng, qué injusto. —Se quejó el líder Lan.

—Yo pregunté primero. — Se defendió el menor.

Las mejillas del menor lucían tan adorablemente rojas que Xichen río enternecido y avergonzado, así que simplemente suspiró resignado. Lo mejor era ser sincero con su lotito.

—Bien, mi hermano mayor Mingjue me regaló un libro de primavera antes de nuestra boda para saber qué hacer...evidentemente no lo leí y por eso fracasé. —Comentó desviando la mirada, su piel de jade se había teñido con un suave velo rosa. Alzó su mano y acarició el mentón del menor suevamente, deseando poder tocar más de esa tibia piel.

—Pero te deseo y quisiera que nuestra primera vez no fuera dolorosa, así que tomé valor y leí un poco. —Continuó con voz suave y mirada de fuego. — No esperé que hacerlo en un lago fuera tan incómodo, no volví a intentarlo.

Jiang Cheng se sonrojó y todo su cuerpo se estremeció ante las dulces palabras de su marido y ese toque que hacía hervir la piel que era tocada. Era su momento, también entendía que lo mejor era confesarle de dónde provino ese libro.

—En mi caso... fue un libro regalado por Wei Ying en mi cumpleaños. Lo...traje y leí un poco.

Ambos se observaban sonrojados, con la terrible curiosidad de ir por el libro e intentar aprender un poco. La mano de Xichen tocó con deleite los labios suaves de su omega. Jiang Cheng entreabrió los labios permitiendo que los dedos del alfa ingresasen, los lamió un poco y luego los mordió suavemente. El cuerpo entero de Xichen vibró de deseo.

—Quizás deberíamos aprender juntos. Usarlo de referencia. —Intentó no morir de la vergüenza al decirlo.

—Xichen, suenas a un pervertido. —Se burló el menor, observando como el pecho de jade del alfa se enrojecía.

—A-Cheng, si tú quieres intentarlo, por supuesto que yo también. Hoy nos dijimos cosas dolorosas, pero te adoro. Si aún no deseas, lo respetaré, podemos satisfacernos como siempre lo hacemos.

—Yo...

Si ya lo habían confesado, qué importancia tendría intentarlo, Jiang Cheng estaba deseando ser amado por su alfa. Sin embargo, desde afuera de la habitación que compartían, llamaron, interrumpiendo la respuesta del menor. Ambos suspiraron, olvidaron que aún era muy temprano para encerrarse a hacer ese tipo de cosas. Sus deberes como líderes de la secta Lan no podían ser retrasados por sus caprichos personales.

—Líder de secta, llegó la invitación del líder Wen para el banquete. —Exclamó un discípulo.

—Sí, iré ahora. Espérame en silencio.

Atrajo a su omega y le dio un beso lento que ambos disfrutaron, juntaron sus frentes y se mantuvieron cerca unos minutos. Habían tenido una nueva crisis, pero suponían que era normal pues aún eran jóvenes. Para ninguno era fácil afrontar sus responsabilidades de adulto y de líderes de secta, mientras descubrían el amor que sentían el uno por el otro.

Betrayal LoveWhere stories live. Discover now