—Yo... no le diga a mi padre que le hable así, por favor.

Xichen le miró con dulzura y se atrevió a acariciar su cabeza con cuidado. Aquella forma en acariciarle le hizo sentir un tanto somnoliento. Para el niño mayor le parecieron curiosas y adorables aquellas orejas de gato. A sus diez años, él ya había aprendido a controlar sus instintos y sus rasgos animales. Pero para un cachorro como el pequeño Jiang aun no debía de ser fácil. En el mundo en el que vivían había algunos omegas y alfas de buena clase que sus espíritus animales se manifestaban de pequeños, luego de adultos, se mostraban en momentos de intensidad emocional.

—No te preocupes. Tienes unos ojos tan lindos y tu rostro tiene la forma de una flor de loto, que es una pena que tengas ese velo de tristeza. ¿Qué es lo que te ha sucedido?

—Es una tontería. —Esquivó la mirada del otro cohibido. Normalmente era bastante huraño, pero el otro le daba confianza.

—No lo creo, debe ser algo muy importante.

—Mis perritos...—Murmuró. —Ellos ya no están

—¿Fallecieron?

—¡No! Solo que mi hermano Wuxian les teme y se lo dieron a unos amigos. Yo los extraño. —Murmuró.

Pensó que el otro chico se burlaría, pero en vez de eso le atrajo y le abrazó para luego acunarlo en su pecho. Se apegó a él sin problemas, se sintió en confianza y comprendido. Sentía que nadie había entendido lo importante que eran para él esos canes.

—Entiendo. Eres muy valiente. Perder a amigos tan leales debe ser doloroso; sin embargo, lo haces por el bien de tu hermano. Eso es loable.

—Yo quisiera saber cómo están.

Nuevamente esperó alguna mofa, pero el joven Lan asintió comprensivo. Poco a poco su cuerpo perdió tensión.

—¿Qué tal si le escribes una carta a esos amigos para saber cómo están?

—Pero me da miedo...

Decirle a su madre o a su padre sobre su preocupación le daba inseguridad. Quizás pensarían que era ridículo.

—Ya sé, me la das a mí y yo la llevaré en mi viaje de regreso.

A Jiang Cheng le pareció un plan perfecto así no sería rezondrado por sus padres ni lastimaría a su hermano con su tristeza. Sin darse cuenta había sonreído nuevamente.

—Tienes una sonrisa muy tierna

El pequeño corazón del niño latió acelerado, y se sintió avergonzado con las palabras del otro.

—Disculpa si fui atrevido. Ven, debemos ir con tus padres y mi padre. Se preocuparán más sino vuelves.

Jiang Cheng tomó la mano que le era ofrecida, sonrió entusiasmado. Había encontrado una persona que era capaz de comprenderle. En respuesta, Xichen amplió su sonrisa. Desde ese momento, Jiang Chen quedó prendado del hermoso rostro, el trato gentil y el aroma a lavanda de aquel chico.

Xichen cumplió su palabra. A las semanas de terminada la conferencia le envió una carta y en ella le aseguraba que los perritos estaban en perfecto estado. Eso alivió el corazón a Jiang Cheng. Después de ello, se atrevió él mismo a continuar preguntando por aquellos canes y así lo hizo por varios años hasta darse cuenta que sus amigos habían hallado un buen hogar.

Desde ese momento, se sintió tan agradecido con Xichen y sus sentimientos fueron creciendo con cada noticia de sus hazañas. Le admiraba, esperaba ser tan fuerte como él. Buscó ser digno de él sin darse cuenta. Sus sentimientos poco a poco fueron evolucionando hacia el gusto y romanticismo. Cada vez que se encontraba con Xichen conversaban sobre cómo había ido sus vidas. Jiang Cheng siempre permanecía atento para saber si Xichen estaba interesado en alguien más. No era así, el jade mayor siempre se mantenía siendo cordial con todos, pero sin prestar real atención a los demás, sean alfas, betas u omegas. Sus únicos cercanos además de Jiang Cheng fueron su hermano Wanji y Minjue. Pero Minjue era alfa y se veía que era como su hermano mayor. Así que Jiang Cheng terminó por hacer crecer esperanzas románticas dentro suyo. Quería pronto seguir mejorando para estar a la par de Xichen.

Betrayal LoveWhere stories live. Discover now