El gato y el ratón

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Hiro dejó de luchar y bajó la mirada. No quería admitirlo, pero Tobi tenía razón. Sasuke era el novio oficial de Sakura, el colegio entero lo sabía; Sasuke era quien debía estar para Sakura en todo momento ahora... pero aún estaba su deber, su única razón para continuar viviendo tras esa máscara: Proteger a Sakura.

En un descuido de Tobi, lo empujó y salió del salón con paso presuroso sin correr. Tobi rodó los ojos y suspiró con fastidio.

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Un muchacho llegó corriendo al salón.

— ¡Sasuke-aniki! —dijo casi sin aire— Unas... Unas chicas se lle... se llevaron a Sakura-aneki del salón.

No lo pensó dos veces y se levantó de su banca para ir a buscarla. Ya había pasado otras veces que alguien llegaba a avisarle que algo le sucedía a Sakura porque Hiro no estaba cerca para detener el ataque. No quería salvar a Sakura por le bienestar de la chica, no. Su prioridad era evitar el ataque porque él sabía a la perfección que con o sin ataque hacia Sakura, Hiro era quien tenía más que perder... Hiro tenía todo para perder.

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La llevaron detrás de los baños que se perdían detrás del gimnasio. La presencia de una chica portentosa y rebelde resaltó entre la soledad y el verde follaje de fondo, su mirada desprendía desprecio y aunque no había escuchado más palabras que las que dijeron las lacayas en el salón, Sakura sabía que la solitaria muchacha era la líder y no tenía que ser un genio para saber lo que le diría.

— ¿Tú quieres hablar con...?

—Cierra la boca. No te he dado permiso de hablar, aún. —las palabras de la reina le causaron una fea arruga en su frente. —Escucha bien, mugrosa. Te ordeno que dejes a Sasuke-sama. Alguien como tú no merece estar a su lado: debilucha, frentona... Yo soy la reina que él merece y...

—No. —interrumpió con los brazos cruzados— No pienso dejar a Sasuke-kun sólo porque a ti te gusta. Yo lo amo y jamás permitiré que alguien lo aleje de mí.

La osadía y firmeza ruborizó el rostro de Yuri con fuerza por la rabia de su falta de respeto. — ¡Golpéenla! —gritó a las tres lacayas que tenía a un costado. — ¡No me escucharon! ¡Patéenla o yo lo haré con ustedes! ¡YA!

Las tres sudadas y angustiadas chicas se miraron entre ella con pesar y con un toque de duda dieron pasos largos hasta rodear a Sakura, quien se puso en una simplona pose de batalla que había visto en Hiro muchas veces, pero sin práctica sólo fue presa de las órdenes de una dolida reina sin rey. La más alta la sujetó del cabello y las otras dos le patearon las rodillas con fuerza provocando que perdiera el equilibrio y termine en el suelo. Las patadas no tardaron en tomar fuerza. Una de ellas agarró una rama cercana y empezó a azotarla en la cara mientras Sakura trataba de cubrirse y de resistir sin mostrar el dolor que aumentaba en un par de costillas.

— ¡Sasuke-sama! —Exclamó Yuri cuando él apareció en la esquina con la boca abierta después de revisar todos los rincones posibles. La presencia del joven apartó a las perras con espanto y él se acercó a una ensangrentada Sakura que en lugar de mostrarle dolor sólo le regaló una chueca sonrisa producto del labio roto. — ¡Espera! —Gritó Yuri anonadada al ver que recogió a Sakura en sus brazos en lugar de correr a los de ella— ¡Para irte debes golpearme o no desistiré de ti! —exclamó con ruego.

Sasuke le dio la espalda. —Sólo golpeo personas que valen la pena. —y con ello dejó el lugar rumbo a la enfermería para llamen una ambulancia.

— ¡Sabía que no era una buena idea! —Exclamó Chioori con alivio en el rostro, pero las piernas como gelatina— ¡Cómo pudiste pedirnos eso, Yuri! ¡Sasuke-sama fue benévolo en perdonar esta estupidez, pero imagina que no hubiera sido él quien daba su rostro aquí! ¡Yuri! ¡Hiro-sama seguro que no nos dejaba salir de esto en pie! ¡Me estás escuchando! —el rostro perdido de Yuri respondió su pregunta. —Ya no voy a formar parte de este grupo. Esto fue peligroso y tonto.

Dulce GuardaespaldasWhere stories live. Discover now