Fecha que jamás se podrá olvidar

352 60 6
                                    

/Distrito Kikuchi/Mansión Uchiha/domingo/14h17/

— Creo que fue una mala idea, Hiro-kun. —Sakura, junto a su guardaespaldas, ingresaron por la puerta sur de aquel gran terreno que le recordó su antigua casa.

— Recuerde lo que dijo Iruka-san.

— Si, si, si... —suspiró la pelirrosa— Busquemos al festejado y luego nos vamos, Hiro-kun.

— Pero nadie vendrá por usted hasta dentro de un par de horas, Sakura-san.

— Nadie vendrá por nosotros, Hiro, ¡nosotros! —él la miró con indiferencia, aunque por dentro se sentía feliz de que le tomara en cuenta.

— Mientras buscamos a Uchiha-san, salude y conozca a los demás invitados. ¿Le parece, Sakura-san?

— Está bien. —tomó la mano de Hiro y tiró de él. — ¡No se te ocurra dejarme sola! —expresó con una sonrisa a modo de orden.

Sasuke se encontraba en las escaleras cercanas a la entrada norte de la mansión. — Oe, Sasuke. — Naruto se aproximó al pelinegro. — ¡Feliz cumpleaños, idiota!

— Buenas tardes, Naruto. —se escuchó una voz femenina de edad madura a su espalda.

— ¡Mami Mikoto! —exclamó alegre cuando se aproximó la mujer de fino garbo, cabellera negra larga y lacia; lucía un bellísimo y costoso vestido de cóctel con una sonrisa. El rubio la abrazó con total confianza.

— Es ¡mi! madre, tarado.

— Tranquilo hermanito. Sabes que nuestra madre quiere a Naruto como si fuera uno de nosotros. —defendió Itachi al rubio mientras descendía los escalones.

— ¡Es verdad, Sasuke-nii~! —codeó a su amargado amigo en el costado. Brotaron un par de venas en su frente y Mikoto sonrió ante el actuar de los muchachos.

— ¿Los Yamanaka no llegan todavía? —preguntó el hijo mayor.

— No. —respondió Sasuke con molestia, percibida sólo por Naruto.

— ¿Él es... Sasuke Uchiha? —exclamó sorprendida al observar a un chico alto, cabellera negra como sus ojos; conversaba con un muchacho rubio, un adulto joven de unos 23 años y una mujer con parecido físico al chico festejado.

— Sí, Sakura-san. Tres invitados me indicaron lo mismo. Vamos a que se presente.

— S... sí, Hiro-kun. —su corazón aceleró un poco y sentía sus mejillas ruborizadas sin saber el por qué. Se abrieron paso entre los invitados con serenidad hasta llegar donde los Uchiha. — Bu... buenas tardes, Sasuke Uchiha-san. — saludó nerviosa, mientras su custodio se mantenía unos pasos atrás de ella; un simple empleado no tenía necesidad de presentarse.

— No hay necesidad de ser tan formal, ¿eh...? —respondió con aire cordial, pero gélido.

— Sa... Sakura Haruno. Só... sólo dime Sakura. —sus mejillas ardían un poco más.

— Gracias, Sa... —Sasuke quedó en silencio al divisar en la entrada a Ino. — Disfrute la fiesta. —comunicó Sasuke indiferente antes de alejarse rumbo a la puerta; Itachi y Naruto, junto a Mikoto, ya se encontraban saludando a las gemelas.

Una vez que Sasuke está lejos de ambos, Sakura suspira. — Él es tan atractivo. —Hiro observó el perfil de Sakura: ruborizada y con las manos juntas delante de su pecho. Los ojos de la pelirrosa parecían emitir un brillo propio.

Expresión totalmente nueva para Hinata.

— Hola... Ino. —su alegría nunca demostrada con sonrisas, al contrario de su hermano, desapareció al ver la plácida conversación que mantenía la rubia con Itachi. Su rostro cambió, dio media vuelta y se alejó del tumulto de hipócritas. Ine notó su presencia, pero fue completamente ignorada cuando quiso saludarlo. Terminó contemplando a su hermana con desprecio por ser estúpida y no darse cuenta de que Sasuke estaba profundamente enamorado de ella.

Dulce GuardaespaldasΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα