Fuerza y habilidades en combate

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/Distrito Tamana/Instituto Público Konoha/Lunes/Mañana/

— ¡Aún no puedo creer que ya estamos en primero de preparatoria! —manifiesta Sakura después de la ceremonia de ingreso. — ¡Espero conseguir una buena amiga este año, Hiro-kun! —ambos caminaban hacia el salón asignado.

— ¿Podría dejar de decirme así, Sakura-san? —susurró él; Sakura movió su cabeza de un lado a otro con una sonrisa de malicia y burla, a lo que Hiro respondió con un cansado y largo suspiro. Abrió la puerta y tomaron su asiento respectivo.

— (¡Siempre serás "Hiro-kun" para mí!) —caviló mientras contemplaba dónde era el puesto señalado par su amigo.

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Cuando la señorita Haruno regresó del viaje de negocios, se topó con un acontecimiento algo curioso, y también lamentable: ¡ella era un centímetro más alta que su propio guardaespaldas!

Sakura y Hiro mantuvieron la misma estatura durante su pre-adolescencia, cosa sin importancia para la pelirrosa hasta que en esas vacaciones empezó a madurar en aquello llamado amor. Pero no amor de hermanos, no señores, sino el tan afamado sentimiento por el sexo puesto.

Si bien al inicio no veía a Hiro como su "chico ideal", esa mentalidad empezó a cambiar cuando estuvo lejos de él por aquella temporada. «Quizá de un cambio inesperado», «A lo mejor y su estatura aumenta», «Posiblemente adquiera musculatura si ya no tiene que cuidar de mí y sólo se dedica a entrenar», ente muchas otras cosas que cruzaron su cabeza. Pero al ser recibida por su escolta después de unos meses, la chica pasó unos días algo decepcionada por su alocada imaginación.

Ambos iniciaban Primero de Preparatoria y la chica de ojos jade esperaba... no, ¡deseaba! que su custodio hubiese adquirido un aspecto varonil y porte alto del cual pueda vanagloriarse y, porque no, verlo de una manera diferente. Durante los meses que estuvieron lejos llegó a meditar, de la manera más loca y remota posible, poder ver a Hiro más que sólo como un buen amigo; observarlo como un chico maduro... ¡Vaya frustración!

Como no sucedió, Sakura decidió referirse a él como: "Hiro-kun" y así podrían apreciar sus nuevos compañeros que ella era menor; aunque en verdad Sakura era mayor por unos meses.

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— (Todo el entrenamiento que realiza...) —Sakura tocó el penúltimo puesto de la primera columna junto a la ventana, mientras a Hiro la última banca de la tercera columna. — (...y sigue pareciendo una chi...)

A la derecha de Sakura, pasando una banca, un muchacho de cabello lacio, corto a modo de tazón y ojos negros muy redondeados, la observaba de perfil desde que había ingresado al salón. Ella, ensimismada en la falta de crecimiento de su primer y único amigo, no se había percatado de aquello ojos curiosos en su persona.

Las clases transcurrieron de la misma forma en que lo hacían las del internado, del cual terminó comportándose indiferente por el trato indebido que los estudiantes le dieron a causa de ser Haruno.

— Mañana seguro tendrá la oportunidad que conocer a alguien, Sakura-san. —comentó indiferente ante la mirada melancólica de la chica; quien retribuyó las palabras de consideración con una amable sonrisa. Ambos se encontraban en la entrada principal; caminando uno al lado del otro rumbo al auto que se había estacionado un par de cuadras lejos.

— ¡¿Hiro?! —el chico sostuvo la mano de la ojijade y esta se alteró ante la fuerza aplicada. Emitiendo un sonido bajo con sus dientes juntos para que guardara silencio, empezó a caminar más rápido.

— ¿Por qué la prisa, niño de bolsillo? —escucharon una voz masculina y chillona. Hiro volteó y mantuvo a Sakura detrás de él. — ¡Creo que no estás a la altura para proteger a esa hermosa y ardiente chica con cabellera de cerezos en flor. —mofándose del pequeño, y alagando a Sakura al mismo tiempo, el mismo muchacho de cabellera peculiar y chamarra verde los perturbó en su caminata

Dulce GuardaespaldasWhere stories live. Discover now