¿Quieres pertenecer a los Tsukuyomi?

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/Distrito Yatsushiro/Hospital/Atardecer/

Sasuke-kun... —murmuró sin poder hacer nada al respecto.

¿Debía acercarse? ¿Por qué lo llevó a un lugar tan personal? ¿Por qué su pecho no dejaba de punzar tan cruelmente a la altura del corazón? Llorar a su lado era lo que su cuerpo gritaba, pero no lo hizo. No podía... no debía expresar emociones.

Veinte eternos minutos de silencio torturador. Gradualmente, Sasuke recuperó su semblante serio e inexpresivo. Desapareció aquel tono rojizo de sus ojos. Soltó la mano de su hermano y se levantó de la silla con templanza. Salieron de la habitación sin cruzar palabras o miradas.

Los pasos de Sasuke eran lentos; no quería dejar el sitio aún. Sin embargo, llegaron al estacionamiento y le pasó el casco a Hiro sin mirarlo. El bullicio de las personas conversando, las pisadas, el viento, los vehículos y una ambulancia llegando no causaba tensión en lo más mínimo. Para ambos sólo existía el silencio. Hiro deseaba hacer algo por él. ¡Lo que fuera! Pero no podía hacerlo, no tenía permitido expresarse o delataría su estado.

Subieron a la moto y Sasuke manejó a casa.

/Distrito Tamana/Residencia Haruno/Noche/

El trafico estuvo pesado; tomándole casi dos horas llegar.

— Gracias.

Esa simple palabra, dicha con aquel tono suave lo detuvo en su marcha; volteó rápido para ver al emisor.

— ¿Por qué?

— Pues... Por enseñarme ese lado tuyo.

— ¿Qué lado? —No, no actuaba desentendido, simplemente no comprendía por qué lo había llevado. Llevó su mirada el pavimento. ¿Hace cuanto no veía a su hermano?

El día del accidente, Itachi sólo recibió unos raspones y un golpe... directo en la cabeza. Lo que dejó su mente en un sueño profundo que el doctor denominó: coma. Los médicos no podían asegurar si sería permanente, pero Sasuke metió en su cabeza la idea de que Itachi permanecería así el resto de su vida. Fugaku, su padre, poco interés prestó desde ese entonces a las acciones de su hijo menor porque sin su amada Mikoto la vida ya no tenía sentido en su totalidad. Fugaku aún tenía la vaga esperanza de que Itachi, el heredero total de la Compañía, despertara un día para tomar posesión de lo que le pertenecía.

Entonces... ¿Por qué fue después de tanto tiempo? Entre tantas personas... ¿Por qué Hiro?

— Tu lado humano. —contestó.

Creyendo que esas palabras eran una burla cruel, ¡levantó la vista dispuesto a...! Contemplar aquella sinceridad e ingenuidad en sus ojos —no estaba siendo grosero— provocó en él una sonrisa.

— ¿Por qué te...?

— No puedo creer que existan chicos como tú. Ingenuos y puros. —Hiro estaba concentrado en sus palabras— Con alma de guerrero. —No sonrojó.

Hinata, desde pequeña fingió ser un muchacho. Neji le había dicho, una y mil veces, que en el mundo donde les tocó vivir no era apto para chicas; estaría en gran peligro si lo demostraba. Aunque su espíritu dulce y suave era algo que afloraba con naturalidad y su primo terminaba regañándola. Cuando Kakashi la recogió, aprendió a suprimir ese lado suyo; los elogios ya no le afectaban.

— Pero a veces pareces una chica dulce, Hiro. —acotó Sasuke.

Como en los tiempos junto a Neji, su personalidad dulce emergió. Esa bella sonrisa que sólo le pertenecía a Hinata fue expuesta con algo de vergüenza.

Dulce GuardaespaldasWhere stories live. Discover now