Un terrible presentimiento

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/Distrito Koshi/tarde/martes/

Sus jades no podían estar más marcados en aquellos ojos. Leer en la entrada de aquel majestuoso hogar "Residencia Yamanaka" la sorprendió sin darse cuenta.

— ¿Qué hacemos aquí?

— Obvio. —coloca su mano en el hombro de Haruno— Contarle a los padres de Ine el trato que lleva contigo.

— Pero esto no- —la duda en su mirada era inquietante. Sakura no quería llegar a esos extremos. Ella pensaba que si los padres de ambas se involucraban, quien perdería todo sería Ine; y por más mala que haya sido con ella, no quería que sus padres sufrieran por su falta. Tenten la tomó por los hombros y endureció el rostro.

— No dudes, Sakura-san. Si dejas que Ine siga con esto, cada vez será peor. La conozco lo suficiente como para señalarte que es mejor seguir caminando.

La pelirrosa asiente y ambas llegan a la entrada. Suena el timbre y la puerta la abre una señora de cabellera marrón chocolate y ojos del mismo tono. Su mirada era gentil y algo sumisa.

— Señora Yamanaka. —Tenten le da la mano y la señora la abraza. Entonces de percata de la otra visita— Ella es Haruno Sakura. —la señora abre los ojos ante la sorpresa de su apellido. No por nada era uno de los conglomerados más conocidos en el país— ¿Podemos pasar?

— ¡Qué desconsiderado de mi parte! —las hace entrar y toman asiento en la sala— Mi esposo llega más tarde de la florería. —les ofrece un poco de té— ¿A qué debo su visita?

— Es sobre Ine-san. —el rostro alegre de la dama se ensombreció— Ine a molestado a Sakura desde hace un tiempo. —la castaña la mira para que hable sobre el daño, pero la pelirrosa no quería llegar a tanto.

Ella podía hacerlo sola, sin llegar a extremos.

— Pequeños altercados, pero no es nada que no pueda manejar. —sonríe amable y ligeramente incómoda. La madre de la pelinegra sabía que la chica estaba siendo condescendiente.

— Mil disculpas, señorita Haruno.

— ¡Para nada, señora! —ella mueve las manos de un lado a otro— Usted no tiene que disculparse. Sé cuidarme muy bien. —golpea un puño contra su palma y sonríe con gusto. La señora y la castaña sonríen también: — Eres fuerte.

— Eso intento señora Yamanaka.

La puerta se abre de par en par y sus verdosos irises se topan con una persona poco grata en su casa. Al notar que su madre sonreía por la presencia de la pelo chicle la enfureció.

— ¡¿Qué haces en mi casa, estúpida?!

— ¡Ine! —la madre se levanta al escuchar lo mal que trata a la visita, pero la pelinegra la ignora y se dirige donde Sakura para tomarla de la muñeca y tirarla con desprecio. Exigiendo que abandone su casa.

Una sonora cachetada retumba en las paredes de la casa.

— ¡Siempre has sido igual! —vocifera delante de las demás, mientras sus ojos empiezan a cristalizarse— ¡Siempre estabas del lado de Ino y ahora de esta!

— ¡Esto no tiene que ver con tu-!

— ¡Sí! ¡Tiene que ver con Ino! —las lágrimas no tardaron en aparecer— ¡Ino siempre fue y SERÁ tu favorita! ¡Ella siempre estuvo en un pedestal!

— Ella no... no se comportaba de la manera en la que tú lo haces. ¡Todas las cosas que nos haces pasar!

Molesta, irritada, humillada...

Caminó rumbo a la escalera sin pronunciar otra palabra y, antes de subir las escaleras, contempló a la pelirrosa; quien estaba tan incómoda como Tenten de haber presenciado esa pelea— Ojalá mueras... —replica en susurros a Sakura y la madre la escucha.

Dulce GuardaespaldasWhere stories live. Discover now