Una nueva identidad

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/Distrito Kurume/Alcoba/Domingo/Noche/

— Señorita Sakura, buenas noches. —la sirvienta de cabellera morada abrió la puerta e ingresó con una sombra detrás. Bajó la revista y colocó la mirada en aquel chico de piel nívea y llamativos ojos perla. Ella quedó estupefacta cuando la mujer lo presentó. — Él es Hiro Hyuga. Será su nuevo guardaespaldas. —la muchacha de piel clara, cabellera rosa larga y ojos de un intenso verde jade corrió y lo abrazó con una sonrisa de oreja a oreja.

— ¡Muchas gracias!

Hiro estaba atónito. Nunca antes había recibido tal muestra de simpatía, ni siquiera de su primo que, para evitar cualquier señal de su verdadero género, trataba a Hinata de la misma forma que lo haría junto a un muchacho en las calles. Sin llegar a ser vulgar con ella.

— Bu... Buenas noches, señorita Sakura-sama. ¿Por qué dice eso?

— ¿Nadie te lo ha dicho? —la sirvienta abandonó la habitación con una sonrisa entre cálida e irónica pues había sido ella quien curó a Hinata y le contó a Kakashi sobre su verdadera condición: una delicada señorita debajo de ropajes sucios. — ¡Gracias a ti podré salir de este sitio y conocer personas de mi... — pausó rápidamente — ... de NUESTRA edad!

— Como... Como usted diga, señorita Sakura-sama.

— Espera... ¿Cómo me llamaste? —la pelirrosa dejó de abrazar a Hiro para mirarlo con molestia.

— ¿Quiere que... me refiera a usted de una manera más formal? ¿Sakura-ojousama? ¿Sakura-himesama? —Hiro comenzó a contemplar el tejado un momento, recordando un honorífico de mayor rango; sin embargo Sakura cerró aquellos pensamientos con un firme y retundo "no". — ¿Eh?

— No, Hiro-chan.

— ( ¿Hi... Hiro... chan? )

— De hoy en adelante somos amigos, así que evitaremos los honoríficos.

— Temo responder que no puedo hacer eso, señorita Sakura-sama. —él desvió la mirada unos momentos al suelo. — Usted es mi jefe y debo tratarla con sumo respeto.

— ¡Tonterías! —el peliazul sobresaltó antes las palabras de reprimenda. — Si soy tu jefa debes obedecerme, ¿no es así? —él asintió con determinación. — En tal caso... —la pelirrosa llevó sus manos a la cintura con esos ojos llenos de confianza. — ¡Te ordeno que no utilices honoríficos conmigo!

— Seré regañado por Iruka-san si me escucha tratándola de la manera que me pide. —la chica de verdes ojos suspiró con resignación ante la mirada seria de su custodio; al fin de cuentas las normas habían sido impuestas por su tío; al cual conocía bien.

— Entonces sólo entre nosotros, ¿te parece? —Hiro no alcanzaba a comprender la personalidad tan cambiante de aquella chica. Su jefa lo observó detenidamente. — Eres de mi tamaño, pero tienes una apariencia feme... —cubrió su boca con rapidez creyendo, lo que diría sería algo ofensivo. Hiro cerró los párpados por un momento y recordó la respuesta predeterminada para esa situación.

— Mi complexión delgada me convierte en un chico rápido y ágil. Si me subestiman por la estatura se sorprenderán de mi fuerza y habilidad en combate. —la pelirrosa quedó algo alterada por la respuesta casi mecánica para un chico de su edad, pero como ya había tratado con los guardaespaldas de Iruka la sorpresa no duró mucho. Después de todo ella conocía a cada uno de los custodios —entre ellos Kakashi— y cuando los saludaba o intercambiaba una que otra palabra nunca dejaban de actuar como un robot.

Era un hecho que no podía cambiar si servían a su tío Iruka.

— ( Si lo miro bien... es un poco lindo. No es mi tipo, pero se ve tierno. ) —pensó y sonrió de manera cálida; contrario a Hiro que mantenía su rostro inmutable.

Dulce GuardaespaldasWhere stories live. Discover now