La ternura de su temor

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/Distrito Tamana/Residencia Haruno/Noche/

Cualquiera al ver la puerta de su hogar suspira de alivio y tranquilidad. Para Hiro eso era algo imposible e inimaginable, porque ese no era su hogar por más que tuviera cobijo y comida. Abrió la rejilla del cerco, subió el par de peldaños que daban con la gran puerta principal y antes de tocar siquiera la perilla, la puerta se abrió y el rostro de Kakashi lo recibió con aquel semblante distante. No le permitió dar otro paso y supo que la plática que tendrían se llevaría a cabo en el exterior de la casa y no el despacho.

—¿Qué hacía el carro de Tobi afuera?

No tenía que preguntar cómo sabía el nombre del muchacho, de hecho él no tenía el derecho de preguntar nada, sino la obligación de acatar y responder.

—Se matriculó para equiparar materias porque vivió en el extranjero y se mudó recientemente, como está en mi curso lo he podido vigilar de cerca y no me parece peligroso. —Comentó relajado, aun sabiendo que esas palabras eran una completa mentira.

Kakashi le dio un vistazo a todo su aspecto y la actitud de su rostro relajado no cambió, pero tampoco mejoró. — ¿Hace cuanto está en el instituto? Sakura me dijo que no te vio en todo el día. ¿Faltaste por estar con él?

—Fue transferido desde ayer y hoy estuvimos paseando por allí.

Kakashi lo miró a los ojos con una intensidad que le atravesó el cráneo como una bala. Temía que la mirada de Kakashi pudiera leer su mente y conocer todos los secretos y mentiras que allí guardaba. Su maestro cerró la puerta para que nadie escuche lo que siguió. —Si ese joven conoce tu secreto... Entonces ya no eres útil.

La fugaz idea de decirle que sí no alcanzó ni a formarse, pues el relajado "No" que le respondió a su maestro eliminó toda palabra después; entró en modo automático para preservar su lugar en la casa y su propia seguridad. —No se preocupe, Kakashi-san.

El hombre permaneció quieto, contemplando cada parte de él en todo momento, esperando que muestre una pequeña debilidad o hueco en sus palabras, tono, postura y actitud. Hiro permaneció como una muralla: inamovible y rígida. al cabo de unos largos minutos en silencio, Kakashi llevó la mano al bolsillo de su pantalón para adquirir una postura más cómoda.

—Te creo. —Ese par de palabras le causó una paz tan intensa que temió lo fuera a mostrar en algún momento, pero no lo hizo. No podía fallar si faltaba poco para terminar el interrogatorio. —Porque si ese muchacho lo supiera, Madara ya hubiera hecho algo. —Hiro asintió para mostrar que acataba la orden de ser cauteloso en presencia del enemigo que conocía su mejor carta. Kakashi sonrió relajado tras la mascarilla y con un movimiento de cabeza le permitió avanzar dentro de la casa.

—No vayas a cometer un error a estar alturas, Hiro. —agregó al cerrar la puerta detrás de él con ese tono despreocupado, pero amenazador. —Y ya no pierdas más clases. —Volteó para mirarlo de perfil y asintió.

Subió la escalera sin dar muestras del cansancio físico y emocional que acababa de pasar. Una vez dentro de la alcoba podría tomar una ducha y relajarse. Dejarse llevar por el mundo de los sueño donde su imaginación no tenía cadenas ni era castigada. Donde podía ser lo que quisiera, estar donde quisiera, ser quien sea sin repercusión alguna. Faltaba poco para tener entre sus manos la perilla de su puerta, pero la presencia de Sakura lo interceptó.

Por un breve instante la invadió la alegría de verlo sano y salvo. Completo. Intacto. Pero entonces se dio cuenta lo idiota que fue por preocuparse por alguien que podía defenderse solo, e incluso era lo suficientemente fuerte como para defender a alguien más. La sonrisa se detuvo a medio camino en su rostro y el ceño fruncido fue la bienvenida que le dio.

Dulce GuardaespaldasWhere stories live. Discover now