Heridas de sangre y orgullo

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/Distrito Tamaña/Avenida principal/07h42/martes/

Sakura y Hiro observaban por la ventana de cada lado del vehículo. Ninguno preguntó por las palabras que cruzaron con los otros ya que cada quien prefería dejar la privacidad intacta.

— ¿Ese... no es Toneri?

Hiro volteó hacia la ventana de la pelirrosa y notaron que el peliblanco era golpeado y amenazado por un grupo de muchachos.

Entre ellos no había una relación fuerte de amistad pero, tanto ella como el peliazul, no querían que le pasara nada grave.

El vehículo se detuvo un par de cuadras y el muchacho de fino rostro se bajó— Tú lleva a Sakura-san al instituto.

— ¡No, Hiro!

— Es mi deber protegerla. —una mirada firme que dejó a la ojiverde estática— No se preocupe por mí, Sakura-san.

Cerró la puerta y empezó a correr. El carro partió y la muchacha de cabello rosa se limitó a observar cómo era abandonada por su guardaespaldas otra vez.

Cuando llega a la pequeña jardinera, donde reposaban un par de bancas y unos cuantos árboles de espeso follaje, nota al peliblanco en postura fetal. Hiro arremete de un golpe en la mandíbula; el afectado estaba completamente desprevenido.

— ¡Hiro~senpa~i! —se lanza a sus piernas para abrazarlo y llorar con una gran sonrisa. El peliazul le pide que lo suelte y continúa golpeando a los otros tres.

El primero se levanta del suelo cabreado y saca un cuchillo de la parte trasera de su pantalón, se acerca al distraído chico de ojos hielo que observaba con emoción a su héroe de ojos lila dar golpe tras golpe a los inútiles del otro día; los mismos de los que Naruto ayudó a escapar.

— ¡Mueve otro músculo y le corto el cuello!

El muchacho voltea y observa el espanto en los ojos de Toneri. La pose de ataque cambió a una parada simple y los subordinados del sujeto lo tomaron de los brazos.

— Esto es lo que recibe aquel que quiere pasarse de héroe. —escupe con gusto. Mira a sus lacayos con una sonrisa— ¡A darle lo que se merece!

Un golpe directo al estómago, otro a la cara, patadas a las piernas... La rudeza hacía que Toneri no pudiera pestañear; aún tenía el frío acero junto a su cuello.

Uno de ellos pateó a Hiro en el estómago con tal fuerza que éste cayó al suelo, reflejando una mueca de dolor incontenible. Hiro no era así.

Su amado senpai era la persona más fuerte que había tenido la dicha de conocer. Sabía que podía liberarse y dejar sin descendencia a todos con un solo puño... — ¡AYUDAAA! —...pero no atacaba. ¡Ni siquiera lo intentaba!— ¡AYUDAAA! ¡POR FAVOOOR!

Hiro no se defendía por temor a que no llegase a tiempo para evitar que lo lastimaran. Y saber que él era la razón por la que recibía tanto daño lo obligó a derramar lágrima tras lágrima por impotencia. Sin importar si aquel filoso metal laceraba de manera peligrosa, no pararía de gritar.

— ¿Pides ayuda por tu salvador? —el sujeto con la navaja echó a reír— ¡Tras eso gritas como mujer!

Quería tomar una ruta corta y nada mejor que la avenida principal para llegar a tiempo a clases. La moto iba a una velocidad constante y unos gritos llegaron por su lado izquierdo. Parecía una mujer en apuros y, si bien no le interesaba la vida de los demás, volteó la cabeza cuando pasaba por un pequeño parque de reposo.

Frenó a raya y votó el casco mientras corría al sitio cuando creyó ver a un conocido ser amedrentado.

Al llegar al lugar, apretó los puños y con una patada tiró a los tres perros que estaban golpeando a Hiro. Toneri fue lanzado al suelo por el de la navaja y se unió a los otros.

Dulce GuardaespaldasWhere stories live. Discover now