Alguien en quien confiar

213 39 3
                                    

/Distrito Kikuchi/Academia Shoyo/Primer periodo/

Poco había pasado desde que dejó la Preparatoria Konoha. A sus padres les costó muchas súplicas poder ingresarla en otra preparatoria debido a su conducta pues, sus calificaciones le ayudaron en gran medida. No obstante, su reputación la seguiría donde fuese, en especial dentro de la zona donde se dio a conocer la Banda los primeros meses.

Ella misma pidió a su madre poder continuar con sus estudios. Quería empezar de cero en otro instituto. Quería probarse a sí misma que el cambio le favorecería y la volvería alguien decente para la sociedad... aunque en realidad sólo buscaba tener una vida pacífica y pasar la mayor parte fuera de casa.

— ¡Kin, levanta la mano! Te sentarás detrás. —Ine asintió y caminó al puesto sin hacer mucha presencia. La chica delante de Ine la miró de perfil con molestia, pero ella no se percató de eso.

/Distrito Kikuchi/Academia Shoyo/Receso/

La mitad del día se había ido muy rápido a pesar de lo aburrido y simplón de las clases. No quería conversar con nadie; mantener un perfil bajo era lo más apropiado en su condición y limitó a comer su bento en el pupitre.

— Oe, tú. —una muchacha de ojos negros almendrados y cabellera lacia oscura se acercó junto a un par más de horrendas muchachas con cuerpo deforme. — Eres la dama de negro, ¿no? Uno de los miembros más altos de los Tsuki no Hebi. —Ine decidió ignorarla, pero esa entrometida golpeó el pupitre; el sonido atrajo la mirada de un par de estudiantes aún en clase. —¿Qué haces tan lejos de tu mundo, eh?

— Eso mismo me pregunto yo. —respondió después de comer un bocado de frutas.

— ¿eh?

Mi mundo, ¿dices? Pues, si es así, mejor quédate lejos, porque yo no te invité. —molesta por expresar todo ello sin mirarla, tomó la caja de alimento y la tiró al suelo.

— ¡En este lugar no harás de las tuyas, entendiste! —Ine la miró llena de odio, pero si creaba un escándalo en el salón podría ser expulsada y era lo que menos quería. Soportar sus fanfarronerías de bravucona era mejor a pasar todo el día en casa con esos desconocidos.

Cerró los ojos y empezó a recoger la comida del suelo para botarla en la basura, se dirigió a la puerta con la bandeja en la mano.

— ¡Oye! —gritó con una sonrisa malévola— ¿Dónde crees que vas? ¡Aún no termino contigo! —miró a sus "secuaces" y expresó con voz alta para que los demás la escucharan. —¡Claro! Seguro iras a otro lado a comer esa basura, ¿no?

— No. —expresó de forma fría y giró la cabeza— La botaré al tacho porque tus asquerosos y gordos dedos la tocaron. —el sonido de la bandeja en el tacho fue el detonante para que el murmullo aflorara en el lugar. La chica ruborizó de la rabia al haber sido humillada en su propio juego.

Un muchacho de cabello negro y pálida piel observó a Ine desde su puesto, donde una libreta y lápiz de grafito lo acompañaban. La llevaba mirando desde hace un rato en silencio. —(Preciosa...)

/Distrito Tamana/Academia Konoha/Receso/

No tenía ganas de ir a la cafetería. No comía bien desde que Hiro había desaparecido y lo único que la mantenía tranquila —si es que podía decirse de esa manera— era caminar entre el jardín del área. Era poco frecuente ver estudiantes por la zona y para ella era lo mejor en esos momentos.

Hiro yo... ¿Quién está allí? —antes de poder voltear, un trapo apresó su boca. De un costado apareció otro sujeto que la tomó por la cintura. ¡La querían secuestrar! Empezó a patalear para liberarse, pero el olor fuerte en el trapo no daba buena señal. Las palabras de Hiro llegaron con rapidez. "Si llegan a colocar un trapo en su boca y/o nariz, mantenga la calma y evite respirar con profundidad o el cloroformo hará efecto más rápido. ¿Entendido, Sakura-san?" Intentó respirar con delicadeza sin dejar de forcejear y gritar para que alguien la salvase, pero la mantuvieron en el lugar por varios minutos. Todo empezó a dar vueltas y, sin darse cuenta, su conciencia se desvaneció por completo.

Dulce GuardaespaldasWhere stories live. Discover now