Los Yakuza son un mundo diferente

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— ¡YA NO ME SIGAS, MALDITA SEA! —levantó el puño en señal de amenaza y Toneri salió corriendo, riéndose por haber enfurecido al zorro demonio.

/Distrito Tamana/Club nocturno/Noche/

Tenía tantas venas brotadas en su frente que su rosto adoptó una forma grotesca y espeluznante. Sus dientes rechinaban como las tablas del suelo en una vieja construcción y sus dedos golpeteaban la mesa cada vez más rápido y sonoro, pero todo ese ruido se perdía en el ambiente y su aspecto demoníaco no perturbaba en lo absoluto a la persona del otro lado en la mesa. ¡Tenía los nervios de punta! Cada cierto tiempo dejaba de chirriar la mandíbula para expresar maldiciones por haber llegado temprano por primera vez a una reunión.

— ¡Oooh!

Su acompañante tenía la cara ruborizada por el atuendo de las camareras. Fingía cerrar los ojos cada vez que una se acercaba demasiado a su puesto, pero abría los dedos para espiar cada detalle de sus exuberantes pechos, contorneadas piernas y cinturas delgadas. Era la primera vez que visitaba un lugar de esos y, aunque ambos eran menores de edad, la entrada era pública la mayor parte del tiempo.

— ¡Lárgate antes de que lleguen los demás! —Naruto se contenía ¡bastante! para no mandarlo al demonio. Era como si la presencia de Toneri fuera una dura prueba de tolerancia y paciencia... Valores que carecía.

Una de las camareras se acercó con una gaseosa simple —sin alcohol—, Toneri la tomó y agradeció con algo de vergüenza por la belleza de la muchacha. Dio un sorbo, suspiró con gusto y, por fin, se dignó a mirar a Naruto.

— De ninguna manera.

— ¡Te daré la paliza que merecías esa vez si no te vas! —masticó enervado. No quería formar un escándalo y arruinar la reunión por su explosivo comportamiento. — ¡De veras!

— Ya dije que no. —bebió otro poco de manera infantil; generando un fastidioso sonido lo que sacó otro par más de venas. — Si me voy estarías aburrido, bueno, —elevó un poco los hombros— más de lo que ya eres.

¡ESA! ¡Esa era gota que derramó el vaso! No soportaría más su altanería. No dejaría que lo sacara más de quicio. Se levantó del asiento golpeando la mesa con la mano abierta mientras la otra se volvía un puño y su rostro se convertía en un feroz criatura del infierno. Por su parte, Toneri ignoraba su transformación; examinaba el lugar con notoria curiosidad en sus ojos.

Recorrió cada mesa con paciencia por lo llamativo de las cabelleras en algunos de los clientes hasta que sus ojos se detuvieron en la mesa de la esquina más lejana al lugar donde se encontraba. Sus párpados se abrieron de par en par al divisar un grupo pequeño de hombres, riendo y bromeando de forma ruda. Aquellas pupilas color hielo se enfocaron sólo en uno de ellos que reía con gozo mientras sujetaba una cerveza. Golpeó la mesa con el vaso, regando un poco de líquido, y se levantó de la silla como resorte, utilizando las manos como apoyo.

— ¡ES ÉL! —gritó sin apartar los ojos del sujeto —tenía una expresión de terror—, levantó la mano y lo señaló sin dudarlo un sólo segundo.

¿Qué? —atraído por la curiosidad y la pálida —más pálida— expresión del entrometido, Naruto detuvo el golpe y giró.

E-es... ¡Es el hombre de tatuajes rojos en las mejillas! —la mano que lo señalaba comenzó a temblar por la mezcla de miedo y rabia— ¡Él fue quien se llevó a Hiro-senpai!

¡Sí! ¡Sin duda era la descripción del ex-líder de los Colmillo sobre colmillo! La ira lo embargó como un balde de agua fría, tronó sus dedos y el enfado hacia Toneri desapareció. Dio un paso en la dirección señalada dispuesto a obtener algunas respuestas; a golpes si ese imbécil se negaba. Quedó congelado cuando sus pupilas se posaron en sus acompañantes. Pestañeó un par de veces para comprobar que sus ojos no le estaban mintiendo. Sí... Junto al secuestrador de Hiro se hallaba sentado un hombre de cabello gris oscuro lacio, el flequillo ocultaba su ojo derecho, labios pintados de negro y pupilas pequeñas que causaban intimidación; ¡incluso desde esa distancia!

Dulce GuardaespaldasWhere stories live. Discover now