Fecha que jamás se podrá olvidar

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— ¡Sasuke! —su amigo lo alcanzó en los baños y lo empujó detrás de una planta ornamental.

— Ahora qué, Naruto. —el ojinegro no estaba de humor.

— ¡Declararte!

— ¡¿Estás loco?! —sus cejas se juntaron más que antes y sus ojos se abrieron ante la estupidez que había escuchado.

— ¡A las chicas les encanta que un hombre se les declare! ¡De veras!

— ¿De donde sacaste eso?

— Lo leí por internet. —susurró con los labios hacia un costado.

— ¿Qué? No balbucees, zoquete. —Sasuke observó un bulto extraño bajo el saco del rubio en la parte izquierda. — ¿Qué rayos tienes allí?

— ¡Haz lo que te digo! —Naruto sacó de su saco una botella de vino. — ¡Un trago de esto le da valor a cualquiera!

— Aún somos menores para eso... estúpido.

— Por eso te digo que sólo ¡un! trago será más que suficiente. —guiñó su ojo derecho y extendiendo la botella abierta hacia un contrariado Uchiha.

No pierdo nada más de lo que no tengo. —agarró la botella dubitativo. Acercó la botella a su boca y la bajó sólo para girar su cabeza en dirección a Ino; ella estaba muy con Itachi.

— Estaré cerca, Sasuke. Sólo por si aca... ¡OE! ¡OE! ¡OE! —el rubio se asustó al mirar como el líquido de la botella mermaba rápidamente. — ¡No era todo, estúpido! —Naruto apartó la botella de los labios de Sasuke, pero ya era demasiado tarde; no quedaba ni una solitaria gota en el envase.

— ¡Ahora o~ nunca~! —el ojinegro dio media vuelta y empezó a caminar en dirección a una sonriente Ino.

— ¡Ya me quiero ir, Hiro! —rezongó en tono suplicante a su estricto custodio.

— No, Sakura-san. —ella suspiró hastiada— Espéreme aquí, le traeré algo de beber. —verla molesta por no poder hacer lo que quería le hacía sentir un poco culpable, pero Iruka le había ordenado socializar con la mayor cantidad de invitados posible; así ella no quisiera.

— Esta bien. —contestó resignada— ¡No demores! —ordenó. Hiro empezó a abrirse paso entre los invitados rumbo a la mesa de bocadillos.

— ¡Sasuke! ¡Espérame! ¡Maldita sea! —la cantidad de invitados le impedía a Naruto poder alcanzar al borracho de su amigo, que se movía rápido entre el tumulto de personas por su caminar distorsionado y tambaleante.

En el centro del salón estaba Hiro a mitad de camino de la mesa de bebidas y Sasuke a mitad de camino para hablar con Ino... Uno frente al otro. Hiro se movió a la derecha para darle paso al joven alto y atlético. Él guardaespaldas agachó su cabeza en señal de respeto, pero Sasuke bebió tan rápido el vino que afectó instantáneamente en su interior y parecía estar en un estado de hiperactividad. Pasó junto a Hiro y lo chocó del hombro por el estado etílico.

— Disculpe... Uchiha-san. —dijo en tono claro y bajo, agachando un poco más su cabeza en corta reverencia.

Hiro no fue el culpable, pero debía disculparse al ser de un estatus social menor. Además, la personalidad interior oculta del guardaespaldas siempre ha sido pasiva; así que no le molestaba en lo absoluto creyendo que era error suyo.

— No, yo me disculpo por empujar a una dama. —y Sasuke continuó su camino con paso errático.

— (¡¿Me... me... descubrió?!) —mantuvo su rostro sumiso, abrió sus ojos con angustia. Respiró un par de veces y prosiguió el trayecto sin darle más importancia al asunto. — (Quizás me confundió por mi estatura... Parecía tener prisa.) —eso pensó por no percibir su estado de embriaguez.

Dulce GuardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora