¿Es tu primera vez?

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La risa que desprendió aquel hombre fue dulce. Dulce y hasta divertida para Damon. Dulce, divertida, e inspiradora. Disfrutó bastante de escucharla, de que retumbase en sus oídos, y que permaneciera allí unos segundos antes de que la energía regalada por esa simple acción se hiciese presente en acciones; Se abalanzó después de un corto pero sonoro beso en la mejilla de su querido dibujante, a aquel calor inconfundible que encontraba solo en Hewlett. Jamie gruñó ante eso, pero no por lo mismo no abrió ambos brazos para que su amado de colase entre ellos, así como entre sus piernas que inevitablemente consiguieron rodear las caderas de Damon:

—Buenos días, Jay...— Murmuró el músico mostrando parte de aquel tren descarrilado que tenía por dentadura, permitiendo que su nariz tocase la ajena; Sus cabellos de oro ya comenzaban a alcanzar bien el largo para crearle cosquillas en la frente al menor, que admiraba a su precioso ángel somnoliento. Acababa de despertar, y era bastante extraño pero placentero encontrarse feliz. Muy feliz. Eso no era posible. Verlo a él le hacía inevitablemente sentirse de tal forma, como si no existiera otra cosa en el mundo, (que no fuese su esposo, por supuesto. Aunque aun así podía tratarse de un buen sueño.)

—Buenos días, Dey...— Dijo Hewlett un tanto débil en una voz que se antojó un tanto ronca. Enmarcó ambas comisuras de sus labios, antes de ser el quien tomase la iniciativa de pegar sus labios a los ajenos que en un cariñoso acto le otorgó una inigualable fuente de energía su espina dorsal. Era bastante temprano. . .

—¡¿Listo para el inicio de las vacaciones?!— Damon sacó las manos por debajo de a la espalda de Jamie (en donde había quedado atrapado) para dejar las palmas sobre sus mejillas. Acarició con los pulgares ambos pómulos del joven antes de que este se dignase a hablar, tratando se ser lo más claro posible aun con que no podía quitar sus iris de aquel brillo clarito en Albarn.

Tenía la expresión de un niño recién salido de la escuela; La campana, la última campanada que resonaba por el corredor de los pasillos, y que hacían al pequeño Damon levantarse bastante acelerado de su lugar para meter todos los papeles y libretas sobre su pupitre de una manera desordenada a su mochila, antes de despedirse entre gritos y saltos. Normalmente eso no duraba mucho, ya que la maestra siempre decía en voz muy alta al único chico que se catalogaba como un "muchacho subnormal" que aún no terminaba de dictar la tarea. Damon gritaba que era un "niño abnormal" y no era por nada. Tenía la razón, era como si le avisara a los demás que tenia problemas.

—Así es. . . tengo puesto mi traje de baño desde ayer...— Jugó Hewll; Bueno, allí, específicamente en el sitio donde estaban ni siquiera existía alguna al alberca, pero habían planeado un recorrido. Esa luna de miel era un comodín, por llamarle así: Disfrutaban de sus primeras semanas de casados, descansaban del trabajo, y, básicamente, se alejaban de la civilización que en la mayor parte del tiempo era molesta. Damon enmarcó únicamente una comisura de su labio antes de hablar.

—Hoy no iremos a nadar, así que... permíteme ayudar a quitártelo— Soltó en una clase de fino ronroneo que causó a Hewlett una risilla antes de que con su amplia sonrisa negase aun dejando sus iris sobre aquella expresión, que de pensarlo, y analizarlo bien, no habría reconocido. Había algo diferente allí, aunque aún no sabía que era.

—Como usted guste, señor Hewlett...— Murmuró el castaño, volviendo una de sus palmas al cuello del que se encontraba ejerciendo cierta presión sobre su cuerpo para aproximarlo, al tiempo que el hacía lo mismo para que sus labios se tocasen.

Damon reaccionó al instante no solo aproximándose, sino en sí dejando que sus labios crearan aquella dulce danza con los del menor. Lo besaba con ternura, paseando lugares que ya conocía, y, en cierto momento, dejando que la punta de su lengua tocase la ajena para después convertir aquello en un intercambio de deseo que se hizo presente a los minutos, donde notaron que solo se separaban ligeros segundos para respirar.

You can blame me -Jamion-Where stories live. Discover now