Tienes que volver

170 21 17
                                    

¿De qué trataba todo ello? ¿De sus vidas? ¿De sus trabajos? ¿De sus sentimientos?

Era curioso que Jamie se lo preguntara justo en ese momento. ¿Tendría algo que ver con la mirada que le regresaba aquel chico de cabellos rubios, el cual, con aquella expresión de niño perdido parecía cinco 7 años más joven? Ni siquiera imaginó que podría ver algo así, porque creía, estaba tan seguro, tanto que podía apostar, que Damon Albarn lo amaba.

Y que le amaba como nunca amó a nadie más.

Dolía estar equivocado, lo sentía en su pecho, y en sus ojos, que amenazaban con cobrar unas lágrimas amargas que seguro resbalarían por sus mejillas con insistencia, sin importar que Damon le mirase con lastima, y pena. Aún más de la que ya tenía para esos segundos.

Hewlett aclaró su garganta, quitándose las preguntas de la cabeza.

Entones así era, Damon no

1

Tenía ni idea. Andaba tan tierno como siempre, con ese aire de pequeño en su mirada, y aquel andar tan único, relajado, y sobre todo, libre, a través del departamento, y a veces, cuando parecía olvidarse de que eral el gran Damon Albarn, compositor de años, el sujeto más guapo de todo Reino Unido, en las calles de la hermosa ciudad.

Tres años. Era momento. Para Jamie era momento. Posiblemente para muchos sería una tontería decir eso, era más, para quitarle peso de encima a lo que sentía; Había personas que decían aquellas palabras al instante, dos meses después de iniciar la relación, o siquiera de conocerse... lo cual daba como resultado que dicha expresión resultase un tanto anticuada o inútil. Pero Hewlett supo que para ambos era importante cuando notó que ninguno de los dos lo había dicho. Ni en festividades, ni en todas esas oportunidades que pasaron lentamente, echándoles en cara de que ese pudo ser un buen momento para expresar aquel sentimiento tan controlador, y hermoso. Sobre todo existieron ocasiones para decir tan simples dos palabras; Jamie a veces se quedaba admirando a Damon, entre sus brazos, sobre el sofá... mientras el de nariz respingada miraba con atención la televisión, o mientras el mismo paseaba las hojas de cierto libro de forma insistente, con gafas sobre el puente de su nariz y ceño fruncido, completamente concentrado. No se inmutaba de como su pareja hundía su nariz en su cuello hasta que comenzaba a repartir unos cuantos besos de manera divertida, como si tratara con real esfuerzo de captar la atención contraria. Damon fingía hacerse del rogar antes de cederse, y cederle a Jamie el gusto de besarse, por largos minutos, sin tener necesariamente que llegar a algo más. Después de aquellos mimos era que el dibujante volvía a apreciar al mayor con extrema ternura, en completo silencio, uno en el que fácilmente cabían esas dos palabras.

Lo invitó como la primera vez a aquel lugar. De su actual departamento no solo quedaba ciertamente retirado, sino que a leguas podías adivinar a donde ibas. Damon estaba emocionado por ello, porque aun con que era listo, sí que contaba con ser muy distraído. Se puso su mejor traje ante la invitación de su pareja; Jamie no se quedaba atrás. Durante la mañana ni siquiera se había dignado en admirar siquiera de reojo a Dee. Si lo iba a hacer, entonces que fuese por un buen tiempo, por toda la noche si se le permitía.

No era como que no fuese especial, de hecho, podía admitir que planeó todo eso cautelosamente, esperando que Damon se durmiera para reservar, o el ocultar bien el traje que se probó cuando Albarn salió directo al estudio; deseaba que todo quedase perfecto, como aquella vez, años antes aproximadamente, cuando le mintió a un Albarn más joven, y con menos experiencia a su lado, cuando le mintió a un desconocido para que fuese con él a una cena disfrazada de evento de arte.

Dos hombres, compartiendo mesa. Era el inicio de la mejor experiencia en la vida de ambos, y Jamie apreciaba mucho eso. Era extremadamente feliz. Existían días malos, horas pésimas, donde en ciertos segundos de debilidad llegaba a preguntarse –como cualquier ser normal-, ¿Qué diablos hago con este hombre?. Tratar con el músico en el trabajo no era para nada fácil. Era un tipo dominante, y ególatra, por supuesto. Siempre quería tener la razón, y por extraño que fuese, (nadie sabía como) terminaba siendo muy acertado.

You can blame me -Jamion-Where stories live. Discover now