¿Estamos peleando?

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Precioso era el silencio que llamaba a Jamie a una infinita tranquilidad. Pero vaya que estaba por terminar, y terminar por el ruidoso de Albarn.

Aunque ya era una costumbre, ¿no? Que Damon interrumpiera todo el tiempo. A Jamie no le molestaba del todo; Albarn tenía una voz exquisita, y hermosa, que podría escuchar por horas, sin cansarse...

Claro que escuchó su nombre, seguido de una repetición del mismo donde Damon alargó bastante la "a". Hewlett se despejó de esa mesita, para levantarse y caminar en dirección al cuarto del rubio. Dejó sus dibujos allí, casi completos. Unas cuantas líneas de expresión en las mejillas, sombras en los pómulos, y quedaría completamente perfecto ese trabajo.

—Damon, te adoro, te lo juro, pero no puedes simplemente llamar, y llamar, porque...

—Anda, esto es realmente importante— Reclamó Dee. Hewlett lo pudo admirar sentado en la cama, como pocas veces; tenía las rodillas apuntando a la puerta –donde era que estaba su novio- y los codos sobre las mismas; sostenía su mentón con las manos. Se veía incluso más pequeño de lo que "ya era".

—No inicies con las tonterías, Dey. . . — "Porque la última vez que dijiste eso terminé caminando a la panadería por aquellos pastelillos que tanto te gustan, y. . ."

—He estado pensando s-s-seriamente en ir al es-estudio, hoy

—N-No ¿e-en s-serio?— Burló Jamie, con una sonrisa un tanto pícara en el rostro. A Damon no le gustó tener esa respuesta; la mueca en su rostro lo confirmó. Y Jay rio, con aquella voz grave, tan linda a los oídos de Damon. . . —Ven, ándate...— El dibujante ladeó su silla, mientras ponía las manos sobre su regazo, indicándole que se sentara allí.

Y el joven músico fue obediente; Casi corrió para acomodarse, para rodear bien aquel cuello con sus brazos, como un niño pequeño. Jamie no evitó mostrar una amplia sonrisa cuando obtuvo aquel tacto. Damon no pesaba casi nada.

—Hace mucho existían métodos más divertidos para ayudar a los tartamudos; Trabalenguas, y... sé que tu no lo eres, pero podría ayudarte un poco...

—¿Sí?— Inquirió Albarn; Jamie se habría derretido al ver esas bonitas pupilas azuladas, viéndole fijamente, con una admiración tan... sincera. Pero relamió sus labios observando el techo en un intento de recordar mencionado trabalenguas; tenía tanto, tanto que no lo repetía en voz alta...

He beats his fists against the posts and still insists he sees the ghosts— Murmuró, dudado en si lo había dicho bien; —Es algo cansado, pero... funciona bastante, según he leído...— De hecho, cualquier trabalenguas habría funcionado maravillosamente, pero ese en especial lo recordaba bastante.

—B-Bueno, t-trataré de decirlo, sí— Respondió Albarn; Jamie no podía detectar que el rubio repetía en su mente una y otra vez esas palabras, en un intento de no pasarse por alto ni una sola de ellas. Le saldría bien, seguro que si, por que Jamie se lo había dicho, y de alguna forma eso le inspiraba.

—Cuando lo hagas, cariño, te daré un obsequio, o algo así— No era común que Hewlett hablar de esa forma, con ese tono tan...extraño, en particular, donde su voz tenía un aire dulce, pero firme... Las mejillas de Damon se colorearon, evidentemente, antes de reacomodarse para que su perfil pudiera situarse sobre el hombro del dibujante. —Bien, dijiste que pensabas en ir al estudio, ¿no? — En marcó una ceja, tratando de ver lo más que podía ese bonito rostro, y el cómo lucía.

—Sí, sí... es que...—

—¿Sí? — Por extraño motivo Jamie no deseaba que Damon respondiera; lo podría callar a besos, en ese momento... sí que podía, si podía... ¡¿Por qué diablos no lo hacía?! Si Albarn continuaba hablando nada de eso terminaría bien... Hewll conocía la respuesta, de un segundo a otro, y aun así se atrevió a preguntarlo.

Se limitó a escuchar, confiando en que no se enojaría tanto si se lo proponía.

—Es que... estuve... estuve vvviendo t-tus dibujos, y, y son... y ya los terminaste, a todos, creo que a todos, no lo sé, no vi bien del t-todo, pero...—

Y, como por arte de magia, ese tartamudeo le causo a Jamie... molestia. No lo iba a recordar, pero era la misma que la primera vez que escuchó a Damon, antes, mucho antes de enamorarse perdidamente de él.

—Pero estuviste metiéndote entre mis asuntos, ¿ah?— Le ardía la sangre... nunca, nadie, se había metido con su trabajo... en todos esos años, Jamie se había acostumbrado a trabajar básicamente solo, y una parte del deseaba que todo eso continuara así... ¿Por qué era que Damon tenía que revisar un trabajo que no estaba listo? No tenía por qué permitírselo... Y Albarn lo sabía, porque de inmediato a sus palabras se atrevió a admirar al dibujante, que ya tenía el ceño fruncido, sacado de la realidad de minutos antes....

—Es... es ffantástico, Jamie, p-perdón, es que...—

—Ajá, allá vamos de nuevo— Interrumpió Hewlett. De un segundo fue el pensamiento que igual tuvo hacía tanto: "Por qué debo lidiar con este niño" —¿Sabes qué? Has lo que quieras, Damon, ni siquiera te disculpes, no tiene sentido que lo hagas si reincides—Jamie no podía regañar al rubio; no mirándolo, no tan cerca, y mucho menos sintiendo como es que el chico le pedía que se detuviera, y que de alguna manera le perdonara por nada. No tenía que ponerse así, y el artista lo sabía...

Jamie no podía huir a su cuarto, a encerrarse por la culpa que cedía su debilidad... porque ambos estaban en su cuarto, y correr a Damon de allí ya era otro nivel, uno que no tenía que ser cruzado por ese tipo de situaciones.

—Ay, Jamie... a veces ni siquiera sé por qué sigues soportándome— Soltó el músico, levantándose tan secamente de donde estaba que la ausencia de su peso le fue... extremadamente entrañable a Jamie. Allí iban, sí, justo como lo predijo.

Sabía que Damon le regalaría esa mirada; tan encantadora, tan inocente... esa que le rogaba a Hewlett que no se enojara del todo, que fuese paciente.... Jamie se frustraba tanto cuando caía, cuando mostraba estar a los pies del músico...

Quería gritarle, y decirle que no lo sabía, que no tenía ni la menor idea de por qué estaba frente a un chico tan mimado, egocéntrico, y entrometido... en lugar de eso lo único que pudo hacer fue dar un paso, -una vez que se levantó- de la misma distancia en la que se alejó Damon, para rodearlo con sus brazos, abrazándole con ganas, hundiéndose en su cuello, evitando embriagarse con ese aroma tan exquisito, tan varonil...

—Perdóname, Damon... yo...— Él le regresó el abrazo; se sentía tan bien estar así... —No lo sé, no sé por qué hago todo esto, yo... te quiero, en serio te quiero— ¿Que importaba si lucía débil? ¿O tonto? ¿O lo que fuese? Era el jodido Damon Albarn quien le daba toda su atención, todo su cariño... —Anda, vamos al estudio— Pidió Jamie, tragándose todos sus pensamientos, ocultándolos. No importaba, Damon ya contaba con suficientes problemas y presiones como para molestarlo con su manera de ser, que si la veías a fondo no tenía nada de malo.

El solo era bastante curioso, y el ver no es ninguna falta...

Albarn asintió, previo a soltar a Jamie sin ganas. De preguntarle el habría dicho que se podía quedar allí toda la tarde, pero tenían cosas que hacer, personas con las cuales hablar... y un montón de cosas que harían, si bien no ese día, si en el transcurso de esa semana, antes de dar inicio a toda la locura que tenía Damon, y Jamie, también, en mente.


You can blame me -Jamion-Where stories live. Discover now