¿Qué dices?

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Sentir de aquella manera a Damon era algo hermoso. No podía dejar de acariciar sus cabellos rubios con dulzura, dejando que aquellas hebras claras se enredaran en sus dedos.

El músico respiraba pesadamente, completamente dormido; Por extraño motivo, aun no dormían juntos oficialmente. Al menos dos, o tres veces por semana dormían en cuartos separados. Aquella madrugada Hewlett la habría pasado solo de no ser porque el subconsciente de Damon lo traicionó dejándole una cinta de pesadilla que al principio pasó como sueño, pero terminó alterándolo al grado de mandarlo a acurrucarse con su novio. Este lo abrazó con ternura, como si abrazara al niño de 28 años que vivía en fotos, y a veces entre los cabellos rubios que comenzaban a hacerse más largos conforme pasaban los días.

Después de eso, mientras Damon dormía, Jamie siguió con aquellas reflexiones largas que conservó desde aquel día en España. La gira con Blur había hecho una pausa, eso les daba nuevamente lo más cercano que podían imaginar a estabilidad. Seguro que estarían una semana ahí antes de ir a alguno de esos sitios lejanos donde Blur era de la misma forma que en otros países, reconocido; Jay jamás había ido a África... eso le quedaba lo suficientemente bien, porque no conocía ni un poco de ese sitio, a pesar de que había querido visitarlo. Jamás se le dio esa oportunidad, y a decir verdad no desperdiciaría aquello.

Siguió con su reflexión por una hora, mientras que, después de perderse en ella, se dejó guiar por la respiración tranquila de su novio, al punto de sentir como el latido de su corazón era lo único que los unía.

Damon levantó los parpados como si cada pestaña pesara medio kilo; ¿Qué hora era? Apostaba que aún tenía algunas horas más para dormir... aunque la luz que se resbalaba por debajo de las cortinas que cubrían la ventana de Jamie le indicaba una cosa completamente distinta. Soltó un suspiro, acompañado de un quejido largo, pero casi bajito debido a que su novio aun lo rodeaba bien cerca con sus brazos.

Jamie lucía muy tierno dormido. Sus cabellos castaños eran rebeldes a más no poder sobre la almohada, y sus labios se fruncían creando en sus mejillas las leves arrugas que se generaban cuando sonreía. Damon inevitablemente enmarcó ambas comisuras de sus labios antes de quitarse con extremo cuidado los brazos de encima; Tenía algunas cosas que hacer afuera -aunque ninguna de todas las cosas que tenía que hacer lo llevaba al estudio. Eran asuntos más personales, como visitar a su psicólogo. Jamie no estaba enterado de ello, a pesar de que pasaban mucho tiempo juntos. Y Damon tampoco se dignó a decírselo, porque carecía de importancia, según el-.

No se sentía mal –no estaba saliendo a escondidas; Aunque Jamie estuviese despierto le habría dicho que saldría, y jamás le habría mentido porque su novio no preguntaba al sitio a donde iba. Eso quedaba muy bien para ambos-, pero como fuese aquel sentimiento que se obtiene cuando miras a un pequeño, o algo así, invadieron al músico al grado de calentar un poco de agua, como si lo que fuese a hacer se tratara de té, mientras en un platito ponía tres galletas que sacó de su empaque con la inseguridad de que podía devorarlas. No lo hizo.

Llenó una taza de aquella agua que desprendía ligeramente algo de vapor, antes de agregarle tres cucharadas de café; Le habría preparado un desayuno más decente de tener tiempo, y ganas de hacer un desorden en la cocina.

Como otras ocasiones, una vez que Damon depositó un besito en la frente del dibujante, se puso en una marcha algo apresurada a la estación de metro; Había aprendido que aunque ese sistema en su hermoso país le gustaba hasta cierto punto, no era tan igual como en otros países. Y eso si era muy raro. De pie, con la zurda arriba sujetándose de un tubo para que el tirón no lo fuese a tirar, se dignó a perderse un poco.

You can blame me -Jamion-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora