¿Y ahora?

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—Jamie, en serio odio manejar...— Damon rezongaba desde hacía veinte minutos, repitiendo la misma idea, pero con diferentes palabras; llevaba su mano derecha hasta aquellos cabellos, los cuales jalaba de vez en cuando, o bien, acariciaba dejando que sus ojos se cerraran, con la confianza de que no iba a avanzar.

—Te ofrecí hacerlo yo— Le recordó el dibujante, paseando sus dedos por el mentón, para después regresarlos a la ventana que tenía a su lado.

Si, Damon se había ofrecido para conducir, no tenía pensado no quejarse durante todo el camino; lo suyo era andar en bici –una que perdió con la mudanza-. Aun así, el cine quedaba algo lejos de su departamento, y a fuerza tendrían que conducir, pedir un taxi, o lo que fuese que les hiciera pasar por aquellas calles infestadas de autos; ¿"Salvando al roldado Ryan" valdría realmente la pena? Era una salida casual, una que no estaba para nada planeada; esos dos chicos se habían aburrido de quedarse frente al televisor abrazados. Específicamente ese día no existía mucho que ver, en cualquier canal. Todo andaba muy flojo, y eso les regaló una buena excusa para salir a despejarse, gracias a que ya ninguno de los dos tenía mucho trabajo.

—Eso fue antes de que notara el tráfico...— Se defendió Albarn, un tanto desesperado. —Detesto esto...— Volvió a decir, antes de que la larga fila avanzara escasos metros.

Jamie solo podía admirar a su novio esperando que alguna risa involuntaria no se hiciera presente. Guardó silencio, ya que no iba a expresar algo importante. Prefería escuchar a Damon por un par de minutos más.


—Dames, sé que... ya nos conocemos bien, pero no tengo idea de que regalarte para tu cumpleaños— Ya se encontraban a unas calles del sitio que pocos parecían recurrir; para ese momento el tráfico se había desvanecido –el cine no se encontraba en una de las calles principales, y por lo tanto a eso se debía que nadie lo visitase tanto, como otros lugares-. Para ese instante Jamie igual contaba con suficiente tiempo que podía presumir; había pensado lo suficiente, en muchas cosas. Una de ellas era que estaban a finales de febrero, y que solo le quedaba un mes para pensar en el regalo de aquel chico que tanto adoraba. Era algo complicado, porque, como bien expresó, lo conocía perfectamente. Lo suficientemente bien como para saber que tenía todo. Todo lo que una persona común deseaba poseer, Damon lo podía tener con pedirlo. A quien fuese. Con esa voz de ángel era que lo lograba, a la hora de cantar.

El músico giró sus pupilas, al mismo tiempo que ese cuello dando una rápida mirada al ajeno que yacía a su lado; Parecía que era una clase de broma, o eso creía, hasta que notó como era que Jamie le regresaba la mirada.

El rubio dejó que sus labios se separaran, ligeramente, antes de responder: —No es necesario que me regales algo, Jay— Comenzó —Ni siquiera recordaba que faltaba poco— Era completamente honesto; Se había encontrado tan ocupado, con una serie de cosas que ni siquiera percibió antes que Jamie de su misma fecha de nacimiento. Para él, marzo no era más que el mes de lanzamiento de "13" y aunque confiaba en que las canciones tomaron un rumbo problemático, pero excelente, ya que eran sumamente buenas –y comprometedoras con él, y sus sentimientos- no tenía de que preocuparse. Aun así, pensaba. Y pensaba mucho. Más que en otras ocasiones; de cierta forma, estaba madurando, y aquello le llevaba reflexiones largas, que solían entretenerlo por horas, incluso días.

El dibujante elevó ambas comisuras de sus labios, ligeramente, para mostrar una pequeña sonrisa. Eso mismo le hizo continuar a Damon, que ya andaba buscando un lugar para estacionar. Otra cosa que detestaba de conducir era eso.

Hewll dejó pasar el tema; ya se le ocurriría algo, en el futuro –uno muy cercano, si quería tener un buen plan-. No dejaría pasar aquel día tan importante por alto, como lo hizo el contrario.

You can blame me -Jamion-Where stories live. Discover now