Yo siento todo

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No lo había planeado mucho, para ese momento. Ojalá pudiese presentarlo con su padre, pero aquella llamada...

También pensó en faltar, ¿por qué no? . . . Bueno, esa era una mala pregunta para tal momento.

Porque era su hermano, porque aquel joven le dijo que era importante, y porque se tomó la molestia de invitarlo...

Jamie tenía ansias de que ese día pasara lo más rápido posible, más después de la mañana que recibió más temprano de cómo se imaginó sería aquel momento.

—Hey, D...— Albarn salió de su cuarto tras estar ensayando por horas, cual  pequeño y curioso gatito; Iba regreso a su habitación con un montón de galletas entre dedos hasta que Hewlett, que dejaba el teléfono en su sitio, llamó su atención creando que se detuviera en seco.

Albarn trató de ocultar las galletas, pero ante mirada tan fría lo único que pudo hacer fue abrir más aquellos parpados dejándose un aire inocente que le ayudo a Jamie a ignorar el hecho de que se había acabado con la caja en menos de una semana. Ya compraría más.

—Jay, cielo mío, luz del oscuro camino a la autodestrucción, futuro esposo, y padre de mis hijos, ¿Qué ocurre? — Su mirada gris se cruzó con cariño contra la azul, que no evitó casi brillar con un encanto de mejillas rosadas ante semejantes apodos. Entreabrió sus labios, pero las palabras que deseaba expresar se resbalaron sin que se diese cuenta, dejando en su lugar una risa boba, de un completo enamorado, como no se había sentido en meses (comportamiento que no notó en ese momento).

—Tonto— Acusó, negando y bajando la vista para evitar seguir exhibiéndose. Damon dio unos pasos seguros hasta toparse justo frente a Jamie, tan próximo que el castaño sentía una ligera presión por no lograr fingir que su respiración no se había acelerado; Este no se atrevió a mirarlo, no quería..., Damon guió su índice y pulgar al mentón que parecía arder entre sus dedos para elevar ese bonito rostro; Jamie por un segundo creyó que sería besado con intensidad... pero en su lugar, gracias a su vista periférica logró captar un pedacito de galleta que el rubio ofrecía con la zurda bien en alto. Hewlett abrió un poco más la boca, y Damon cariñosamente dejó aquel dulce entre labios ajenos, previo a depositar un veloz y sonoro beso en la mejilla del menor. Masticó, y después aclaró su garganta.

—Lo siento, ya. ¿Qué ocurre? — El cantante murmuraba eso, ahora llevando sus curiosas manos a la barba de tres días del ajeno para acariciar sus mejillas. Hewlett desviaba la vista del más alto; no quería desconcentrarse.

Apartando todas las ideas que tenía, y que toda la mañana estuvo en el teléfono, Jamie parecía estar en una prueba. Todo pasaba muy rápido, y eso le hacía sentir patético: ¿Qué tanto podía durar sin sentir a los labios de Damon, o sus manos, o en sí, cualquier cosa aunque sea un poco intima? Cuando estaba molesto, y triste, fueron tres meses llenos de todo, menos de sentimientos de cariño para Damon, pero desde que optaron por mejorar un poco todo lo que tenía, iniciar con su adorada amistad, Jamie se decía todas las mañanas que debía tener la suficiente voluntad para no besar a Damon, o para no hacer una tontería en general.

—Mi hermano me acaba de llamar. Él se comprometió, y nos invitó a una celebración respecto a eso...— Agregó sin tener idea como lo había expresado. Eso sí, emocionado no estaba. No era como que no quisiera presentar a Damon, pero...  

¡Qué diablos! No, no quería hablar, no deseaba explicar todo... era largo, confuso, y complicado, a veces lejano, otras veces doloroso, pero por fin, bello; Quería tanto a Damon, y encontrarse tranquilo a su lado era justamente la estabilidad emocional que exigía desde hacía tanto.

Pero no iría solo, tampoco. Con todo y que Albarn se conocía bien, así como muchos factores no tuvo miedo en presentar a su novio con sus padres; No solo se trataba de justicia, sino de algo más profundo, difícil de explicar para Jamie (como todo en ese instante de su existencia.)

You can blame me -Jamion-Where stories live. Discover now