Sé que aún me quieres

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Jamie había evitado a Damon a toda costa; y no por que no respondiera sus múltiples llamadas al día, sino porque había evitado escuchar sus discos, o ir a conciertos.

Quisiera o no se le estaba volando el tiempo: por más que deseó ver a Damon en el mes, debía terminar su trabajo, dejándolo a mediados de octubre nuevamente solo, y con ese humor horrible.

La exposición que tenía, a finales del mismo mes constaría de unas quince obras de Hewlett.

Sería una exposición algo sencilla, en el piso más alto de un lujoso hotel, a una hora y minutos de donde vivía el artista.

Debía pintar sobre un gran lienzo lo que ¿quería expresar? Respecto a la sociedad actual. Había terminado unas siete obras, pero desafortunadamente el material para continuar se le termino antes que la imaginación.

Esto lo obligó a salir, con la condición de que tenía que usar su auto.

No odiaba manejar, pero sí que detestaba el tráfico, como casi toda la población en el planeta.

Ciertamente el compromiso había surgido unos días antes de ese concierto en el bar; Tenia otro trabajo pendiente, si, el que dijo era fácil.

Igual odiaba esa clase de trato; Dibujaría cuando el quisiera, como quisiera. Y el trato era ese. No la mitad.

Aceptó al pensar en Damon; El siempre se exigía, aun con que esto le dañara lo suficiente, como para que el mismo decidiera sedarse de unas maneras increíbles.

Lo único bueno de ese trabajo era la cita que surgió gracias a la exposición, y no más. Por lo menos pasaría un buen rato al lado de Albarn. O eso deseaba; No todo le salía bien, pero deseaba que para ese momento las cosas quedaran a la perfección. Sobre todo, el factor que arruinaría esa noche sería el mismo, y, con un poco de suerte, se controlaría.

El mayor problema, si, era el. Y el peor, dentro de esa escala, se trataba de que no podía notar cuando su manera de ser dominaba por completo las situaciones. Claro que era muy amable, pero eso no le quitaba lo tímido, y por tanto, el tratar de alejarse de las personas. La costumbre; El dibujar es un arte muy solitario.

—Jamie, Jamie. . .— Murmuró para si mismo, sobando con los dedos de la zurda su mentón, ya que con la diestra tenia bien sujeto el volante. Se atormentaba mucho. ¿Saldría todo realmente bien? No. Mejor aún, el preguntarse; ¿Por qué diablos había invitado a Damon, si tenía un puñado de malos amigos? –Malos porque una vez que tenían a alguien más importante solían alejarse un "poquito" de Hewlett- Damon era el causante de toda esa investigación a fondo sobre su misma persona. Semejante niño estaba causando una serie de emociones controladoras en el pobre Hewll.

Por fin le tocó un poco de suerte: El artista llegó a su destino antes de que la corriente de confusión lo alcanzara, planteándole una pregunta que temía fuera expresada por su voz interna, la cual nació aquel día, en el bar, cuando fue que acarició ese cabello.

Ya que estaba más o menos en la zona centro, podría pasar por muchos más materiales, y, ¿Por qué no? Por algo de comer.

De extraña forma, algo antes de bajar lo puso de un buen humor.

Era Damon, pero no se dio cuenta de esto, porque simplemente no le convenía.

Estacionó lo más cerca que pudo del gran centro comercial –el cual, constaba de dos pisos, con muchos locales, todos ellos dedicados al arte, en donde existan toda clase de materiales para dibujar, pintar, trazar. . .-

Jamie bien tenía fijado a donde ir, así que no tardó en entrar al local más grande de todos; Su favorito, porque los dueños ya le conocían, y se agradaban entre ellos, por lo que muchas veces ellos le daban alguna clase de buen descuento, a cambio de nada. Aunque eso siempre hacía sentir mal a Hewlett.

You can blame me -Jamion-Where stories live. Discover now